martes, 19 de noviembre de 2019

YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE ESPERILLA-ERMITA DE SANTIAGO-CASTILLO DE FATETAR (ESPERA-CÁDIZ) (15 NOV 2019)

Saliendo de Espera este sendero nos llevará a las ruinas ibero-romanas del Cerro de Esperilla, un asentamiento prehistórico por donde pasaron desde poblaciones neolíticas hasta romanas, turdetanas, íberas y cartaginesas. Allí podremos ver restos de viviendas, murallas o aljibes pero si por algo destaca el Yacimiento de Esperilla en el mundo de la arqueología es porque allí se encontraron un sinfin de esculturas, sobre todo leones, únicas en el mundo y relacionadas con el cultura ibérica. De vuelta a Espera, cerraremos el circular visitando el Castillo de Fatetar y la Ermita de Santiago.

Dejamos el coche en: 36°52.297'N -  5°48.607'W
Distancia: 6,78 kilómetros.
Tiempo: 3 horas.
Dificultad: Fácil.

El coche se queda en el lateral del Cementerio de San Sebastían, a su lado están el Castillo de Fatetar y la Ermita de Santiago, cuya visita pondrá fin a nuestra ruta. En negro por donde iniciaremos, debemos volver por la flecha rosa.

Salimos del pueblo por una vereda que nos llevará a conectar con la Cañada Real de Sevilla.

Durante todo el trayecto tendremos vistas del Cerro de Esperilla, lugar donde se ubica el yacimiento arqueológico que vamos a visitar.

Y por supuesto, también del Castillo de Fatetar, desde ambos lugares se domina todo el entorno, lo cual explica sobradamente el porqué de sus ubicaciones.

En esta zona, la Cañada Real de Sevilla discurre paralela al arroyo de Los Puercos. Esta cañada también es conocida como Cordel de Las Peñas.

Tras cruzar la carretera CA-6100 vemos una vereda que se dirige directamente al cerro de Esperilla, pues es la que nos interesa.

Existe la posibilidad de atacar directamente la zona alta del cerro, tendría la ventaja de que no habría que repetir tramo y ahorraríamos unos metros, el inconveniente es que en ambas laderas del cerro, existen restos del asentamiento por lo que si lo hacemos en una sola pasada pues solo iremos viendo una parte, así que decidimos iniciar la subida al cerro de la forma habitual, de modo que el trayecto de subida lo haremos cerca de una ladera y el de vuelta, por la otra, esto nos permitirá ver con mayor detalle lo que por allí exista.

La vereda nos llevará a una especie de casa/cuadra que tendremos que rodear, dejándola a nuestra izquierda.

La sierra es maravillosa pero no podemos dejar de reconocer que la planicie de los campos de labor también tienen una carga plástica inigualable. Al fondo, la Sierra de Grazalema.

Empezamos a realizar una especie de mini cresteo, aunque las veredillas están muy marcadas y el suelo no ofrece ninguna dificultad. Aunque se desconoce su origen, sí se sabe que en el siglo V después de Cristo desaparece la actividad en su entorno y la ciudad se abandona.

Volvemos a mirar el horizonte, ahora la vista nos hace reconocer la Sierra del Tablón y a su izquierda, la puntita del Peñón de Algámitas. Más a la derecha, la Sierra de Líjar.

Llevamos un ratito subiendo por el cerro y aún no vemos nada, ¿nos estaremos pasando? Pues no, allí al frente derecha, vemos los que nos parece una pared tallada en la roca, estamos llegando al asentamiento.

En este yacimiento arqueológico se encontraron un importante número de restos de diferentes épocas desde el Neolítico hasta la época romana pasando por las civilizaciones turdetana, ibérica y cartaginesa.

De nuevo se nos va la vista al horizonte que se me antoja más bonito que el yacimiento, pero vamos a lo que vamos.

Los primeros restos conocidos se remontan al Neolítico, época en la que existió un pequeño poblado. También existen bastantes restos de la Edad de los Metales. Pero cuando se convirtió en una verdadera ciudad fue durante la civilización íbera, entre el s.IV y I a.C. De esta época, llamada en nuestro territorio Turdetania, como continuadora de la civilización de Tartessos, se conservan en el yacimiento numerosas viviendas, aljibes, murallas, Nosotros pudimos contar hasta cinco aljibes que están marcados en el track, disponían de unos labrados que sin dudas eran para apoyar las tapas que protegían el agua y evitaban la caida accidental en ellos.

Probablemente esta sea la estancia en mejor estado, aún conserva tres de sus paredes, abruma pensar el trabajo ingente que supuso el tallado en la roca viva para sacar un habitáculo de una afloración pétrea.

También vimos cinco o seis tramos de escaleras, algunos de ellos en lugares, no sé como llamarlos, si extraños o raros, lo que sin duda indican de que aunque hoy día no exista ningún resto de edificación, sin dudas las hubo.

Probablemente lo más interesante de este yacimiento sea la cantidad de esculturas encontradas, sobre todo figuras de leones, utilizadas como ornamento en tumbas. Algunos de estos leones podéis verlos en el Museo Arqueológico de Espera.
 

Igualmente se han hallado tumbas de incineración y figuras de guerreros ataviados con túnica y faldellín corto, así como una figura femenina sedente cubierta con manto y con tocado en la cabeza, en piedra arenisca. Se pueden relacionar estas figuras con el arte prerromano de Baza, Osuna y el Levante español. 

Por la zona alta también vimos una especie de pilón que recoge aguas de una especie de canalizo pobremente tallado en la piedra, y que a su vez evacua agua, a través de otro pequeño canal, hacia un aljibe justo a un metro por debajo.

El asentamiento primitivo nos recuerda al tipo Oppidum de la Silla del Papa (visitado en octubre de 2018) .

Oppidum es un término genérico en latín que designa un lugar elevado, una colina o meseta, cuyas defensas naturales se han visto reforzadas por la intervención del hombre. Los oppida se establecían, generalmente, para el dominio de tierras aptas para el cultivo o como refugio fortificado que podía tener partes habitables.

Ya en la parte alta también vemos lo que podrían ser tumbas de varios tamaños aunque también podrían ser pequeños depósitos de agua.

Poco a poco llegamos a la cima del cerro, bueno, unos más rápidos que otras.

En la ladera oeste del cerro volvemos a encontrar escaleras talladas en lugares "raros".

A pesar de la poca altura del cerro, desde allí se dominaban todas las tierras de labor del entorno así como la posible llegada de extraños.

Otra roca tallada y en este caso sí que podría ser una tumba, ya que por el lugar donde se encuentra, es prácticamente imposible que pudiese recoger agua.

Y de nuevo los tonos pastel que cautivan.

Al sureste vemos Villamartín y el Castillo de Matrera (visitado en octubre de 2019).

A la derecha y en línea de horizonte vemos la Sierra del Aljibe en el Parque Natural de Los Alcornocales.

Volvemos por el mismo camino de subida al cerro, el día ha aclarado un poco y esto nos permite ver con más facilidad parte de la Sierra de Grazalema. La Sierra del Pinar con el Torreón (visitado en mayo de 2014), y a su izquierda el San Cristóbal en la Sierra de las Cumbres. A la derecha la Sierra del Endrinal (visitada en marzo de 2015).

Más a la izquierda la Sierra de Líjar (visitada en diciembre de 2013) y la del Gastor, con el Lagarín y Las Grajas (visitada en abril de 2015).

Volvemos a cruzar la CA-6100, saltamos el guardarrail y accedemos al paso bici/peatonal por donde llegaremos a Espera.

SOY ESPERA, ANTIGUA COMO OTRA TILE. En latín Tile sería Tule o Thule, de la que se habla en un poema de Virgilio (Geórgicas), y hace alusión a la última isla de la Tierra, por debajo del Ártico, un lugar paradisíaco donde vive una civilización armónica. Es la Thule de los clásicos.
Según los geógrafos grecorromanos "Thule" era un país situado en el más lejano norte. La Ultima Thule (en castellano ‘el norte más distante’), también fue mencionada por el poeta romano Virgilio en su poema épico La Eneida, y era la porción más al norte de Thule y se suele asimilar a Escandinavia.
No sé si tendrán algo que ver, pero es bonito elucubrar y buscarle un sentido más profundo al escudo.

Tras pasar por la entrada al pueblo por donde se ubica su gran escudo en piedra, y el Anfiteatro Municipal, vemos el Castillo de Fatetar, lugar a donde debemos llegar.

Y como la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta y tenemos una calle que parece cumple con la norma, echamos por ella. Se trata de la Calle del Cañuelo y Santo Cristo a continuación.

En la ladera del Cerro del Castillo, se encuentra una instalación permanente donde se monta un Belén viviente en Navidad, en estos días varios operarios andan adecentando el lugar, que se aproxima la fecha.



Y una toma que nos da una idea de lo inexpugnable que tuvo que ser el lugar.


Adosado al castillo y formando parte de él, se encuentra la Ermita de Santiago. Consta de una nave con bóveda de cañón y cabecera cubierta con bóveda de crucería. La portada presenta características barrocas, con vano flanqueado por pilastras sobre las que descansa un entablamento, coronado por un frontón roto, en cuyo centro se ha colocado un óculo.

La fachada se remata por una españada de doble cuerpo con avolutamientos flanqueando los vanos de medio punto en donde se alojan las campanas. En su interior se da culto a la venerada imagen del Cristo de la Antigua, interesante escultura de finales del siglo XVI,  y Patrón de Espera.

Fray Pedro Mariscal de San Antonio, fue un monje del convento jerónimo bornense, nacido en Benaocaz en el siglo XVII, y en 1731 escribió una pequeña enciclopedia bajo el título ‘Campos Elyseos Cristianos. Historia y antigüedades de Bornos y su comarca’.
Relata Fray Pedro Mariscal en relación al Castillo de Fatetar:
.....El mas decente cuarto del Castillo esta dedicado a Iglesia, en que se venera alguna milagrosa imagen de Christo nuestro Redemptor Crucificado. Es de vara, y quarta de alto, y se hallo en un algibe del Castillo, por un indicio de una luz que atales tiempos parecia sobre aquel sitio...

... Esta Iglesia se dedico, quando se gano la Villa, al Apostol Santiago, Patron de España..."

Lo más destacado es la escultura del Santísimo Cristo de la Antigua, Patrón de Espera, que es paseado por los espereños desde la Ermita hasta la Iglesia de Santa María de Gracia, el primer domingo de  septiembre y donde se celebran cultos en su honor durante toda la semana. Esta es una de las fiestas más antiguas de Andalucía.

A la derecha del altar se encuentra una talla moderna con la Virgen de la Paz, Patrona de Espera.



Y por último, cabe destacar en el lateral izquierdo de la capilla la existencia de una urna con las reliquias de San Prudencio, traídos desde el cementerio de San Calixto en Roma.

La ermita, además de la planta de culto, tiene otras estancias entre las que destaca la sacristía.

 Y lo que en su momento, fue la vivienda del santero custodio de la misma.



También se conserva un curioso muestrario de ex-votos, algunos de ellos muy antiguos y fechados a principios del siglo XIX.



Al castillo se accede a través de la puerta que vemos a la izquierda de la ermita.


Antes de entrar en el castillo nos volvemos a deleitar con unas vistas del pueblo.

Pascual Madoz, lo describe así:
El castillo, aunque antiquísimo de que queda hecha mención es obra de moros, con dos plazas, y a pesar de su antigüedad demuestra, por lo bien conservado, la solidez de sus triples murallas; cuando la invasión francesa fue rehabilitado por los enemigos que lo estimaban como una buena posición militar. En el día de hoy tiene derribada la cortina de la parte oeste, si bien conserva todo lo restante en buen estado, como igualmente sus grandes aljibes, dentro de su recinto se venera la famosa efigie del Santo Cristo de la Antigua". 
Pascual Madoz e Ibáñez (1806-1870) fue un político español, vinculado al Partido Progresista. Ministro de Hacienda durante el bienio progresista, presidiría en 1868 el Consejo de Ministros de España y la Junta Provisional Revolucionaria tras la caída de Isabel II. Es recordado por la desamortización de 1855, a la que dio nombre, y por su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar

No existe un consenso firme sobre los orígenes del Castillo de Fatetar. Algunos expertos defienden que sus cimientos son romanos, tesis corroborada por los fragmentos de cerámicas, monedas y restos encontrados. En la estructura actual todavía quedan restos muy evidentes de la construcción árabe, iniciada por Abderramán III en el año 914.

Algunos de ellos son la Torre del Homenaje, de forma cuadrangular, y una ventana ciega de forma ojival enmarcada en un alfiz.


Tampoco se sabe con certeza cuándo pasó a manos cristianas, aunque las teorías más aceptadas fijan la conquista a mediados del siglo XIII. Sus nuevos soberanos continuaron aportando elementos a la fortificación que sobreviven hasta hoy.

En el dintel de la puerta de entrada original vemos una roca con tres estrellas de seis puntas, de origen visigodo y realizadas probablemente durante la ocupación visigoda tras la caída del imperio romano.

Durante todo este periodo cumplió misiones defensivas. En el siglo XVI acabada la Reconquista, quedó abandonado, hasta que la invasión de las tropas napoleónicas desató la Guerra de la Independencia. Los franceses lo rehabilitaron en 1810 por considerarlo un enclave estratégico, pero al término de la guerra en 1814, sus instalaciones volvieron a quedar abandonadas. En 1984 comenzaron las obras de restauración.


Se accede al interior por una puerta de arco apuntado que da paso a un corredor en rampa. En el recinto principal, separado del resto del castillo por un ancho muro, se encuentra la torre del homenaje, de forma casi cúbica y las esquinas recortadas.

El tramo nordeste de la muralla está protegido por un profundo foso excavado en la roca. Hay indicios de que la explanada de la puerta de la ermita también estuvo cercada por una muralla.


Detalle de la barbacana que protegía la puerta de entrada. Bajo ella, la ventana ciega de origen árabe.

Dispone de dos aljibes, el más trasero tiene una entrada escalonada que permitiría ser visitable, pero han colocado recientemente una rejilla protectora, por lo que hoy día es imposible de ver.

Desde el castillo se domina todo el entorno, a las vistas ya citadas de las sierras de Grazalema, Gastor, Líjar y Ronda, ahora le unimos las de Montellano y San Pablo, el Castillo de Cote (visitado en febrero de 2019) y la Torre de Lopera.
Visitado el castillo solo nos queda dirigirnos hacia el cementerio y poner fin a la ruta.

No quiero terminar sin ofrecer mi más sincero agradecimiento a nuestra guía Ana, que nos dedicó toda una mañana en enseñarnos los lugares más emblemáticos de Espera. Sus explicaciones lo suficientemente metódicas para gente tan interesada en temas de historia como nosotros, pero sin llegar a abrumarnos con cifras, fechas y datos, nos hicieron pasar un día de lo más entretenido y gratificante y nos sirvió para comprender la gran importancia de Espera en la historia de España, un pueblo de Cádiz aún desconocido para muchos. Llevamos bastantes visitas guiadas en nuestros curriculums pero ninguna del nivel y atención como esta. Muchas gracias y un abrazo.


Podéis descargaros el track, clicando en la siguiente imagen:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/yacimiento-arqueologico-de-esperilla-ermita-de-santiago-castillo-de-fatetar-espera-cadiz-15nov2019-43657666
 
VISITAS COMPLEMENTARIAS:

LAS VISITAS AL CASTILLO DE FATETAR, ERMITA DE SANTIAGO Y MOLINO DE LOS DIEZMOS SON GUIADAS, SIENDO NECESARIO CONCERTAR LA VISITA CON LA OFICINA DE TURISMO DE ESPERA.

Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.  

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