La ermita de la Virgen del Ara se encuentra a siete kilómetros de
Fuente del Arco (Badajoz) y a tres kilómetros de la frontera con
Andalucía, el edificio pudo haber sido utilizado como lugar de culto por diversas civilizaciones.
Por allí pasaron seguramente desde los romanos hasta los visigodos,
aunque después de la Reconquista se estableció como santuario cristiano a
cargo de la Orden de Santiago. La primera vez que se hace mención a la ermita es en el siglo XIV, en un escrito perteneciente al Libro de la montería, del rey Alfonso XI, como "un lugar de devoción y peregrinación a la Virgen María".
Sin embargo, es a mediados del siglo XV cuando la Orden de Santiago se
asienta en el lugar, hace una reconstrucción de la misma y añade
"espacios de los que antes no disponía, como la sacristía, el camarín,
el coro y la arquería que rodea la fachada sur y oeste".
Dejamos el coche en: 38º7.874'N - 5º56.408'W.
Pero si por algo destaca es por la espectacularidad de los frescos del siglo XVII
de su interior, basados en pasajes del libro del Génesis, por lo que también es conocida con el sobrenombre de "La Capilla Sixtina Extremeña" por su paralelismo con dicha capilla. Una joya en medio de un olivar, que hoy día sigue siendo desconocida incluso para muchos extremeños.
La arquería de la fachada sur de la iglesia demuestra el estilo mudéjar que se utilizó para su diseño, que se funde con las columnas romanas que podremos ver en la puerta de accceso al interior del templo.
En el patio se ubican algunas construcciones anexas, también ideadas por la
Orden de Santiago como pueden ser el alojamiento del ermitaño, un
molino de aceite o las caballerizas.
El campanario se levanta sobre los muros de los pies de la iglesia y se
compone de dos cuerpos y desde aquí podremos ver la Sierra de San
Miguel, la Sierra del Viento y la ribera del Ara.
El Camarín fue construído entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La
obra exigió la ampliación de la antigua sacristía,
prolongándose más allá del espacio ocupado por la capilla mayor hasta el
límite del propio camarín. Es de planta cuadrada, sobre la que emerge
un cuerpo octogonal con linterna de media naranja, de clara influencia
barroco-renacentista.
Todo parece indicar que
la Orden de Santiago, para impulsar el cristianismo entre los habitantes
de la zona, propagó la leyenda de Jayón, rey musulmán, y su hija
Erminda.
Cuenta que estaba la niña jugando cuando
se le apareció la Virgen María. Erminda le pidió que devolviera la
vista a su padre ciego y la Virgen aceptó a cambio de que padre e hija se
convirtieran al cristianismo.
Así, Jayón recuperó la vista, se convirtieron al cristianismo y, como agradecimiento, construyó la ermita a la Virgen del Ara.
La única nave que cubre la iglesia está rematada con una bóveda de cañón. Consta, además, de un camarín y una capilla mayor. El elemento más llamativo es la bóveda en la que están representadas escenas del Génesis,
como ocurre en la Capilla Sixtina del Vaticano. Datan de mediados del
XVII y aunque no se conoce el nombre de sus autores, se estima que
pudieron ser seis estudiantes de la escuela que Francisco de Zurbarán tenía en Llerena, un pueblo de Badajoz que está cerca del santuario.
A primera vista podemos distinguir tres zonas de pinturas bien diferenciadas:
Las pinturas del bajo coro, decorado con pinturas paganas del siglo XIX. En ellas aparecen cuatro
figuras femeninas representando los puntos cardinales, los signos del Zodíaco y los cuatro
continentes conocidos en esta época: Europa, África, Asia y América.
Las pinturas del friso (zona baja) son de fecha anterior. Probablemente son las pinturas más antiguas del santuario. Se trata de unas figuras geométricas pintadas en el zócalo, de
finales del siglo XV. Tienen la particularidad de son composiciones inéditas en nuestra historia artística y "sólo existen en esta ermita y en el Palacio
Episcopal de Llerena". Éstas, por sus tonalidades, posiblemente se
pintaran con los minerales extraídos en las minas de la Jayona (visitadas en mayo de 2022), ubicadas
cerca de la ermita.
Y las pinturas de la bóveda de cañon, en la que se representan diferentes pasajes del Libro del Génesis.
Y las pinturas de la bóveda de cañon, en la que se representan diferentes pasajes del Libro del Génesis.
La bóveda está dividida en 26 recuadros numerados, en los que se narran historias del
libro del Génesis, acompañados de leyendas explicativas. Se refieren las
historias a distintos episodios de la creación, el Paraíso, el
destierro de Adán y Eva, Caín y Abel, Noé, Babel, Abraham o Isaac y
Rebeca.
La explicación de la imagen representada, induce a pensar que fueron utilizadas por los monjes santiaguistas para enseñar al pueblo, por aquellos entonces prácticamente analfabeto, las Santas Escrituras.
La explicación de la imagen representada, induce a pensar que fueron utilizadas por los monjes santiaguistas para enseñar al pueblo, por aquellos entonces prácticamente analfabeto, las Santas Escrituras.
También destacan otras obras artísticas como el retablo de Cristo crucificado.
El Retablo Mayor, que tiene tres calles y cuatro
columnas salomónicas. También posee el Retablo Mayor dos esculturas
alusivas al rey Jayón y a su hija Erminda en la parte inferior de la
hornacina central, donde se sitúa la imagen de la Virgen titular. Se
trata de una obra de comienzos del siglo XVIII.
Ya en la sacristía, podemos destacar una tabla gótica que puede datar de los siglos XIII, XIV o
incluso principios del XV (también uno de los elementos más antiguo que se conserva en
el edificio) alegórica a la leyenda de rey Jayón, su hija Erminda y la Virgen María. En las esquinas inferiores podemos leer un romance con la leyenda de la aparición.
Esta ermita también posee un conjunto de exvotos. Se trata de una serie
de trece pinturas de pequeñas dimensiones, datables entre los siglos
XVIII y XIX, las cuales muestran apariciones y milagros acompañados de
textos descriptivos y de agradecimiento.
Agradezco a nuestra guía Ara María su atención, claridad y detalle de explicaciones que nos hicieron conocer una de esas maravillas que se esconden en los rincones más recónditos de nuestra España. Si pasáis por las cercanías no dejéis de ver esta ermita, merece y mucho la pena.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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