La construcción de una red ferroviaria que atravesara transversalmente Andalucía fue un viejo anhelo desde principios del siglo XX, de un lado estaba la Cámara de Comercio de Jerez, interesada en una línea de ferrocarril que uniese Jerez y Setenil, con el fin de repartir vino y otros productos por la sierra gaditana, de otro lado estaba el interés militar en disponer de una comunicación estratégica entre Cádiz y Cartagena que reforzara el eje mediterráneo y Estrecho de Gibraltar y fue de la mano de Rafael Benjumea y Burín, conde de Guadalhorce, titulo obtenido por su magnífica obra de ingeniería del Embalse de Guadalhorce y gran defensor de las obras públicas con el impulso de Miguel Primo de Rivera, de donde partió un gran proyecto del ferrocarril integrado por diecisiete líneas, entre las que figuraba la línea de Jerez a Almargén (Málaga) que serviría de prolongación por el lado occidental de las líneas ya existentes. El proyecto rodeado de más sombras que luces fue desechado, siendo el tramo comprendido en el ramal de Jerez-Arcos, finalizado en 1960 uno de los pocos que entraron en funcionamiento.
Con la apertura de una factoría azucarera en la localidad de Jédula en 1970, localidad en la que se dedicaban grandes extensiones de terrero al cultivo de la remolacha, por entonces una actividad muy rentable, empezó a utilizarse el tren y sus infraestructuras (almacenes, andenes, estaciones y muelles de carga) para transportar la remolacha a las fábricas donde se refinaba el azúcar, dando un fuerte impulso a esta línea, siendo ampliada en 1.500 metros con el objetivo de conectar la factoría con la estación de Jédula. A partir de entonces este tramo fue conocido como "El tren del azúcar"
Con el paso del tiempo esta actividad agrícola fue abandonada para dar paso a otros cultivos más rentables, siendo en los años 80 cuando Renfe, tras una reestructuración y estudio de líneas deficitarias, procedió a su cierre definitivo.
La ruta de hoy discurre por uno de los tramos de este ramal ferroviario, que tras su desmantelación fue convertido en ruta senderista y cicloturista y se denomina "Ruta del tren del azúcar", en recuerdo de lo que antaño fue esta zona.
Este trayecto se efectúa íntegramente por campos de labor por lo que interesa hacerlo en primavera/verano. épocas en la que podremos disfrutar de los campos sembrados en toda su amplitud.
Dejamos el coche en: 36°43.457'N - 5°55.913'W
Distancia: 9,67 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 45 minutos.
Dificultad: Fácil.
El coche se queda en las inmediaciones de la Iglesia de San Isidro Labrador, patrón de Jédula.
Tras continuar por la calle Larga, rápidamente nos incorporamos una una pista dejando a nuestra derecha la Loma de la Jedulilla.
A nuestra izquierda, el Cerro de Totanlán y sus antenas.
Y al frente, la Loma de Monte Corto.
Tras un escaso kilómetro conectamos con la Caña de Vicos o de las Mesas lo que nos permite una vista lejana de la Sierra de Grazalema, en la que destaca el inconfundible Torreón, pico más alto de la provincia de Cádiz y que visitamos en
mayo de 2014. Bajo la línea de la sierra podemos ver una gran hilada de eucaliptos que marca el lugar por donde discurre el tramo final del sendero.
A nuestra derecha y en la Loma de la Jedulilla vemos el Pozo de la Jedulilla, el manantial dispone de una alcubilla cónica con respiradero
En épocas propicias el manantial llega a desbordar el pozo provocando una gran charca en sus proximidades.
Y a lo lejos vemos el cortijo de Campo Real.
Justo a la altura de dicho cortijo debemos girar a la izquierda, el camino de la derecha nos llevaría directamente al cortijo.
Esto nos permite tener una vista de la Sierra de Gibalbín. Una pequeña sierra en el término municipal de Jerez y cuya mayor altura está a 410 mts.
A falta de hitos de mayor interés, nos vamos fijando en los cortijos. A lo lejos y en la loma de igual nombre, vemos el Cortijo de la Malaño.
Nos acercamos a una construcción en semi ruinas, se trata de la antigua casa del Guardabarreras.
Una edificación de dos plantas y que actualmente carece de techo. Sus altas y desprotegidas paredes están a un paso del derrumbe, más pronto que tarde esta casa solo pervivirá en el recuerdo de algunos.
Justo en la casa conectamos con el que era conocido como "Ramal del Descansadero de las Mestas de Santiago", y por donde circulaba nuestro protagonista invisible del día: El tren del azúcar.
A pesar de que toda la infraestructura viaria fue desmantalada aún podemos ver algunas traviesas de madera que inalterables siguen esperando desconsoladas el paso de ese tren que las dió utilidad y sentido de estar para algo.
En las zonas más incrustadas de las colinas también podemos ver los muros de contención que protegían las vías, muros dotados de agujeros de drenaje que permitieran la salida de agua en épocas de fuertes lluvias.
Incluso algunas señales verticales que aún en pie permanencen impertérritas al paso del tiempo. Verla allí solitaria y atenta al horizonte me recordó la película "La mujer del teniente francés", donde una soberbia Meryl Streep (Sarah Woodrof) pasaba días enteros en los acantilados, mirando el horizonte y esperando el regreso de su amado. Con esto de la edad cada día día estoy más cursi, perdón, quise escribir que cada día me gustan más las películas "romántico/destructivas", de esas que los americanos llaman "Love bombinb".
Hemos llegado a la antigua estación/apeadero/desembarcadero de Jédula, cuyas instalaciones están ocultas tras unos modernos silos de almacenaje de grado.
Silos de Jedulilla se llama el lugar.
Y tras los silos la desvencijada instalación de lo que un día fue el punto neurálgico de la economía local.
Un vistazo a su interior nos permite imaginarnos el hervidero y bullicio que antaño tuvo que tener, trenes llegando a sus vías, bocinas, tractores, desembarco de remolachas en las bahías de descarga, camiones entrando y saliendo y hoy todo se reduce a un vertedero de basuras.
Algunas partes interiores se conservan muy bien en comparación con otras.
Por los sótanos llegué a un largo túnel que no quise recorrer en su totalidad por la excesiva basura y oscuridad del lugar y falta de la linterna que lleva mi compañera de caminos en su mochila y que se ha quedado fuera, como siempre, mucho más prudente y sensata que yo.
Ya en exterior llegamos a lo que pudo ser la entrada principal. Un gran rótulo nos dice: MINISTERIO DE AGRICULTURA - SERVICIO NACIONAL DE CEREALES.
El
Servicio Nacional de Cereales fue un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura de España, creado en 1967 como resultado de la transformación del Servicio Nacional del Trigo. En 1971 fue sustituido por el Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA).
El objetivo de este organismo era la ordenación de la producción, compra y distribución de los cereales mediante una red de silos.
A este fin los cultivadores debían declarar y vender a dicho organismo
la cosecha disponible para vender a los precios fijados por la
administración. Para la financiación el SNC disponía de un convenio con
la banca privada, pues esta descontaba los pagarés con los que el SNC
abonaba a los agricultores, pagarés que eran redescontables al Banco de España.
Tras la exploración, volvemos al camino que nos lleva a rodear la estación.
El camino nos lleva a una amplia y polvorienta pista conocida como Travesía de Jerez a Cartagena II, en la que obtendremos la única sombra de todo el recorrido gracias a la hilada de eucaliptos de la que antes hablamos.
Pasamos por las cercanías de la antigua azucarera donde aún permanece su esbelta chimenea.
La Azucarera de Jédula, perteneciente a la Compañía de Industrias Agrícolas, inició su construcción a lo largo de los años 1968 y 1969 y llevaría a cabo su primera campaña en 1970. Las
décadas de los 70 y 80 del siglo pasado son también las del auge de la
remolacha y de las azucareras en las campiñas gaditanas. Son los años en
los que el cultivo alcanza su mayor expansión, llegando a sobrepasar en
sus momentos punteros las 50.000 hectáreas de superficie, que situaban a
la provincia de Cádiz a la cabeza nacional llegando a concentrar el 25%
de la producción española y el 60% de la andaluza.
Esta industria seguiría progresando y dando sus frutos al
pueblo, realizando una baja producción en temporada baja pero a pleno
rendimiento en temporada alta, convirtiéndose así, en una de las
azucareras mas importantes de la provincia gaditana y aportando grandes
cantidades de beneficios económicos tanto para el pueblo como para los
habitantes.
Las políticas agrarias comunitarias (PAC), las regulaciones del mercado y de producciones, la OCM,
la asignación de cupos, las bajadas de precio de la remolacha, las
fusiones empresariales, los intereses de las multinacionales de la
alimentación trajeron como consecuencia el declive, cierre y
demolición de la planta de Jédula en 2001.
Continuamos por el parque de las Tres Placitas.
En las cercanías de la estación de servicio nos sorprende esta antigua y coqueta estación de muestreos de aguas.
A nuestra derecha pasamos por la Fuente de la Salud, una fuente de unos diez metros de larga por seis de ancha erigida en honor a la patrona de la barriada.
Y terminamos el recorrido en la Iglesia de San Isidro Labrador, lugar donde ponemos fin a esta salida.
Podéis descargaros el track, clicando en la siguiente imagen:
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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