jueves, 26 de noviembre de 2020

RUTA DE LAS ESCULTURAS (SAN FERNANDO) (25NOV2020)

San Fernando tiene muchas cosas pero no podemos decir que tengamos museos, si descontamos el magnífico Museo de la Armada, aquí solo quedaría la colección y digo colección porque no da para más del denigrado Museo Municipal, unos fondos que han ido pasando de edificio en edificio como el que tiene un trasto viejo que molesta en casa pero no queremos tirarlo. Afortunadamente tenemos un clima benigno que contrarresta esta carencia y nos permite usar la ciudad entera como un gran museo al aire libre y esta es la ruta que os propongo hoy, vamos a ver nuestra colección de esculturas y obras que adornan muchas de nuestras rotondas, porque al fin y al cabo, las rotondas se han convertido en el mejor museo que podemos ofrecer  a nuestros visitantes y a nosotros mismos.
 
Si venimos en coche podemos dejarlo en: 36º27.645'N - 6º11.681'W. Una explanada conocida como "Aparcamiento de la feria".
Distancia: 11,62 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 36 minutos.

Allí mismo tenemos nuestra primera rotonda de interés. Primera rotonda y primera polémica. La llaman rotonda de Perez Llorca, en claro homenaje a José Pedro Pérez-Llorca, uno de los padres de la Constitución Española pero el motivo arquitectónico de la rotonda es una pirámide de sal alegórica (o ese parece) y es un homenaje a Don José María de la Cueva, más comocido como el Duque de Alburquerque. El 24 de marzo de 1820, durante el Trienio Liberal, el Cabildo Municipal de La Isla acordó erigir un monumento con forma de pirámide en homenaje al Duque de Alburquerque como libertador de la patria en 1810. Tuvieron que pasar 190 años para que nuestro Ayuntamiento cumpliera su acuerdo, para que veáis que el mal endémico que sufrimos en San Fernando con todos los que llegan a la alcaldía no es de ahora.
 
Esta pirámide tiene siete metros de altura y cuarenta metros cuadrados y según el alcalde del momento, aspiraba a convertirse en un nuevo espacio expositivo y centro cultural ligado a la conmemoración del Bicentenario de las Cortes. Su diseño de cristal pretendía que desde el exterior se pudiesen ver los motivos allí expuestos. El objetivo era ofrecer a los ciudadanos servicios de contenido cultural e informativo y que sirviera como sala de exposición de cualquier tema cultural abarcando desde la cuestión histórica, como su propio nombre indica, como la artística y actual. Se pretendía conseguir en un centro cultural con contenidos virtuales y con un sistema luminoso programable y evolutivo.
 
La broma costó 80.000 euros, que fue lo que costó poner la estructura de aluminio y lo que parece cristal. Una vez gastado el dinero, aquí se quedó, en diez años solo una ocasión he visto que pusieran algo, unas fotos de Camarón de la Isla, y en un par de ocasiones lució iluminada. Su situación justo al lado del aparcamiento de la feria, que a pesar de las denuncias, año tras año rellenan de arena de zahorra que cuando llega el viento de levante, inunda todos nuestras casas hasta la calle Real, pues la tiene bien recubierta y más que una pirámide de cristal, parece una pirámide egipcia, afortunadamente llueve de vez en cuando y se lava.
En fin, esperar casi 200 años para cumplir un acuerdo del ayuntamiento de erigirle un monumento y despachar el asunto con este gruño, da mucho que pensar, si Alburquerque levantara la cabeza, volvería al pasado y se quedaría en Extremadura, lugar desde donde partió para hacer frente al Mariscal Soult que comandaba el ejército francés. Y si al menos a la rotonda la llamasen del Duque de Alburquerque pues tendría un pase, pero ni eso.

La siguiente rotonda con interés la encontramos en la Avenida de la Marina. Sin datos fidedignos de ella, por ahí he leído que la denominan la rotonda del Estipe. En arquitectura se denomina estipe o estípite a las columnas que son más delgadas por su parte baja. De forma genérica  se puede denominar así a cualquier estructura prolongada de soporte. Desconozco la motivación de esta rotonda.

Tras un pequeño tramo por San Onofre, volvemos a la Ronda del Estero, allí nos encontramos una estatua que nos recuerda al estilo de Botero. Se trata de la rotonda La Atlántida. Tallado en su base leemos: Atlantis Nesos. Atlantis es la forma femenina derivada del nombre Atlas o Atlante. En la literatura griega clásica era usada frecuentemente para denominar a una «hija o descendiente de Atlas» (su traducción más literal), y en especial a la «mar Atlántica» en femenino. Heródoto (1.202), por ejemplo, la cita como: «la mar llamada Atlántica»). Otro uso idiomático es el Atlantís nḗsos, «isla Atlántica»), tradicionalmente interpretada como «isla Atlántida» (Platón, Timeo 25a; Estrabón 2.3.6.).
 
Su autor es José Hermida, gaditano licenciado en Bellas Artes y especializado en esculturas con grandes volúmenes,. Participó con esta obra en el Certamen Internacional de Esculturas Urbanas de San Fernando en 2005, siendo premiada con un accésit. Realizada en bronce representa a una mujer desnuda, que con su mano parece proteger tres circulos concéntricos que podría representar a la Atlántida. El mito de la Atlántida que Platón recogió en sus diálogos Timeo y Critias, según Platón la ciudad estaba integrada por tres círculos concéntricos de tierra y tres círculos concéntricos de agua.

Muy cerca de esta y en la intersección con la Avenida del Buen Pastor, vemos una estatua más acorde a la tierra, un homenaje al Salinero que también tiene una historia que se las trae. Todo comenzó cuando a mediados de los años 90 la tallara el artista Juan Antonio Bey. Esta escultura realizada en granito, estaba instalada en las cercanías del Puente de Zuazo y fue retirada en 2009 al hallarse justo en el trazado del tranvía que aún sigue en obras y se llevó al depósito municipal, lugar donde están enterradas más de una obra artística, pasaron varios años hasta que se la rescató del olvido y se la ubicó en el lugar donde se halla hoy día, para lo cual se le elaboró un pedestal metálico simulando una pirámide de sal.
 
A los pies del salinero vemos otro alegórico montón de sal formado por lugares emblemáticos de San Fernando, tales como el citado puente de Zuazo, el Ayuntamiento, la ermita del Cerro o la iglesia Mayor. De manera poética nos indica que San Fernando es un montón de sal, un binomio indivisible que nos explica que San Fernando sin la sal, no sería San Fernando.
 

En la avenida de la Constitución encontramos la escultura Eolo de Carlos Albert, ganadora del Certamen Internacional de Esculturas urbanas de San Fernando en el año 2005. Es otra de las esculturas que estuvo expuesta públicamente en la Plaza de las Esculturas.

Carlos Albert, nacido en Madrid en 1978, licenciado en Bellas Artes y poseedor del Diploma de Estudios Avanzados dentro del Doctorado de Bellas Artes. Se caracteriza por la bísqueda de las formas interiores, de la esencia de los objetos a los que retuerce forjando formas antinaturales. Artista minimalista como pocos, su Eolo mide tres metros de altura y está realizado en bronce. Carece de todo rasgo humano quedando reducido a su expresión de generar aire.

En el cruce de la calle Albenda con Constitución nos encontramos con la Torre Princesa, de Antonio Aparicio Mota, escultor nacido en San Fernando, académico numerario de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, licenciado en Bellas Artes por la especialidad de Escultura en la facultad de Santa Isabel de Hungría de Sevilla en 1989. Este artista tan prolífico también es autor del El cobijado Vejeriego. Vejer de la frontera (que pudimos en diciembre de 2017). Así como la obra de Las Musas, de las que pudimos ver algunas piezas cuando se expusieron en el Molino de Mareas del Zaporito o la estatua de Camarón que está en la plaza de Juan Vargas (visitada en noviembre 2020)
 
A través de la avenida de La Constitución, llegamos a la rotonda de Tomás y Valiente, que con sus más de sesenta metros de diámetro es una de las mayores de la ciudad. Francisco Tomás y Valiente, fue un jurista, historiador y escrito español, Presidente del Tribunal Constitucional (1986-1992), asesinado por los terroristas de eta en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid. Debido a su tamaño y bajo perfil he preferido subir una imagen aérea obtenida de Google Earth que nos permita ver como es esta rotonda, ya que con una fotografía a ras de suelo no podríamos ver su diseño. Es muy llamativa cuando funcionan todos los caños de agua.

Tras un tramo por la carretera de Camposoto y la calle González de la Torre, llegamos al lugar donde hasta hace un mes existían unas estatuas en homenaje a la familia, se trataba de la rotonda de La Familia, donde un hombre con un hijo cogido de la mano y una mujer con otro hijo en brazos caminaban juntos, obra del escultor Salvador García.

Esto es lo que vemos hoy, un parterre vacío. Gracias a la radicalidad e intolerancia de nuestra alcaldesa socialista, fue retirada tras 17 años de exposición, ya que según la interfecta: solo representaba a la familia tradicional, como si pertenecer a un modelo al que pertenecen el 98%  de las familias españolas fuera un delito. Si su interés verdadero hubiese sido tener un monumento a otros modelos de familia pues hubiese bastado que encargara el trabajo a cualquier escultor y listo, que rotondas vacías las tenemos a decenas en la Isla, pero no, ha tenido que realizar este menosprecio a la familia tradicional que por lo visto no tenemos derecho a tener un monumento que nos represente.
 
A nuestra derecha dejamos la curiosa y digo curiosa por no decir incomprensible rotonda dedicada al escultor Luis Alvarez Duarte (mayo 1949-septiembre 2019) y muy relacionado con el mundo de la imaginería religiosa, digo incomprensible por no existir ningún exorno que pudiera ser relacionado con tan insigne imaginero y sí una especie de torre metálica de dudoso gusto arquitectónico. En San Fernando fue muy apreciado por el mundo cofrade, siendo autor de obras tan importantes como la elaboración de tallas para los pasos de Semana Santa, tales como la María Santísima de la Piedad, la María Santísima de la Estrella o la de la Trinidad.

Y llegando a La Ardila, tenemos otro gruño de rotonda, ahora mismo la llamaban rotonda de La Comunicación, antes fue la Fuente de Tusquet, uno de los mayores timos y digo timo porque no quiero pensar mal de nadie del ayuntamiento del momento. Los isleños conocemos lo que antes era una fuente como la fuente "Oxidá" o "La Mohosa",  cuatro hierros oxidados que colocaron a los tontos del pueblo.

¿Por qué fue un tangazo? Primero y principal porque la fuente (según cuentan) no fue diseñada para San Fernando sino para la Exposición Universal de 1992 en Sevilla, donde se conmemoraba el descubrimiento de América y por diseño parece de una lógica aplastante, pero en Sevilla no se quedó, así que llegó la primera fase del plan, había que buscar un ayuntamiento pardillo y para endosárnosla le buscaron una historia relacionada con la conmemoración del 200 aniversario de la Cortes de la Real Isla de León (como todo timo, primero tiene la fase dialéctica donde te venden la moto). Se hablaba de los dos continentes unidos y del papel de San Fernando en la unión de las antiguas colonias americanas gracias a la Constitución de 1812, bla bla bla, esto fue la vaselina. La culminación del ardid finaliza con el cobro de 113 millones de pesetas por quedarnos con un armatoste que no quería nadie. Luego llegó el asunto de donde ubicar el armatoste terminando en la rotonda de la Ardila, a la entrada de San Fernando, pero llegó el tranvía, la fuente estorbaba,  y había que moverla y esto causó nuevos problemas y gastos extras para el ayuntamiento, el diseño original ha sufrido cambios sustanciales para quitarle peso y ahora mismo solo lucen los hierros oxidados. Esta tropelía llegó de la mano del Partido Andalucista, nuevamente.

Seguimos por la calle Real en dirección a la avenida Al-Andalus. Allí encontramos la rotonda de Hornos Púnicos, llamada así por haberse encontrados unos restos arqueológicos con motivo de las excavaciones efectuadas por la urbanización de la zona que hábilmente fueron aprovechados para integrarlos en una rotonda de gran interés turístico y arqueológico.
 
El conjunto arqueológico de los hornos púnicos y fenicios fue descubierto en 1987. En este enclave, en el interior de varias estructuras metálicas y acristaladas, se muestran el alfar tardo-púnico de Torre Alta y dos de los cuatro grandes hornos del complejo descubierto en 1998 de hornos fenicios del Sector III de Camposoto, estos  talleres, datados entre los siglos VI al I a.C, se dedicaban a la fabricación de ánforas y otros recipientes para el transporte de conservas de pescado, así como objetos de uso cotidiano y cerámicas protocampanienses.

En la avenida León Herrero tenemos una estatua en homenaje a uno de los más grandes y desconocidos toreros en la historia de España, se trata de Rafael Ortega Domínguez (1921–1997), fue conocido como El Tesoro de la isla, aunque este apodo, alusivo a su lugar de nacimiento, no se generalizó. Una escultura de una plástica realmente bella.

Ortega fue un torero que gozó en su tiempo de gran fama como poderoso en la lidia valiente con cualquier tipo de toro, e igualmente, o más aún, como estoqueador. Su tardía incorporación al toreo, su personalidad (sobre todo en comparación con sus brillantes coetáneos), e incluso "su figura, poco airosa, voluminosa y pesada", ​ no le favorecieron en el sentido de la popularidad, a pesar de que siempre tuvo admiradores incondicionales en crítica y público, como muestran la bibliografía y sus Puertas Grandes.
Nacido en 1921 la crítica le considera como el As de la Espada, el mejor matador de toros jamás conocido y el heredero natural del Grande, con faenas memorables jamás igualdas por ningún otro matador. Murió en 1997, habiéndose tenido que retirar prematuramente por una cogida.

La siguiente rotonda interesante la encontramos al inicio de la calle Arenal, se trata de la Jirafa, perdón, del monumento a Las Tres Marinas. Es un monumento homenaje a la Marina de Guerra, la Marina Mercante y la Marina de Pesca, las tres muy vinculadas a la ciudad. Data del año 1991, en su base existe una placa con una leyenda con los nombres de sus autores, los arquitectos Benito García Morán y Alejandro Jones Muñoz.

En García de la Herrán encontramos otra escultura, La Antorcha.

 Al final de Reyes Católicos nos encontramos con La Apisonadora.

Tras bajar por la avenida Cayetano Roldán hasta Pery Junquera nos encontramos con la rotonda de La Lola. Se trata de un homenaje a un personaje mítico, salido a la luz en la obra "La Lola se va a los puertos" de los hermanos Machado que llevó al cine en 1947 Juan de Orduña. Se representa a una mujer joven, vestida con traje de faralaes y con un par de rosas en la mano. En la parte trasera del monolito un timón hace una referencia a su viaje. La literatura y el cine ha popularizado la tragedia de la mayor cantaora flamenca de aquellos tiempos, quien abandonó en barco su San Fernando natal para irse a vivir con su prometido en Sanlúcar de Barrameda. Es obra del escultor Salvador García.

Continuamos por Pery Junquera hasta la rontonda de La Casería, aquí y bastante oculto entre las palmeras encontramos un busto dedicado al maestro Agripino y una placa que dice: Agripino Lozano Perea, hijo adoptivo de esta ciudad en el 30 aniversario de la fundación de su banda de música de la Cruz Roja - San Fernando 2013. Lo que no dice la placa es que además de director de dicha banda de música, Agripino fue autor de algunas de las marchas procesionales más emblemáticas de la Semana Santa, como La Oración en el Huerto, Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, Dolores del Cristo Viejo, El Nazareno o Estrella Lasaliana. Hablar de Agripino es hablar de la Semana Santa isleña. no en vano, durante casi 20 años fue director de la banda música de la Cruz Roja Local, banda que actualmente lleva su nombre. Agripino (qepd) murió en 2007 a los 79 años de edad.

Ahora nos toca cruzar el puente de La Casería, ¡por Dios! otra de los atentados más graves y polémicos contra el patrimonio que se ha visto en las últimas décadas: la demolición del viejo puente de La Casería, una construcción del siglo XIX que estaba catalogada y protegida en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que en esos momentos se estaba redactando y que fue derribada de la noche a la mañana porque afectaba a las obras para el desdoble de la vía férrea que el Ministerio de Fomento del gobierno de Zapatero, estaba llevando a cabo en la zona. Nos lo cambiaron por un triste y sucio viaducto. Este puente podría haber sido trasladado de lugar e instalado en cualquier sitio que hubiese sido más digno que llevarlo al vertedero. Otro crimen más con la complicidad de nuestro ayuntamiento en esos momentos en manos del Partido Andalucista, otra vez, este partido deja su nombre con los episodios más negros de la ciudad.

Vamos camino de la Población Militar de San Carlos, allí frente a las instalaciones del Tercio de Armada tenemos otra rotonda, mucho más humilde pero que también tiene su coranzoncito. Allí encontramos un monolito con pebetero erigido en Honor a los Héroes y Mártires de la Marina Española.

Nuestra siguiente parada la haremos en el paseo del General Lobo, allí veremos una gran fuente, vistosa cuando está funcionando que rinde homenaje y recuerdo a las Víctimas del Terrorismo.
 
En la barriada Bazán nos encontramos con una rotonda conocida como "El ancla de la esperanza", composición formada por dos anclas en un lecho de rocas desordenadas, reflejando poéticamente la seguridad que nos ofrece el ancla cuando el mar está embravecido.

Seguimos retornando a nuestro punto de partida y esto nos hace pasar por el puente del Gran Poder, allí vemos una pobre rotonta en la que existe un mástil para izar banderas. En este mástil podemos ver y según las circunstancias todo tipo de banderas, pero ¿alguno de vosotros vió alguna vez que la Bandera de España luciera sóla?

Aunque ya hemos hablado de ella en otra entrada, no podemos pasar por la rotonda de Juan Vargas sin rendir visita a la estatua del más grande, el irrepetible Camarón de la Isla. Realizada en bronce es obra de Antonio Aparicio Mota, del que ya hemos hablado antes, y se representa al artista sentado, frente a un niño que le escucha absorto mientras eleva su vista hacia la figura de Camarón que se funde con el azul del cielo.
 
Llegados a la avenida San Juan Bosco haremos nuestra última parada, no es un rontonda propiamente dicha, pero casi. Allí encontramos una estatua con pedestal homenaje a San Juan Bosco, que da nombre a la avenida. Es obra de José Martín Lagares, nacido en La Palma del Condado en 1976, quien ha reproducido un esquema habitual en las estatuas de San Juan Bosco, siempre enseñando a un niño. Como materiales básicos ha utilizado poliéster y resina alcanzando la figura del santo una altura de 1.80 metros. En el pedestal existen dos placas laterales con los escudos de San Fernando y de Puerto Real y una frontal agradeciendo el apoyo de astilleros.
 
 Podéis descargaros la ruta, clicando en la siguiente imagen:
 
En mis entradas nunca hablo de política pero repasando la historia de San Fernando, hierve la sangre al ver la pandilla de energúmenos e inútiles que nos han gobernado y gobiernan. Pido disculpas a quienes no compartan mi puntos de vista.
  
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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