Saliendo desde el Rancho de Sosa, ubicado en la carretera que une Puerto Serrano con Coripe, este sendero nos llevará en primer lugar, al vértice geodésido del Picacho de Puerto Serrano, para continuar realizando un circular por la Sierra de la Espuela, pasando por el monte Sosa, cerros de la Arena, Cueva Morena, Cincho y Toleta, volviendo al punto de salida por un bosque galería que discurre paralelo al río Guadalete y la pista forestal del Jaral.
Aunque califico este sendero como Moderado, en días de calor como el que tuvimos, sería Moderado Alto, a tener en cuenta que a pesar de estar rodeados de miles de árboles, ninguno de ellos nos dará sombra, por lo que salvo el tramo que discurre entre el cruce de la carretera y la conexión de la pista forestal del Jaral, poco más de un kilómetro, el resto será sol puro y duro. Además es un recorrido de unos 19 kilómetros (el track está limpio y por eso salen 18 kilómetros) y tendremos un desnivel acumulado de subida de 700 metros. Todo ello nos exigirá de un esfuerzo que debemos valorar.
Por contra, caminaremos por unos lugares paradisíacos y casi salvajes con magníficas vistas al Valle del Guadalete y sobre todo, disfrutaremos de las excepcionales panorámicas que tendremos desde el vértice geodédico del Picacho de Puerto Serrano. Desde allí se ve "todo", gran parte de la Sierra de Grazalema, sierras de Líjar, Aljibe, Serranía de Ronda y la campiña sevillana y si el día está despejado, algunas cosas más.
Distancia: 18,02 kilómetros.
Tiempo: 7 horas 13 minutos.
Dificultad: Moderado.
Dejamos el coche en: 36° 56.091'N - 5° 29.526'W
El coche se queda en una amplia explanada frente a los restos del Rancho de Sosa. En negro el inicio de nuestro sendero, en rosa el lugar por dónde debemos aparecer.
Tras cruzar la cancela nos encontramos un cartel que dice: Monte Sosa, Camino Principal. Una amplia pista se nos abre por delante.
Rápidamente vamos ganando altura y pronto vemos dónde queda el Rancho de Sosa, por encima un meandro del Guadalete, un tramo de la Vía Verde de la Sierra y la Huerta de la Rueda.
Aunque sin excesivos desniveles vamos subiendo contínuamente y allí a lo lejos vemos el Picacho de Puerto Serrano, primera meta volante del día, la caseta de vigilancia contraincendios y a su lado, el vértice geodésico.
Tras una corta pero endiablada pendiente del 30%, llegamos al tramo final de la cima del Picacho (690 msnm). Salimos desde 390 metros y en unos tres kilómetros de ascenso contínuo, hemos levantado trescientos metros, lo que nos sale una media del del 10% de desnivel ascendente.
Aunque no está totalmente despejado, sí que podemos disfrutar de las impresionantes vistas, desde aquí, se ve todo. Allí abajo y a poniente, aparece Puerto Serrano.
Al noroeste vemos Montellano, la Sierra de San Pablo y el Castillo de Cote (visitados en febrero de 2019).
Al norte vemos la Sierra de Esparteros y Morón de la Frontera.
Al noreste encontramos Coripe, la Sierra Vaquera y los peñones de Zaframagón y Algámitas. Y por delante de Algámitas, la Sierra del Tablón (visitada en mayo de 2017).
Al sureste vemos el Cerro del Juncal y la Sierra de Líjar (visitada en marzo de 2016).
Y ya al sur, vemos la Sierra del Gástor, el Pantano de Zahara, Zahara, el Monte Prieto y el Cerro Coros (visitados en enero de 2015), delante de ellos, a la derecha la Sierra de la Nava y el Llano de las Palas.
Y al sur, las sierras de Las Cumbres, Pinar, Zafalgar, Hinojal, Blanquillo y Labradillo.
El pantano de Zahara y alrededores, con algo de zoom. A la izquierda del Lagarín asoma algo del Cerro Malaver.
Y la foto que no puede faltar.
Con un poco de suerte también podremos ver la Sierra del Aljibe (visitada en enero de 2014) y Las Cabras.
Y al suroeste, la Sierra del Calvario, Bornos y su pantano, Villamartín y en el círculo y casi inapreciable, Arcos.
La vuelta la hacemos por el mismo camino.
En un momento dado, debemos girar a la derecha y salirmos de la pista. WP DERECHA.
Aunque la vegetación es espesa, la vereda está muy marcada. Algunos árboles nos hace presuponer que tendremos algo de sombra, pero nada más lejos de la realidad, seguiremos pasando calor.
El vértice geodésico del Picacho ya va quedando lejos.
Un saltadero que debemos sobrepasar. WP SALTADERO. Empezamos a caminar campo a través, por momentos, la vereda se pierde.
Nos paramos un rato para ver lo que ya teníamos visto pero desde menos altura. WP VISTAS.
La clara vereda sigue entre palmitos, lentiscos, piornos y diverso matorral bajo.
Dejamos una especie de redil a nuestra derecha. Justo en este lugar hacemos un cambio de rumbo y giramos a la izquierda. WP CERCADO.
Vamos en claro descenso en busca del Puerto del Calvario. WP VISTA.
Nos acercamos a las angosturas del Guadalete, y esto parece la selva amazónica, un verde esmeralda lo inunda todo.
Hemos conectado con la pista del Puerto del Calvario, giramos a la derecha. WP DERECHA.
Damos una mirada atrás para mirar por dónde hemos bajado, se ve embarullado pero se pasa cómodo.
Bajo esos cerros y por lo más profundo discurre el Guadalete, totalmente encajonado en lo conocido como "angosturas".
En las inmediaciones del Rancho de Garbín, encontramos otro saltadero. WP SALTADERO.
Y por fin, llegamos a la Ermita de la Gloria, más bien, lo que queda de ella. WP ERMITA.
No existen datos fidedignos sobre el origen de esta ermita ni quienes fueron sus usuarios, hay quién la relaciona con un convento Carmelita que existió en sus cercanías, incluso quienes la relacionan con los Templarios que según cuentan por ahí, ejercieron de vigilantes y custodios de estos caminos, pero nada es concluyente, salvo que por su forma de construcción se deduce que es antigua, muy antigua.
El único dato cierto y comprobable es que en la Desamortización de Mendizábal ya figura como edificio en ruinas. Recordemos que la conocida como Desamortización de Mendizábal fue promulgada el 19 de febrero de 1836 y ordenada por Juan Álvarez Mendizábal, por entonces Ministro de Hacienda y Pesidente del Gobierno de la regente María Cristina de Borbón, y se basó en una expropiación sistemática de terrenos y propiedades pertenecientes a órdenes religiosas.
De lo anterior parece desprenderse que la Ermita de la Gloria era propiedad de alguna orden religiosa, tomando cuerpo la hipótesis de que podría ser propiedad de la Orden Carmelita, que en sus cercanías tenían su convento.
En una corta bajada nos incorporamos al Cordel de Morón, y giraremos a la derecha. A nuestro frente tenemos el Cerro de la Arena, el cual bordearemos por su parte derecha. WP DERECHA.
Aunque no me gustan las pistas tengo que reconocer que estos momentos ya empieza a apetecerme un rato de cómodo caminar, pero nada más lejos de la realidad, es pillar la curva y saldremos del cordel.
Debemos girar a nuestra izquierda y seguir la vereda marcada, vamos buscando un lugar de paso que nos permite el vadeo del Arroyo de la Armada, se trata de rodear el Cerro de la Arena por su parte derecha. WP SALIDA PISTA IZQDA.
Con más facilidades de la prevista, vadeamos el Arroyo de la Armada, y digo previstas porque este cauce ya lo conocemos y lo cerrado y la gran cantidad de zarzas y barro que hemos encontrado por otras partes nos hacían temer lo peor. Pero afortunadamente (en este caso) la falta de lluvias pues ha facilitado este tránsito.
El Cerro de la Arena desde su vertiente sur.
Nos desviamos un poco a nuestra derecha para visitar las ruinas de un cortijo. Se trata del Rancho de la Arena.
En sus paredes aún se conserva el enfoscado incluso colores que tuvo en sus momentos habitados.
Desde el cortijo y hacia el sureste, volvemos a ver parte de la Sierra de Grazalema, ya descrita. Por debajo de la arboleda vemos el camino al que nos debemos incorporar.
Bordearemos el cerro, dejándolo a nuestra izquierda, para luego entrar entre La Nava y el cerro de Cueva Morena. La zona marcada en naranja está acotada y se conoce como Dehesa de La Nava. El monte público de La Nava pertenece a la Junta de Andalucía y tiene una superficie de 267 hectáreas y está integrado en la Red de Dehesas Demostrativas del proyecto Life bioDehesa.
En estas fincas se han llevado acciones concretas de conservación que servirán de ejemplo para dar respuesta a los retos a los que se enfrentan las dehesas, contribuyendo al objetivo final de favorecer su supervivencia. Dicho así, suena bonito. WP DEHESA.
El carril nos llevará perimetrando esta zona.
Por la vertiente norte del Cerro de Cueva Morena nos encontramos una cancela y volvemos a tomar altura. WP CANCELA.
Esto nos permite tener nuevas y buenas vistas del entorno. Allí enfrente el Cerro del Juncal y por debajo Los Juncales con su gran laja y a sus pies, el Guadalete.
El profundo valle por dónde discurre el río. En estos momentos vamos rodeando el Cerro del Cincho por una bonita cornisa, sin dudas es una de las partes más bonitas del recorrido.
Nuevamente nos hemos incorporado a una pista, en este caso se trata del Camino principal de la Toleta.
Y la imagen que ya se está convirtiendo en crónica, mucho amante de la naturaleza y del deporte, pero que no tienen reparo en dejarnos el monte lleno de plastiquitos y cartuchos de escopeta.
Este camino nos llevará directamente al Cerro de la Toleta y al área recreativa de igual nombre, un área cada vez más deteriorada.
Al centro de la imagen lo que cuentan pudo ser un gran centro de interpretación de la naturaleza, hoy abandonado para deleite de los más incívicos.
Conectamos con el Cordel de Algodonales que nos lleva directamente al área recreativa. Parece que por fin vamos a tener algo de sombra, pero nada de nada, vanas ilusiones, a estas alturas ya vamos bien recalentaditos.
Nos acercamos lo que podemos para aprovechar algo de umbría y allí nos encontramos cobijada, una maravillosa Ophrys Lutea, una de las especies que se engloban dentro del grupo de "orquídeas abeja o abejeras".
Frente a la zona conocida como Los Muertos, el camino se bifurca, nosotros tomaremos el de la derecha. WP DERECHA.
El posible centro de interpretación más de cerca, como telón de fondo los cerros de la Toleta y Sosa.
Así va quedando lo que pudo ser un magnífico Centro de Interpretación de la Naturaleza, una muestra más del despilfarro del dinero público al que estamos sometidos.
A nuestra izquierda van quedando los terrenos del Área Recreativa de La Toleta, también abandonada a su suerte.
Y una magnífica y nueva fuente, sin agua. WP FUENTE.
Y un bonito pozo, aunque aquí si hay agua.
Unos amplios campos de cereales convierten el descampado en un bonito mar verde. Por detrás la Loma de Cesna y La Avecilla.
Aprovechamos una de las escasas oportunidades que tendremos para acercarnos al cauce. WP RÍO.
Justo al lado de la carretera nos encontramos esta edificación en ruinas y frente a ella, una alberca.
Aunque tocamos asfalto apenas serán unos metros. WP ASFALTO.
Aunque no lo parece, entre esos árboles está el paso. Cuidado al cruzar la carretera.
Y de nuevo otra imagen bucólica.
Rápidamente entramos en un fresco bosque galería. Al fin un poco de sombra después de casi catorce kilómetros de sol abrasador. Afortunadamente íbamos bien provistos de agua.
Este paso supone un auténtico alivio y nos relaja totalmente, tal vez en exceso ya que aún nos queda una última sorpresa.
Una angarilla nos avisa de que algo diferente viene. WP ANGARILLA.
Y otra angarilla pone fin a la sombra. La alegría apenas duró un kilómetro. Tras avanzar unos metros nos desvíamos a la izquierda, siguiendo el cauce del Arroyo de Sasa en una subida "curiosa". WP ANGARILLA.
De nuevo a pleno sol y sin una brisa de aire. Aunque aún no lo sabemos, ahora nos tocará la guinda del pastel, tendremos que levantar doscientos quince metros de desnivel en apenas cuatro kilómetros de distancia que es lo que aún nos queda. Lo peor acaba cuándo llegamos a esta alambrada QUE NO DEBEMOS PASAR a pesar de los evidentes signos de accesos. Caminaremos paralelos a la alambrada pero dejándola a nuestra izquierda.
Nos habremos encontrado desniveles entre el 20 y el 30% de media, en un punto determinado el gps nos indica que tuvimos una pendiente del 61%, cuándo pensábamos que todo estaba liquidado, llega el tramo que se nos hace más largo.
Por contra y una vez separados del cauce del Guadalete, pasaremos por una cornisa que es una auténtica delicia.
Con la excusa de otra foto, de vez en cuándo paro a tomar aire.
Tras unos quinientos metros de subida nos incorporamos a la pista forestal del Jaral, que nos parece una bendición. Pero que se nos hará larga, muy larga, nos quedan unos tres kilómetros y las piernas empiezan a pesar y está el sol apretando de lo lindo.
Pero la insulsa pista también nos permitirá tener buenas vistas del entorno.
Nunca me alegré tanto de ver una ruina, por fin hemos llegado al Rancho de Sosa y al final del sendero. WP RUINA.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde el humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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