En el paseo de hoy vamos a unir los tres clubes náuticos de San Fernando: Puente de Hierro, La Casería y Gallineras Si el otro día ya hice una ruta que llamé "Perimetral a San Fernando", esta salida de hoy sí que supone el máximo perimetral de la localidad, eso sí, intentando no repetir tramos.
Salvo el breve paso por la Población Militar de San Carlos, iremos en todo momento teniendo agua salada a nuestra derecha, en un primer momento la correspondiente a las marismas y salinas del parque natural y caño de Santi Petri, en la segunda parte del recorrido, las correspondientes a la Bahía de Cádiz, terminando nuevamente con las del caño de Santi Petri. Especial mención merece el paso por la siempre sorprendente, interesante y cargada de historia Punta Canteras.
Distancia: 22,86 kilómetros.
Tiempo: 4 horas 29 minutos.
Dificultad: Moderado. Simplemente por el kilometraje.
Dejamos el coche en el conocido como Parking de la Feria: 36º27.706'N - 6º11.677'W.
Como es habitual en estos paseos dentro del término municipal de San Fernando, la salida la efectuamos desde el Molino de Mareas del Zaporito desde donde nos incorporaremos al Paseo Marítimo de la Magdalena.
Tras recorrer dicho paseo y cruzar el puente del Gran Poder llegamos a la carretera de La Carraca, donde cruzaremos el conocido como Puente de Hierro. Fue diseñado y construido en 1926 por el ingeniero Eduardo Torroja,
se trata de un puente de celosía de hierro construido para el paso
hacia el Arsenal de La Carraca. Para su construcción se utilizó un
innovador sistema para esa época, llamado de cajón flotante. Para ver esta toma hay que desviarse algunos metros del track ya que nosotros pasaremos por el mismo.
Y rápidamente ya tenemos a tiro de piedra nuestra primera meta volante, el Club Náutico de Puente de Hierro.
Fue inaugurado en 2009 y cuenta con 270 atraques.
Dispone de un restaurante donde podremos deleitarnos con magníficas propuestas culinarias y desde cuya terraza disfrutaremos de inmejoables vistas al Caño de Santi Petri, embarcaciones, y el puente que nuevamente y ya de regreso, tenemos que cruzar.
Desde el puente tenemos otra bonita imagen marinera, coloridas barquitas y la V que forman el caño de Santi Petri con el caño de Las Astillas, a la izquierda el fallido Museo del Mar, un proyecto que costó 15 millones de euros y que ha sido regalado a Navantia para usos particulares, otra muestra más de los desvergonzados que hemos tenido y tenemos de alcalde, 15 millones de euros que podrían haber servido para muchas cosas, un hospital moderno por ejemplo, que es de vergüenza que con 100.000 habitantes solo tengamos un hospital viejo y gracias a que el Ministerio de Defensa nos lo regaló.
El caño de Las Astillas recibe ese nombre tan evocador en referencia a los tiempos primigenios en los que en el Arsenal de La Carraca, con el que queda unido, se construían barcos de madera. Es un caño artificial para dar servicio a un muelle allí construido, el Muelle de la Clica.
Seguimos nuestro paseo por la avenida de la Armada en la Población Militar de San Carlos y tras pasar las instalaciones del Parque de Automovilismo y Tercio de Armada, vamos camino de La Casería y a nuestra derecha vemos el Puente de Ureña. Tras la construcción del Arsenal Militar y por cuestiones de seguridad se impedía el paso de embarcaciones civiles a través del Caño de San Fernando, por lo que hubo que construir un paso artificial que uniese el Caño de Santi Petri con la bahía gaditana, la construcción de este caño creó la necesidad de un puente que comunicase la Población Militar de San Carlos con el Arsenal de la Carraca. Su nombre se debe a Gaspar de Molina y Zaldívar (1741-1806) Marqués de Ureña, personaje de gran importancia para esta ciudad gaditana, que fue nombrado por Carlos IV director de la Población militar de San Carlos y al que se debe la construcción del Real Instituto y Observatorio de la Armada. Actualmente no tiene ningún uso ya que el caño se encuentra seco.
Tras pasar por el Cementerio mal llamado de los Ingleses (del que ya hablamos en esta entrada) y los terrenos donde se ubicó la Constructora Naval de San Carlos, antiguo Olivar de Rebolledo, llegamos a lo que queda del muelle de dicha factoría, aquí existió una gran grúa pórtico que fue desmantelada y que daba servicio en la carga y descarga del material allí fabricado.
Con la Constructora Naval murió la fibra industrial de San Fernando, allí se construyeron cañones, municiones, motores, calderas y un sinfin de referencias más. Esta fábrica estuvo en servicio hasta finales del siglo XX, donde con una actuación traicionera del por entonces Presidente de la Junta de Andalucía, el tal Manuel Chaves que no le pongo ni el don se le dió carpetazo. A la postre este individuo fue condenado por malversación de caudales públicos, aunque como suele pasar en estos casos, la cárcel ni la olió. Por cierto, toda la maquinaria de dicha empresa fue malvendida y del dinero cobrado nunca se supo, sin dudas, este es uno de los mayores crímenes cometidos contra San Fernando en toda su historia, crimen del que nadie quiso hablar y ya casi nadie recuerda. En la Constructora Naval entró mi abuelo como aprendriz a los catorce años, jubilándose allí, antes de que la masacraran.
En la Web del Milano encontraréis un sinfin de información y fotos de esta desaparecida factoría al que aquí felicito por su gran trabajo.
Estamos en el Club Náutico de La Casería. Este controvertido club tiene 195 atraques, digo controvertido porque está ubicado en una zona de poca profundidad donde la acumulación de lodos causa serios trastornos, sobre todo en marea vacía. Este es el resultado de cuando quiero pero no puedo, dragar en un lodazal para hacer unos atraques es la crónica de una muerte anunciada, sobre todo si no se draga periódicamente.
Justo a nuestro frente vemos uno de los rincones con más tipismo y arraigo de San Fernando, se trata de la playa de La Casería, con varios restaurantes donde se come de primera, sin demasiada variedad pero todo fresquísimo, hablamos por supuesto de los productos del mar, que son las especialidades de la casa. Si te ofrecen arroz, mejor recházalo, pero de todo lo demás, cuanto quieras.
Enmarcamos Punta Canteras nuestra próxima parada con lo que queda del antiguo Lazareto de Infante una instalación que durante el siglo XVIII y parte del siglo XIX fue
utilizado como puesto para vigilar la entrada de mercancías y personas
sospechosas de padecer enfermedades contagiosas. Tras su puerta se abría la conocida como Casería que perteneció a don Juan Infante de Olivares. La casería de Infante llegó a disponer de diez almacenes, varios
de los cuales fueron Provisión de Víveres de la Armada durante buena
parte del siglo XVIII. Pero lo que ha marcado la historia de este lugar
ha sido su uso como lazareto. Efectivamente, desde 1722 el cabildo
gaditano, amparado en la política de sanidad pública impulsada por los
Borbones, alquiló intermitentemente la casería de Infante para prevenir
la propagación epidémica de la peste bubónica y la fiebre amarilla. La
organización del lazareto,
la metodología y funcionamiento, y los arbitrios necesarios para
sufragar los gastos emanaban de un reglamento tan exhaustivo que merece
un tratamiento aparte. En este lugar, desde entonces llamado Lazareto de
Infante, se habilitó un pequeño muelle, útil en pleamar, para
desembarcar personas y mercancías.
A lo lejos Cádiz, destacando el Puente de la Constitución.
Estamos atravesando los antiguos Polvorines de la Armada que visitamos detenidamente en noviembre de 2019.
Llegamos al conocido como Embarcadero de Fadricas que algunos mapas del siglo XVIII
ya denominaban “Muelle antiguo”. Es un hermoso puerto con dos
espigones paralelos que se adentra en la Cala del Manchón de los
Arcos, a resguardo del cabo que forma Punta Cantera y enfilando
directamente a Puerto Real.
Los que sigáis mi blog ya conoceréis esta garita de estilo modernista, me encanta.
En el muelle de Punta Canteras se
instaló un apostadero para la flotilla de lanchas sutiles al mando de
don Cayetano Valdés. Unos años más tarde, en 1823, la artillería
instalada en Punta Canteras contribuyó a la defensa de la Constitución
de 1812 contra el asedio de los Cien Mil Hijos de San Luís, que a la
postre devolvió el poder absoluto a Fernando VII.
La vereda de los polvorines nos lleva hasta el molino de mareas de Caño Herrera, en la trasera de Bahía Sur.
Allí conectamos con el paseo marítimo de Bahía Sur, un bonito tramo por la zona de aguas someras de la Bahía de Cádiz.
Y con un mirador en su parte media.
Tenemos un largo trecho hasta llegar a Gallineras, así que nos lo tomamos con calma.
Atravesamos el siempre concurrido Parque del Oeste y recorremos íntegro la carretera de la Batería de la Ardila.
Y a través de la calle del Buen Pastor nos adentramos por una estrechísima calle que nos conecta con la parte trasera del Muelle de Gallineras.
Y ya vemos el puente que nos conectará con el Club Náutico de Gallineras, última parada del recorrido.
La construcción del primer muelle comenzó en 1953 con la cimentación de los pilares, finalizando aproximadamente en 1958.
El náutico de Gallineras es el más grande y más antiguo de los tres que hemos visto y dispone de 303 amarres. Fue constituido en 1991 e inicialmente tuvo la denominación “Asociación Deportiva de Pesca Isla de León”. El 14 de mayo de 1997 se aprueba el cambio de denominación de esta entidad deportiva, denominándose a partir de entonces como Club Náutico de Gallineras.
El náutico de Gallineras es el más grande y más antiguo de los tres que hemos visto y dispone de 303 amarres. Fue constituido en 1991 e inicialmente tuvo la denominación “Asociación Deportiva de Pesca Isla de León”. El 14 de mayo de 1997 se aprueba el cambio de denominación de esta entidad deportiva, denominándose a partir de entonces como Club Náutico de Gallineras.
Dispone de un mirador desde donde tendremos vistas hacia el Paraje Natural Marismas de Santi Petri, delimitado por las salinas de Carboneros, caño Pan de mis hijos y Coto de la Isleta.
Llegaremos al punto de salida a través del sendero oficial del Carrascón que discurre por la margen izquierda del caño de Santi Petri.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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