Saliendo desde la Playa de Santa María del Mar, este recorrido nos llevará a la Barriada de la Paz por todo el perímetro costero de Cádiz. Pasaremos por lugares tan emblemáticos como los castillos de San Sebastían o Santa Catalina, el Balneario de la Palma o el Parque de Genovés.
La ciudad de Cádiz ha sufrido históricamente numerosos asaltos y ataques de piratas, sobre todo a lo largo del siglo XVI, los cuales tuvieron su triste colofón con el asalto anglo-holandés acaecido en 1.596 y que tuvo como resultado el saqueo de la ciudad. Tras dicho suceso se decidió amurallar todo el perímetro de Cádiz, obras que comenzaron a finales del siglo XVI y que finalizaron en el siglo XVIII. Gran parte de este entramado defensivo es lo que recorremos hoy.
La estructura de las Murallas de Cádiz responde al sistema, ideado por Vauban, de fuegos cruzados mediante castillos y baluartes Se diseñaron los que son conocidos como Frentes: desde el Frente de Tierra o Puerta de Tierra, la Muralla del Vendaval, La Caleta, Marítimo o de Poniente y el Portuario y a su vez, cada uno disponía, según el caso de baluartes, semibaluartes, glacis, plataformas, castillos y flancos, que es lo que iremos viendo.
(Sébastien Le Prestre, Señor de Vauban, llamado comúnmente Vauban (1633-1707) fue Mariscal de Francia y el principal ingeniero militar de su tiempo, afamado por su habilidad tanto en el diseño de fortificaciones como en su conquista).
Por facilidad de aparcamiento, el coche lo dejé en el final del recorrido, iniciando el mismo con un cruce de la ciudad hasta llegar a la Playa de Santa María del Mar, donde oficialmente comienzo el camino.
La ciudad de Cádiz ha sufrido históricamente numerosos asaltos y ataques de piratas, sobre todo a lo largo del siglo XVI, los cuales tuvieron su triste colofón con el asalto anglo-holandés acaecido en 1.596 y que tuvo como resultado el saqueo de la ciudad. Tras dicho suceso se decidió amurallar todo el perímetro de Cádiz, obras que comenzaron a finales del siglo XVI y que finalizaron en el siglo XVIII. Gran parte de este entramado defensivo es lo que recorremos hoy.
La estructura de las Murallas de Cádiz responde al sistema, ideado por Vauban, de fuegos cruzados mediante castillos y baluartes Se diseñaron los que son conocidos como Frentes: desde el Frente de Tierra o Puerta de Tierra, la Muralla del Vendaval, La Caleta, Marítimo o de Poniente y el Portuario y a su vez, cada uno disponía, según el caso de baluartes, semibaluartes, glacis, plataformas, castillos y flancos, que es lo que iremos viendo.
(Sébastien Le Prestre, Señor de Vauban, llamado comúnmente Vauban (1633-1707) fue Mariscal de Francia y el principal ingeniero militar de su tiempo, afamado por su habilidad tanto en el diseño de fortificaciones como en su conquista).
Por facilidad de aparcamiento, el coche lo dejé en el final del recorrido, iniciando el mismo con un cruce de la ciudad hasta llegar a la Playa de Santa María del Mar, donde oficialmente comienzo el camino.
Esta ruta conforma la etapa 13 del periplo "La Costa de Cádiz".
Por cuestiones de comodidad en el aparcamiento, el coche se queda en el punto de finalización de la ruta, en la Barriada de la Paz próximos al Club Náutico Viento de Levante.
Tras varias calles, cruzamos el Parque de los Cinco Continentes.
Y por Tolosa Latour llegamos a los Jardines de Varela.
Cruzamos la Avenida de Andalucía y ya desde la calle Juan Ramón Jiménez vemos la Torre de Telecomunicaciones que nos sirve de guía para llegar al punto de inicio del recorrido en la Playa de Santa María del Mar.
Y ya estamos en el lugar donde finalizamos nuestra anterior ruta, la rampa de acceso a la playa.
Desde tiempos inmemoriales, Cádiz estuvo rodeado de murallas defensivas, unas veces contra posibles enemigos, otras veces para defenderse de los embates del mar.
Esta que vemos son las murallas conocidas como las de las Puertas de Tierra. La Puerta de Tierra es un reducto de la que fuera muralla de entrada a la ciudad, construída en el s.XVIII por Torcuato Cayón. La portada está labrada en mármol y está concebida más como retablo religioso que como fortificación militar. En su frente tiene dos columnas con los patronos de Cádiz. Originalmente disponía de un foso que fue cegado parcialmente por cuestiones de accesibilidad, foso que sí se conserva en los tramos laterales.
Las Puertas de Tierra a principios del siglo XX, flanqueada por los Pabellones de San Roque y Santa Elena.
Siendo el aspecto que ha conservado hasta nuestros días, después de las obras de restauración.
Foso que hoy día está reconvertido en un bonito paseo (Imagen de archivo)
A nuestra izquierda llegamos al Baluarte de San Roque. Formaba parte del sistema defensivo conocido como Frente de Tierra. Dicho frente estaba constituído por las Puertas de Tierra, y el Baluarte de Santa Elena, adosado a la otra parte de las Puertas de Tierra. Debe su nombre a la existencia de una ermita dedicada a este santo en el lugar. El Baluarte de San Roque era el punto de paritda del Frente Sur.
Y el altísimo dique con escollera, que es lo que parece este tramo de muralla.
Llegamos al Paseo del Vendaval, supongo que el levante debe combatir aquí de lo lindo y de ahí su nombre. Encontramos un monolito con busto dedicado a la Perla de Cádiz.
Antonia Gilabert Vargas (Cádiz 1924-1975), la Perla de Cádiz, fue una cantaora flamenca de reconocido prestigio.
Me recreo con un contraluz, al fondo los dos espigones que delimitan la Playa de Santa María del Mar, inicio de nuestro recorrido.
A continuación vemos un gran edificio, se trata de la Casa de Iberoamérica. Edificada en 1.794 es obra del insigne arquitecto portuense Torcuato José Benjumeda y Laguada. Monumental edificio que posiblemente es el que mejor refleja la impronta del neoclásico en la ciudad gaditana, y uno de los más importantes de Andalucía en este estilo. El edificio tuvo diferentes usos a lo largo de su historia, fue cárcel y más tarde, los Juzgados de la ciudad.
Llegamos al Colegio del Campo del Sur. Construido en 1930 según los planos elaborados por el arquitecto gaditano Antonio Sánchez Esteve. Su construcción se planificó de cara a albergar en su interior una casa de maternidad que finalmente nunca se instalaría en el edificio, siendo readaptado como colegio que se inauguraría en 1938. De estilo regionalista y con reminiscencias barrocas, su fachada principal cuenta con una vistosa portada que incluye un amplio balcón con balaustrada. A la izquierda de la fachada cuenta con una pequeña hornacina esquinera, mientras que a la derecha se encuentra su original torre a modo de campanario, rematada por una pequeña cúpula semiesférica sostenida parcialmente por columnas salomónicas.
Y este es uno de los motivos por lo que desistí de aparcar por aquí, por culpa de un simple carril bici, llevamos casi tres años con Cádiz colapsado, y en esta zona son habituales los atascos, situación que se vuelve crítica por el contínuo paso de ambulancias que se dirigen, generalmente, al Hospital de San Rafael. Tras esa pared de enfrente deberíamos ver los restos del Teatro Romano de Cádiz. Y por detrás, la Catedral de Cádiz.
La triste imagen anterior queda totalmente compensada con la colorida curva de la muralla en esta zona, conocida como Campo de Sur.
El nombre real de la Catedral de Cádiz es Catedral de la Santa Cruz de Cádiz, aunque nadie la llama así. Es un edificio de estilos Barroco y Neoclásico. Se empezó a construir en 1722 y no se terminó hasta el 1838. Las crisis económicas a causa de las invasiones francesas y la posterior pérdida del poder sobre América. provocaron que la catedral tenga un estilo variado.
Cuentan por ahí que su original cúpula amarilla fue con motivo de ofrecer ayuda a los pescadores que usaban la catedral como referencia en su navegación y esto color la haría mucho más visible en la distancia.
En los 116 años que duró su construcción, las trazas del edificio sufrieron los cambios de las modas y los gustos de los distintos arquitectos, lo que explica la conjunción de diferentes estilos: Barroco, Rococó y Neoclásico fundamentalmente.
El templo posee varias cúpulas, destacando dos: la cúpula del crucero, compuesta por un tambor y casquete semiesférico; se asienta sobre pechinas y en su exterior está cubierta por azulejos dorados que durante el día le prestan gran luminosidad. Contigua a ésta se encuentra otra cúpula de menores dimensiones, situada sobre el altar mayor. Otra cúpula menor se sitúa sobre la capilla dedicada a guardar las reliquias.
Los materiales que se emplearon fueron muy variados, se puede observar mármol genovés para los diferentes altares y puertas, jaspe y piedra caliza y piedra ostionera para los muros exteriores.
Y nuevamente, otro tramo impactante del Campo del Sur. Finaliza con un edificio amarillento, se trata del Baluarte de Capuchinos. Forma parte de las defensas del Frente del Vendaval, donde hasta el siglo XVIII no se pudo construir la muralla y baluarte dado el empuje de las olas. Con este lado amurallado, Cádiz completó su recinto, que se estrenó en la Guerra de la Independencia, y después en las sucesivas revoluciones del siglo XIX.
Al otro lado de la calle y a nuestra derecha, un edificio que puede pasar desapercibido, se trata de la Iglesia de Capuchinos. Esta iglesia formó parte de del antiguo Convento de Capuchinos, fundado en 1639 en la desaparecida ermita de Santa Catalina. Dos años más tarde se trasladó a este emplazamiento donde, hasta su derribo casi total, hace algunas décadas, se conservó todo el conjunto conventual, para el que Murillo había realizado un importante grupo de pinturas, conservadas hoy en el Museo de Cádiz. De hecho, la muerte del pintor sevillano, se atribuye a las consecuencias de las heridas causadas al caer desde un andamio mientras realizaba la obra.
Este último tramo del Campo del Sur finaliza en el Baluarte de los Mártires. Formaba parte de las defensas de la ciudad, cerrando el arco de La Caleta. Sobre la plataforma iban piezas de artillería para defender esa parte de la costa. Tras su remodelación hoy día es un lugar para eventos.
Tras este último baluarte encontramos la Plaza Canal de Ponce en homenaje a Francisco Ponce Cordones (Rota 1921-Cádiz 2017). Fue Académico de Número de la Real Academia Hispano Americana de
Ciencias, Artes y Letras, de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, de la Academia de San Romualdo, y de la Academia de Santa Isabel de Hungria de Sevilla.Miembro del Ateneo de Cádiz, de la Asamblea Amistosa Literaria de Madrid y de la Cátedra Alfonso Castro del Ayuntamiento de Cádiz.Ponce sostuvo la teoría de la existencia en tiempos
pasados de un canal marítimo entre el muelle y la Caleta que dividía las
islas Kotinussa y Erytheia.
En un lateral de esta plaza se encuentra un busto en homenaje al creador de la comparsa, el irrepetible Francisco José María del Sagrado Corazón de Jesús Alba Medina (Conil 1918-Cádiz 1976), el gran Paco Alba. Para comprender el Carnaval de Cádiz, hay que conocer la historia de este gran autor.
Nos acercamos al Castillo de San Sebastián, la marea vacía nos permite una vista tan espectacular como desconocida. Podemos apreciar el malecón que comunica el castillo con tierra y el arrecife sobre el que se asienta.
Para acceder al castillo tenemos que pasar por dos puertas. Fueron construidas en 1748 como nuevo paso, mediante rampas, a La Caleta de Santa Catalina, tiene dos accesos alineados, una puerta cuadrada al exterior y un arco hacia el interior, y alberga en el espacio entre ambos accesos y del lado sur, un barracón para la guardia. Todo este conjunto, que es el que ha llegado a nuestros días
Esta imágen aérea nos permite ver la distribución del castillo y los dos cuerpos que lo forman.
Traspasadas las puertas, ya sí que nos dirigimos de forma directa al Castillo de San Sebastíán. Está ubicado sobre una pequeña isla desde la que protegía el frente norte de la ciudad de Cádiz y unido a tierra con un malecón, lo que permite que no se encuentre aislado en la pleamar.
A nuestra derecha vemos el Castillo de Santa Catalina.
Y casi a nuestras espaldas, el Balnerio de La Palma, en la conocida Playa de La Caleta.
Consta de dos espacios abaluartados asentados en cada una de las isletas. El primero, el verdadero castillo, es de planta irregular, algo alargado, y con nueve lados. Posee parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos, uno que daba a la plaza de armas, en dirección a la ciudad, y otro, en el frente noroeste, que unía con el resto de la isla donde se encontraba la ermita y la torre-faro. En la segunda isla, igualmente amurada, se yergue el actual faro, construido en el año 1908.
En el año 1457 una nave veneciana se refugió en la isla a causa de una epidemia de peste, reconstruyeron la torre y levantaron una ermita a la advocación de San Sebastián. En este lugar se labraron incluso las armas de la ciudad de Venecia en reconocimiento a la hospitalidad gaditana.
Tras el saqueo inglés de finales del siglo XVI, el lugar se destinó al castillo, reconstruyéndose la torre en 1613 bajo la dirección de Juan de la Fuente Hurtado, dotándola de artillería y haciendo a su vez los servicios de faro para los navegantes. En el año 1706 se inician las obras del castillo en la parte de la isla que miraba hacia la ciudad. En el año 1739 el castillo con 17 cañones que controlaban la entrada a la Caleta y el canalizo sur hacia la bahía. En el año 1860 el castillo fue reforzado con baterías acasamatadas.
A los medios del malecón se encuentra una construcción que recuerda a un templete romano y que se conoce popularmente como ‘la casetilla’. Tiempo atrás, la función de esta construcción era la de albergar el mareógrafo instalado por el Instituto Geográfico y Estadístico Español.
Y como suele pasar y no quiero criticar al innombrable, el castillo está cerrado a pesar de que según los horarios expuestos, debería estar abierto, así que lo veremos otro día, si algún acaba los supuestos arreglos.
La original silueta de este castillo sobre el mar lo han convertido en
escenario de varias películas rodadas en Cádiz, entre ellas la más cara
del cine español "Alatriste", rodada aquí en 2005.
Igualmente, Hollywood lo utilizó como escenario para escenas de acción de la película "Muere otro día" del agente James Bond, protagonizada por Pierce Brosnan y Halle Berry.
En su portada principal vemos el Escudo de Armas de Felipe V.
Como ya dije, el castillo se asienta sobre dos isletas y consta de dos cuerpos abaluartados asentados en cada una de ellas. El primero, el verdadero castillo, es de planta irregular, algo alargado, y con nueve lados. Aquí vemos el primer puente de paso a dicho primer cuerpo.
En la segunda isla, igualmente amurada y unida a la primera por otro puente, se yergue el actual faro, construido en el año 1908.
Posee parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos (hoy de obra), uno que daba a la plaza de armas, en dirección a la ciudad, y otro, en el frente noroeste, que unía con el resto de la isla donde se encontraba la ermita y la torre-faro.
En el segundo cuerpo vemos el actual faro. Este faro fue proyectado en el año 1907 por Rafael de la Cerda y se sitúa en el interior del castillo a escasos 70 m del anterior faro gaditano. Tiene de altura sobre los arranques 30,10 metros y está formado por un tubo central de palastro de 2 metros de diámetro interior y 8 metros montantes. El tubo del fuste es de palastro de acero, de 7 mm de espesor de carácter desmontable, formando anillos de diversas alturas.
No se iluminó hasta 1913, a causa del proyecto reformado para encenderse con alumbrado eléctrico mediante arco voltaico. Fue el segundo en España que empleó este sistema. En 1995 se sustituyó el tipo de lámpara de incandescencia por lámparas halógena.
Aprovechando la bajamar la continuación del camino la hacemos por la arena de la playa, llegando pronto al Balneario de la Palma construido en la década de los veinte. Fue inaugurado en 1926 y sustituía a los tradicionales Baños del Real, instalación de madera que existía ya a comienzos del siglo XIX, junto a los que también se situaban los de la Palma, de estructura similar, que posteriormente fueron unificados bajo la denominación del Real y de la Palma.
Consta de una zona central flanqueada por torres rematadas por cúpulas bulbosas, desde la que parten dos alas curvas, en cuyos extremos se abren pabellones cubiertos por cúpulas. En todo el conjunto es evidente la influencia modernista, aunque también es evidente el historicismo oriental, típico de los balnearios ingleses.
Hemos continuado por la arena, aunque sería más fácil haberlo hecho por el paseo en su parte superior desde donde tendríamos vistas más elevadas. Enfrente vemos el Castillo de Santa Catalina.
Fue construido a finales del a.XVI siguiendo los planos del ingeniero Cristóbal de Rojas. De planta pentagonal, llama la atención las puntas que a manera de estrella salen al mar.
De nuevo, una imagen aérea nos ayuda a ver la original forma estrellada del recinto.
También construido a instancias de Felipe II a raíz del saqueo anglo-holandés del año 1596. Tenía como misión la de proteger la Caleta de Santa Catalina, una de las zonas más vulnerables del espacio marítimo. Su única puerta de acceso está protegida por dos baluartes y un foso que regulaba el nivel de agua mediante unas esclusas. En su interior, además de los pabellones correspondientes, se ubica la Capilla de Santa Catalina, levantada en 1693. También cerrado a cal y canto a pesar de tener en su entrada, los horarios de visita.
Continuamos nuestro paseo y rápidamente llegamos al Parque de Genovés. El Parque Genovés es la zona verde más amplia del casco antiguo.
Permaneció al margen de la expansión urbana experimentada por la ciudad a
lo largo del siglo XVIII, por estar sometida a servidumbre militar. En
aquella época ya era utilizada como lugar de esparcimiento y se conocía
como Paseo del Perejil, a causa de su escasa y pobre vegetación.
A mediados del siglo XIX se creó un amplio paseo arbolado, llamado de las Delicias, que desembocaba en un jardín y avanzado el siglo, en 1892, el alcalde Eduardo Genovés acometió la remodelación definitiva, consolidando su aspecto romántico y el trazado que aún presenta.
Diréis que muchas fotos lleva esta entrada y lleváis razón, pero es que Cádiz es tan bonito que es imposible abreviar más, sería injusto. Ese punta que vemos se llama Punta de la Soledad.
Tras pasar el Baluarte de la Candelaria, llegamos a la Alameda de Apodaca. Este paseo ajardinado de estilo regionalista corre paralelo al mar y a la muralla, comienza en el Baluarte de la Candelaria y llega hasta las Murallas de San Carlos. Se llama así desde 1856 en honor al almirante gaditano Juan José Ruiz de Apocada y Eliza.
Pero si algo distingue a esta alameda, es la existencia de unos gigantescos ficus plantados a principios del siglo XX.
Una auténtica delicia pasear por estos jardines.
Una mirada atrás nos permite una nueva vista del Baluarte de la Candelaria.
Y una de las garitas de vigilancia de las que contaba este tramo de muralla.
Continuamos por el paseo amurallado y llegamos a la parte conocida como Muralla de San Carlos. Se levantaron a finales del siglo XVIII, gracias al ingeniero militar Antonio Hurtado y temían capacidad para unas noventa piezas de artillería cuya misión eran proteger la entrada al puerto. Estos cañones que vemos fueron encontrados durante las obras del parking subterráneo de Canalejas.
Formaba parte del conocido como Frente de la Bahía, arrancando el Frente Marítimo o de Poniente.
El recinto de San Carlos vendría a sustituir al primitivo baluarte de San Felipe, iniciado en 1557, primero en estar artillado en 1560, y que cerraba la muralla del puerto que se iniciaba en en semibaluarte de Santiago.
Nuestro camino nos lleva a bordear las instalaciones del puerto de Cádiz, y a su frente vemos los Jardines del Paseo de Canalejas.
En la plaza de Sevilla vemos el edificio de la antigua Tabacalera, la torre de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y una bonita fuente.
A la entrada del puerto vemos una rotando con una ¿escultura? en la que parece verse una paloma, puede que sea una alegoría a la paz, pero realmente no sé su significado.
Nos tocar hacer un tramo más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Circulamos por la Avenida de Astilleros, pegados al muro del Muelle Pesquero.
A nuestra derecha discurre la vía del tren y podemos ver otra porción de murallas, el lugar por donde caminanos es terreno ganado al mar.
Cruzamos otro nuevo parque, se trata del Parque Celestino Mutis. José Celestino Mutis y Bosio (Cádiz 1732-Santa Fé de Bogotá 1808), fue un sacerdote, botánico, geógrafo, matemático, médico y docente de la Universidad del Rosario en Santa Fé (Bogotá), universidad donde actualmente reposan sus restos. Fue uno de los principales autores de la Escuela Universalista Española del s.XVIII.
Y continuamos por el Paseo de la Bahía, otra magnífica infraestructura gracias a la ex-Alcaldesa de Cádiz doña Teófila Martinez, persona clarividente y que nos dejó un Cádiz del que podemos sentirnos más que orgullosos, nos puso en el mapa mundial y con todo merecimiento. Nunca nadie hizo tanto por Cádiz y fue tan maltratada, pero de bien nacidos es ser agradecidos.
Este paseo conecta con la Barriada de la Paz y pondrá fin a este magnífico chaparrón de historia. Tendremos unas vistas privilegiadas de la Bahía de Cádiz y del magnífico Puente de la Constitución, una infraestructura más que necesaria para las comunicaciones de la ciudad, también gracias al empeño de nuestra ex-alcaldesa.
El puente se empezó a construir en 2008 y fue abierto el 24 de septiembre de 2015. Una vez inaugurado se convirtió en el puente de mayor luz de España con 540 metros. Considerando los puentes atirantados sería el tercero de mayor luz de Europa. La obra total se compone del puente sobre la bahía, con una longitud total de 3092 metros, 1440 de los cuales sobre el agua, más el Viaducto Río San Pedro de 796 metros. Con los accesos a los puentes, la obra se extiende a lo largo de 5 kilómetros.
Terminamos el recorrido, con unas deliciosas cervezas y pescaito frito en el Club de Viento de Levante, sin dudas el mejor Club Náutico de toda la Bahía de Cádiz y donde mejor se come a precios humanos, claro.
Dejamos el coche en: 36°31.145'N - 6°16.429'W
Distancia: 12,15 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 56 minutos.
Dificultad: Fácil.
Tras varias calles, cruzamos el Parque de los Cinco Continentes.
Y por Tolosa Latour llegamos a los Jardines de Varela.
Cruzamos la Avenida de Andalucía y ya desde la calle Juan Ramón Jiménez vemos la Torre de Telecomunicaciones que nos sirve de guía para llegar al punto de inicio del recorrido en la Playa de Santa María del Mar.
Y ya estamos en el lugar donde finalizamos nuestra anterior ruta, la rampa de acceso a la playa.
Desde tiempos inmemoriales, Cádiz estuvo rodeado de murallas defensivas, unas veces contra posibles enemigos, otras veces para defenderse de los embates del mar.
Esta que vemos son las murallas conocidas como las de las Puertas de Tierra. La Puerta de Tierra es un reducto de la que fuera muralla de entrada a la ciudad, construída en el s.XVIII por Torcuato Cayón. La portada está labrada en mármol y está concebida más como retablo religioso que como fortificación militar. En su frente tiene dos columnas con los patronos de Cádiz. Originalmente disponía de un foso que fue cegado parcialmente por cuestiones de accesibilidad, foso que sí se conserva en los tramos laterales.
Las Puertas de Tierra a principios del siglo XX, flanqueada por los Pabellones de San Roque y Santa Elena.
Siendo el aspecto que ha conservado hasta nuestros días, después de las obras de restauración.
Foso que hoy día está reconvertido en un bonito paseo (Imagen de archivo)
A nuestra izquierda llegamos al Baluarte de San Roque. Formaba parte del sistema defensivo conocido como Frente de Tierra. Dicho frente estaba constituído por las Puertas de Tierra, y el Baluarte de Santa Elena, adosado a la otra parte de las Puertas de Tierra. Debe su nombre a la existencia de una ermita dedicada a este santo en el lugar. El Baluarte de San Roque era el punto de paritda del Frente Sur.
Llegamos al Paseo del Vendaval, supongo que el levante debe combatir aquí de lo lindo y de ahí su nombre. Encontramos un monolito con busto dedicado a la Perla de Cádiz.
Antonia Gilabert Vargas (Cádiz 1924-1975), la Perla de Cádiz, fue una cantaora flamenca de reconocido prestigio.
Me recreo con un contraluz, al fondo los dos espigones que delimitan la Playa de Santa María del Mar, inicio de nuestro recorrido.
A continuación vemos un gran edificio, se trata de la Casa de Iberoamérica. Edificada en 1.794 es obra del insigne arquitecto portuense Torcuato José Benjumeda y Laguada. Monumental edificio que posiblemente es el que mejor refleja la impronta del neoclásico en la ciudad gaditana, y uno de los más importantes de Andalucía en este estilo. El edificio tuvo diferentes usos a lo largo de su historia, fue cárcel y más tarde, los Juzgados de la ciudad.
Llegamos al Colegio del Campo del Sur. Construido en 1930 según los planos elaborados por el arquitecto gaditano Antonio Sánchez Esteve. Su construcción se planificó de cara a albergar en su interior una casa de maternidad que finalmente nunca se instalaría en el edificio, siendo readaptado como colegio que se inauguraría en 1938. De estilo regionalista y con reminiscencias barrocas, su fachada principal cuenta con una vistosa portada que incluye un amplio balcón con balaustrada. A la izquierda de la fachada cuenta con una pequeña hornacina esquinera, mientras que a la derecha se encuentra su original torre a modo de campanario, rematada por una pequeña cúpula semiesférica sostenida parcialmente por columnas salomónicas.
Y este es uno de los motivos por lo que desistí de aparcar por aquí, por culpa de un simple carril bici, llevamos casi tres años con Cádiz colapsado, y en esta zona son habituales los atascos, situación que se vuelve crítica por el contínuo paso de ambulancias que se dirigen, generalmente, al Hospital de San Rafael. Tras esa pared de enfrente deberíamos ver los restos del Teatro Romano de Cádiz. Y por detrás, la Catedral de Cádiz.
La triste imagen anterior queda totalmente compensada con la colorida curva de la muralla en esta zona, conocida como Campo de Sur.
El nombre real de la Catedral de Cádiz es Catedral de la Santa Cruz de Cádiz, aunque nadie la llama así. Es un edificio de estilos Barroco y Neoclásico. Se empezó a construir en 1722 y no se terminó hasta el 1838. Las crisis económicas a causa de las invasiones francesas y la posterior pérdida del poder sobre América. provocaron que la catedral tenga un estilo variado.
Cuentan por ahí que su original cúpula amarilla fue con motivo de ofrecer ayuda a los pescadores que usaban la catedral como referencia en su navegación y esto color la haría mucho más visible en la distancia.
En los 116 años que duró su construcción, las trazas del edificio sufrieron los cambios de las modas y los gustos de los distintos arquitectos, lo que explica la conjunción de diferentes estilos: Barroco, Rococó y Neoclásico fundamentalmente.
El templo posee varias cúpulas, destacando dos: la cúpula del crucero, compuesta por un tambor y casquete semiesférico; se asienta sobre pechinas y en su exterior está cubierta por azulejos dorados que durante el día le prestan gran luminosidad. Contigua a ésta se encuentra otra cúpula de menores dimensiones, situada sobre el altar mayor. Otra cúpula menor se sitúa sobre la capilla dedicada a guardar las reliquias.
Los materiales que se emplearon fueron muy variados, se puede observar mármol genovés para los diferentes altares y puertas, jaspe y piedra caliza y piedra ostionera para los muros exteriores.
Y nuevamente, otro tramo impactante del Campo del Sur. Finaliza con un edificio amarillento, se trata del Baluarte de Capuchinos. Forma parte de las defensas del Frente del Vendaval, donde hasta el siglo XVIII no se pudo construir la muralla y baluarte dado el empuje de las olas. Con este lado amurallado, Cádiz completó su recinto, que se estrenó en la Guerra de la Independencia, y después en las sucesivas revoluciones del siglo XIX.
Al otro lado de la calle y a nuestra derecha, un edificio que puede pasar desapercibido, se trata de la Iglesia de Capuchinos. Esta iglesia formó parte de del antiguo Convento de Capuchinos, fundado en 1639 en la desaparecida ermita de Santa Catalina. Dos años más tarde se trasladó a este emplazamiento donde, hasta su derribo casi total, hace algunas décadas, se conservó todo el conjunto conventual, para el que Murillo había realizado un importante grupo de pinturas, conservadas hoy en el Museo de Cádiz. De hecho, la muerte del pintor sevillano, se atribuye a las consecuencias de las heridas causadas al caer desde un andamio mientras realizaba la obra.
En un lateral de esta plaza se encuentra un busto en homenaje al creador de la comparsa, el irrepetible Francisco José María del Sagrado Corazón de Jesús Alba Medina (Conil 1918-Cádiz 1976), el gran Paco Alba. Para comprender el Carnaval de Cádiz, hay que conocer la historia de este gran autor.
Para acceder al castillo tenemos que pasar por dos puertas. Fueron construidas en 1748 como nuevo paso, mediante rampas, a La Caleta de Santa Catalina, tiene dos accesos alineados, una puerta cuadrada al exterior y un arco hacia el interior, y alberga en el espacio entre ambos accesos y del lado sur, un barracón para la guardia. Todo este conjunto, que es el que ha llegado a nuestros días
Traspasadas las puertas, ya sí que nos dirigimos de forma directa al Castillo de San Sebastíán. Está ubicado sobre una pequeña isla desde la que protegía el frente norte de la ciudad de Cádiz y unido a tierra con un malecón, lo que permite que no se encuentre aislado en la pleamar.
A nuestra derecha vemos el Castillo de Santa Catalina.
Y casi a nuestras espaldas, el Balnerio de La Palma, en la conocida Playa de La Caleta.
Consta de dos espacios abaluartados asentados en cada una de las isletas. El primero, el verdadero castillo, es de planta irregular, algo alargado, y con nueve lados. Posee parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos, uno que daba a la plaza de armas, en dirección a la ciudad, y otro, en el frente noroeste, que unía con el resto de la isla donde se encontraba la ermita y la torre-faro. En la segunda isla, igualmente amurada, se yergue el actual faro, construido en el año 1908.
En el año 1457 una nave veneciana se refugió en la isla a causa de una epidemia de peste, reconstruyeron la torre y levantaron una ermita a la advocación de San Sebastián. En este lugar se labraron incluso las armas de la ciudad de Venecia en reconocimiento a la hospitalidad gaditana.
Tras el saqueo inglés de finales del siglo XVI, el lugar se destinó al castillo, reconstruyéndose la torre en 1613 bajo la dirección de Juan de la Fuente Hurtado, dotándola de artillería y haciendo a su vez los servicios de faro para los navegantes. En el año 1706 se inician las obras del castillo en la parte de la isla que miraba hacia la ciudad. En el año 1739 el castillo con 17 cañones que controlaban la entrada a la Caleta y el canalizo sur hacia la bahía. En el año 1860 el castillo fue reforzado con baterías acasamatadas.
A los medios del malecón se encuentra una construcción que recuerda a un templete romano y que se conoce popularmente como ‘la casetilla’. Tiempo atrás, la función de esta construcción era la de albergar el mareógrafo instalado por el Instituto Geográfico y Estadístico Español.
Y como suele pasar y no quiero criticar al innombrable, el castillo está cerrado a pesar de que según los horarios expuestos, debería estar abierto, así que lo veremos otro día, si algún acaba los supuestos arreglos.
En su portada principal vemos el Escudo de Armas de Felipe V.
Como ya dije, el castillo se asienta sobre dos isletas y consta de dos cuerpos abaluartados asentados en cada una de ellas. El primero, el verdadero castillo, es de planta irregular, algo alargado, y con nueve lados. Aquí vemos el primer puente de paso a dicho primer cuerpo.
En la segunda isla, igualmente amurada y unida a la primera por otro puente, se yergue el actual faro, construido en el año 1908.
Posee parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos (hoy de obra), uno que daba a la plaza de armas, en dirección a la ciudad, y otro, en el frente noroeste, que unía con el resto de la isla donde se encontraba la ermita y la torre-faro.
En el segundo cuerpo vemos el actual faro. Este faro fue proyectado en el año 1907 por Rafael de la Cerda y se sitúa en el interior del castillo a escasos 70 m del anterior faro gaditano. Tiene de altura sobre los arranques 30,10 metros y está formado por un tubo central de palastro de 2 metros de diámetro interior y 8 metros montantes. El tubo del fuste es de palastro de acero, de 7 mm de espesor de carácter desmontable, formando anillos de diversas alturas.
No se iluminó hasta 1913, a causa del proyecto reformado para encenderse con alumbrado eléctrico mediante arco voltaico. Fue el segundo en España que empleó este sistema. En 1995 se sustituyó el tipo de lámpara de incandescencia por lámparas halógena.
Aprovechando la bajamar la continuación del camino la hacemos por la arena de la playa, llegando pronto al Balneario de la Palma construido en la década de los veinte. Fue inaugurado en 1926 y sustituía a los tradicionales Baños del Real, instalación de madera que existía ya a comienzos del siglo XIX, junto a los que también se situaban los de la Palma, de estructura similar, que posteriormente fueron unificados bajo la denominación del Real y de la Palma.
Consta de una zona central flanqueada por torres rematadas por cúpulas bulbosas, desde la que parten dos alas curvas, en cuyos extremos se abren pabellones cubiertos por cúpulas. En todo el conjunto es evidente la influencia modernista, aunque también es evidente el historicismo oriental, típico de los balnearios ingleses.
Fue construido a finales del a.XVI siguiendo los planos del ingeniero Cristóbal de Rojas. De planta pentagonal, llama la atención las puntas que a manera de estrella salen al mar.
De nuevo, una imagen aérea nos ayuda a ver la original forma estrellada del recinto.
También construido a instancias de Felipe II a raíz del saqueo anglo-holandés del año 1596. Tenía como misión la de proteger la Caleta de Santa Catalina, una de las zonas más vulnerables del espacio marítimo. Su única puerta de acceso está protegida por dos baluartes y un foso que regulaba el nivel de agua mediante unas esclusas. En su interior, además de los pabellones correspondientes, se ubica la Capilla de Santa Catalina, levantada en 1693. También cerrado a cal y canto a pesar de tener en su entrada, los horarios de visita.
A mediados del siglo XIX se creó un amplio paseo arbolado, llamado de las Delicias, que desembocaba en un jardín y avanzado el siglo, en 1892, el alcalde Eduardo Genovés acometió la remodelación definitiva, consolidando su aspecto romántico y el trazado que aún presenta.
Diréis que muchas fotos lleva esta entrada y lleváis razón, pero es que Cádiz es tan bonito que es imposible abreviar más, sería injusto. Ese punta que vemos se llama Punta de la Soledad.
Pero si algo distingue a esta alameda, es la existencia de unos gigantescos ficus plantados a principios del siglo XX.
Una mirada atrás nos permite una nueva vista del Baluarte de la Candelaria.
Y una de las garitas de vigilancia de las que contaba este tramo de muralla.
Continuamos por el paseo amurallado y llegamos a la parte conocida como Muralla de San Carlos. Se levantaron a finales del siglo XVIII, gracias al ingeniero militar Antonio Hurtado y temían capacidad para unas noventa piezas de artillería cuya misión eran proteger la entrada al puerto. Estos cañones que vemos fueron encontrados durante las obras del parking subterráneo de Canalejas.
Formaba parte del conocido como Frente de la Bahía, arrancando el Frente Marítimo o de Poniente.
El recinto de San Carlos vendría a sustituir al primitivo baluarte de San Felipe, iniciado en 1557, primero en estar artillado en 1560, y que cerraba la muralla del puerto que se iniciaba en en semibaluarte de Santiago.
Nuestro camino nos lleva a bordear las instalaciones del puerto de Cádiz, y a su frente vemos los Jardines del Paseo de Canalejas.
En la plaza de Sevilla vemos el edificio de la antigua Tabacalera, la torre de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y una bonita fuente.
A la entrada del puerto vemos una rotando con una ¿escultura? en la que parece verse una paloma, puede que sea una alegoría a la paz, pero realmente no sé su significado.
Nos tocar hacer un tramo más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado. Circulamos por la Avenida de Astilleros, pegados al muro del Muelle Pesquero.
A nuestra derecha discurre la vía del tren y podemos ver otra porción de murallas, el lugar por donde caminanos es terreno ganado al mar.
Cruzamos otro nuevo parque, se trata del Parque Celestino Mutis. José Celestino Mutis y Bosio (Cádiz 1732-Santa Fé de Bogotá 1808), fue un sacerdote, botánico, geógrafo, matemático, médico y docente de la Universidad del Rosario en Santa Fé (Bogotá), universidad donde actualmente reposan sus restos. Fue uno de los principales autores de la Escuela Universalista Española del s.XVIII.
Y continuamos por el Paseo de la Bahía, otra magnífica infraestructura gracias a la ex-Alcaldesa de Cádiz doña Teófila Martinez, persona clarividente y que nos dejó un Cádiz del que podemos sentirnos más que orgullosos, nos puso en el mapa mundial y con todo merecimiento. Nunca nadie hizo tanto por Cádiz y fue tan maltratada, pero de bien nacidos es ser agradecidos.
Este paseo conecta con la Barriada de la Paz y pondrá fin a este magnífico chaparrón de historia. Tendremos unas vistas privilegiadas de la Bahía de Cádiz y del magnífico Puente de la Constitución, una infraestructura más que necesaria para las comunicaciones de la ciudad, también gracias al empeño de nuestra ex-alcaldesa.
El puente se empezó a construir en 2008 y fue abierto el 24 de septiembre de 2015. Una vez inaugurado se convirtió en el puente de mayor luz de España con 540 metros. Considerando los puentes atirantados sería el tercero de mayor luz de Europa. La obra total se compone del puente sobre la bahía, con una longitud total de 3092 metros, 1440 de los cuales sobre el agua, más el Viaducto Río San Pedro de 796 metros. Con los accesos a los puentes, la obra se extiende a lo largo de 5 kilómetros.
Terminamos el recorrido, con unas deliciosas cervezas y pescaito frito en el Club de Viento de Levante, sin dudas el mejor Club Náutico de toda la Bahía de Cádiz y donde mejor se come a precios humanos, claro.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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