Este sendero lo componen tres partes bien diferenciadas:
1.- El pinar de La Algaida, que es uno de los paisajes más representativos de la Bahía de Cádiz, un bosque de pinos piñoneros asentado sobre arenas estabilizadas en el que se forman lagunas temporales bajo la influencia de las mareas y las lluvias y de gran importancia ecológica.
2.- La salina de Nuestra Señora de los Desamparados, una zona de marisma alterada por el hombre para la obtención de sal (actualmente en desuso) y que es explotada con cultivos acuícolas. Esta parte finaliza en el puente que cruza el río de San Pedro.
3.- La última parte nos permite conocer las marismas mejor conservadas del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, Los Toruños, en una lengua de tierra entre el rio San Pedro y la playa de Levante, formada por la acción del mar y de los resíduos del río Guadalete y recorrida por multitud de caños alimentados por dicho río y que permanece en su estado original.
Distancia: 17,4 kilómetros.
Tiempo: 4 horas 40 minutos, incluyendo paradas.
Dejamos el coche en: 36º31.912'N y 6º12.613'W.
La salida la realizamos desde la entrada ubicada junto a la Facultad de Ciencias en el campus universitario de Puerto Real. Todo el recorrido está magníficamente señalizado y documentado.
En este sendero se conjugan dos biotopos ya difíciles de encontrar: el pinar costero y la marisma con su zona intermedia de transición.
En este primer tramo existen varias instalaciones deportivas.
Este pinar es fruto de la reforestación pero además podemos encontrar un amplio muestrario de la flora mediterránea, tales como espinos (Ramnus), lentiscos, labiérnagos, sabinas, palmitos, acebuches o retamas.
Rápidamente llegaremos al observatorio de la laguna del Tarelo, dónde podríamos observar (si tienen agua, claro) malvasías, somormujos, zampullines y fochas. Es totalmente recomendable estar allí al atardecer y contemplar la llegada de cientos de ejemplares de garcillas, garcetas o martinetes que van a pasar la noche.
Estas lagunas temporales se forman gracias a las arcillas impermeables y las lluvias. Tienen una gran importancia ecológica ya que son "islas de agua dulce" rodeadas de un ambiente totalmente salino lo que permite que se desarrollen interesantísimas comunidades de plantas, algas y animales.
Todo el recorrido está "plantado" de postes telefónicos para caso de necesidad, algo nunca visto por nosotros en ninguno de los senderos realizados.
Este tramo anodido discurre paralelo a la nacional IV y está protegido por una barrera visual que cumple su función aislante.
Encontraremos un par de miradores diseñados para poder ver desde arriba el sistema de marisma. Aconsejo programar este sendero con alguna marea viva ya que podremos disfrutar al máximo de dichas instalaciones y del agua bajo nuestros pies.
Estas marismas mareales tienen su origen en el antiguo estuario del Guadalete además de la influencia del mar Atlántico.
Un laberinto de caños, esteros, canales y planicies mareales en los que se depositan limos y fangos.
En la marisma podemos observar tres zonas de vegetación bien diferenciadas:
La
marisma baja, habitualmente inundada en la que abundan plantas
fanerógamas como la Zostera y la Lechugueta. La marisma media colonizada
principalmente por Sapinas y Espartinas, y la zona alta dónde habitan
Verdolagas, Saladillos o Brezos de mar.
En este mes de octubre la marisma se colorea de malvas, verdes y rosados, siendo el gran culpable una planta llamada Salado (Limoniastrum monopetalum).
Llegamos a la salina de los Desamparados, la naturalidad de los caños vírgenes se tornan a caños perfectamente estructurados y reforzados. Hoy día sólo se dedica a la cría de peces.
Uno de los miradores que encontraremos por el camino.
La media marea deja ver claramente la zona intermareal dónde infinidad de moluscos, gusanos y bivalvos encuentran el hábitat ideal para vivir.
El río de San Pedro fue antaño un brazo del Guadalete que con el aporte de lodos y la creación de diques y muros se fue rellenando y aislando de su cauce original.
A la vista tenemos el puente por dónde cruza la autovía, estamos finalizando la segunda parte del sendero.
Un puente de madera nos permitirá sortear un último obstáculo de agua.
La tercera parte del sendero comienza justamente en un lateral de la venta El Macka.
Sin tiempo a recuperar, nos incorporamos de lleno a Los Toruños.
Los Toruños son un brazo de relleno formado por el depósito de arenas y lodos provenientes del mar y sedimentación del rio Guadalete.
El camino "formal" es una amplia pista que hace las delicias de viandantes solitarios, familias completas y ciclistas que aprovechan este espacio cerca de casa para disfrutar de un buen paseo.
En un primer momento encontraremos un embarcadero que nos permitirá descansar en algunos de sus bancos y disfrutar de la brisa marina.
Los Toruños es una de las marismas mareales mejor conservadas y está surcada por una compleja red de caños.
Como no podía ser de otra forma, la patrona del mar cuida del entorno.
La pista oficial es un poco anodina, así que aprovechamos cualquier oportunidad para salirnos del carril central, en este caso circularemos por la pinaleta.
Este pequeña península está surcada por infinidad de caños de mayor o menor porte, que sortearemos cómodamente gracias a numerosos puentes.
Tenemos tres accesos a la playa de Levante, perfectamente preparados para peatones y ciclistas.
Nosotros accederemos a la playa por el segundo acceso, la marea está casi en pleamar y eso de transitar por arena seca no nos gusta demasiado. Aprovechamos y estiramos un poco.
Cada pasarela culmina en un mirador que también nos permitirá descansar a la sombra a la vez que oteamos el horizonte.
Estamos en una de las playas vírgenes del parque natural de la Bahía de Cádiz, varios kilómetros de fina arena dan cancha a todo tipo de deportistas.
Desde el mirador podemos ver Cádiz, y sus puentes y astilleros.
Circularemos por la playa hasta el mirador del tercer acceso. A pesar del día soleado la playa se presenta maravillosamente solitaria.
Llegamos al tercer mirador, estamos en el llamado "Coto de los Saboneses".
Una larga pasarela nos llevará al mirador de la Punta de los Saboneses.
Desde allí podemos divisar al NW la playa de Levante.
Al SW Cádiz y el polígono de San Pedro.
Al NE Los Toruños.
También al SW La Punta de los Saboneses con Cádiz y los astilleros al fondo.
En estas marismas podemos encontrar hasta 90 especies diferentes de aves.
Ya tenemos a la vista el puente que cruza el río San Pedro y que nos devolverá directamente al pinar de La Algaida.
Este puente de madera fue premiado con el Nacional de Arquitectura por su perfecta armonía con el ecosistema.
Una vista del embarcadero aledaño al puente.
Para no repetir demasiado tramo la vuelta la haremos por un carril paralelo al río de San Pedro y desde dónde conectaremos con la pista del inicio.
Con esta última y colorida imagen gracias al Salado, finaliza el sendero de hoy. Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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