sábado, 26 de diciembre de 2020

CIRCULAR POR LA SIERRA DE SAN CRISTÓBAL (EL PORTAL-JEREZ) (23 DIC 2020)

La sierra de San Cristóbal es una pequeña elevación a caballo entre los términos municipales de El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera en la pedanía de El Portal y que desde tiempos inmemoriales estuvo habitada. Una pequeña sierra pero llena de grandes secretos, pasearemos por un yacimiento arqueológico turdetano, unas antiquísimas canteras de las que cuentan se extrajeron las piedras con que se construyó el famoso Portus Gaditanus, a la postre nuevo puerto de Gades construido por Balbo y citado por Estrabón y de donde también salió la piedra con la que se construyeron las catedrales de Sevilla, Cádiz o Jerez. Pero sobre todo, la sierra de San Cristóbal es un inmeso queso de gruyère, una sierra totalmente horadada y repleta de túneles y pasadizos tan ocultos y protegidos que hasta hubo una época en la que fue utilizada como polvorines para  custodiar explosivos de alta potencia.
En sus cercanías tenemos el yacimiento arqueológico de Doña Blanca, el citado Portus Gaditanus y una necrópolis, íntimamente ligados entre ellos, y una gran torre medieval.

En fin, hoy daremos un paseo por una pequeña y humilde sierra cuya historia se remonta a lo principios de la humanidad, una humilde sierra de cuyo germen probablemente nació el mundo moderno que hoy conocemos.

Distancia: 9,31 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 45 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º38.100'N - 6º08..122'W
 
Dejamos el coche en el amplio aparcamiento de la Venta El Pollo.

Tras pasar por la puerta de la venta y justo a nuestra derecha tomaremos un camino de gatos que nos apartará de la carretera.

Empezamos una leve subida por el conocido como Cerro de la Bola una pequeña arruga del terreno cuya mayor altura se sitúa a 85 metros sobre el nivel del mar.

Caminamos entre eucaliptos y monte bajo, entre los que destaca infinitas plantas de tomillo.

Tenemos que estar atentos por que el ancho camino que asciende nos saca de trazado, una pequeña vereda a nuestra izquierda nos llevará a caminar ya en sentido descendente.

Allí enfrente tenemos la zona más alta de la sierra de San Cristóbal y donde se ubica su vértice geodésico, también vemos los dos grupos de antenas de comunicaciónes por las que debemos pasar.

 Justo antes de incorporarnos a la Cañada del Carrillo nos encontramos un inmenso pabellón, conocido como Casa la Suave.
 
El día amenaza lluvia y todo está muy fresco y verde tras las lluvias caídas, pero no es bueno para las fotos lejanas, una cerrada bruma nos quita nitidez y color de detalles., esperemos que mejore según avance la mañana.

Todas las laderas de esta sierra han sido tradicionalmente campos de labor y podemos encontrar un sinfin de caminos, veredas o cañadas que discurren entre las parcelas. En este caso, tomamos la conocida como Vereda de la sierra de San Cristóbal, un camino que circunda toda la sierra. Estamos cerrando un circular hacia la izquierda por lo que la mayoría de los giros irán en este sentido, este es uno de los escasos giros a la derecha que haremos.

La vereda es ancha y recorre esta amplia llanura de forma paralela. En algunas zonas encontramos mucho barro y un terreno blando con inumerables rodadas de vehículos a motor.
 
Como decía al principio esta sierra es un inmenso queso Gruyère, y aunque el objetivo de esta ruta no es visitarlos, si que podremos ver durante el trayecto algunas de las cuevas, túneles u oquedades que la minan. Allí a lo lejos vemos un par de ellas, la piedra de la zona ha sido explotada desde la antiguedad quedando numerosas muestras de esta labor extractiva.

A nuestro frente vemos un macizo de árboles que me llaman la atención, no es frecuente verlos por aquí, se tratan de sabinas (Juniperus sabina) y de buen porte, tienen que ser muy antiguas porque esta especie no alcanza gran tamaño. El uso medicinal de la sabina es antiguo, como lo demuestra su presencia en la Capitulare de villis vel curtis imperii, una orden emitida por Carlomagno que reclama a sus campos para que cultiven una serie de hierbas y condimentos incluyendo "savinam" identificada actualmente como Juniperus sabina.

Una nueva cañada nos cruza perpendicular, se trata de la Hijuela del Pozo de Torrox. Nosotros seguimos al frente.

Seguimos llaneando por esta verde pasillo, a nuestra izquierda llevamos desde hace mucho un pequeño cauce.

Se trata del arroyo del Carrillo. Es famoso porque cada vez que por aquí llueve en condiciones, no da abasto para evacuar las aguas y se provocan continuas inundaciones, algo por otra parte que no debería ser achacado al mismo toda vez que viendo la configuración del terreno y su forma de manga, con terremos más elevados a ambos lados pues provoca que todo el agua caída en bastantes kilómetros cuadrados, se concentre en esta zona.

A nuestra derecha vamos viendo numerosos bloques de piedras, indicadores de que por aquí hubo antiguas construcciones, algunas de ellas con tallados bien conservados.


Y el largo pero no tortuoso camino sigue paralelo a la sierra que nos interesa, no nos alejamos de ella pero tampoco nos acercamos, aunque debe quedar poco. para el giro definitivo.

 Nos llama la atención un pequeño hangar con una manga de viento y un trozo de campo asfaltado, parece una pista.
 
Y el recto camino sigue alejándose de donde sabemos que debemos ir. En algún momento tendremos que hacer un brusco giro a la izquierda. Y las nubes con unas ganas locas de soltar agua.

Cuando empezaba a pensar en un error de cálculo, llegó el deseado giro, un pontón nos permite atravesar el arroyo del Carrillo. Estamos en la Hijuela de la Campana.

Y nuestras sospechas se confirman, ha sido girar a la izquierda y nos encontramos la entrada del Club de Aeromodelismo El Muro.

Aunque muy levemente, hemos empezado a subir, una pequeña y sucia carretera discurre entre las casas de El Paso.
 
Hemos subido pocos metros pero esto nos permite a pesar de la bruma, tener algunas vistas largas, allí al fondo Jerez de la Frontera.
 
Un nuevo giro a la izquierda nos va dejando en dirección a la sierra, encontramos numerosas casas en este lugar. Es el diseminado de Las Cuevas, alegórico nombre que nos induce a pensar que nos acercamos a algunas de los túneles que horadan esta sierra.

Pensado y hecho, aquí vemos una de las entradas de lo que fue la antigua cantera de la sierra de San Cristóbal. De estas galerías hablamos profundaamente tras la visita que hicimos a la zona más importante de esta inmensa cantera subterránea en octubre de 2017 y detallada en la entrada: Canteras de la Sierra de San Cristóbal. La catedral subterránea. Según fuentes académicas, los orígenes de la cantera datan del siglo XIII, aunque está comprobado que la actividad extractiva se efectuó desde la época fenicia, habiéndose constatado que el poblado fenicio de Doña Blanca, así como el mayor puerto púnico del Mediterráneo (recientemente encontrado en las cercanías del poblado fenicio), fue construido utilizando piedras de este lugar, dónde los canteros y al resguardo de las inclemencias del tiempo, trabajaban la piedra a mano, con sierras, agua y cinceles, según afirma el catedrático de Prehistoria de la Univerdad de Cádiz Diego Ruiz Mata.
 
 Ahora callejeamos un poco por este pequeño núcleo urbano, y seguimos ascendiendo, buena señal.

Un nuevo giro a la izquierda y como por arte de magia aparecemos junto al primero grupo de antenas que pese a su gran altura, no habíamos podido ver con antelación.

Y a sus pies una tan cuidada como inútil fuente al carecer de canalización que le de agua que la alimente.
 
Parece que llegamos a un callejón sin salida, el camino se acaba pero el terreno pisado nos hace ver que por allí hay un paso, tira "p'alante".

A nuestra derecha tenemos un gran muro que rodea los Depósitos de Aguas de San Cristóbal que se nutren de las aguas recibidas del pantano de Los Hurones y a nuestra izquierda una gran caída, esto no pinta bien, pero el lugar está bien pisado, incluso con alguna rodada de bicicleta y si pasa una bici, yo también.

A nuestra izquierda tenemos buenas vistas, la bruma ha desaparecido parcialmente y nos permite disfrutar de la campiña de Jerez.

El muro da paso a una valla metálica por la donde veo circular un coche, lo mismo incluso podríamos pasar por dentro, no lo sé. Pero seguimos por esta vereda bien marcada.
 
Rápidamente nos vamos acercando a la parte más alta de la sierra, ya tenemos a la vista el segundo grupo de antenas.

Hacemos una nueva parada para mirar al "más allá". Al sursuroeste vemos el poblado de Doña Blanca y la Torre de Doña Blanca dentro del recinto arqueológico de igual nombre (visitados en octubre de 2017). Hace relativamente poco tiempo, geológicamente hablando se entiende, todo eso era el mar, pasa que el río Guadalete y su fuerte sedimentación fue colmatando el lugar. En ese yacimiento se han encontrado restos de diferentes épocas, unos sobre otros, es lo que en arqueología se denomina "tell", que es un término que designa un yacimiento con forma de montículo, resultado de la acumulación de materiales y escombros depositados por las distintas ocupaciones humanas.
Los restos más antiguos han sido datados en una fase tardía de la Edad de Cobre, hacia finales del año 3.000 a.C. Tras una fase de abandono, es sobre el s.VIII a.C. cuándo la zona se convierte en una verdadera ciudad, dotada de muralla y que permanecerá ocupada hasta finales del s.III a.C., época en la que vuelve a quedar abandonada hasta la época medieval islámica, momento en el que estableció una alquería almohade (s.XII) y así llegamos hasta finales del siglo XV cuando se construyó la Torre de Doña Blanca. Según algunos estudiosos del tema, se identifica esta torre como el lugar en el que sufrió prisión y muerte Doña Blanca de Borbón (1361) esposa de Pedro I, y de ahí tomó su nombre.

Por detrás y con un poco de zoom y a pesar de la bruma, podemos distinguir Puerto Real, Cádiz incluso el Puente de la Constitución.
 
 
Y al suroeste vemos el Puerto de Santa María.

Y a nuestro frente, el segundo grupo de antenas.
 
Al más adelante tenemos el vértice geodésico de San Cristóbal, a la escalofriante altura de 125 msnm. 
 
 Hacia el sur vemos la bien marcada vereda por donde continuaremos el recorrido.

Supuestamente, esto que vemos aquí abajo es una cantera de áridos, pero parece que está siendo rellenada con escombros procedentes de obras. A la postre se confirma mi sospecha, aquí se ubica  la denominada "Planta de Reciclaje de Residuos de Obras y Demolición".

Un gran bocado en la ladera del monte, son más vestigios de la antigua cantera. La importancia de la explotación primigenia terminó decayendo, y resurgiendo nuevamente entre los siglos XVI-XVIII. Según Juan Clemente Rodríguez Estevez, doctor en Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, unos 15.000 barcos cargados de esta piedra, salieron de la Bahía de Cádiz y remontaron el Guadalete para llegar a la capital hispalense por el Guadalquivir, los bloques se transportaban en carretas de mulas hasta el embarcadero de El Portal y desde allí y embarcados en navíos, llegaban a Sevilla.

Un gran cartel nos avisa de que estamos en el yacimiento arqueológico del Poblado de las Cumbres, un enclave turdetano datado en el siglo III a.C, e íntimamente ligados al asentamiento de doña Blanca y su necrópolis, he visto planos de como era este poblado pero aquí no se ve nada, supngo que todo estará bajo tierra.

Un murete en su entrada formado por grandes piedras alineadas y esta piedra tallada, es lo único que consigo ver., lo demás me lo tengo que imaginar.

A este vemos el cerro de la Bola y el camino utilizado por el que conectamos con la Vereda de la Sierra de San Cristóbal.

Al sureste vemos los meandros del río Guadalete y toda la zona que en su momento formó su delta., hoy día prácticamente colmatadas de sedimentos.
 
Rápidamente nos hemos puesto a descender, tras esos pinos tenemos que volver a girar a la izquierda, se baja por cualquier lugar aunque por ese altillo de la izquierda parece más cómodo.
 

Hemos conectado con la Cañada Real de la Vega o Esquivel.
 
En medio de los matorrales nos sorprende este gran canal de agua perteneciente a las infraestructuras de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
 
Este último tramo lo haremos caminando paralelos a la carretera que en ningún momento debemos cruzar.

Este paso, orientado al sureste es el más fresco y húmedo de todo el recorrido y rebosa frondosidad incluso nos encontramos algunos metros de un bonito bosque galería.
 
Vamos evitando las zonas de barro de la mejor forma que podemos.
 
Una clara vereda nos invita a seguirla pero hacemos caso omiso a su reclamo y seguimos paralelos a la carretera.

A nuestra derecha vamos dejando el arroyo del Carrillo con bastante agua, por cierto. Deberíamos cruzarlo pero no se atisba ningún paso, a ver hasta donde tenemos que ir para pasar al otro lado, algo necesario para culminar la ruta prevista.

Vemos una estación de bombeo y un gran tubo que cruza al otro lado, ¡ya tenemos nuestro deseado puente!

Y nuevamente conectamos con la Vereda de la sierra de San Cristóbal.

 Que pronto dejaremos para volver a acercarnos a la carretera, referencia infalible para terminar este último tramo.
 
 

Dejamos a nuestra izquierda el Rancho de la Bola.

De nuevo el bosque se espesa.

Tras unos centenares de metros campo a través, otro de los inumerables caminos nos llama la atención y me vuelve a tender una emboscada y casi pico. Miro el gps y veo que el camino de venida lo acabo de sobrepasar, unos metros hacia atrás y girando a la derecha ya estamos a la vista de la Venta el Pollo, dando por finalizada esta divertida salida.

Mini video desde el vértice geodésico de la sierra de San Cristóbal.
 
Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita.