Saliendo desde la población de Bornos caminaremos por los márgenes de su pantano para elevarnos luego por un mini cresteo por el Tajo de la Presa, visitaremos la infraestructura de la presa ubicada en los prolegómenos de las angosturas del Guadalete, cruzaremos su extenso pinar, subirenos a un cerro para visitar una torre de vigilancia y volveremos al punto de partida por la antigua carretera de Arcos.
Este es el sendero más divertido que hemos hecho últimamente, tiene de todo, un pantano, una presa, cresteos, grandes vistas, bosques, plantaciones, historia, repechos, sol, sombra, fósiles, cuevas y túneles.
Distancia: 13,25 kms.
Dificultad: Fácil..
Tiempo: 6 horas.
Dejamos el coche en: 36º48.724'N - 5º44.968'W
El coche se queda en la intersección de la avenida del Pinar con la calle Calvario.
Vamos a empezar por la zona ribereña del pantano así que pillamos calle Calvario abajo. La flecha rosa indica el lugar por donde debemos aparecer si no nos perdemos.
Vamos a empezar por la zona ribereña del pantano así que pillamos calle Calvario abajo. La flecha rosa indica el lugar por donde debemos aparecer si no nos perdemos.
No hemos empezado a caminar y ya estoy parando para tomar fotos, hoy se presume un gran día de imágenes.
Para llegar a la orilla del pantano tenemos que cruzar algunas calles de Bornos, así que empezamos por aquí que a esta hora de la mañana estarán más solitarias. En la calle Arcos encontramos esta curiosa fachada aunque desconozco la motivación del exorno, en Bornos hay gran afición al carnaval y lo mismo su dueño hizo una alegoría al respecto, o simplemente dió rienda suelta a su inventiva, sea como sea, llama la atención. Lo mismo es la casa de los horrores y ahora cerca de Halloween y de noche apareceran rastros sanguinolentos, truenos, rayos y aullidos perseguirán a quién ose pertubar el sueño de los espíritus que allí habitan.😂😂😂😂
En la avenida de la Diputación encontramos un cartel que nos indica la dirección al embarcadero, que es a donde vamos.
Por la calle Juan y Jesús Sánchez Gallardo llegamos al embarcadero el cual dejamos a nuestra izquierda para empezar el tramo "pantanero". El pantano de Bornos está situado sobre el río Guadalete en un paraje fluvial sometido a periodos de inundación y donde anidan diferentes aves acuáticas.
Lo primero que encontramos es el Mirador de la Islita, una elevación del terreno que según el nivel de agua se convierte en una improvisada isla. Este camino de tierra que vemos discurre por lo que pudo ser el trayecto ferroviario fallido de la línea Jerez-Almargen.
Con motivo de la construcción de esta línea hubo que hacer adaptaciones en el terreno, una de las cuales es la que vemos en la foto, un tajo de rectas paredes efectuado para paso de la infraestructura ferroviaria por la ladera del Cerro de la Plaza de Armas.
Desde un primer instante tendremos inigualables vistas al pantano.
En el camino de acercamiento a la orilla nos llama la atención una formación rocosa. Los lugareños la conocen como la "Serpiente de Siete Cabezas", una formación tubular de retorcidas formas. Según informó el CSIC en un comunicado. "Se trata de
madrigueras excavadas en el fondo marino hace unos 475 millones de años
por un organismo vermiforme, móvil, cuyas galerías discurrían
horizontales a pocos centímetros de profundidad bajo el lecho marino". Teoría que mi hija, experta en el tema, ha dado credibilidad, así que debe ser exacta.
En el camino encontraremos un par de túneles por los que debemos pasar. El ferrocarril de Jerez de la Frontera a Almargén
iba a haber servido de prolongación por el lado occidental del gran eje
transversal andaluz formado por las líneas de Bobadilla a Granada y de
Baza a Guadix
De esta línea se construyeron prácticamente todas las infraestructuras y edificios, salvo unos pocos kilómetros en el extremo oriental, que deberían haber sido el empalme con la línea de Bobadilla-Algeciras, y en los que no hay casi nada hecho.
Después de la guerra civil hubo cierta intención de terminar el proyecto, y de hecho, cuando en la localidad de Bornos se estableció un importante embalse que anegaba el trazado original, los ingenieros del Ministerio de Obras Públicas construyeron desde 1947 una variante para asegurar la continuidad de la línea.
Hasta 1970 el tráfico por esta línea fue prácticamente nulo. En esa fecha, se construyó en Jédula una importante factoría azucarera, propiedad de CÍA (Compañía de Industrias Agrícolas), al trasladarse allí la antigua azucarera de Epila. Esta azucarera, con una derivación particular propia, quedó unida a la estación por medio de un corto ramal de 2 kilómetros, gracias a lo cual se pudo establecer un tráfico regular de mercancías, salvación del tramo El ramal de Jédula fue visitado y recorrido en esta entrada: EL TREN DEL AZÚCAR. Rápidamente nos vamos acercando a las angosturas del Guadalete.
A lo lejos vemos una de las metas volantes del día, la presa del pantano y la Casa del Ingeniero.
Con un poco de zoom vemos el lugar idílico donde se sitúa la edificación.
A la derecha del camino vemos unas covachas con síntomas inequívocos de haber sido utilizadas como vivienda.
Aunque la presa la veíamos relativamente cerca tendremos que dar un rodeo para llegar a ella y este rodeo implica que tendremos que subir por el cerro de la Plaza de Armas y hacer un mini cresteo por esa pared de enfrente, el camino pasa justamente por el mismo filo. Es el Tajo de la Presa, popularmente conocidos como el Tajo o Paso del Vértigo.
Y este rodeo implica que debemos subir por una empinada cuesta que nos hará parar un par de veces a tomar aire, aunque en la imagen no se aprecie su desnivel hay que tomársela con calma.
Dejaremos a nuestra izquierda una colonia de colmenas, mejor no acercarse dejamasiado que tienen malas pulgas.
El punto final de este primer repecho lo pone un canchal. Ojo que el camino sigue recto y nos podemos equivocar, justo en lo más alto debemos girar a la izquierda y seguir una veredilla no demasiado clara al principio.
Nos servirá de ayuda una alambrada que iremos dejando justo a nuestra izquierda.
La subida pronto tiene recompnesa, hacia el suroeste tenemos una primera vista larga de Arcos y su pantano.
Y hacia levante el cuello de botella del pantano con los inicios de las angosturas, a la derecha la Sierra de Martega, y en línea de horizonte, la Sierra de Líjar, los cerros Búho y Pajarete (donde se ubica la Torre de Matrera) y por encima y cubierta por las nubes parte de la Sierra de Grazalema.
Ahora caminamos por el Paso del Vértigo, probablemente el tramo más bonito de toda la ruta aunque no se aprecia, toda la zona está llena de veredillas que nos llevarán al mismo lugar, pero si pillamos la más cercana al precipicio las vistas serán insuperables, señalar que a pesar de las apariencias no existe ningún problema para una persona normal, si padeces vértigos mejor pilla alguna de las veredas intermedias. Un auténtico deleite para la vista. Lo único que nos inquieta son algunos cazadores que por la parte baja andan con su hobby y los escopetazos suenan demasiado cerca.
Y una nueva vista desde el Tajo de la Presa.
Hemos llegado a una edificación abandonada, por su derecha tiene una pasarela que nos permite continuar, por cierto, la pasarela está en perfecto estado a pesar del abandono de la construcción.
Algo más adelante vemos lo que pudo ser un depósito de agua, aunque viendo la inclinación del suelo apostaría por que esto era una piscina ¿pero quién construiría una piscina en este lugar tan apartado y de difícil acceso?
La estrecha y tapada vereda nos da paso a un camino cementado lo que nos indica que no estamos tan aislados como podríamos haber pensando hace unos minutos.
Este camino se dirige directamente a la Casa del Ingeniero y con esto queda todo claro porqué tanta comodidad. Señalar que el track parece un poco anárquico en este tramo, al menos eso nos pareció a nosotros hasta que vimos que lo haremos a tres niveles, el primer paso nos lleva por la parte alta de la citada casa, luego un paso intermedio nos llevará a la casa y terminaremos por un trazo a menos altitud que además de llevarnos a la presa será el de continuación de la ruta.
Esta casa de corte modernista fue construida al mismo tiempo que la presa y dió cobijo a los ingenieros que la construyeron, dispone de una magnífica terrza/mirador desde donde se puede contemplar el embalse desde una perspectiva privilegiada.
Tras hacer unos metros alejándonos de la casa bajamos al segundo nivel donde podemos ver la Casa del Ingeniero desde cerca, allí tomaremos unas escaleras existentes a la derecha.
Hay que estar atentos porque está bastante escondida por culpa de la vegetación.
Esta nueva bajada nos llevará al tercer nivel, allí nuevamente enlazamos con una carretera asfaltada que nos llevará directamente a la presa.
El Ministerio de Obras Públicas se creó en 1977 pero no fue hasta 1987 cuando se difinió el papel del MOPU en los siguientes términos: propuesta
y ejecución de las directrices generales del Gobierno en relación con
carreteras, obras hidráulicas, puertos y costas, arquitectura y
edificación, vivienda, urbanismo, medio ambiente, astronomía, geodesia,
geofísica, cartografía y meteorología y las demás materias que le
atribuyen las disposiciones vigentes y de él dependió este centro de estudios hasta su inclusión en el CEDEX, adscrito orgánicamente al Ministerio de Fomento.
Desde aquí abajo podemos ver el gran mirador de casi 360º formado por la terraza de la Casa del Ingeniero.
Hacia abajo vemos un puente y los toboganes por donde se evacúa el agua.
La presa de Bornos es del tipo de gravedad -vertedero de planta recta con aliaviadero frontal de compuertas. Vamos, eso que véis, el agua cae por su peso a través del tobogán. Actualmente el principal uso del agua embalsada es para regadío.
Las obras de construcción comenzaron en el año 1957
finalizando a finales de 1960, siendo inaugurado en 1961 por el Caudillo de España D. Francisco Franco Bahamonde. Este pantano fue tan necesario y fue tan bien construido que sesenta años después sigue totalmente vigente, atendiendo a diferentes necesidades entre las que destacan el sumistro de agua para riego y la generación de electricidad y de la que se benefician cientos de miles de gaditanos. Además se une que es Zona de alto valor ecologico, ya es una de las grandes reservas de agua
dulce de la zona, sirviendo como refugio y bebedero para la fauna
circundante.
La parte negativa del proyecto fue que quedaron inundados terrenos muy
fértiles y que eran utilizados para la producción de diferentes
productos entre los que destacaba los afamados damascos de Bornos y lo
que fue peor, dió al traste con el proyecto de la línea del ferrocarril
de Jerez-Almargen, al quedar bajo las aguas parte del trazado del mismo, aunque posteriormente los ingenieros diseñaron un trazado alternativo que a la poste de nada sirvió.
La Cola del Embalse de Bornos fue declarado Paraje Natural por la Ley 2/1989 de 18 de Julio, por la
que se aprueba el inventario de Espacios Naturales Protegidos de
Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. Cuenta con 817 hectáreas entre los municipios de Arcos de la Frontera, Villamartín y Bornos, y en él habita diferente fauna entre la que podemos destacar aves como: el martinete, ardeidas, garcilla cangrejera, garceta común, garza
imperial, cigüeñela, avoceta, cormorán grande, garza real, ánade silbón,
cerceta común, ánade real, pato cuchara, negrón común, avefría,
correlimos común o mamíferos como la nutria.
Dejamos la presa y volvemos a nuestra ruta de una forma parecida a como llegamos, unas cómodas escaleras nos van sacando de las instalaciones.
Y rápidamente enlazamos con una vereda que discurre por la parte baja del Tajo de la Presa.
La vuelta admite diferentes opciones, si queremos acortar kilómetros pues pillaríamos esa pista ascendente que vemos y con la que enlazaremos a la finalización del pinar, nosotros giramos a la izquierda, haremos un perimetraje completo al pinar.
La pedregosa pista conecta con otra muy arenosa y por la circulan aficionados al motocross con más bien poco cuidado, así que seremos nosotros quienes extrememos el cuidado y al mínimo ruido de motor nos apartaremos, las numerosas retamas dificultan la visibilidad.
En el suelo podemos ver las rodadas dejadas por los ruidosos moteros de monte.
De vez en cuando se le va la pinza, dice que se prepara para la noche de Halloween y esos largos cardos son sus "caminantes blancos". 😆😆😆😆
La misma jugada de antes, una pista que sube por la que acortaríamos distancia y nosotros a la izquierda. Este camino pedregoso que sube conecta con el que vimos anteriormente que nos llevaría al final del pinar.
La vereda continúa entre una alambrada y la hilada de pinos.
A nuestra izquierda los Llanos de don Pedro y en línea de horizonte Arcos y su pantano (visitados en abril de 2018).
Giramos a la derecha y nos introducimos en el pinar, caminamos por la ladera oeste del Cerro del Bujerillo.
Seguimos con el perimetraje del pinar de Bornos. El pino piñonero (Pinus pinea) se utiliza en repoblaciones forestales para fijar suelos inestables y proteger suelos arenosos como sucede en este caso.
El trazado que seguimos se dibuja sobre la linde formada por el bosque de pinos y una extensa plantación de olivos.
La tranquila y fresca vereda que seguimos nos lleva a una pista forestal que aunque nos invite a seguirla, debemos ignorar, aquí empieza otro repecho con más subida de la que en principio pudiera parecer, dejamos el Cerro del Bujerillo y entramos en el del Tesorillo.
En la sierra de Bornos predominan los cultivos herbáceos y frutales, pero el olivar ocupa las zonas menos apropiadas para dichos cultivos, aunque desde el siglo XVIII la Campiña de Cádiz fue una de las principales zonas olivareras de Andalucía, favorecida por el derecho real del tercio de los frutos (compartido con los alrededores de Sevilla) que permitía aprovisionar de aceite a los mercados del Nuevo Mundo.
La paz es total, el día está nublado, ni siquiera suena el canto de un pajarillo y no sopla viento, y si no fuese por una cuadrilla de trabajadores enfrascados en las tareas de recolección de aceituna que rompen el sepulcral silencio, aquella parecería incluso tenebroso. Se me viene a la memoria nuevamente los "caminantes blancos". 😅😅😅😅
Hemos finalizado el pinar y nos incorporamos a una pista en un giro de 90º a la izquierda, a este punto es al que habríamos llegado si hubiésemos abreviado el trayecto, si lo hubiésemos tomado en su momento habríamos llegado aquí tras caminar ochocientos metros, en cambio hemos dado un rodeo de tres kilómetros.
Volvemos a subir y esto nos permite una mirada atrás que nos muestra la fila de pinos por la que hemos venido caminando y a su derecha la plantación de olivos.
Hay que estar atentos a este desvío, nuevamente el terreno nos tiende una trampa, todo nos inducía a pensar que tendríamos que pasar por esa cancela de enfrente que se encuentra abierta, pero el track nos hará salir del camino y dirigirnos hacia la derecha, introduciéndonos en el Cerro del Fuerte.
Allí nos espera un pequeño tramo asfaltado de lo que antaño fue la carretera de Bornos, hoy sustituida por la A-384.
Pronto dejamos el asfalto y nos introducimos en el Cerro de la Plaza de Armas.
Entre el citado cerro y el del Fuerte se encuentra un pequeño promontorio en el que divisamos una construcción pétrea al estilo de las torres de vigilancia pero de mucho menos altura, se trata del conocido como Pozo de los Moros. Este tramo también es prescindible, si no os llama la atención el subir al cerro pues solo tenéis que continuar por la pista por donde circuláis, aunque os aconsejo subir porque aunque la construcción no reviste mayor interés, las vistas son magníficas.
Es una construcción que data de la época de la invasión francesa y construida por los gabachos como puesto de observación y control del movimiento de tropas por todo el contorno. ¿Y de donde le viene el nombre de Pozo de los Moros? Pues ni idea.
Aquí os pinto la salida que hacemos del cerro y por donde nos incorporamos a la pista por la que caminábamos. Tu decides.
También os marco el lugar por donde continuamos para bajar del cerro. Por debajo justo de donde pinto la punta de flecha existen unas covachas que pueden ser visitadas, aunque hoy pasaremos de largo.
Pero antes vamos a disfurtar de las vistas. Al este tenemos la Sierra de Grazalema en la que podemos distinguir las sierras del Albarracín (visitada en febrero de 2015), Endrinal (visitada en marzo de 2015) , Caíllo (visitada en abril de 2014) , Silla (visitada en abril de 2016) y la de Ubrique (visitada en noviembre de 2017).
Al noreste, sierras de Margarita, Las Cumbres y Pinar (visitada en mayo de 2014). También podemos distintuir los cerros Búho, Pajarete y el castillo de Matrera.
Un poco de zoom nos ayudará con Matrera (visitado en octubre de 2019).
Al nornoreste vemos las sierras de Líjar (visitada en marzo de 2016), La Nava, Espuela (visitada en marzo de 2019) y Villamartín.
Y al norte, abarcamos desde la Torre de Lopera, sierras de Montellano y San Pablo (visitadas en febrero de 2019), Coto de Bornos y Pozo Amargo.
La tranquilidad con la que caminamos se ve alterada por unas nubes más negras que el culo de Kunta Kinte (si sabes de qué hablo es que eres de mi generación, si no lo sabes "juventud divino tesoro"). Sea como fuere, deberíamos apurar el paso, por si las flys.
Bajamos del cerro dándole un rodeo que nos lleva prácticamente al lugar por donde subimos, tenemos que pillar el camino que vemos a la derecha, así que cada uno ataje cuanto quiera.
Esa pista nos conecta con la antigua carretera de Arcos, el coche lo tenemos unos cientos de metros más adelante.
Aprovechamos el momento de los estiramientos para dar un último vistazo a este idílico lugar.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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