Situada en el ancho y llano valle que forma la vega de los ríos Tajo y Jarama, en un privilegiado escenario natural, se levanta la ciudad de Aranjuez, declarada Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2001. El Real Sitio y Villa, es un lugar cargado de historia y antaño residencia primaveral de reyes y reinas y esto influyó decisivamente en la organización de la ciudad.
A partir de 1750 con Fernando VI se proyecta la expansión urbana de Aranjuez, se concibe como un gran tridente que aprovecha la preexistente calle de la Reina que data de la época de Felipe II. A este tridente de tradición barroca, creación de Bonavía, se superpone un trazado octogonal.
Las viviendas se organizan siguiendo un modelo de manzana regular con dos alturas con un patio central y crujías alrededor. La normativa de 1794 de Juan de Villanueva será decisiva en el aspecto de regularidad y equilibrio en el casco histórico, declarado conjunto histórico artístico por Real Decreto de 14 de septiembre de 1983.
Y esto es lo que veremos hoy, el casco histórico de Aranjuez.
Distancia: 5,86 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 7 minutos.
Dificultad: Fácil.
Por cuestión de cercanía a otra actividad, el coche lo dejamos en la carretera de Cádiz, a la altura del hotel Mercedes, lugar desde iniciamos la ruta por el casco histórico.
Rápidamente llegamos al Puente de Barcas de dilatada historia. En su origen los formaban una hilera de barcas sobre las que se dispuso de unos paneles que permitían el paso de personas y vehículos. El puente de barcas se configura como un puente flotante, capaz de
adaptarse a las subidas y bajadas de la marea, con la desventaja de que
no permite el paso por su parte inferior de embarcaciones. Desde allí y a nuestra derecha tenemos una vista privilegiada del Palacio Real y del Jardín del Parterre (visitados en enero de 2020).
A la izquierda, el embarcadero desde sale el barco que da paseos turísticos por el Tajo y el muro de contención del jardín del Príncipe.
Justo pasado el puente llegamos a la plaza de Rusiñol que atravesaremos para llegar al jardín de Isabel II. Nuevamente a nuestra derecha vemos la fuente de Hércules en el jardín del Parterre.
A unos pocos pasos del Parterre nos encontramos con el último jardín construido en Aranjuez, el Jardín de Isabel II, o más conocido entre los habitantes como el de “La Princesita”.
De forma cuadrada, está situado en el lado oriental de la Plaza de San Antonio. Este jardín se construyó sobre un antiguo garaje de carretas y ganado.
Después de ser coronada como reina Isabel II en 1834 y como conmemoración de ello, se emplazó una estatua de bronce de la reina niña sobre un pedestal de mármol blanco, regalo del embajador francés del momento, Juan Luis Brúñete.
La estructura del
jardín que encontramos en la actualidad no se corresponde con la del
proyecto inicial, ya que a finales del siglo XX se realizó una
remodelación, respetando siempre el pedestal con la escultura de Isabel
II en el centro del jardín.
En la actualidad, podemos encontrar pequeñas isletas rodeadas de bancos en los que poder descansar. El Jardín de Isabel II posee cuatro entradas, aguardando dos casetas en la entrada de la calle de la Gobernación.
Todo el conjunto fue
acompañado por ocho bancos de piedra y jarrones emplazados en altos
pedestales. Todo el jardín se encuentra cercado por una verja de hierro
que sustituye a una antigua de madera que había en su origen, para
proteger los arbustos y las flores plantados.
En su exterior,
pegado al muro que sujeta la verja y mirando a la Plaza de San Antonio,
disfrutamos de un banco de piedra que ocupa toda la fachada.
En la plaza de San Antonio encontramos la Casa de Oficios y Caballeros. Ocupan el lateral occidental de la plaza de la Mariblanca a la que abren sus bellos soportales. Su función era la del mantenimiento y administración del Real Sitio y alojamientos del séquito, especiales en época de jornadas Reales.
Ambas construcciones aparecen unificadas hacia la
Plaza de San Antonio, aunque responde a distintos momentos. La Casa de
Oficios fue proyectada por Juan de Herrera (1854), prolongándose su
construcción durante el siglo XVII. Estas fases no concluyen hasta el
siglo XVIII, periodo en el que da fin a la Casa de Caballeros (1767),
sobre los planos de Gómez de Mora (siglo XVIII), bajo la dirección de
Santiago Bonavia y sus sucesores Marquet y Serrano.
En un lateral de la plaza vemos la Real Iglesia de San Antonio. Proyectada por los arquitectos Isidro González Velázquez y Santiago Bonavia en el siglo XVIII, tiene su origen en un oratorio que Felipe IV mandó habilitar como provisional debido a la poca capacidad de la Capilla Real que solo tenía dos altares. Fue también utilizada como cuartel por las tropas napoleónicas.
Se integra en la formación de la plaza de San
Antonio, centro neurálgico de Aranjuez y conocida tradicionalmente como
la plaza de la Mariblanca, primera de las iniciativas de la expansión
urbana del Real Sitio. Se concibió como capilla real, ocupando el punto
de fuga de la plaza y asimilándose a un sistema de arquerías que
articulan el gran espacio, mediante un juego de curvas y contra curvas.
Se encuadra en un urbanismo cortesano donde la
influencia italiana es patente, debido en gran parte al autor del
proyecto. A esta influencia responde su concepto de planta circular
centralizada, subrayada por la cúpula.
Detalle de las arquerías que encuadran a la iglesia.
Justo salimos por las arquerías y vemos una edificación a nuestra izquierda en bastante mal estado. Se trata de la Casa de Infantes.
Edificio civil, encargado por Carlos III a Juan de Villanueva, para el alojamiento de los Infantes Gabriel y Antonio.
Sigue las premisas del siglo XVIII en cuanto a la
ornamentación arquitectónica y la funcionalidad. Se concibe como espacio
integrado a la plaza, con la uniformidad que proporciona el sistema de
arquerías, y constituye un ámbito semiurbano y de conexión entre el
casco histórico y el núcleo en torno a palacio Construido por Serrano en
1772 para alojamiento de las familias del os hijos de Carlos III, esta
situada en el lateral oriental de la plaza de la Mariblanca y frente a
la de Caballeros.
En el centro y encajada en los soportales, vemos una curiosa fuente de doble cara.
Pasamos por la puerta del Teatro Real. Ordenado construir por Carlos III, al arquitecto Jaime Marquet en 1769. Durante el siglo XIX y XX sufrió varias modificaciones que desvirtuaron su aspecto inicial. Su fachada reconoce una organización rematada con frontón, utilizando elementos de tradición clásica. Estaba dedicado a la representación de comedias y tragedias españolas y óperas italianas. El edificio, realizado ex profeso, asume la función de un teatro anterior albergado en el propio Palacio Real. En 1876, el rey Alfonso XII cedió su usufructo al municipio.
Todos los domingos y en la calle Stuart montan el conocido como Mercadillo Vintage, que se compone de varios puestos en los cuales se puede adquirir piezas de coleccionismo, Almoneda y Objetos Vintage, y hoy es domingo.
En la Plaza de la Constitución nos encontramos con dos edifícios típicos de Aranjuez. Uno el edificio del Ayuntamiento y otro el Mercado de Abastos.
La plaza es de transito accesible,en la cual, nos encontramos varias terrazas y una estatua dedicada a Alfonso XII, que preside la entrada al mercado de Abastos.
El mercado es obra del arquitecto Enrique Sánchez Sedeño, realizada
por iniciativa municipal. Esta obra, introduce el vocabulario formal de
un nuevo material como el hierro, e interpreta el uso del ladrillo y
piedra (de Colmenar) tan característicos de la arquitectura de Aranjuez,
y siguiendo una tradición hispana.
Pero en igual medida mantiene la continuidad modular y
volumétrica del conjunto urbano del siglo XVIII, sometiéndose a su
escala. Los cajones del mercado, dispuestos perimetralmente, definen un
espacio abierto al interior.
En la plaza de Pavía se ubicaba el cuartel de igual nombre. Construido en la Época de Fernando VII (1752), fue el cuartel de las Guardias de Corps. Posteriormente fueron ubicadas diferentes unidades militares como las Guardias Walonas, Los Dragones de Pavía, Los Cazadores, La Caballería Ligera, Los Lanceros de Pavía, Las Unidades de Sable de Caballería, y en su último uso fue utilizado como dependencia del ejército por el Regimiento de Caballería Acorazada Pavía nº 4.
Hoy día el edificio es parte del campus de la Universidad Rey Juan Carlos.
Al final de la calle Almíbar y ya en la Avenida de la Plaza de Toros, encontramos, como no podía ser de otra manera, la Plaza de Toros.
Edificio civil construido por Carlos V en 1797 y rehabilitado por Fernando VII en 1829. El rey Alfonso XII cede su uso en usufructo al municipio en el año 1876. Se trata de una de las primeras plazas de toros exenta y centralizada que dará lugar al prototipo de las monumentales.
Hacia el año 1745, se construye una conducción para el agua procedente de unas cañadas situadas en el borde de la Mesa de Ocaña. En el año 1757, se rehace la conducción con tubería de barro vidriado (de mejor calidad) dotándola de arcas o descansos para su reconocimiento y limpieza.
Una de estas arcas, fué la llamada "Fuente de la Reina", que estaba situada al principio del Camino de Ontígola,a su derecha.En la actualidad se encuentra ubicada en los alrededores de la Plaza de Toros, después de haber sido trasladada por motivos urbanísticos y estar en desuso.
Para su traslado se contrató a una empresa leonesa de canteranos que rehabilitaron una a una todas sus piedras y el escudo.
Llegamos al Convento de San Pascual ubicado en la calle del Rey. Imponente edificio construido por orden de Carlos III (XVIII), esta ejemplar obra se alza frente al Hospital de San Carlos, y fue realizada por el arquitecto Francesco Sabatini entre los años 1765-1770.
En la fachada neoclásica, terminada en dos torres, destacan el juego de columnas y pilastres, y el frontón que la corona. Su lenguaje es clasicista, próximo a los principios del barroco italiano. Su elemento más destacado es la iglesia, de planta de cruz latina con capillas en la nave principal y brazos de crucero poco acusados. Se complementó con dependencias conventuales, organizadas en los patios y con la huerta en la parte posterior.
Justo enfrente tenemos el Hospital Municipal de San Carlos, actualmente en rehabilitación. También construido por orden de Carlos III, bajo la dirección de Manuel Serrano (1776) fue ampliado con gusto decimonónico hasta la calle Capitán en tiempos de Isabel II. Situado en la calle de la Concha, destinado a hospital de empleados reales y residentes en el Real Sitio.
Como elemento decorativo destaca la sencilla fachada
de ladrillo, una interesante portada donde se produce el juego y
superposición de frontones curvos y triangulares que remata un frontón
triangular inscrito en un arco de medio punto.
Es una obra de arquitectura bien construida,
proporcionada y sin ornamentos. En ella aparecen los elementos
característicos de la arquitectura vilanovina; vanos adintelados y
portadas sencillamente destacadas, con escasez de elementos decorativos. Actualmente alberga instalaciones universitarias.
En la misma calle encontramos las conocidas como Cocheras de la Reina Madre, hoy día Centro Cultural Isabel de Farnesio.Edificio civil construido por Fernando VI (1758) para caballerizas de su madrastra Isabel de Farnesio. También llamado Palacio de la Reina Madre. Encargado a Jaime Marquet, albergó las cocheras reales y posteriormente fue convertido en oficinas de la Real Yeguada y después en el Colegio María Cristina. Es reconstruida por González Velázquez a partir de 1814. Se organiza mediante crujías en torno a dos patios.
El exterior, mantiene el modelo de grandes vanos
dispuestos simétricamente en altura, y subrayando mediante impostas la
horizontalidad del urbanismo de Aranjuez.
Desde 1992 es Centro Cultural y sede de la
Universidad Felipe II, con auditorio, biblioteca, archivo, sala de
exposiciones, universidad popular, aulas, oficinas y delegaciones
municipales.
Bajamos por la calle de Montesinos en busca de la calle de la Reina, ya inmersos en la extraordinaria arboleda cercana al jardín del Príncipe (visitado en enero de 2020).
Este último tramo lo hacemos caminando por la valla perimetral del jardín del Príncipe que nos llevará hasta prácticamente el Puente de Barcas, poniendo fin a nuestra ruta.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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