martes, 1 de diciembre de 2020

RUTA PERIMETRAL (SAN FERNANDO) (30NOV2020)

En esta salida vamos a realizar un recorrido perimetral a San Fernando, procurando hacerlo lo más amplio posible pero evitando repetir tramo, buscamos un circular puro. Efectuamos la salida desde el Molino de Mareas del Zaporito, a través de la Ronda del Estero llegaremos a Gallineras, continuando hacia la carretera de Camposoto por donde llegaremos al Parque del Oeste, Bahía Sur, visitaremos Punta Cantera, La Casería y por la avenida de la Armada en la Población Militar de San Carlos, conectaremos con el puente del Gran Poder, Venta de Vargas y llegaremos al punto de salida por la avenida de San Juan Bosco.

Distancia: 17,72 kilómetros.
Tiempo: 3 horas 21 minutos.
 
Iniciamos nuestro paseo por la avenida de la Ronda del Estero.
 
Continuando por la del Buen Pastor.

Cerca de Gallineras y a nuestra izquierda vemos la Salina del Estanquillo y la Granja Marina de la Leocadia (abandonada).

También a nuestra izquierda vemos la conocida como Dehesa de la Alcudia y los restos de la antigua instalación de la Sociedad Almadrabera Española, levantada a principios del siglo XX y que se dedicaba a la salazón y conserva del atún procedente de las almadrabas. La sal jugaba un papel importante en esta industria por lo que la fábrica se construyó junto a las salinas de El Estanquillo y Santa Leocadia. Los barcos cargados de lata para la fabricación de los envases, carbón, sal y el preciado atún atracaban en este pequeño puerto llamado San Jeromín.y que tanta importancia e interés económico tuvo en la zona.
 
Justo en la bifurcación que nos llevaría hasta la playa de Camposoto encontramos una rotonda conocida como de Las Banderas, pero sin banderas y una fuente.

Continuamos nuestra gira por la carretera de la Batería de la Ardila.
 
 A nuestra derecha y dentro de la instalaciones del Centro de Formación de Camposoto, encontramos un antiguo cuartel con un rótulo que dice: CASA CUARTEL DE CARABINEROS - 1911. El Cuerpo de Carabineros fue un cuerpo armado cuya misión era la vigilancia de costas y fronteras, y la represión del fraude fiscal y el contrabando. Fue creado en 1829 y tras la Guerra civil, en 1940 fue integrado en la Guardia Civil.

Tenían presencia en las fronteras terrestres, provincias marítimas y en Madrid. El lema de los Carabineros era: Moralidad, lealtad, valor y disciplina y su insignia era un sol que surge con todos sus rayos en el horizonte.
Nos acercamos a la salina de Tres Amigos, a nuestra izquierda vemos la zona inundable del Pozo de la Curia Romana y en línea de horizonte el puente de la Constitución.

Un simpático conejito se queda mirándome ¡como se nota que no estamos en zona de cazadores!.
 
 Ya estamos en La Ardila, la fuente del "Timo, Mohosa u Oxidá", más bien lo que queda de ella, nos saluda al pasar.
 
 El paso por la avenida Pery Junquera lo haremos por el Parque del Oeste.
 
 Ahora cruzaremos la autovía por el paso elevado, vamos en dirección a Bahía Sur.

Me gusta la vista desde aquí, la autorvía parece un circuito de fórmula 1.

En la parte trasera de Bahía Sur nos encontramos con la balsa de lo que otrora fue el Molino de Mareas de Caño Herrera. Dicen que durante la Guerra de la Independencia, las instalaciones del molino sirvieron de fortificación y barrera en suma a los baluartes existentes en las próximidades. Y según cuenta Julio Molina Font en su libro "Molinos de Marea de la Bahía de Cádiz (Siglos XVI-XIX)": "El molino de Caño Herrera tenía forma de L. Una de las naves se situaba perpendicular al caño, donde se encontraba la sala de molienda y la otra era paralela a éste, situada en la ribera que linda con el paraje nombrado "Fadricas".

Ahora nos toca un poco de barro, nos dirigimos a Punta Canteras a través de una vereda que cruza de los antiguos Polvorines. Punta Canteras es un promontorio rocoso triangular que se adentra en el saco interno de la Bahía de Cádiz. En 1730, siendo ya la Isla de León territorio de la corona, Felipe V donó Punta Canteras a la Real Marina de España para la construcción de tres almacenes para la pólvora de S.M. y un cuerpo de guardia para su custodia. Desde ese año, y hasta su abandono en 2001 ha sido territorio militar ocupado por polvorines de la Armada Española y gracias a eso, las instalaciones antiguas han llegado casi en perfecto estado de conservación hasta el día de hoy, lo cual nos permitirá verlas tal como fueron construidas en el siglo XVIII, con la bochornosa excepción de las cafradas realizadas por grafiteros y otro tipo de fauna menos artística pero igual de destructiva.

Durante los 271 años posteriores, las necesidades crecientes de la Armada propiciaron dos expropiaciones para la ampliación del número de polvorines y dependencias afines al servicio de municionamiento. En estos terrenos expropiados quedaron incluidos los restos de lo que fueron dos lugares con una historia muy singular para San Fernando: la casería de Fadricas y el Lazareto de Infante. En agosto de 2001, cuando la Armada abandonó el recinto de lo que se denominaron Polvorines de Fadricas, quedó un patrimonio arquitectónico muy singular formado por un muelle para la pólvora de Su Majestad; un embarcadero que suministró vituallas y agua a las largas travesías del XVIII; unas murallas defensivas y un total de veintiséis polvorines levantados en distintas épocas. Dos de ellos sobrevivientes de los tres originales construidos en 1730.

Llegados al lugar de la foto anterior tenemos dos opciones, seguir la vereda que recorre la parte superior de la muralla o hacerlo por la parte baja, lo que nos permitirá apreciar mucho mejor la zona amurallada y la altura de esta.

Como la marea está vacía pues preferimos hacerlo por debajo, y disfrutar de la inmensa muralla defensiva.

Las murallas fueron construidas en la segunda mitad del Siglo XVIII. Se conservan intactas, con detalles ornamentales de aire barroco (desagües sobre ménsulas, remates, uniones zulacadas y pavimentos enchinados, etc.).

Aquí vemos uno de los magníficos desagües sobre ménsula. En ingeniería, el término ménsula refiere a un tipo de viga denominado más comúnmente voladizo que se caracteriza por estar apoyada en sólo uno de sus extremos mediante un empotramiento.

Esta formidable muralla rodeó buena parte del contorno de Punta Canteras. Durante el siglo XIX, gracias a su posición estratégica, Punta Canteras jugó un papel importante en las sucesivas contiendas bélicas que llegaron a la zona. El 13 de junio de 1808, la artillería montada en el promontorio (3 morteros, 16 cañones y 2 obuses) colaboró decisivamente en el apresamiento de la escuadra francesa del almirante Rossily formada por buques que sobrevivieron en la batalla de Trafalgar, y que encontraron resguardo en la bahía de Cádiz desde 1805.

Posteriormente, entre 1810 y 1812, durante el asedio napoleónico de San Fernando y Cádiz, la batería se transformó en el Reducto Inglés nº 22, ocupado por tropas inglesas y portuguesas, encargadas de la defensa del litoral oeste en caso de ataque francés.

Una vez entregados los tres primeros polvorines para la Real Marina, en 1730, se hizo imprescindible construir en Punta Canteras un muelle para embarcar con facilidad los barriles de pólvora hacia los buques de guerra. El primer proyecto de un muelle para la pólvora de Su Majestad data de 1751, y lo presenta Joachim Manuel de Villena, comisario general de la artillería de Marina, al Marqués de la Ensenada. Este proyecto fue bien informado por don Jorge Juan y Santacilia. Pero sólo se llevó a término, y sensiblemente modificado en el último tercio del XVIII.

El Muelle para la pólvora de Su Majestad es un original y extraño espigón fabricado en rampa descendente, con sillares machihembrados de roca ostionera y piso empedrado. Se utilizó para embarcar y desembarcar pólvora negra y como apostadero de la flota de sutiles en la batalla naval contra la escuadra del almirante Rosilly (1808), el sitio napoleónico de 1810/12 y en la lucha contra los Cien Mil Hijos de San Luís, en 1823. También tuvo uso civil y quedó en desuso en el último tercio del siglo XIX.

Aquí podemos ver el sistema de construcción del espigón. Sobre una base de piedra le levantaron una especie de cuadrados enmarcados en roca ostionera tallada. Estos marcos sirvieron para sostener el enchinado que formó el suelo del mismo.

Y como la cabra tira para el monte, levantamos la cabeza y nos damos un respiro, mientras disfrutamos de unas vistas inesperadas de la Sierra de Grazalema, concretamente de las Sierras del Pinar y la del Endrinal.

Los márgenes exteriores del embarcadero están coqueta y fuertemente unidos con piedras ostioneras talladas y machihembradas.

Detalle de la unión del muelle a la muralla.

El acceso del recinto amurallado al muelle se hacía a través de una puerta y una escalinata, aunque nosotros y al ir por debajo pues nos encaramamos al espigón por una escalera de fortuna.

Por esa vereda hubíesemos aparecido de continuar nuestro paseo por la parte superior del recinto. Marcado en negro, nuestro recorrido.

En el muelle de Punta Canteras se instaló un apostadero para la flotilla de lanchas sutiles al mando de don Cayetano Valdés. Unos años más tarde, en 1823, la artillería instalada en Punta Canteras contribuyó a la defensa de la Constitución de 1812 contra el asedio de los Cien Mil Hijos de San Luís, que a la postre devolvió el poder absoluto a Fernando VII.

En uno de sus muros podemos ver grabados antiguos nombres que nos confirman que por este embarcadero pasaron personas "humanas" con familias y con distintos orígenes que quisieron dejar constancia de su paso por aquí, lástima que otras personas "menos humanas" hayan dejado su impronta sobre las huellas más antiguas.
Tal vez el más conocido sea este que vemos, Debreuille fue un soldado francés que formó parte del ejército conocido como Los Cien Mil Hijos de San Luis, y que sin dudas, montó más de una guardia en las puertas de este embarcadero.

Pero encontramos este otro, bastante más antiguo. Puede leerse: AH LORENZO LOPEZ - 1776. En la parte baja vemos una serie de líneas al estilo de las muescas típicas que se ven en los calabozos y donde el preso de turno iba marcando cada día que pasaba allí, en este caso que marcarían ¿las guardias de centinela que allí hizo?

O este otro nombre grabado, en este caso sin constar fecha. Leemos DU BOSCO. Parece un tal Del Bosque, francés.

A nuestra izquierda vemos lo que probablemente sea la única garita de estilo modernista en toda la historia del Ejército Español. Gaudí la hubiese diseñado así.

Los Polvorines de Fadricas son un conjunto de veintiséis polvorines de distintos tipos que la Armada Española construyó en la costa oeste de la actual ciudad de San Fernando, a orillas de la Bahía de Cádiz, en Punta Cantera, para surtir de pólvora y municiones a las flotas. Estos polvorines estuvieron destinados hasta el año 2001 para el Servicio de Polvorines y Municionamiento, Talleres de Munición y Laboratorio de Pólvoras y Explosivos de la Zona Marítima del Estrecho.En los polvorines encontramos dos tipos de depósitos.

Llegamos al conocido como Embarcadero de Fadricas que algunos mapas del siglo XVIII ya denominaban “Muelle antiguo”. Es un hermoso puerto con dos espigones paralelos que se adentra en la Cala del Manchón de los Arcos, a resguardo del cabo que forma Punta Cantera y enfilando directamente a Puerto Real. Los romanos del primer siglo de nuestra era, y tal vez los fenicios, ya conocían la privilegiada situación de esta cala para embarcar la producción de ánforas que fabricaban en el alfar de Fadricas. 
Cuando Fray Jerónimo de la Concepción dibuja en 1690 su famoso mapa de la Ínsula Gaditana, aún no se ha construido el Embarcadero, pero nos muestra en la Isla de León un lugar llamado Fadricas, hacienda de Fadrique de Lila y Valdés, rico comerciante de Cádiz, de origen flamenco, que la adquirió del duque de Arcos a censo perpetuo. La toponímia del lugar, al igual que en toda la Isla de León, coincide con el nombre del rico vecino gaditano que la ocupa. De ahí que Fadricas haga referencia a la heredad de Fadrique.
La historia de este lugar es tan apasionante como larga, así que si os interesa profundizar en el tema, os aconsejo dar un vistazo a este interesantísimo link:  El embarcadero de las fadricas y su entorno.

La marea está subiendo rápidamente, aún así podemos como toda la zona alta está colonizada por grandes masas de vegetación en las que destancan: el Armajo (Sarcocornia fruticosa), el Salado (Limoniastrum monopetalum, o el Saladillo (Suaeda splendens).


Estamos saliendo de los terrenos de los polvorines y volvemos a acercarnos a la orilla del mar. A lo lejos nos espera las chabolas de pescadores artesanales y algunos bares. Hemos llegado a la Casería de Ossio.


La playa de La Casería se extiende desde las cercanías del Arsenal de la Carraca (desembocadura del caño de las Astillas) hasta Punta Canteras, comprendiendo lo que es la Ensenada de Ossio. A diferencia de la playa de Caño Herrera, perdida para siempre, esta playa aún conserva algo arena, permitiendo el baño, siempre y cuando la marea esté llena, aunque no tiene excesiva aceptación por el respetable.

La playa luce adornada por multitud de desvencijadas barquitas, algo más lejano algunos barcos recreativos más modernos en lo que supuestamente es el Club Náutico de La Casería, digo supuestamente porque está enclavado sobre una plataforma de sedimentación de lodos que habría que dragar contínuamente y que dificulta la entrada o salida de barcos a determinadas horas.

Nos apartamos un poco de la playa para acercarnos a ver los restos de lo que antaño fue el Lazareto de Infante que durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX fue utilizado como puesto para vigilar la entrada de mercancías y personas sospechosas de padecer enfermedades contagiosas. Lo que hoy vemos solo es un par de porciones de muros y su entrada. Tras su puerta se abría la conocida como Casería que perteneció a don Juan Infante de Olivares, regidor perpetuo de Cádiz.

La casería de Infante llegó a disponer de diez almacenes, varios de los cuales fueron Provisión de Víveres de la Armada durante buena parte del siglo XVIII. Pero lo que ha marcado la historia de este lugar ha sido su uso como lazareto. Efectivamente, desde 1722 el cabildo gaditano, amparado en la política de sanidad pública impulsada por los Borbones, alquiló intermitentemente la casería de Infante para prevenir la propagación epidémica de la peste bubónica y la fiebre amarilla. La organización del lazareto, la metodología y funcionamiento, y los arbitrios necesarios para sufragar los gastos emanaban de un reglamento tan exhaustivo que merece un tratamiento aparte. En este lugar, desde entonces llamado Lazareto de Infante, se habilitó un pequeño muelle, útil en pleamar, para desembarcar personas y mercancías. 
La instalación en la bahía gaditana de la Casa de Contratación, del Departamento Marítimo y, más tarde, del Arsenal de la Carraca, hizo que el Real Hospital de Cirugía de Cádiz, que atendía al personal vinculado a la Real Marina, se quedara pequeño. Esto propició, ya en 1736, que las autoridades intentaran reconvertir el Lazareto en el hospital que la Marina necesitaba. El asunto cristalizó en 1777, cuando en la vieja casería de Infante comenzó a funcionar un hospital, capaz de atender trescientas camas, que se llamó Hospital Provisional y Real de Infante. Este establecimiento cedió sus funciones sanitarias al Hospital de San Carlos en 1809. Pero las epidemias de fiebre amarilla que brotaron en el siglo XIX, obligaron a que el Lazareto retomara sus tradicionales tareas de prevención.

Pasamos por la puerta (que es de lo poco que queda) del conocido como Cementerio de los Ingleses (yo jugaba por aquí de niño y lo conocía como Cementerio de los Franceses pero el cartel es inequívoco). Este cementerio se acotó en 1809 para dar sepultura a soldados franceses fallecidos en el recién habilitado hospital de la Población de San Carlos,.
Eran soldados apresados tras las batallas de la Poza de Santa Isabel y Bailén (junio y julio de 1808). La primera fue una importante escaramuza contra los restos de la flota francesa que sobrevivió a Trafalgar, comandada por el almirante Rosilly. Curiosamente y pese a que los enterrados allí eran "mayormente" franceses, el cementerio se llama Cementerio de los Ingleses, una placa así lo atestigua. Cosas de la Isla.

A su lado, los restos de la antigua Constructora Naval. La Fábrica de San Carlos, más conocida como la Constructora Naval nació en un taller de la Carraca en 1908 y continuó en el Olivar de Rebolledo hasta finales del siglo XX. Allí se construyeron cañones, proyectiles, casquillos, bombas de aviación, motores y cigüeñales navales, calderas, tanques de biomasa, maquinaria para la industria química y cementera, y un sinfin de complejos montajes.
 
A lo lejos vemos el Puente del Marqués de Ureña. Una construcción que data del siglo XVIII. Este puente, situado en unos terrenos militares, comunicaban antiguamente la Población militar de San Carlos con el Arsenal de la Carraca. Su nombre se debe al Marqués de Ureña, personaje de gran importancia para esta ciudad gaditana, que fue nombrado por Carlos IV director de la Población militar de San Carlos y al que se debe la construcción del Real Instituto y Observatorio de la Armada.
 
Hemos entrado en la Población Militar de San Carlos que recorreremos por la avenida de la Armada. La Real Orden de 3 de enero de 1775 autorizó la adquisición de los terrenos conocidos como «Monte del Duque», situados al norte de la Real Villa de la Isla de León, para la construcción de un conjunto de edificaciones de uso militar que recibirán el nombre de San Carlos, en honor de Carlos III. En 1786, se inician las obras de construcción de la población, proyectadas por Francisco Sabatini y dirigidas por Gaspar de Molina y Saldívar, Marqués de Ureña. Al principio, junto al Panteón de Marinos Ilustres, existían dos edificios. Uno era el Museo Naval de San Fernando y la Escuela de Suboficiales de San Fernando, y el otro era el Archivo de San Carlos. 
 
 A nuestra izquierda dejamos las magníficas pistas de las Instalaciones Deportivas de la Armada.

Tras recorrer la carretera de La Carraca y atravesar el puente del Gran Poder. accedemos a la avenida San Juan Bosco que nos llevará al punto de partida, el Molino de Mareas del Zaporito.

 Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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