Este sendero discurre por la salina de la Leocadia, dentro del Parque Natural de la Bahía de Cádiz en el término
municipal de San Fernando, en cuyos terrenos se ubicó una granja acuícola de igual nombre que también fue abandonada. Además de la infraestructura clásica de una
salina y las de una explotación acuícola, podremos ver numerosas especies de aves acuáticas y flora típica de marisma.
Este recorrido vamos a realizarlo intentado seguir el camino conocido como "Vuelta de Afuera". La Vuelta de Afuera es el muro de contención que delimita la salina con el exterior y conecta con el caño de alimentación a través de las compuertas. Se conoce como "muro" a una elevación del terreno que haciendo de dique de contención permitía separar las aguas libres de las que entraban en el laberinto salinero y permanecían allí de forma controlada. Este muro siempre tenía un paso habilitado y era el recorrido que hacían los capataces de las salinas en la controlada apertura y cierre de las compuertas, una labor fundamental para la buena salud y eficacia de la salina y que por su importancia, no podía ser realizada por cualquiera, era el capataz el único responsable de estos dispositivos. Las Vueltas de Afuera eran caminos pertenecientes al dominio público marítimo terrestre con servidumbre de paso y por tanto, de libre tránsito.
Tras realizar el camino pude comprobar que existe una zona de la vuelta de afuera que está cortada en al menos cinco lugares, por lo que para pasar por ellos es IMPRESCINDIBLE hacerlo con la marea vacía y nos mancharemos algo de fango, así que si eres de los senderistas finolis, este sendero no está diseñado para ti.
Distancia: 6 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 26 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º26.020'N - 6º13.326'W.
El coche lo dejamos en los aparcamientos de la carretera, pero existen otras posibilidades, como esta explanada que vemos en la foto. Tras ella vemos lo que queda de la antigua instalación de la Sociedad Almadrabera
Española, levantada a principios del siglo XX en los terrenos conocidos como Pozo de la Alcudia o Dehesa de la Alcudia y que se dedicaba a la
salazón y conserva del atún procedente de
las almadrabas y que tanta importancia e interés económico tuvo en
la zona.
La sal jugaba un papel importante en esta industria por
lo que la fábrica se construyó junto a las salinas de El Estanquillo y
Santa Leocadia. Los barcos cargados de lata para la fabricación de los
envases, carbón, sal y el preciado atún atracaban en un pequeño puerto
llamado San Jeromín y que luego veremos.
Como es habitual en las salinas de San Fernando toda su red de aguas, caños, pozas, esteros y marismas se nutre del Caño de Santi Petri, y esta salina no iba a ser menos. El Caño de Santi Petri está rodeado de un sinfín de brazales que eran los que llevaban el agua hasta los laberintos que formaban las salinas. Aquí vemos donde muere el brazal general que aportaba agua a la antigua salina de Santa Leocadia, un caño ancho que comunica directamente con el Caño de Santi Petri.
Aún se conserva las estructuras de hormigón donde estaba la cancela que delimitaba la propiedad.
En una de ellas vemos el nombre de la instalación. Por la fecha del azulejo (1991) podrían haberlo colocado cuando la salina se convirtió en granja acuícola.
Hemos iniciado el recorrido cerca la hora de la bajamar, me consta que parte del muro de contención (Vuelta de Afuera) está en mal estado, son muros que soportan mucha presión y que deben ser mantenidos contínuamente, el abandono de las salinas a veces y en otras acciones intencionadas de los concecionarios de la explotación que intentan impedir el paso de extraños, pues hacen que en muchos casos, estos muros estén deteriorados o hayan sido cortados intencionadamente para impedir el paso.
Al lado de dentro podemos ver los distintos compartimentos donde se criaban los peces, recuerdo que hoy día se conserva la compartimentación efectuada para la cría de peces y no la de uso como salina.
Pasaremos por algunas compuertas, algunas de ellas abiertas por lo que podemos ver el sencillo sistema que permitiría la entrada o salida de agua por gravedad.
Esta esquina oscura de la derecha es lo que se conserva del embarcadero conocido como Puerto Jeromín.
A nuestras espaldas vemos las casas de La Almadraba y sobre ellas el Cerro de los Mártires.
Y más vistas de la piscifactoría.
Hemos llegado a lo que queda del Muelle de San Jerónimo, popularmente conocido como Puerto Jeromín, el embarcadero que fue pieza fundamental en el funcionamiento de la factoría conservera. Dicha factoría fue iniciativa de don Jerónimo Gómez, y sin dudas, el nombre de este embarcadero se realizó en homenaje a su precursor.
La vuelta de afuera gira bruscamente a la derecha cuando llegamos al Caño de Santi Petri. Al otro lado vemos los complejos salineros de Chiclana, por ahí están las salinas de San Ramón y La Pastorita (visitadas en mayo de 2018).
En este tramo frontal es donde encontraremos los únicos lugares que nos supondrán algo de incomodidad en el fácil paseo. Este primero que vemos se superar con facilidad y podría ser pasado incluso con media marea, para que el agua desborde tiene que subir más de un metro de altura, si no quieres llenar las botas de fango se puede ir de piedra en piedra, cuidado con los resbalones.
Aquí vemos el corte en el muro de contención pero a la izquierda vemos una hilada de piedras que serán las que nos permitan solventar este paso, que a la postre podremos comprobar que será el punto más delicado. Sin mucho convencimiento me tiro para abajo, no me molesta llenarme de barro pero hoy llevo la cámara de fotos buena y si va al agua o al fango, sería un drama. WP PASO CONFLICTIVO.
Esta foto está tomada ya pasado el trance. A pesar de que el agua habia empezado a subir pasé por donde marco, si tienes mal equilibrio o no te gusta el fango, deberías evitar este paso. las piedras resbalan mucho y en algún momento se pisa fango muy suelto, si te caes harás el resto del camino hecho un pincel, pero para tirar.
El paso efectuado. Con algo más de agua sería imposible, bueno, impossible is nothing, pero te mojarías sí o sí.
En esta zona tenemos tres vadeos más, pero ya serán muy fáciles y relativamente altos, y el camino se ensancha un poco. A la izquierda vemos unas naves que es donde estaban las piscinas de engorde de alevines y especies más sensibles, intentaremos llegar allí, algún camino debe existir.
Cuando pensaba que lo más difícil y había pasado, nuevamente el muro está roto, al menos nos libraremos de pisar fango, aunque con esas piedras llenas de "verdín", si te resbalas y caes, fijo que te lastimas, esos troncos que vemos nos permiten agarrarnos y aumentar la estabilidad. Esta zona también es inundable y con media marea no pasas.
Hemos dejado la nave detrás y a nuestro frente vemos un camino que va hacia ella, pero está cortado, mal rollo.
Para un poco para deleitarme en este caño y respirar tranquilo tras los vadeos.
Hemos ido caminando paralelos al camino del que os hablaba antes y allí adelante tenemos una paso que nos permitirá tomarlo.
Y hasta aquí llegamos. Los cortes que vimos desde lejos impiden totalmente el paso. Tenemos que dar la vuelta sin ver las instalaciones cubiertas.
Esto será todo lo cerca que estaremos del sitio.
Este es una captura de pantalla del lugar por donde no pudimos pasar. El cuadro rojo es la instalación, la línea verde marcando el supuesto camino y las naranjas marcando el lugar por donde el muro está cortado.
El resto del camino ya es un paseo limpio.
A nuestra derecha iremos dejando algunas pasarelas que unían los esteros con el camino principal y que permitían el paso de camiones.
Un paso abierto nos introduce en el segundo gran aparcamiento de la playa de Camposoto.
Debemos ir hacia la derecha así que vamos pillando la curva.
Tenía intención de seguir por la pasarela de madera, pero la zona está otra vez en obra, y llevamos así desde 2016, para cinco años para poner unos cientos de metros de carretera y tres puñeteros bancos. Lo dicho en otras entradas, en otra vida los isleños fuimos muy malos y ahora como castigo nos han mandando al ayuntamiento a los más inútiles. CINCO AÑOS para una carretera de playa ¡por Dios!.
Muy grande pero aún no vi nada allí. El agua que vemos estancada discurre por el antiguo Canal de Alvear, un paso hecho por el hombre que comunicaba el Caño de Santí Petri, a través del Caño de Dos Hermanas (que hemos dejado a un lateral de la salina de La Leocadia) con la playa de Camposoto.
Aunque no se ve a nadie trabajando, el tramo está cortado así que me bajo a la playa.
Tras salir de la playa por la primera entrada y algunos metros de asfalto pillo un carril que nos lleva al centro de visitantes.
Muy grande pero aún no vi nada allí. El agua que vemos estancada discurre por el antiguo Canal de Alvear, un paso hecho por el hombre que comunicaba el Caño de Santí Petri, a través del Caño de Dos Hermanas (que hemos dejado a un lateral de la salina de La Leocadia) con la playa de Camposoto.
Según la propaganda de la Junta de Andalucía, este centro es un equipamiento ejemplar en cuanto a sostenibilidad. El
edificio se ha diseñado siguiendo principios de
arquitectura bioclimática e inspirado en los molinos de marea de la
zona. Otro punto a favor es el uso de energías renovables: solar y
eólica. Además, ha recuperado el espacio donde se asienta, la Salina de
Leocadia, que se había convertido en un vertedero tras su abandono.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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