Saliendo desde Cala Secreta (Punta Carnero) esta ruta de ida y vuelta nos llevará hasta el Arroyo de Maraber a través de la Colada de la Costa.
La Colada de la Costa es un sendero que aprovecha una vía pecuaria
costera y que atraviesa los acantilados frente al litoral de Tarifa a
Algeciras y discurre por pastizales costeros y zonas de matorral bajo.
Esta ruta también centra su interés en las impresionantes vistas del continente
africano (si las nubes lo permiten, claro) y sobretodo de las
plataformas de abrasión en las zonas intermareales, formaciones de
origen sedimentario compuestas por la alternancia de capas duras de
material (calizas, pizarras o areniscas), intercaladas con otras más
blandas (margas y arcillas). Estas formaciones son conocidas como flysch, un
término alemán que quiere decir algo así como "terreno que resbala" y
son fenómenos característicos en pocos lugares del mundo, estos que
veremos forman parte del conocido como Flysch del Campo de Gibraltar y de los que en este tramo de costa veremos algún ejemplo.
Este sendero conforma la etapa 34 del periplo: LA COSTA DE CÁDIZ.
Distancia: 16,55 kilómetros.
A nuestra derecha ya tenemos una primera imagen que nos resume lo que será el sendero: África, Estrecho de Gibraltar y acantilados.
Dificultad: Moderada.
Tiempo: 6 horas 54 minutos, incluyendo paradas y baño.
Dejamos el coche en: 36º04.267'N - 5º25.930'W. En un aparcamiento justo al lado de la Asociación de
Vecinos "El Faro de Punta Carnero" y tomanos el camino existente a su
izquierda.
A nuestra derecha ya tenemos una primera imagen que nos resume lo que será el sendero: África, Estrecho de Gibraltar y acantilados.
El día está bastante despejado y esto nos permite tener vistas claras con la excepción de la costa africana y su permanente barrera brumosa. A nuestro frente podemos ver, las Puntas de la Alcarracilla, Chorlito y Fraile, y la Torre del Fraile, construida en el siglo XVI como parte del
sistema de torres vigías creadas en la costa del Estrecho de Gibraltar
para controlar el paso de mercancías y de piratas berberiscos a través
de él.
Probablemente sea la torre con más sobrenombres, también es conocida
como Torre de los Canutos por los numerosos arroyos o canutos que la
circundan, Torre de las Fontanillas por las fuentes de agua dulce
localizadas en sus alrededores, Torre de San Diego por su proximidad al
Fuerte de San Diego, o Torre de Cala Arenas por encontrarse junto a esta
cala.
También vemos un islote que sobresale escasos metros del nivel del mar, se trata de la Isla de las Palomas, de igual nombre que la existente en Tarifa (visitada en octubre de 2020).
A la vista tenemos el antiguo cuartel de La Cañada. Un punto estratégico desde
dónde los antiguos Carabineros, ejercían la vigilancia de costas y
fronteras, así como la represión del fraude fiscal y el contrabando. El Cuerpo de Carabineros fue creado en 1829, e integrado en la Guardia Civil en 1940. Al otro lado del charco el Monte Musa, también conocido como La Mujer Muerta, es un promontorio de 839 metros, situado en el norte de Marruecos
Nos hemos acercado a la costa, la Cala del Peral puede caminarse cómodamente por abajo, al fondo la Punta de la Tía Abelica en la que pronto estaremos.
De vuelta a la colada, el camino se estrecha y cierra, un aperitivo de lo que nos espera cuando nos aproximemos a la Punta del Fraile.
Hemos llegado a la Punta del Chorlito, por delante Cala Arenas, sin dudas la mejor cala de todas y la siempre interesante Punta del Fraile.
En esta cala volveremos a bajar cerca de la orilla, con una flecha marco el lugar por donde retomaremos el camino.
Una mirada atrás nos permite ver, además de la citada cala, la Punta del Chorlito, Getares, Punta Secreta y el Peñon de Gibraltar.
De nuevo llegamos al paso más incómodo pero interesante de todo el recorrido, a la altura de la Punta del Fraile, la vereda se convierte en un bosque galería, y nos dará la poca sombra de todo el recorrido.
Aunque vamos ocultos entre la vegetación, algunos claros nos permitirán ver el mar y las numerosas embarcaciones que por diversos motivos cruzan el Estrecho, unos trabajan y otros disfrutan.
Y el tupido bosque se cierra aún más. WP PASILLO.
Una nueva mirada atrás nos permite ver la zona recién pasada y como la vereda se pierde entre la agreste vegetación.
A lo lejos ya vemos la Punta de los Cuchillos, probablemente la formación rocosa más interesante de todo el recorrido.
En contra de lo que pudiera parecer, caminar por este pedregal no se hace incómodo, todos los cantos rodados están ordenaditos por grosores y texturas.
Tras pasar esta punta, volvemos a elevarnos pero este tramo se hace por una deliciosa cornisa que nos permite disfrutar del acantilado en toda su amplitud.
Desde arriba podemos ver los pliegues formados en la roca sedimentaria e intentamos imaginarnos las terribles fuerzas necesarias para provocar estas curvas en las capas de roca.
Esta punta recibe su nombre de las láminas de piedra que más que cuchillos parecen un hojaldre.
Desde abajo de la Punta del Acebuche, nada hace intuir los secretos que esconde. Si os interesa saber que se oculta por allí arriba no dejéis de leer la siguiente entrada del blog: PUNTA CARNERO-PUNTA ACEBUCHE-TOLMO-PUNTA DEL FRAILE.
Desde la Punta del Acebuche el camino se aclara y ensancha, a partir de aquí la Colada de la Costa se vuelve una vereda muy cómoda aunque excenta de sombra. A lo lejos vemos el Cerro del Tambor (visitado en diciembre 2015).
Y a su izquierda la Torre del Guadalmesí (visitada en septiembre de 2018).
A la vista otro viejo cuartel de los Carabineros. Es conocido como el Cuartel del Tolmo por su cercanía a la mencionada ensenada.
En un lugar imposible de llegar en coche, sobre todo porque no tiene marcas de haber llegado dando vuelvas, encontramos este vehículo. ¿Lo llevó allí un visitante despistado y ya no pudo sacarlo? ¿O está relacionado con algún intento de alijar drogas?
En su puerta trasera numerosos impactos producidos por algún arma de fuego. Nuevamente las preguntas ¿un cazador lo utilizó como blanco o fue una reyerta entre clanes de la droga rivales? ¿O un operativo de la Guardia Civil? Esto daría para escribir una buena novela con diferentes argumentos y un mismo coche.
Nos dejamos de novelerías y a lo que vamos, desde este punto elevado podemos ver el Cerro del Tambor, el de la Higuera, la Torre del Guadalmesí, la Punta de la Parra, el la desembocadura del Arroyo del Maraber, punto final de esta ruta.
El camino sufre un brusco giro a la izquierda a la altura del Cortijo de Tocinero.
Y de nuevo el místico D`Jebl Mussa y su sempiterna bruma. Se le considera como una de las dos Columnas de Hércules, identificándose con el Monte Abyla citado por Heródoto, aunque hay quién sostiene que la referencia se corresponde con el Monte Hacho de Ceuta.
Su apodo «Mujer Muerta» se debe a que desde Ceuta, el territorio
español más próximo a la montaña, su silueta se asemeja a la de una
mujer tumbada.
Allí abajo vemos el Fuerte del Tolmo cuya visita dejaremos para la vuelta. Es el lugar elegido para el reconfortante baño y reposición de fuerzas.
Tras caminar algunos metros por la Cañada del Sardo, bajamos a la Ensenada del Tolmo a través del pedregoso cauce del Arroyo del Laurel.
Y nuevamente un pavimento de piedras perfectamente organizadas por tamaños. Sin dudas este mar que hoy vemos pausado en algunos momentos debe encabritarse.
El paso se hace con bastante comodidad.
Y llegamos al tramo final y de mayor incomodidad, algunos bloques de piedra bastante resbalosos que debemos ir sorteando con máximo cuidado.
Toda la zona del Estrecho está llena de unas formaciones curiosas, se tratan de los "Nidos de abeja", este accidente se confunde a veces con los "Taffonis",
diferenciándose tanto en escala como en las condiciones de desarrollo:
los taffoni tienen un volumen de unos pocos centímetros cúbicos hasta
varios metros cúbicos, mientras que el panal de abeja es un conjunto de
agujeros de orden centimétrico. Los nidos de abeja se convierten en
nichos favorables para la instalación de micro-organismos (líquenes), que, a su vez, agravan la meteorización.
Llegamos al único lugar de todo el recorrido donde es necesario estar con la bajamar si no queréis mojaros los pies, esta plataforma se eleva medio metro sobre el nivel del mar en la bajamar, por lo que con media marea es inundada de agua. En estos momentos se pasa perfectamente por el filo de la pared que se mantiene seca y libre de algas y líquenes que pudieran provocar una caída.
En esta punta o subes por las rocas o pasas con cuidado por la zona húmeda pero resbalosa. Un alma caritativa puso un hito indicativo aunque totalmente inútil, al no existir otro lugar de paso.
Tras unos veinte metros llanos, volvemos a encontrarnos con un maremagnum de rocas aunque por la parte donde acaba la vegetación intuímos una veredilla, subidos en su búsqueda.
Ahora la vemos más clara.
La vareda nos eleva e introduce en la masa verde llenas de aulagas y otras pinchudas, así que volvemos a buscar un paso por la zona baja.
Y de nuevo encontramos otro paso justo donde finaliza la zona verde. Aunque no se aprecie bien la foto, paralelo a la línea de vegetación existe un cómodo paso, digo cómodo porque lo estoy comparando con las posibles alternativas.
Poco a poco nos hemos acercado a nuestra prefijada meta, la desembocadura del Arroyo de Maraber, pero una pared rocosa nos pone el último obstáculo, aquí que cada uno se busque la vida, nosotros atacamos directamente, una mini trepada y solventado el tema. Es preferible pasar por la parte alta a bajar por la zona húmeda llena de verdín.
Objetivo cumplido, hemos llegado a la desembocadura.
El Arroyo de Maraber tiene unos dos kilómetros de largo y nace en el Cerro de la Higuera, recibe aguas del Arroyo de la Ventilla. Este cauce siempre tiene agua. Este punto era el objetivo final de esta ruta, queríamos conectarla con el punto donde dejamos la costa en el sendero LA GABARRA-COLADA DE LA COSTA-CUESTA DE LA MARCHENILLA, realizado en octubre de 2017. A la derecha de este cauce comienza la Vereda de la Cuesta de la Marchenilla que en su momento nos llevó hasta el punto de partida en las inmediaciones de la Huerta Grande (Pelayo).
Procedemos a dar la vuelta y no tenemos ni idea por donde queda la veredilla que nos trajo hasta aquí, pero sabemos que existe (claro, acabamos de pasarla), así que nos vamos para las piedras a buscarlo, cosa que hacemos sin más trámite.
Procedemos a dar la vuelta y no tenemos ni idea por donde queda la veredilla que nos trajo hasta aquí, pero sabemos que existe (claro, acabamos de pasarla), así que nos vamos para las piedras a buscarlo, cosa que hacemos sin más trámite.
No nos hemos querido entretener demasiado, la marea lleva creciendo desde hace casi tres horas y el lugar de paso se cubrirá de agua enseguida, afortunadamente pasamos sobrado de tiempo.
La Ensenada del Tolmo es el lugar elegido para el avituallamiento y descanso.
Un bañito en sus fresquitas aguas es lo más recomendable para compensar el calor que vamos pasando y preparar el cuerpo para el regreso.
A la vista los restos del Fuerte del Tolmo, también conocido como
Castillo de El Tolmo o Tormo, era un fuerte artillado que estuvo activo
durante la segunda mitad del siglo XVIII en la defensa de la costa norte
del Estrecho de Gibraltar. Fue declarado Bien de Interés Cultural el 29
de junio de 1985 aunque parece que esto ha servido de poco para su
conservación.
Este fuerte formaba parte del proyecto de fortificación llevado a cabo
en los entornos de la Bahía de Algeciras como defensa ante las posibles
incursiones británicas tras la toma del Peñón de Gibraltar en 1704, si
bien en un principio no formaba parte del diseño original de Jorge
Próspero de Verboom que sólo contemplaba la construcción de
instalaciones artilleras en la costa de la bahía. Dentro de este
proyecto en la década de 1720 debió construirse una primera batería
militar provisional en El Tolmo que ya en 1730 contaba con una pequeña
guarnición de 1 subteniente y 11 soldados pertenecientes a la compañía
de Escopeteros de Getares.
Y de nuevo la vista se nos va al azul del mar, por allí enfrente Tánger y el Cabo Espartel. Con el sol casi a nuestras espaldas podemos ver bien la Punta de los Cuchillos y entender porqué se llama así.
Y de nuevo el mar, en la esquina inferior derecha podemos ver un poco de la conocida como Isla de Dos Hermanas.
Cala Arenas que esta mañana lucía paradisíamente solitaria, ahora acoge a varias embarcaciones recreativas que disfrutan de sus tranquilas y cristalinas aguas.
Y terminamos la ruta acercándonos a la tranquila Cala Secreta.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita.