El castillo de las Aguzaderas es una fortaleza ubicada en el municipio de El Coronil, provincia de Sevilla, de origen musulmán pero aprovechando cimentaciones anteriores. Su fundación definitiva data del siglo XIV, habiendo sido modificado en los siglos XV y XVI.
Se trata de una fortaleza tipo de las del entorno y época, pero con la peculiaridad de encontrarse situada en una vaguada en vez de en una zona elevada, debido a que su misión era defender el manantial de agua de la fuente de las Aguzaderas y no la de controlar el territorio pero a pesar de esto está considerado como una edificación encuadrada en la conocida como Banda Morisca.
Se trata de una fortaleza tipo de las del entorno y época, pero con la peculiaridad de encontrarse situada en una vaguada en vez de en una zona elevada, debido a que su misión era defender el manantial de agua de la fuente de las Aguzaderas y no la de controlar el territorio pero a pesar de esto está considerado como una edificación encuadrada en la conocida como Banda Morisca.
Dejamos el coche en: 37º03.139'N - 5º37.587'W. Justo en la puerta del castillo.
Lo primero que nos sorprende es su tamaño y su estado de conservación, al contrario que otros de la época que ya hemos visitado, este es grande y en un magnífico estado de presentación ya que fue restaurado profundamente por el Ministerio de Cultura en la década de los años 1960, de ahí su actual estado de conservación.
Fue declarado monumento arquitectónico-artístico el 12 de febrero de 1923 , gracias a los trabajos llevados a cabo por Feliciano Candau y el duque de Medinaceli.
Lo segundo que nos sorprende es que está abierto día y noche durante todo el año y no tiene vigilancia, a pesar de ello, luce magnífico, limpio y libre de pintadas. Según cuentan el nombre de Aguzadera proviene de que antaño los jabalíes se afilaban o aguzaban los colmillos en las rocas cercanas al manantial existente. Aunque parece más sencillo pensar de que allí acudieran los cerdos a beber agua, ya que para afilar los dientes, tienen piedras por doquier, por lo que no parece descabellado pensar que tras la ingesta de agua, quedasen por allí a retozar y acicalarse.
El origen del castillo lo tenemos en una antigua torre árabe, al parecer denominada Aznalcázar, que defendía la fuente que da nombre al lugar y que en el Repartimiento de Sevilla fue donada al Cabildo de la Catedral. Éste realizó la construcción del castillo entre 1348 y 1355, año que pasa a manos de la Corona, que a su vez lo donó en 1388 a Per Afán de Ribera. Poco después, debido a enlaces matrimoniales, dejó de ser un señorío independiente, pasando a pertenecer al señorío de El Coronil y por tanto a la Casa de Medinaceli, que llevó a cabo reformas en los siglos XV y XVI.
Decíamos al principio que era una de las construcciones de la "Banda Morisca" apelativo con que se conocía al territorio fronterizo situado entre el reino nazarí de Granada y las últimas tierras integradas en la Corona de Castilla.
La banda morisca abarcaba un amplio
territorio geográfico, desde el Estrecho de Gibraltar hasta Murcia, y
encontró ciertos cauces de estabilización que permitió fijar
la frontera entre ambos reinos durante al menos dos siglos hasta el
inicio de la Guerra de Granada.
De aquella antigua frontera nazarí todavía conservamos en nuestra toponimia actual reminiscencia de aquellos siglos a través del nombre de muchas localidades que incluyen la locución “de la Frontera”. Algunos ejemplos pueden ser: Arcos de la Frontera, Castellar de la Frontera o Chiclana de la Frontera en la provincia de Cádiz, Cortes de la Frontera en la de Málaga, Aguilar de la Frontera en Córdoba o Morón de la Frontera en lSevilla.
De aquella antigua frontera nazarí todavía conservamos en nuestra toponimia actual reminiscencia de aquellos siglos a través del nombre de muchas localidades que incluyen la locución “de la Frontera”. Algunos ejemplos pueden ser: Arcos de la Frontera, Castellar de la Frontera o Chiclana de la Frontera en la provincia de Cádiz, Cortes de la Frontera en la de Málaga, Aguilar de la Frontera en Córdoba o Morón de la Frontera en lSevilla.
Así fueron pasando los siglos para este castillo, que pasó de ser un punto estratégico para obtener agua en plena Banda Morisca a ser una propiedad privada más de la Casa de Medinaceli, la cual se deshizo finalmente de él en el s.XIX, donándolo a la Villa de El Coronil, que es su actual propietario.
En esta foto del patio de armas se aprecian una serie de
riscos que presumiblemente y en su día, albergarían el brote del manantial de Las
Aguzaderas que da nombre al castillo.
Nos llama la atención las pequeñísimas aspilleras o saeteras, algunas ellas no tienen ni dos dedos de ancha, sería difícil ver al enemigo y las flechas se lanzarían muy al azar, pero prácticamente imposible sería que te alcanzara una flecha lanzada por el enemigo. Las de este castillo son conocidas como troneras de cruz.
Las aspilleras o saeteras de cruz se combinan con otras conocidas como "Saeteras de Palo", que son simplementes aberturas rectangulaeres en los paramentos.
Siendo puristas tendriamos que diferenciar entre aspilleras o saeteras y troneras, las primeras estaban exclusivamente diseñadas para disparar con ballestas, mientras que las segunda se pensaron para disparar con armas de fuego y suelen ser redondas.
En numerosos casos ambos diseños se combinan, dando lugar a las conocidas como de "Cruz y Palo", en las que se podían disparar de forma conjunta, flechas y armas de fuego. Por el diseño del "abocinamiento", espacio donde se situaba el tirador, era fácil colocar a dos soldados, el portador del arma de fuego (arcabuz o mosquete) tiraría tumbado en el suelo del abocinamiento mientras que el ballestero lo haría de pie o con rodilla a tierra. Estas que vemos en la foto corresponden al castillo de Alcalá de Guadaíra (visitado en febrero de 2020) y responden al tipo mixto de "Cruz y Palo". Señalar que las primeras armas de fuego convivieron con las ballestas alrededor de doscientos años, por lo que tiene todo el sentido la construcción de este tipo de saeteras-troneras.
Ya sabemos que su función principal del castillo fue protectora para el manantial y es lo que motivó su curiosa ubicación en dicha vaguada, pero aun así podía mantener enlace visual con el resto de fortificaciones colindantes en la Banda Morisca en aquella época en la que la frontera requería una especial protección si se quería llegar a la reconquista del reino de Granada.
El sistema defensivo de este tramo de la frontera se completaba con las torres de Troya, del Águila, del Bollo, de Lopera (todas en el actual término de Utrera) y los castillos de Matrera en Villamartín (visitado en octubre de 2019) y Cote en Montellano (visitado en febrero de 2019).
Nos podemos preguntar como era posible que tuviese comunicación visual con otras fortalezas estando en una depresión del terreno, pues ya en la época solucionaron el inconveniente y a este castillo se le dotó de una torre vigía de tres metros de altura que asoma sobre la cubierta de la Torre del Homenaje y que vemos en la siguiente foto.
Esta atalaya carecía de escalera y para subir por ella, más bien trepar, se utilizaban unas piedras salientes que se usaban a modo de escalones. Probablemente este fuera el primer rocódromo de la historia española, por más que algunos pretendan pasar por inventores de la escalada indoor.
Mirando hacia el sur y entre las almenas podemos ver la Torre de Lopera y más a la izquierda y con el que también se mantiene contacto visual, el castillo de Matrera.
Casi todo el perímetro de las murallas es recorrido por el conocido como "Adarve" o "Camino de Ronda", un estrecho pasillo en altura que comunicaba con todas las torres principales y las semicirculares intermedias.
Mirando hacia abajo es cuando podemos percibir la considerable altura de la Torre del Homenaje.
Nos disponemos a subir a la Torre del Homenaje. Desde fuera ya se puede intuir que dispone de una planta baja, otra superior superior y la cubierta.
La subida a la Torre del Homenaje se realiza a través de una empinada, oscura y desgastada escalera ubicada en la planta inferior.
En el suelo de la primera planta podemos ver un agujero o trampilla también denominadas "matacán o buzón"que se podían abrir en caso de que el enemigo entrara a la planta baja y los defensores podían lanzar flechas y tirar piedras, agua hirviendo o arena muy caliente.
Este tipo de torre vigía cuando eran de pequeño tamaño también se las conocía como "Escaragüaita" que significa torre vigía o atalaya o por su denominación latina speculum o specula (espejo).
A la derecha vemos la escalera por la que se accede al adarve.
El adarve o camino de ronda recorre todo el perímetro interno del parapeto almenado.
Aunque hoy todo forma un conjunto, si vemos un plano podemos comprobar que esta torre y su puerta tapiada están fuera del recinto original, parece que si se tratara de una torre albarrana que con el paso del tiempo se amuralló y terminó formando parte de la única estructura del castillo.
Una torre albarrana es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicada, aunque generalmente exenta de la muralla y conectada a esta mediante un pequeño arco
o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre
cayese en manos del enemigo.
Salimos al exterior para perimetrar este bonito castillo que tan agradable sorpresa nos ha dado. Desde este ángulo, además de dos de las torres esquineras podemos ver la impresionante Torre del Homenaje y sobre ella, la torre vígía.
Y una de las torres semicirculares entre las torres esquineras.
De tiempos más modernos se conserva un aljibe y a escasos metros el frontal de una antigua fuente.
En el citado frontal también podemos ver un par de arabescos, presumiblemente de reciente elaboración.
Desde los pies de la muralla y en dirección al interior del castillo discurren dos especies de túneles, tal vez alguna antigua ruta de escape o evacuación de aguas.
La más pequeña tallada a modo de aspillera, delata fehacientemente la intervención de la mano humana.
Y como cualquier castillo que se precie, este de las Aguzaderas también tiene su leyenda de fantasmas. Cuentan que las noches de luna llena puede verse una silueta oscura deambulando de torre en torre mientras un llanto desconsolado rompe el silencio de la noche. Es conocida como "La sombra del guerrero", dicen que allí habita "in secula seculorum" un antiguo soldado de la guarnición que realiza una contínua ronda de vigilancia por el adarve a la espera del regreso de su amada perdida para siempre y que no descansará en paz hasta que vuelva a reunirse con ella.
Y una de las torres semicirculares entre las torres esquineras.
De tiempos más modernos se conserva un aljibe y a escasos metros el frontal de una antigua fuente.
En el citado frontal también podemos ver un par de arabescos, presumiblemente de reciente elaboración.
Desde los pies de la muralla y en dirección al interior del castillo discurren dos especies de túneles, tal vez alguna antigua ruta de escape o evacuación de aguas.
La más pequeña tallada a modo de aspillera, delata fehacientemente la intervención de la mano humana.
Y como cualquier castillo que se precie, este de las Aguzaderas también tiene su leyenda de fantasmas. Cuentan que las noches de luna llena puede verse una silueta oscura deambulando de torre en torre mientras un llanto desconsolado rompe el silencio de la noche. Es conocida como "La sombra del guerrero", dicen que allí habita "in secula seculorum" un antiguo soldado de la guarnición que realiza una contínua ronda de vigilancia por el adarve a la espera del regreso de su amada perdida para siempre y que no descansará en paz hasta que vuelva a reunirse con ella.
Y si no es suficiente con el caballero, aparece otro "espíritu" que se disputa ser el 'fantasma titular'. En este caso es una mujer y tiene nombre y apellido: María Rodríguez,
que cuenta con el aval de un antiguo cronista de El Coronil, José
Garrido, que, según parece, señaló que ella era la única persona
enterrada en el patio de armas de Las Aguzaderas en la época de las
fiebres pestilentes de 1800. ¿Qué hace allí?. La cosa es que está enterrada en el ruedo del castillo,
y que, por lo tanto, sí que Las Aguzaderas tiene un fantasma, pero es el fantasma de una mujer.
El Castillo da aún más de sí y los cuentos locales mencionan un tesoro escondido entre sus muros y con 'prueba de fuego' para hacerse con él: el lugar exacto se desvelará únicamente a quién sea capaz de comer una granada sin desperdiciar un solo grano, sentado en lo alto de la torre del homenaje a las doce en punto de la Noche de San Juan.
AVISO DE SEGURIDAD.- SI VAS CON NIÑOS PEQUEÑOS VÍSITALO DESDE ABAJO.
Aunque todo no es positivo, también es sorprendente la notable falta de seguridad para los visitantes, el castillo apenas dispone de barandillas protectoras y sus adarves (pasarelas elevadas que discurren entre las torres) están totalmente desprotegidos y una caída desde allí es mortal sí o sí, están al menos a ocho metros del suelo. NO ES RECOMENDABLE PARA LLEVAR A NIÑOS NI PERSONAS CON VÉRTIGO. INSISTO: UNA CAÍDA DESDE ARRIBA PODRÍA SER MORTAL Y EN EL MEJOR DE LOS CASOS, PROVOCAR GRAVES LESIONES.
También avisar que en la primera planta de la Torre del Homenaje existe un hueco, tal vez sea un matacán interior o buzón matafuegos, falto de protección, alguien que entre mirando al techo o por sus ventanales podría caer por él, y también está a una altura considerable, un niño o una persona de complexión delgada se colaría fácilmente. OJO, QUE TAMBIÉN ES PELIGROSO.
Por último, avisar de que también reviste gran peligro acercase a las esquinas desde la zona alta de la Torre del Homenaje, además de su aparente fragilidad y posibilidad de desprendimiento, las esquinas están abiertas, es muy peligroso para cualquier niño o adulto que se asome más de lo prudente, cualquier resbalón y te despeñas desde unos veinte metros de altura, y aquí no hay posibilidad de salir lesionado, te matas irremediablemente.
Vista desde abajo de las esquinas peligrosas, tiene las cuatro esquinas abiertas. Se aprecia una especie de cinturón metálico que sirve para dar consistencia a toda la línea de almenas. SI TE CAES DESDE ALLÍ, NO LO CUENTAS.
No trato de acojonar a nadie, pero sí mentalizar al visitante que este lugar no es una atracción de feria, existe un peligro real que hay que valorar adecuadamente.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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