Esta ruta comprende el tramo de costa existente en el río de La Jara y la Isla de las Palomas (Tarifa), poniendo fin al Atlántico gaditano. Para conseguir un sendero circular, la ida hasta Tarifa la haremos por otro sector del GR145 "Sendero Europeo del Arco Atlántico" al cual pondremos fin justo en el monolito en recuerdo y homenaje al Encuentro de Senderos Europeos, finalizado en este punto el día 23 de marzo de 2019, lugar donde finaliza el E9 GR145.
Este sendero conforma la etapa 31 del periplo "La Costa de Cádiz".
Pues
cuestiones de comodidad interesa
tener en cuenta los horarios de mareas y hacer coincidir el periodo de
bajamar con el tramo playero, aunque en este caso no supondría mayor inconveniente el hacerlo con la pleamar.
Dejamos el coche en: 36° 02.556'N - 5° 37.650'W
Distancia: 10,84 kilómetros.
Tiempo: 3 horas 3 minutos.
Dificultad: Fácil.
El coche lo dejamos en un lateral de la N-340, en las cercanías del restaurante Pachamama.
Para incorporarnos al trazado del GR145 debemos cruzar al otro lado de la carretera, margen por la discurre este tramo del mismo.
Para incorporarnos al trazado del GR145 debemos cruzar al otro lado de la carretera, margen por la discurre este tramo del mismo.
Pasaremos por el lugar habilitado de la alambrada al regreso, nosotros debemos seguir paralelos a la carretera, aunque solo son unos 800 metros, es el tramo más desagradable de todo el recorrido.
Llegamos a las inmediacines del arroyo del Salado. Este arroyo nace en los Tajos del Sol, a 350 metros de altitud y se abre camino
hacia el mar en su tramo alto por un curso serpenteante de pendiente
acentuada hasta llegar al cortijo del Bronco, lugar donde se remansa y
desde donde corre con dirección noreste-sureste hasta entroncar con el
río JARA, en una planicie formada a lo largo de los siglos por los
aluviones de ambos cursos. Río y Arroyo que forman, en la playa de Los
Lances, el "Paraje Natural Espacio Protegido desde 1989", lugar de
encuentro de las aves migratorias, especialmente los días de fuerte
viento.
Llegados a la altura del Cortijo del Pozuelo nos desviaremos a la derecha, y nos alejamos del corto tramo de carretera que nos pareció infinito.
Un cartel informativo junto a un paso canadiense nos informa que nos dirigimos al "Lagoon de Los Lances", una laguna intermareal que parece ser zona de cría de aves acuáticas.
Poco más adelante comenzará el primer tramo de pasarelas, que ya no dejaremos hasta llegar a Tarifa.
A nuestra derecha vemos unas viejas conocidas, se tratan de las sierras de San Bartolomé y Enmedio, entre ambas sobresale una porción de la sierra de la Plata.
Rápidamente vemos una casetilla de madera, se trata de un observatorio de aves.
Desde sus ventanillas tenemos bonitas vistas del entorno, aunque de aves se ven pocas.
Y la correspondiente foto recuerdo.
De vueltas a la pasarela, a nuestra derecha vemos un solitario búnker de los construidos a finales de los años 40 para la defensa de la costa.
La pasarela se transforma en puente que nos permite atravesar el río de La Jara justo antes de cambiar su dirección y discurrir paralelo a la costa.
El río Jara nace en la zona de Puertollano y en su curso, de unos 7 kilómetros,
recibe aguas de la Sierra de Fates, Saladaviciosa, Saladavieja y Ojén. De pendiente acentuada en su tramo inicial, pero
luego se remansa y llega a ser mínima en su tramo final, donde se
ensancha y serpentea formando abundantes meandros. Por la vertiente este
de la Sierra de Enmedio y la norte de Fates y Saladaviciosa, bajan
algunos arroyos todos ellos desembocan en el río; especialmente
importante es el de la Garganta del Rayo, siempre muy caudaloso y que ha
movido hasta época reciente a varios molinos. Antes de llegar a su
desembocadura, recibe por su margen izquierdo al Salado, arroyo cuyo
nombre alcanzó gran resonancia en el siglo XIV y difundió el nombre de
Tarifa por todo el ámbito cristiano, a consecuencia de la victoria
obtenida por el ejército castellano-portugués frente a una coalición de
benimerines y granadinos el año 1340.
Llegamos al final del tramo de pasarelas
Y conectamos con el paseo marítimo de Los Lances sur.
El viento de levante con que iniciamos el recorrido ha rolado a poniente y esto incide en que, poco a poco, va mejorando la visibilidad. Ahora podemos ver con más claridad Tánger y Cabo Espartel.
El paseo marítimo acaba en la perpendicular de la Glorieta de León, donde se ubica el conocido como Mirador de los Vientos.
Desde allí tenemos una bonita vista de nuestro final de trayecto, la Isla de las Palomas.
Desde el momento de su construcción, la carretera marca la línea divisoria entre dos
mares.
En la parte del Mediterráneo la arena que antes se situaba en La
Caleta se deposita ahora en la cala junto a la isla, creando la
popularmente conocida como “Playa Chica”, a donde los tarifeños gusta
acudir, a resguardo de los vientos.
La Playa Chica en primer término.
A nuestra derecha el Océano Atlántico.
Y la playa de Los Lances.
El sendero de gran recorrido 145 E9 "Sendero Europeo del Arco Atlántico", finaliza justo en este lugar. Un monolito alegórico inaugurado con motivo del Encuentro de Senderos Europeos, marca el lugar. Este es el punto de encuentro de los senderos europeos E9 "Arco Atlántico", E12 "Arco Mediterráneo" y E4 "Peloponeso".
La Isla de las Palomas o Isla de Tarifa, como su nombre indica es una isla aunque actualmente está unida a tierra mediante una carretera, y cuyo extremo sur, la punta de Tarifa, representa el punto más meridional de la península ibérica y de la Europa continental. En la zona nororiental de la isla son visibles los restos de, al menos, cinco hipogeos funerarios fenicio-púnicos fechados entre los siglos VI y IV a.C.
La práctica totalidad de la superficie de la isla se ha visto, además,
muy alterada por la construcción de canteras de donde se extrajo
sistemáticamente, desde época romana, roca caliza fosilífera para la
construcción. La fortificación de la isla se llevó a cabo desde al menos
el siglo XVII con el establecimiento de una pequeña batería, en principio con una dotación de cinco hombres, para construirse desde 1798 las primeras baterías de un fuerte proyectado dos años antes.
Hasta 1808 la isla estuvo separada de Tarifa. Desde mediados del siglo
XX se establecieron gran cantidad de cuarteles y sus terrenos fueron
propiedad del Ministerio de Defensa hasta que fueron declarados de
Dominio Público Marino Terrestre en 1988. La posterior declaración en
2003 del Parque natural del Estrecho de Gibraltar supuso la protección
de la isla y de sus aguas más inmediatas debido a sus peculiares valores
ecológicos.
Hoy día está siendo usada como centro de acogida de inmigrantes y aunque en la web de la Junta de Andalucía y las de Turismo hablan de la posibilidad de concertar visitas, ni los teléfonos ni emails que figuran son válidos, así que nos tuvimos que conformar con verla desde fuera. Si el lugar es un entorno de alta protección lo entiendo, aunque ya no veo tan claro, primero que se publicite la posibilidad de visitas y luego el ver a numerosos pescadores de caña, en todo el recinto interior de esta supuesta zona de alto valor ecológico.
Damos la vuelta y proseguimos con el camino. A nuestro frente vemos la Sierra del Buejo y a su derecha las estribaciones de la del Cabrito, bajo ellas la Playa Chica y a su izquierda el castillo de Santa Catalina.
Accedemos a la playa de Los Lances que ya no dejaremos hasta finalizar el recorrido. A nuestro frente vemos viejas conocidas, la Sierra de San Bartolomé (visitada en octubre de 2018), la sierra de la Plata (también visitada en octubre de 2018) y la Sierra de Enmedio (visitada en diciembre de 2018).
A nuestra derecha vemos el castillo de Santa Catalina, que recibe su nombre de una antigua ermita allí situada dedicada a Santa Catalina de Siena. A los pies del castillo existe un búnker que comunica con el interior de la fortaleza.
Este castillo palacio de estilo renacentista data de 1929 aunque se
finalizó en 1933. En 1771 la ermita fue
convertida en almacén de pólvora y durante la Guerra de la Independencia
los ingleses la demolieron y comenzaron las obras de un fuerte para
artillería del que todavía quedan restos.
Tras diferentes y estratégicos usos durante el siglo XX el Castillo de Santa Catalina pasó a ser de propiedad
municipal y desde entonces languidece víctima del abandono.
La marea vacía nos permite disfrutar de la playa de Los Lances en toda su extensión. Mide casi diez kilómetros y fue declarada como Paraje Natural en 1989. Los ríos de la Jara y de la Vega, junto con el arroyo Salado,
crean un área natural excepcional, donde la abundancia de peces y
moluscos incluso nutrias, que se esconden en los
carrizos y juncos de las orillas.
El valor ecológico del paraje reside en que es área de concentración y regreso de aves en la travesía del Estrecho de Gibraltar
durante los períodos de migración. Es fácil la observación de aves,
sobre todo en los días de viento desfavorable, cuando se concentran
enormes cantidades de todo tipo a la espera de condiciones eólicas
favorables para cruzar la franja marina. A nuestra derecha vamos dejando la Sierra de Ojén.
En el paraje natural también es posible encontrar humedales
condicionados por las mareas y pastizales inundados, cuya salinidad se
suaviza según las lluvias anuales como el denominado Lagoon que vimos antes. En estas condiciones, brotan
espartinas y almajos. Entre ellas, los aficionados a la ornitología
podrán fotografiar correlimos y chorlitejos, aves que aquí encuentran un
entorno favorable para reproducirse.
De pronto nos encontramos con un obstáculo ineludible, la desembocatura del rio de la Vega que nace en las faldas occidentales de la Sierra de Ojén, a 837 metros, y
ofrece uno de los cursos más largos de hidronimia tarifeña y en su parte
alta se denominaba arroyo de la Longanilla. Desciende y confluye con
la vaguada que viene del puerto de Piedracana y recibe el Arroyo de las
Cabrerizas. A partir del cual, comienza el curso bajo del río, y su
pendiente se atenúa bastante haciendo honor a su nombre y los sedimentos
arrastrados van conformando una amplia vega que se extiende hasta su
desembocadura, muy próxima a la del río Jara no hace muchos años, y hoy
prácticamente compartida por ambos ríos. En él destaca el "Salinete" (Aphanius baeticus), pequeño y famoso pez que habita en los hoyos del lecho
fluvial.
Para pasar hay varias alternativas: 1.- Te quitas las botas. 2.- Practicas la técnica del correlimos o 3.- Usas nuestro sistema alternativo para vadeos, el SIPEVA. Sistema patentado y registrado por Andarines Gaditanos pero de libre uso y que fue presentado en sociedad con motivo de nuestra visita a la PEÑA ARPADA.
Hay gente que dice que nunca se debe mirar atrás que "agua pasada no mueve molinos", pero a nosotros nos gusta hacerlo, mirar atrás te ayuda a saber de donde vienes y encima me gustan los contraluces ¡qué leches!.
Casi sin darnos cuenta hemos llegado al lugar balizado que formaliza un pasillo de paso obligado para no pisar la supuesta zona de cría de aves.
Este pasillo conecta directamente con el puente que nos permitirá pasar el rio de la Jara de pendiente acentuada en su tramo inicial, luego se remansa y llega a ser mínima en su tramo final, donde se
ensancha y serpentea formando abundantes meandros.
El camino nos conduce directamente hacia el camping, al cual está prohibido acceder así que nos desviaremos por un carril a la derecha y tras caminar unos mechos por el secarral (aunque en otros momentos se convierte en barrizal), llegaremos al paso de la alambrada que vimos al principio.
La vereda se hace difusa así que para llegar al lugar exacto nos podemos guiar de esa especie de ¿pórtico? que enmarca la carretera del Santuario de la Virgen de la Luz.
Cruzar la carretera y se acabó.
VISITAS COMPLEMENTARIAS:
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita.