Es un recorrido de alto interés ecológico y paisajístico, y sobre todo por su atractivo ornitológico y etnográfico. Nos permitirá conocer la estructura y funcionamiento de una salina, y observar lugares que por su aislamiento y tranquilidad se ha convertido en una zona de nidificación importante para multitud de aves acuáticas. así como de la variada vegetación habitual de estos biotopos.
Veremos la estructura tradicional de una salina, con sus lucios, vueltas de retenida y periquillo, unos canales cada vez más sinuosos y menos profundos que conducen el agua hasta la zona de cristalización de la sal, la tajería. Un sistema tan ingenioso como antiguo dónde la única fuerza motriz es la ejercida por la gravedad.
Distancia: 7,15 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 5 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º24.220'N - 6º10.806'W
A pesar de que el comienzo oficial de este sendero se realizar por la
carretera de playa de La Barrosa, a
la altura de la urbanización de Las Mogarizas, antes de llegar a la
Venta del Popeye, nosotros lo haremos dejando el coche al final de la
calle Codorniz en la Urbanización Los Gallos, donde existe mucho espacio
para aparcar. Además nos permitirá alargar un poco este corto sendero.
Rápidamente nos vemos inmersos en la conocida como Marisma de Carboneros, dónde podremos empezar a ver la clásica vegetación de marisma.
En este ecosistema, es una verdadera proeza la existencia alguna de flora. Las plantas que pueblan las marismas (también llamadas plantas halófitas) llegan a soportar concentraciones de sal de 10%, debido al agua
procedente del mar, y que el viento y el sol se encargan de evaporar. Los
suelos, al estar inundados, carecen de una adecuada aireación, lo que
lleva a la muerte de cualquier planta no autóctona. En la zona de
marisma podemos distinguir claramente las zonas que están casi
continuamente inundadas, de las que lo están de forma más esporádica,
por la vegetación existente en cada zona. Las plantas han tenido que
adaptarse a fuertes oscilaciones en la concentración de sal (osmóticas),
ya que la salinidad del agua puede variar debido a las lluvias y
adoptar concentraciones iónicas del agua dulce (un error común es la
consideración de que el agua dulce no tiene sales, esto es falso, lo que
tiene es distinta composición y concentración).
La vegetación de marisma podemos clasificarla en tres grupos:
La
de marisma baja, zona que se inunda en cada pleamar (Zostera y
Lechugueta). La de marisma media (Espartina y Sapina). Y la de marisma
alta, zona que sólo se inunda en mareas vivas (Salados, Verdolaga,
Saladillos, Brezo de mar o Armajo).
Aunque no forma parte del recorrido oficial, nosotros y en primer lugar nos dirigimos a un ramal del camino que se nos abre a nuestra derecha, queremos inspeccionar qué es lo que se cuece por allí y comprobar "in situ", la posibilidad de hacer una ruta circular más amplia.
Aunque podemos salvar este primer obstáculo, más adelante el camino está cortado, parece como si la presión del caño hubiese hecho caer el muro que nos debería permitir el paso, así que comprobamos que, al menos en pleamar, no es posible darle continuidad a este trazado, así que volvemos sobre nuestros pasos y continuamos por la ruta oficial.
La
producción de sal fue un recurso explotado desde la antiguedad, siendo
el entorno de la Bahía de Cádiz y su marisma el ecosistema ideal para su
producción. Un entramado de caños, canales y compuertas tan simple como
efectivo que aprovechaba la fuerza de la gravedad para hacer circular
el agua. En el siglo XIX llegaron a funcionar en la Bahía de Cádiz un total de 140 salinas, de las que actualmente sólo permanecen poco más de una decena.
Su
funcionamiento consistía en la toma de agua desde un caño principal
aprovechando las pleamares y dónde a través de una o dos compuertas que
eran abiertas por el capataz en el momento idóneo permitía la entrada de
agua a un lugar de almacenamiento primario llamado "estero". A partir
de aquí se la hacía circular por un sistema de canales (lucios, vueltas
de periquillo y vueltas de retenida) , también regulados por pequeñas
portezuelas (largaderos), en las que por efecto de la evaporación iban
adquiriendo mayor grado de salinidad, para acabar en los llamados
cristalizadores, balsas de muy poca profundidad (tajería), dónde el poco
agua que quedaba terminaba evaporándose quedando sólamente la sal
cristalizada.
Todo este entramado es inundado a través de unas puertas, conocidas como compuertas y que eran el dispositivo fundamental para la alimentación de todo el laberínto de canales y esteros.
Hemos llegado a un muro que circunda toda la salina, se trata de la Vuelta de Afuera, estas vueltas de afuera son caminos de dominio público y se puede transitar por ellas libremente en cualquier salina en explotación.
En su contorno están dispuestas las compuertas principales que permitían la entrada de agua en los momentos de mareas vivas. Si os interesa el como funciona una compuerta y sus partes, podréis verlo en esta entrada.
En este tramo encontramos algunos observatorios de aves.
Y un panel explicativo de las aves que se pueden encontrar.
A la derecha vemos el Caño de Carboneros que se alimenta del caño de Santi Petri, en línea de horizonte podemos ver parte del antiguo poblado pesquero de igual nombre, y la pequeña torre del club náutico.
El caño de Santi Petri es la principal arteria del agua del Parque Natural de la Bahía de Cádiz. A la izquierda encontramos el antiguo estero de la salina. El estero es un depósito de grandes dimensiones que recibe aguas procedentes del canal de alimentación. Sirven como zona de cría y engorde natural de numerosas especies de peces entre los que destacan: doradas, robalos, lisas o lenguados.
Actualmente el estero es atravesado por un muro que lo divide en dos y en cuyos extremos se ubican los observatorios de aves. A lo lejos vemos la Casa de Carboneros, una típica casa salinera y que era el centro neurálgico de la explotación, la casa está rodeada de una amplia explanada dónde se acumulaban los montes de sal una vez recogida.
En los caminos de acceso y algo más alejados de los muros, y además de las Cistanche phelypaea, y los Chrysanthemum coronarium (ya descritas en la entrada anterior), encontramos varios macizos de una pequeña pero maravillosa planta casi rastrera, Spergularia rubra, Arenaria roja para los amigos. Una planta herbácea típica de los arenales y zonas costeras mediterráneas. Es una planta con amplias aplicaciones medicinales ya que se puede utilizar como diurético, como depurativo en casos de reumatismo y está recomendada para problemas vesiculas, cistitis y disuria.
Echium gaditanum más conocida como Viborera marítima o viborera de Cádiz. Esta planta está incluída en la Lista Roja de Flora Vascular Española de Especies Amenazadas.
Myoporum acuminatum o Mioporo, vulgarmente conocido como Transparente, es una planta usada habitalmente para setos o barreras cortavientos en lugares costeros por su gran resistencia al ambiente marítimo. Es frecuente encontrar ejemplares asilvestrados, como este de la imagen.
Detalle de la floración.
La sorpresa del día (siempre recibimos un regalito) vino de la mano de una anátida que nunca habíamos visto en las marismas. Se trata de una pareja de Cairina moschata también conocido como Pato Criollo o Pato de Muscovy y mostrando comportamiento de estar anidando. Este pato no figura en la relación de aves descritas en los paneles informativos.
Es una especie procedente de América del Sur y que fue traída a Europa ya domesticada, solemos verlas como animal de granja o en parques urbanos o estanques de agua dulce. Estos ejemplares probablemente se escaparon y se han asilvestrado y no parece digustarles en absoluto el biotopo de marisma.
Con este bonito ánade, nos despedimos.Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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