martes, 20 de abril de 2021

PINAR DE LA ALGAIDA-CAMINO DE LOS POZOS-CAMINO DEL RÍO (PUERTO REAL)(17 ABR 2021)

En este recorrido uniremos una antigua vía de comunicación, hoy día conocida como Camino de los Pozos en cuyo trazado se pueden encontrar elementos históricos vinculados con el uso ganadero de la dehesa litoral, como encerraderos, pozos y abrevaderos con el Camino del Río, una vereda que discurre paralela al río de San Pedro, todo ello dentro del incomparable marco del Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida en Puerto Real.

Distancia: 12,02 kilómetros.
Tiemplo empleado: 3 horas 40 minutos.
Dificultad: Fácil..
Dejamos el coche en: 36°31.533'N - 6°13.321'W.

El coche lo dejamos en el aparcamiento de la calle Paraguay en la barriada Rio San Pedro.
 
 Lo primero que vemos es una idílica imagen de la playa de la Ministra, una de las cuatro playas que podemos encontrar en este tramo del del Río San Pedro, aunque la cuarta es "La Petaca", pero está cubierta con escolleras.
 
Paseamos por un tramo de pasarela que nos conducirá hasta el puente del caño de la Cortadura.


Este caño aportaba agua a la hoy abandonada salina de la Imposible y la del Ratón (visitada en enero de 2021), justo por enfrente de la isla del Trocadero.

Justo pasado el puente giraremos a la derecha en busca del Camino de los Pozos, si todo va según lo previsto, deberíamos aparecer al regreso por donde indico con la flecha rosa.

Nos incorporamos a una vereda que nos conducirá hasta el pinar de la Algaida, a nuestra derecha vamos dejando las instalaciones de la Universidad de Cádiz.

El Parque Metropolitano Marisma de Los Toruños y Pinar de la Algaida como se llama realmente este espacio, ocupa una extensión de 1.000 hectáreas. Está ubicado entre los términos municipales de El Puerto de Santa María y Puerto Real y se encuadra en un espacio biofísico dominado por la desembocadura del río San Pedro y los terrenos a ella asociados en forma de flecha litoral, marisma, cordón dunar y pinar, que se encuentran íntima e indisolublemente unidos en su origen y evolución.

Tras dejar las pasarelas llegamos a lo que antaño fueron campos de labor, en este caso pertenecientes al Cortijo de la Vega, del que solo quedan, además de su planta en ruinas, algunos abrevaderos y comederos para animales. Pero antes nos sorprende un inmenso manto lila provocado por la planta conocida como Viborera (Echium gaditanum), una planta típica de dunas y arenales costeros.


Llevamos rato caminando por el Camino de los Pozos y llegamos al primer pozo, ubicado en los terrenos del Cortijo de la Vega y conocido como "Pocito del Camino de los Pozos" un pozo cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, es un pozo artesano que se caracteriza por que debajo de una capa de agua dulce se encuentra otra de agua salada no apta para el consumo, por lo que tras su uso era necesario dejar pasar varias horas para que  por decantación, el agua salada volviese a las capas inferiores y pudiese volver a ser extraída el agua dulce que flota por su menor densidad.

El camino de los Pozos es especial pues es una obra con al menos 400 años, que sirvió para dar acceso desde la Dehesa de la Algaida al antiguo pozo de Carretones, antaño denominado "Pozo de la defesa", hoy inaccesible por encontrarse en un recodo de los accesos a la autopista. 

Del mismo modo este camino aparece en planos históricos como Entrada de la Dehesa, o Camino del Posito de la Salud en el de Ramiro Muñoz de 1897. El nombre "camino de los pozos" lo rescatamos de la primera edición del Plano Topográfico Nacional, año 1917, Hoja 1061, nombre que ha sido mantenido por algunos usuarios del parque y que resulta sumamente apropiado.
 
 
Este camino enlazaba los pozos de Carretones, otro existente en el acceso de la actual ESI, el pozo perdido del abrevadero de Baineros, el pocito del camino de los pozos  y el camino viejo de la dehesa, también denominado de la Barca, del Puerto o de Matagorda. Sobre el ribazo que fue camino se aprecia una línea de vegetación que ocupa todo el frente de la Facultad de Ingeniería. 
 
Algunos de los pozos en su entorno fueron usados por los franceses durante la instalación de su campamento en la Algaida para el Asedio de Cádiz entre 1810 y 1812. En la vegetación destacan algunos acebuches centenarios que se benefician del peralte del camino para soportar mejor la inundación temporal a la que es sometida la zona durante el invierno.
 
 
Abandonamos los antiguos campos de labor y nos introducimos en los sistemas arenosos marismales y la vegetación cambia, ahora vemos arbustos tales como Tarajes (Tamarix africana), Lentiscos (Pistacia lentiscus) y abundantes Jaras Marismeñas (Cistus libanotis).
 
Esta zona se caracteriza, entre otras cosas, por existir en el subsuelo una gran capa de arcillas impermeables lo que favorece la aparición de lagunas temporales que forman auténticas islas de agua dulce en un entorno totalmente salino, algo que es aprovechado por abundantes aves que han encontrado en este lugar un biotopo ideal para alimentarse y reproducirse.
 
 
También encontramos en ellas unas interesantes comunidades de plantas y algas y sobre todo y gracias a su carácter temporal, allí habitan un grupo de anfibios, insectos y crustáceos que necesitan de periodos de sequía para completar su ciclo biológico. Buscando un ángulo desde el que poder fotografíar el humedal nos llevamos la gran sorpresa del día, un grupo de moritos comunes (Plegadis falcinellus) levanta el vuelo ante nuestras narices. Lástima que ni el objetivo de mi cámara es el adecuado para el pajareo ni el sol colaboraba, aún así podemos apreciar la silueta inconfundible del mismo.
Es el único ibis que aparece de forma natural en Europa. Su talla, pico curvo y sus tonos oscuros lo delatan. Ha recolonizado recientemente nuestros país, y en los últimos años se ha consolidado la reproducción de casi un millar de parejas en un único enclave de las marismas del Guadalquivir.
 
 
En vuelo muestra un aspecto muy alargado y estilizado, con la cabeza ligeramente caída. Cuando se alimenta, se localiza típicamente en aguas someras, mientras mueve el pico y la cabeza lateralmente en busca de presas.
 
 
Por esta zona llegamos a un nuevo pozo,  es conocido como Pozo Grande.
 
 
Y algo más adelante y próximos al camino de la Dehesa vemos el Pozo de la Rúbrica de elegante diseño. También se remonta al siglo XVI aunque en el siglo XX fue reformado utilizando ladrillos refractarios de la siderurgia de La Algaida.
 
 Se llama así porque en el enlucido original aún se conserva la firma de los albañiles que realizaron la reforma.
 
 
También podemos ver como parte de la firma una retícula elaborada, este tipo de elementos en las rúbricas son propias de personal con un nivel cultural aceptable y podría haber sido realizada por el arrendatario de la finca que pagó la obra o tal vez por el maestro albañil que la dirigió ¡quién sabe!.

Un giro brusco a la izquierda nos saca del Camino de los Pozos y nos introduce en el Camino del Río.
 
 
Este camino discurre paralelo al río de San Pedro y en un entorno totalmente marismal por lo que el podremos ver un amplio muestrario de plantas de marisma.
 
 
En un principio caminaremos por la zona externa del pinar y lo más próximos al rio posible, aunque el calor nos hará por momentos, acercanos en busca del frescor de los pinos, que en honor a la verdad, tampoco es que reconfortara demasiado.
 
 
El río San Pedro, también llamado Salado de Puerto Real, es un paleocauce del río Guadalete, separado de este por la mano del hombre y convertido en brazo de mar. Tiene un recorrido de unos 25 km y la mayor parte de su cauce está bajo los efectos de las pleamares. La totalidad de los terrenos por los que discurre son de origen cuaternario, principalmente marisma. El Río San Pedro es navegable para embarcaciones de pequeño calado y de pesca. El río San Pedro está abierto a la bahía de Cádiz mediante su desembocadura y mediante el caño de Cortadura, lo que permite una continua circulación de las aguas.
 
 
El pinar es un bosque frecuente en la costa gaditana, consecuencia de repoblaciones que tuvieron como objetivo la fijación de unos suelos que el mar o la marisma disputaban. El pinar de La Algaida albergó cortijadas asociadas a explotaciones agropecuarias; sin embargo, el recurso más preciado fue la piña, fruto del pino piñonero, cuya recolección, entre los meses de noviembre y abril, se amontona en las piñeras, montañas que exhiben la cosecha.
 
 
El pinar de La Algaida no sólo ha sido refugio de animales, a su sombra, las tropas napoleónicas instalaron su campamento en la campaña por la conquista de Cádiz, época en la que Puerto Real, a cuyo término pertenece, fue duramente castigada y casi destruida tras la batalla de La Barrosa. Llegamos a un puente de madera que cruza el rio y nos permitiría llegar al parque metropolitano marisma de Los Toruños (visitado en julio de 2019).

Y aunque no hay que cruzarlo no resistimos la tentación de llegar a la zona intermedia y hacer uso de los bancos bien sombrados.


Aunque es de poca altura nos permite tener una visión elevada de nuestros próximos pasos y del mirador que pronto visitaremos.

Desde allí tendremos vistas privilegiadas de todo el entorno, principalmente de la lengua de tierra que forma el parque antes citado.

Volvemos a salir del pinar y continuamos por la zona de marisma alta, aunque tendremos todo el sol del mundo se nota más la brisa marina, algo que se agradece.

Volvemos a entrar en el pinar para ver un nuevo pozo, esta vez se trata del pozo del Camino Viejo de la Dehesa.
 
 Este paso es un punto crítico del recorrido, con marea alta las piedras que nos permitirán cruzarlo quedarán cubiertas de agua, así que si pasáis en este momento mareal, os lavaréis los pies.
 
Antes comenté que para la restauración de uno de los pozos se utilizaron ladrillos refractarios procedentes de la "siderurgia de La Algaida", y aquí tenemos unos restos perteneciente al los altos hornos diseñados para la fundición de aceros y elaboración de tubos sin soldadura, una iniciativa iniciada a finales del siglo XIX que siguiendo con la tradicion de nuestra tierra, pues nunca llegó a buen término a pesar del gasto ocasionado en las infraestructuras necesarias.



Tras salir nuevamente del pinar y caminar por la playa Río de San Pedro, llegamos a un nuevo mirador.

Continuamos por la playa del Conchal, una playa muy pequeña de apenas 630 metros de longitud aproximadamente, por unos 15 metros de anchura. Suele ser una playa aislada, aunque tiene buen acceso. De una arena fina y dorada y que dispone de puentes de madera por los que se accede a diferentes puntos de la playa.
 
El paso playero será interrumpido por el caño de la Cortadura por lo que nuevamente nos introduciremos en el pinar en busca del puente que nos permitirá cruzarlo, comenando el tramo común del recorrido. Pero antes de abandonar la playa aprovechamos para unas fotos de la bonita estampa formada por la playa, el río y el puente de la Constitución.
 
 Imagen con la que pondremos fin a este magnífico paseo matinal.

Estamos en primavera y por tanto el campo está lleno de flores, aquí algunas de las que pudimos ver durante el recorrido. En primer lugar una Clavelina de mar (Armeria marítima), una planta medicinal usada en la lucha contra la obesidad.

Viborera (Echium gaditanum), una planta típica de dunas y arenales costeros.

Cardo de las charcas (Eryngium corniculatum), planta propia de lagunas y lugares de encharcamiento estacional.

Creo que se trata de un Milenrama o perejil bravío (Achillea millefolium), el nombre genérico de Achillea fue utilizado en honor a Aquiles, que durante la Guerra de Troya curó a muchos de sus soldados y al propio Télefo, rey de Micenas, utilizando el poder que la milenrama tiene para detener las hemorragias.

Cresta de gallo (Bellardia viscosa), planta semiparásita que para sobrevivir necesita tomar nutrientes de las raíces de otras plantas.

Jaguarzo blanco (Halimiun halimifolium), la podemos encontrar sobre arena, dunas, siempre junto al litoral.

Flor del Tamarix (Tamarix africana).

Arum italicum.
 
Centáurea menor (Centaurium erythraea), planta con amplios usos medicinales, fue utilizada por controlar la hipertensión, abrir el apetito, como desinfectante, incluso hoy día forma parte de compuestos medicinales autorizados, y lo mismo sirve para teñir el pelo de rubio que como aditivo en vinos y licores, o contra la caída del cabello o la diarrea, vamos te haces una buena infusión de este hierba y te lo cura todo., completita completita.
 
En la zona de marisma alta podremos encontrar numerosos ejemplares de Jopos (Cistanche phelypaea), una planta parásita que florece en invierno, de febrero a abril. Al carecer de clorofila no puede realizar la fotosíntesis sus hojas no realizan función alguna. Depende totalmente de un huésped. En África el tallo se ha usado como afrodisíaco, y como espárrago en ensalada. El bulbo se ha usado en alimentación por su alto contenido en carbohidratos, también usada en medicina como antidiarreico y diurético. Contiene alcaloides.
 
 
Y para terminar, un Suspiro de Cádiz o Ajete de prado (Allium subvillosum). Las plantas de este género eran conocidos tanto por los romanos como por los griegos. Sin embargo, parece que el término tiene un origen celta y significa "quemar", en referencia al fuerte olor acre de la planta.

Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:

Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

2 comentarios:

  1. Muy buenas, solo decir que el ave al que haces referencia no se trata del Ibis eremita, sino del Morito común (Plegadis falcinellus):
    https://seo.org/ave/morito-comun/
    Gracias.

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    1. Gracias por la info, yo no entiendo de pájaros pero al menos atiné con que era un ibis. Paso a corregirlo.

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