Este sendero discurre por el corazón del Parque Natural de la Bahía de Cádiz, el sendero oficial es corto por lo que lo ampliaremos con un recorrido por la llamada Vuelta de Afuera que nos permitirá transitar a orillas de los caños del Zaporito, Carrascón y Santi Petri.
Las salinas fueron y son una industria que nació al amparo de la necesidad de explotar los recursos naturales de la zona, un perfil casi a nivel del mar provocan zonas de periódicas anegaciones de agua salada en aquellas mareas de coeficiente alto. Esta circunstancia fue aprovechada desde los inicios de la humanidad para la obtención de un producto fundamental para la vida, la sal marina. Tan importante en tiempos pretéritos, su producción fue disminuyendo poco a poco aunque hoy día vuelve a resurgir con fuerza, debido a la personalidad que imprime en todas las comidas en las que se usa, y sobre todo, al caché que ha obtenido gracias a determinados chefs de prestigio que la han incorporado como elemento fundamental en sus elaboraciones.
Para los aficionados al "pajareo", esta es una ruta ornitológica de primera categoría, dónde cualquier día del año podremos observar y fotografíar un amplio muestrario de aves de marisma.
Dejamos el coche en el conocido como Parking de la Feria: 36º27.706'N - 6º11.677'W.
Distancia: 16,7 kilómetros.
Distancia: 16,7 kilómetros.
Señalar que si bien en el día de la fecha de realización de este sendero la ruta era perfectamente viable, hoy día y por la concesión de explotación a una empresa de cultivos marinos existe una zona que no puede realizarse, es la marcada a partir del círculo blanco, lugar donde la "vuelta de afuera" se encuentra rota y hasta que por los responsables no se proceda a la reparación de la misma, tal y como les obliga la ley, no se puede continuar por lo que es necesario volver por el mismo camino.
NUEVAS NOTICIAS: Esta ruta solo puede ser realizada en su primera mitad, el paso situado en el Puente de la Baera está cortado, parece ser que van a empezar las obras del nuevo sendero que comunicará San Fernando por Chiclana por este entramado marismal, así que han vallado el paso y colocado numerosos carteles de aviso. Esperemos que estas obras no tarden mucho en comenzar. Era un viejo anhelo del propietario de la concesión el impedir el paso al ciudadano por esta zona, única por la que se puede acceder a la Vuelta de Afuera, y de momento ya lo ha conseguido. Esperemos que no tengamos que pasar años viendo este mismo vallado.
Sólo acercanos al punto de salida nos invade la sensación de que esta ruta será muy de nuestro agrado y que no nos exigirá mayor esfuerzo que el provocado por las ganas de ir parándonos a cada momento y que alargará su realización. En primer plano el caño del Zaporito y el puente que pronto atravesaremos.
Vamos al lío.
Lo primero que nos encontraremos será un puente de madera que nos permitirá sortear el primer canal de agua. Los aficionados a la fotografía tendremos incontables oportunidades de ver tomas aprovechables, lo que sin dudas, alargará la duración del recorrido.
Si coincidimos con una pleamar de las que se conocen como "mareas vivas", mareas con un coeficiente alto de grados, que provoca que el agua suba y baje más de los habitual, tendremos oportunidad de disfrutar del paisaje en toda su plenitud.
A la derecha de la imagen vemos una porción de la conocida como "Isla del Vicario".
Rápidamente nos acercaremos al conocido oficialmente como puente de Lavaera, aunque lo más probable es que su escritura original sea puente de La Bajera, en algún sitio leí que el caño de la bajera era un conducto artificial construido para permitir el desagüe total de la salinas a través de compuertas en las épocas de su mantenimiento, periódicamente era necesario vaciar el agua y proceder al dragado de las vueltas de periquillo, retenidas, lucios y cristalizadores (partes principales de una salina) a través de un caño denominado Bajera por estar por debajo del nivel de la salina y este puente permitía el paso hacia el interior de la instalación que en este caso quedaba como una isla al tener dicho caño conexión directa en ambos sentidos con los caños principales. De ahí su nombre, de La Bajera se abrevió a Labahera por esa costumbre de aspirar la j y convertirla en h, y de ahí a Labaera, lo que no entiendo es quién convirtió la B en V, pero bueno, todos son especulaciones.
También encontraremos diferentes edificaciones en ruinas, generalmente casas de salineros. Aquí una con unos hitos clásicos de senderistas, aunque en esta parte más que difícil es imposible despistarse.
Entramos de lleno en la Vuelta de Afuera. En el sistema de salinas tenía una importancia vital un muro de
contención que "perimetraba" todo el sistema de canales y entradas/salidas de
agua. Justo por dicho contorno discurría un camino de dominio público
que se conoce como "Vuelta de afuera", pues caminando por dicha senda,
bordearemos varios caños (rios de agua salada causados por el flujo de
las mareas), entre los que destaca el caño de Santi Petri, frontera
natural con las vecinas poblaciones de Chiclana y Puerto Real.
Todas las salinas tienen una o dos compuertas que permiten la entrada y en determinadas ocasiones, la salida de agua del sistema de canales. En la imagen se ve una compuerta desagüando por pérdidas en su sistema de cerrado. Si estas salinas estuviesen en funcionamiento, el escape de agua sería casi nulo.
Las salinas están por debajo del nivel medio de agua por lo que en mareas grandes y con sólo abrir las compuertas, el agua entraba en el laberinto por gravedad, una vez llegados a la pleamar por el encargado de turno se procedía al cerrado del portalón que es el entablado que una vez cerrado, impedía la salida del agua.
Al quedar las salinas en desuso pues dejaron de estar mantenidas por lo que en algunas compuertas existen pasos de fortuna y en los que tendremos que tener especial cuidado, sobre todo si la marea está vacía.
Aquí podemos ver una compuerta y algunas de sus partes. Sobre el portalón se actuaba con unas cuerdas que colocadas sobre el molinete a modo de polea, permitían la subida o bajada del mismo.
También podemos observar los efectos erosivos de las corrientes.
La cómoda pista va dando paso a unos senderos aunque bien marcados ya aparecen con bastante vegetación.
Las formas parabólicas del muro de contención reforzaban el empuje del agua de la salina en los momentos de bajamar consiguiendo que la presión del agua fluyera hacia los laterales. Es el mismo sistema que actualmente se emplean en las presas. Lo que vemos no pertenece a una salida sino al caño que la alimentaba, la salina queda a la izquierda fuera de imagen.
Nos aproximamos a dónde se ubicaba la batería de San Judas tan importante durante la defensa del asedio del francés.
Hoy día lo mejor que se conserva y no es gracia a los visitantes, es el polvorín.
Podemos apreciar los restos de tres tinajas grandes de agua, tan típicas por estos lugares, estaban conectadas al desagüe de las tejas y recogían el agua de lluvia. Están situados en un lugar dónde con marea alta les llega el agua salada, es una elucubración mía pero tal vez fuese un sistema para mantener el agua más fresca.
La marea baja dejará al descubierto todo el lodazal y las típicas lechuguetas (Ulva lactuca).
A pesar de su aparente fragilidad, el paso es seguro.
Nuevas compuertas dando salida al agua acumulada durante la pleamar.
Restos de un antiguo embarcadero.
Intento retomar el camino oficial pero a esta compuerta le falta las maderas que permiten el paso, da igual, botas fuera y pies al agua.
Solución infructuosa ya que algo más adelante el muro de contención está roto, la fuerza del agua ha conseguido abrirse paso y no permite seguir, al menos sin llenarse de fango. Media vuelta en busca de un camino alternativo.
Este hubiese sido el lugar de salida si el muro de contención estuviese en condiciones.
Nuevamente cruzamos el puente de La Bajera pero nos dirigimos hacia la izquierda, al objeto de completar el tramo oficial de sendero.
El camino es una pista bien compactada.
Más restos de otro embarcadero.
Seguimos disfrutando el camino.
Restos de otra edificación.
Aunque no estaba previsto, nos acercamos al puerto deportivo a dar una visual, muchos barcos allí.
La vuelta y para abreviar la hacemos por el carril bici que discurre en linea casi recta y enfrentado al sendero, aunque esto no es óbice para poder seguir disfrutando de bellas estampas.
El sol cae y es hora de dar por finalizada la salida. Tan cerca de casa y lo mucho que tardé en hacerlo lo que confirma que a veces no es necesario hacer más de cien kilómetros para disfrutar de un gran sendero.
Para terminar, una muestra de algunas de las aves que podemos "retratar". No entiendo mucho de pájaros así que lo mismo alguno no está bien identificado.
Cigüeñuela.
Egretta garzetta (Garceta Común)
Himantopus himantopus (Cigüeñuela común).
Larus cachinnans (Gaviota patiamarilla)
Larus fuscus (gaviota sombría).
Gaviota patiamarilla juvenil.
Larus ribibundus (Gaviota reidora).
Tringa flavipes (Archibebe patigualdo amarillo)
Phoenicopterus roseus (Flamenco rosa) .
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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