domingo, 2 de febrero de 2020

PASEO POR EL JARDÍN DEL PRÍNCIPE (ARANJUEZ-MADRID) (25ENE2020)

Este jardín, situado entre el río Tajo y la Calle de la Reina, es el más extenso de todos los de Aranjuez, con un perímetro de 7 km y una extensión de 150 hectáreas, de las cuales solo son visitables aproximadamente la mitad. En la parte norte, que es la que da al río, está protegido por un dique de piedra llamado Malecón de Solera, mientras que en su cara sur, lo limita una larga verja sobre un zócalo de piedra de Colmenar y pilares de ladrillos, ornamentados por artísticas piedras.

El jardín está formado por gran variedad de especies de árboles diferentes, como: plátanos, ahuehuetes, pacanos, caquis de Virginia, cipreses, liquidámbares, pinos, castaños de indias, tilos, fresnos, robles, cafeteros, magnolios, arces, carpes, árboles del amor, de Júpiter.

Dejamos el coche en: 40°02.209'N - 3°36.156'W (Al lado de la Puerta del Embarcadero, lugar de inicio).
Distancia: 6,13 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 5 minutos.
Dificultad: Fácil.

Al jardín se puede acceder por varias puertas, nosotros lo hicimos por la conocida como Puerta del Embarcadero, llamada así por su proximidad al Embarcadero Real. Es la entrada principal y se encuentra en la calle de la Reina. Fue obra de Juan de Villanueva, dispone de dos basamentos de piedra, con cuatro columnas cada uno y coronadas por cornisas de orden jónico. En lo alto, están rematadas por geniecillos de piedra con flores

A nuestra derecha vemos una larga verja sobre un zócalo de piedra de Colmenar y pilares de ladrillos, ornamentados por artísticas piedras que delimita el jardín por la zona sur.

Tiene su origen en la llamada Huerta Grande de Don Gonzalo y en un pequeño jardín mandado crear por Fernando VI en la zona del embarcadero sobre el río. El proyecto del nuevo jardín fue trazado en 1763 por Pablo Boutelou (nieto de Esteban Boutelou I). No es hasta el 3 de octubre de 1772 cuando el futuro Carlos IV, que en aquel momento ostentaba el título de Príncipe de Asturias, manda su construcción. Se finalizaron los trabajos en 1804.

El jardín está formado por gran variedad de especies de árboles diferentes, como: plátanos, ahuehuetes, pacanos, caquis de Virginia, cipreses, liquidámbares, pinos o castaños de indias, entre otras especies.

 Sin dudas, el lugar más emblemático y bonito de este jardin es el llamado Estanque de los Chinescos.


El Estanque de los Chinescos es un lago artificial bordeado por una pequeña baranda, con tres islas, sobre las cuales se encuentran un templete o kiosco de estilo griego, otro de tipo chinesco y un mausoleo de granito egipcio.


El pabellón griego es obra de Juan de Villanueva, con una serie de ocho columnas de orden jónico que sujetan el techo, coronado por una piña de bronce pintada de color mármol (aunque originalmente poseía un dragón dorado).

Entre cada columna existieron unos vasos canopos egipcios, ahora desaparecidos. Por otro lado, el templete chinesco original resultó gravemente dañado en la Guerra de la Independencia Española y reconstruido por Fernando VII más bien como un kiosco de estilo turco, con vivos colores verde, rojo y dorado.

A la vista tenemos la Casa del Labrador,  un palacete de estilo neoclásico que es una de las residencias de la Familia Real Española.

Su construcción comenzó a finales del siglo XVIII, a partir de un diseño inicial del arquitecto Juan de Villanueva, que fue transformándose sucesivamente en los trece años que duraron las obras y reformas. Su aspecto final se debe a Isidro González Velázquez, quien dotó al conjunto de numerosos motivos ornamentales externos. El interior destaca por su decoración suntuosa, obra de Jean-Démosthène Dugourc, en su mayor parte, y por las pinturas de Mariano Salvador Maella, entre otros autores.

El monumento depende de Patrimonio Nacional, el organismo estatal que gestiona los bienes del Estado al servicio de la Corona. En el año 2001 fue catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

La fina lluvia y los colores verdes, ocres y rojizos del invierno dan un toque mágico al lugar y nos transportan a tiempos pasados siendo fácil imaginarse como corretearían por aquí los Infantes de España, o como daban tranquilos paseos Sus Majestades huyendo de los problemas de la Corte.



Casi sin darnos cuenta hemos llegado a la zona norte del jardín, delimitada por un grueso muro de contención que lo protege de las aguas del río Tajo, conocido como el Malecón de Solera.

Muy cerca, se construyó una montaña artificial, la llamada Montaña Rusa, aunque su verdadero nombre es Montaña Suiza, coronada por un templete de madera, desde donde se podían contemplar hermosas vistas de todo el jardín. Se construyó a finales del siglo XVIII en época de Carlos IV y en su base hueca hay unas estructuras de aspecto ruinoso y una puerta que conduce a unos conductos subterráneos bajo la montaña. Desgraciadamente la subida al templete está prohibida, una valla y varios carteles nos avisan de la circunstancia.

 En su lateral vemos un pabellón.

Y las atarjeas y canales de distribución del agua de riego.

Llegamos a la fuente de Apolo. Esta fuente fue mandada construir por Carlos IV, siendo terminada ya en época de su hijo Fernando VII y esculpida en mármol de Carrara. En la parte central se encuentra Apolo sobre un pedestal, escultura de tiempos de Felipe V que fue traída desde La Granja a finales del siglo XVIII y devuelta en el año 2000, siendo la actual que vemos, una reproducción. Como telón de fondo, seis columnas coronadas por patos. A ambos lados, encontramos dos columnas cuadradas, con dos tazones en lo alto.

Y una nueva vista del Tajo.

Frente a la entrada del Museo de Falúas Reales, vemos el conocido como Castillo. Una edificación que no se llegó a revestir de piedra de Colmenar, como se tenía pensado, debido a los estragos económicos surgidos de la guerra con Francia. Hoy día es un restaurante.

Posee una de las colecciones más espectaculares de embarcaciones que los reyes de España utilizaban para navegar por el Tajo e incluso por el Mar de Ontígola. También está prohibido sacar fotos en su interior, así que me apañaré con unas obtenidas en la web de turismo de Aranjuez. A los que desde aquí pido permiso para publicarlas, no teniendo problemas en retirarlas si no les parece bien.

Entre todas destacan la falúa que perteneció a Carlos IV, creada en Cartagena y decorada por Salvador Maella.





Y la antiquísima góndola de Felipe V, que en realidad es del periodo de Carlos II (siglo XVII). Además podemos disfrutar de las pinturas referentes a la escuadra española del siglo XIX, así como de un juego de cañones de bronce procedentes del reinado de Fernando VI  y distintos utensilios para la navegación de falúas.

 Un puente de hierro que nos permitiría salir del jardín y que también tiene su horario de apertura.

Continuando por el Malecón de Solera, llegamos al Embarcadero Real.

El Embarcadero Real es anterior a los Jardines del Principe, fue mandado construir por Fernando VI a mediados del siglo XVIII como parada de las Escuadra del Tajo.

La Escuadra del Tajo se componía de fragatas, galeones, botes y falúas que entre 1752 y 1758 surcaban el río Tajo durante la primavera. Estas embarcaciones imitaban a los navíos de guerra, aunque de menor tamaño para poder surcar las aguas del Tajo.

La Falúa Real, reservada a los reyes, y la Falúa de Respeto en la que viajaban las personalidades ilustres invitadas para el evento. Está erigido como una fortificación con una muralla almenara y dos garitas. Posee una escalinata que daba acceso a los navíos y doce cañones grabados con los escudos reales de España y Portugal. Todo el embarcadero está construido con piedra de Colmenar.

Nos llama la atención los cientos de tazones (o floreros) que se encuentran distribuidos por todo el jardín.

Una estutua curiosa es la del Fauno. Según la mitología romana era el dios de los campos y los pastores y también una divinidad oracular y profética. Es de autor desconocido.

En la Plaza de Pamplona y ya finalizando el recorrido encontramos ocho grandes jarrones con guirnaldas.

Antes de llegar al punto de partida damos un último vistazo al Tajo y al barco que mañana nos llevará de "crucero".

 Podéis descargaros el track, clicando en la siguiente imagen:
https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/paseo-por-el-jardin-del-principe-aranjuez25ene2020-46158588
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.  

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