miércoles, 16 de diciembre de 2020

PASEO DE LA MAGDALENA-TRES CAMINOS-PUENTE DE HIERRO (SAN FERNANDO)(16 DIC 2020)

Saliendo desde el puente del Zaporito en las inmediaciones del molino de mareas de igual nombre, esta ruta nos llevará al polígono industrial de Tres Caminos, a través del paseo de la Magdalena y puente de Zuazo, posteriormente nos dirigiremos al club náutico del Puente del Hierro por la salina de La Isleta, regresando al punto de partida a través de la avenida de San Juan Bosco.
 
En el entorno del puente de Zuazo existe todo un entramado de fortines y baterías defensivas. Este histórico puente ha sido escenario de combates muy importantes para la historia de España, como el saqueo de los ingleses o el sitio de las tropas napoleónicas.
Construido en piedra ostionera es el símbolo de la ciudad de San Fernando, como queda reflejado en el escudo de la ciudad. Protegían al puente una serie de baterías defensivas, situadas en su mayoría en el margen puertorrealeño del caño, junto al Polígono Industrial Tres Caminos.
También está situado junto al puente el Real Carenero, antigua fábrica de motonería, lanas y jarcias, almacenaje de aprovisionamiento, e instalación de carenas; y germen de la actual San Fernando. 
 
Para completar este recorrido es necesario tener en consideración el horario de mareas.
 
Distancia: 8,26 kilómetros.
Tiempo: 2 horas.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en el conocido como Parking de la Feria: 36º27.706'N - 6º11.677'W.
 
La salida la efectuamos desde el puente del Zaporito. Aprovechamos que tenemos la marea vacía en el hueco de la mañana ya que el camino está cortado en la entrada a la salina de La Isleta, allí tenemos que hacer un pequeño vadeo que en cualquier otro momento de la marea, sería imposible, ya que el paso estaría cubierto de agua.
 
 Esto nos permite ver como desaguan los esteros con las compuertas abiertas.
 
Vamos recorriendo el paseo de la Magdalena que discurre paralelo al caño de Santi Petri. Este río, llamado caño por ser de agua salada, une el océano Atlántico con el Saco Interno de la Bahía de Cádiz, discurriendo desde el tómbolo de la Punta del Boquerón (visitado en octubre de 2014) hasta el Arsenal de La Carraca en un lugar conocido como la Isla Verde. Tiene una longitud lineal de un kilómetro y medio aproximadamente pero cuyo sinuoso trazado hace que se duplique su longitud.

Una pena de paseo que respira abandono desde su construcción, cada día está más deteriorado y sucio.
 
Para describirlo recurro a fragmentos de un artículo de Ildefonso Nadal aparecido en la Revista Ilustrada Iris el 30 de agosto de 1914: 
 
Por su valor arqueológico es una de las pocas construcciones de mérito que conservamos de los tiempos de la dominación romana.

Por su valor histórico, es merecedor del más profundo respeto y la más sincera estimación porque aunque solo sea por el importante papel que desempeñó durante los gloriosos tiempos de la guerra de la Independencia, merece ser considerado como meritísimo monumento. El fué, la frontera oriental de la España libre, en los años de la invasión francesa; fué la barrera infranqueable para las águilas imperiales que dominaron con su vuelo triunfante casi toda Europa.

Los soldados del poderoso imperio de Napoleón vieron cortar ante su paso el camino de piedra que el imperio de Roma construyera y no pudiendo franquearlo incurrieron en el enojo de la diosa de la victoria que, hasta entonces, los protegía y los guiaba.

Lleva el puente por nombre, el apellido de D. Juan Sánchez de Zuazo, señor de la Isla de León, que le hizo grandes obras de reparaciones; pero en vez de este nombre, relativamente oscuro, debiera ostentar otro de los muchos, más sonoros y significativos, a que tiene derecho induscutible.

Para nosotros, amantes de nuestro terruño, apasionados por sus glorias, admiradores de sus obras de mérito positivo, es el puente Zuazo, construcción casi sagrada; despierta nuestro orgullo cuando ufanos la mostramos a los forasteros y sentimos adueñarse la vanidad de nuestro ánimo, cuando entre frases de elogio recitamos su gloriosa historia.

Uno de los arcos centrales fué demolido en 1810 por los obreros de la Carraca para cortar el paso de las huestes de Francia y asegurar la independencia de las dos ciudades hermanas que condensaban en su seno la nacionalidad española. Desde aquella fecha un pasadizo de madera sustituye el arco de piedra que construyeron los romanos y el puente, gloriosamente mutilado, recuerda a un veterano que muestra con orgullo la honrosa herida que recibiera en heroica defensa del honor y de la libertad de su patria.

Justo a la izquierda de donde se inicia el puente se encuentra la Batería de Zuazo. Su construcción data de tiempos del rey Felipe II, en el siglo XVI, con la función de defender la Real Villa de la Isla de León (la actual San Fernando) del ataque de buques que entraban por el caño de Sancti Petri y del ataque de tropas provenientes de la península (San Fernando, junto con Cádiz, está situada en una isla separada del resto de España por el caño de Sancti Petri y comunicada con esta por el puente Zuazo). 
 
Su primera prueba de fuego fue el ataque anglo-holandes a Cádiz, el año 1625. Aunque fue el sitio napoleónico, entre 1810 y 1812, el combate más importante en el que se utilizó esta batería, ya que en el puente Zuazo se libraron algunos de los combates más importantes del sitio. El baluarte de Zuazo estuvo guarnecido por aproximadamente una veintena de soldados al mando de un sargento y artillada con cuatro cañones de diferente calibre. A mediados del siglo XIX la batería quedó prácticamente destruida.
 
Ya en la banda de Puerto Real vemos el Real Carenero, un antiguo astillero que centró sus actividades en la fábrica de motonería, lanas y jarcias, almacenaje de aprovisionamiento e instalación de carenas. Que tuvo sus inicios cuando a mediados del siglo XIII Alfonso X el Sabio conquista y, posteriormente, puebla la bahía de Cádiz comienza el proceso de fomento de las actividades navales en la región gaditana, actividad que se vio beneficiada por el descubrimiento de América y el consiguiente intercambio comercial con el Nuevo Mundo. El Carenero de la Isla de León fue edificado en tiempos de los Reyes Católicos sobre las bases de un antiguo edificio romano, para la construcción y reparación de las embarcaciones que entraban por el Caño de Sancti-Petri, junto al Puente Zuazo.

Con la llegada al poder de la Casa de Austria se inicia un período dorado para el astillero isleño, desarrollo paralelo al de la Villa de la Isla de León. Durante esta era se mejoraron las instalaciones y se adaptaron a los medios existentes de la época, además de concedérsele el título de Real. Con la llegada de los Borbones y tras el traslado a Cádiz desde Sevilla de la Casa de Contratación y el establecimiento en la Villa del primer Departamento Marítimo de España, la atarazana vivió su edad de máximo esplendor.La decadencia del Real Carenero comienza en el siglo XVIII, debido a que el astillero se encontraba tierra a dentro y a los buques de la época les era difícil la navegación por el caño de Sancti-Petri. En 1724 comienza el desmantelamiento del viejo carenero y, tras la construcción, a mediados de siglo, del moderno Arsenal de la Carraca, se abandona definitivamente. 
Aquí vemos otro de los despropósitos de nuestro ayuntamiento y lo divertidido que es gastar millones de euros de los españoles en restaurar unos edificios históricos para seguidamente ser abandonados a su suerte.

También están restauradas las baterías defensivas que vemos en sus cercanías. Algunas de ellas fueron construidos en el siglo XVI y muestran la importancia que tenía el paso por el puente. Adquirieron su máxima importancia y valor durante la Batalla del Portazgo en 1810. Este de la foto se trata del Reducto de San Ignacio, la caseta en el centro era el polvorín.

Basta un ligero vistazo a la imagen siguiente para comprobar cuán importante se consideraba el lugar.

Así se defendía el puente de Zuazo:
1.- Real Carenero.                                 5.- Reducto de la Concepción.
2.- Reducto de San Ignacio.                   6.- Reducto de Santiago.
3.- Batería de Angulo.                           7.- Batería de San Pedro.
4.- Batería de Alburquerque.                  8.- Baluarte de San Pedro.

Salta a la vista que quién quisiese acercarse al puente con "malas intenciones" tendría que pasar un corredor de artillería nada fácil de superarr.

A nuestra izquierda también vemos un edificio que aunque no es de la guerra napoleónica, si que forma parte de la historia de San Fernando, se trata de la antigua Venta El Inesperado. En su momento dispuso de acreditada fama en toda la provincia y las mesas y sillas que colocaban en su entrada era todo un reclamo para entrar y disfrutar de uno de sus platos con más fama,  hoy día hay mucho entendido de la alta cocina pero antaño quién no había probado los huevos a la flamenca del Inesperado, ni era gourmet ni "ná de ná". Hoy día aquí se ubica una de esas colonias de gatos que tan de moda se están poniendo.

Algunos cientos de metros más adelante y a nuestra derecha encontramos lo que antaño fue el Ventorrillo El Corral, llamado así porque en su parte trasera criaban pollos que podían ser seleccionados para consumo inmediato, trasladado a hoy día es como si llegas a un restaurante donde tienen centollos vivos en una pecera y dices: quiere ese y señalas con el dedo índice al condenado a muerte, supongo que será una rememoración de lo que se hacía en los circos romanos con el pulgar, para indicar vida o muerte. Tenían fama sus almejas a la marinera y sus redondos ostiones, sus pescados y como no, sus pollos del corral.




Tras cerrar el negocio del ventorrillo aquello se convirtió en una especie de almoneda dedicada al comercio con cosas antiguas y cosas viejas, que no es lo mismo. Aún hoy día vemos una especie de zócalos o frisos, que mejor no saber de donde proceden porque seguro pertenecían a algún edificio histórico y probablemente protegido.

Pegados al ventorrillo encontramos unas barreras de seguridad que debemos saltar. Entramos en el tramo más peliagudo del recorrido, tenemos cuatrocientos metros de camino por el arcén hasta cruzar el paso elevado que nos llevará hasta el polígono industrial de Tres Caminos, hay que extremar la precaución.

Aunque el arcén es ancho existen dos curvas y los conductores no suelen respetar los límites de velocidad, mucho cuidado.

Tras atravesar de forma longitudinal el polígono llegamos a la salina de La Isleta.

Este es el paso cortado, o lo hacemos con la marea vacía, o nos mojamos, o no pasamos ¿quién puñetas se habrá dedicado a cortar estos caminos? Cosas parecidas las llevamos viendo durante todo el periplo marismal. La pasarela existen la vemos tirada a la derecha, esto no lo hacen unos golfetes, hace falta maquinaria pesada.

La marea vacía nos permite ver todo el entramado de caños habituales en una salina. Estamos pasando por otra pasarela que en este caso, fue respetada. WP PONTÓN.

Y a lo lejos ya vemos el Puente de Hierro.

Pero antes debemos pasar por debajo de las vías del tren que nos introduce en la también abandonada salina de Chapela.

A los lejos vemos las instalaciones del Club Náutico Puente de Hierro, nuestra próxima parada.

Estamos acostumbrados a caminar por salinas abandonadas que suelen tener todo su laberinto de caños aceptablemente conservados a pesar del abandono, pero en este caso vemos como la sedimentación ya ha colmadado las "piezas", y la vegetación lo coloniza todo.

En este club existe un magnífico restaurante donde podemos degustar con total confianza los productos del mar.


Los atraques originales están ubicados en caño de Chapela pero la gran aceptación que tuvo animó a los precursores a la instalación de un gran pantalán  que discurre paralelo al caño de Santi Petri.

Nuevamente nos vemos obligados a caminar unos cientos de metros por un arcén, en este caso, minúsculo, afortunadamente y salvo en horas puntas, la circulación es escasa.

Y ya estamos en el Puente de Hierro diseñado y construido en 1926 por el ingeniero Eduardo Torroja, se trata de un puente de celosía de hierro construido para el paso hacia el Arsenal de La Carraca. Para su construcción se utilizó un innovador sistema para esa época, llamado de cajón flotante.

Paralelo discurre el conocido por los pescadores como "primer puente", una instalación construida para permitir el paso de la vía férrea, este puente fue desechado y justo por detrás vemos otro puente que es el que por el que hoy día, circula el tren. No creo que haya muchos lugares del mundo donde veamos tres puentes que discurran paralelos y tan cerca uno de otro. Cosas de la Isla.

No puedo reprimir la sensación de enfado cada vez que paso cerca de lo que pudo ser el Museo del Mar, otros quince millones de euros tirados a la basura, los peores somos los ciudadanos que algunos cegados por no sé que tipo de intereses, son incapaces de ver la pandilla de inútiles que tenemos y hemos tenido de alcaldes, desgraciadamente esto no solo pasa en San Fernando, la sierra de Cádiz está llena de centros de interpretación y cosas parecidas que una vez fundidos cientos de millones de euros, son abandonadas sin llegar siquina a inaugurarse.

Por la calle San Juan Nepomuceno dentro del polígono industruial Puente de Hierro, caminamos paralelos a un carril bici. Un polígono industrial, más de lo mismo, una millonada gastada aquí y casi totalmente abandonada, no sigo hablando del tema que me caliento (pandilla de hij......) y luego la noticia es que el Rey Emérito no declaró un regalo de un amigo árabe, cagonlá.

Pasamos por frente de la salina de San Vicente, una de las pocas que están en explotación. Ya solo nos queda cruzar la barriada Bazán, el puente del Gran Poder y acceder a la avenida de San Juan Bosco para poner fin al recorrido. No pongo fotos porque esto ya debéis conocerlo y si no lo conocéis, pues a darle una buena lectura al blog.

Podéis descargaros el track pinchando en la siguiente imagen:
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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