Hoy vamos a dar un paseo por el corazón de las viñas que conforman la denominación de origen Xerez/Sherry, aunque su nombre nos puede inducir al error, la fama y la inmensa mayoría de viñas de la que se produce la uva de dicha denominación pertenecen al término municipal del Puerto de Santa María y no al de Jerez, prestando especial atención a las casas de las viñas y sus particulares diseños.
No hace tanto, todos los terrenos que recorreremos eran viñas, hoy día muchas de ellas han sido eliminadas y sustituidas sus parras por plantaciones de olivos, almendros y tierras de labor.
Distancia: 12,21 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 48 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36°39.993'N - 6°14.793'W
Tiempo: 2 horas 48 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36°39.993'N - 6°14.793'W
Caminaremos por vías pecuarias, caminos y veredas cargadas de una historia que se remonta al Cobre Final como se acredita en los hallazgos arqueológicos descubiertos en la Sierra de San Cristóbal, dónde ha sido descubierta y documentada la que ahora es la bodega completa
más antigua de occidente y en la que se elaboraba vino ya en el siglo
III antes de nuestra era, una industria que hoy día pervive a pesar de sus dos mil años de historia.
Vereda de la Doctora
Algunos inquietos se preguntarán ¿por qué en esta zona se cultiva las viñas que producen unos vinos de tanta calidad y no las de algún kilómetro más allá? La respuesta es fácil, para eso necesitamos a la Madre Naturaleza, por un lado está una humedad casi contínua procedente de la cercanía del mar y de otra parte sus tierras formadas principalmente por un suelo conocido como "albero o albariza", un tipo de roca sedimentaria formada por la acumulación de materiales detríticos de procedencia marina de color blancuzco a veces anaranjado. El albero se clasifica como un tipo de calcarenita que se formó en el periodo terciario, hace 5 millones de años. Está formado mayoritariamente por calcita (80%), cuarzo (12%) y otros minerales como filosilicatos (6%), goethita (2%), dolomita y feldespato e infunden a nuestros vinos (no sólo del marco del Xerez/Sherry) esas características que lo hacen tan especiales.
Albero y Casa de la Viña María Dolores
Pues es esta presencia antiquísima de la cultura del vino la que ha dejado una impronta agrícola en los terrenos por los que caminamos, encontrándonos un sinfin de casas y construcciones diseñadas específicamente para cumplir con los requisitos derivados del cultivo de la parra y posterior elaboración del vino.
Casa de la Viña La Pintada
Sin dudas el corazón del corazón de la denominación de origen Xerez/Sherry la encontramos en el conocido como Pago de la Barbaína. La orografía y la ubicación de este pago es la que ha
determinado su excelencia para la viticultura. Esas dos singularidades
definieron el tipo de sedimentos marinos que fue acumulando en el
periodo en el que estuvo sumergido. Posteriormente, transitó por una
etapa intermareal y por último la de desecación y desalinización
paulatina del fondo marino el que determinó la excelencia de estas tierras.
Pozo de la Casa de la Viña María Manuela en La Barbaína
El término “Pago”, en alusión al viñedo, se refiere a un lugar delimitado
que posee unas características de microclima y composición del suelo que
la distingue de las demás. De manera que, esas características, también
definen la singularidad de la uva que produce y por tanto del vino que
de ellas se obtenga, incluso dentro de una misma comarca y una misma
varietal.
Casa de la Viña María Manuela. (Entrada principal y ventanales orientados hacia la viña)
Uno de los mayores intereses de esta ruta es la observación de las antiguas Casas de Viña (algunas no tan antiguas), diseñadas acorde a las necesidades de la viñas y donde el aspecto estético quedaban en segundo plano, dando preferencia a un espacio que debía servir como:
- Núcleo organizador del cultivo de la vid y de la vendimia
- Centro de vinificación; esto es, de elaboración de vino mediante la pisa de la uva
- Bodega de almacenaje de mostos y, en algunos casos, de crianza de vinos
- Vivienda habitual del casero o capataz y su familia, morada temporal de jornaleros y residencia ocasional de grandes propietarios (para recreo, para protegerse de epidemias…)
En general, estas casas de viña en su mayoría siguen un estilo neoclásico, propio de mediados de los siglos XVIII a XIX. Se
levantan sobre muros y pilares y se cubren con techos a una o varias
aguas y azotea sobre forjados de madera. Algunas de ellas rematadas con
un cuerpo con la finalidad de lavadero o trastero.En la fachada
destaca el portal (de arcos sobre pilares o columnas) y el uso de
cantería (vista o pintada) en recercados de esquinas y vanos, así como
en cornisas, zócalos y pretiles. Los colores empleados son los
tradicionales: blanco, calamocha y almagra en paramentos, zócalos y
poyetes; ocre de las tejas; y verde en puertas y ventanas.
Casa de la Viña Bendita Locura
También durante el recorrido tendremos la oportunidad de ver dos Descansaderos. Repartidos por toda la geografía de la Península Ibérica, los
descansaderos eran parte de las vías pecuarias que en el pasado
sirvieron para la peregrinación del ganado entre unas zonas y otras de
nuestro país en busca de los pastos más frescos. En estos puntos el
camino se ensanchaba y permitía a los amplios grupos de ganado descansar
en su recorrido. Generalmente, además de un cercado, disponían de pozo y abrevaderos.
Área de descanso en la zona del Descansadero de la Virgen del Rocío
En primer lugar será el la Virgen del Rocío y el segundo, probablemente mucho más antiguo, el Descansadero del Gallo donde podremos ver el conocido como Pozo y Abrevadero del Gallo, están ubicados en la zona conocida como Marismas del Gallo, espacios inundables
próximos a la laguna del mismo nombre. Estaba comprendida en un área
mayor denominado Pago de Grañina. El nombre de Grañina hace
referencia a la arquería musulmana ubicada en este lugar, recogida en el
libro del Repartimiento de El Puerto de Santa María del siglo XIII, que
fue repartida entre los nuevos pobladores castellanos.
Descansadero del Gallo
Entre los siglos XVI y XVIII, el
Concejo (Ayuntamiento) de El Puerto labró pozos en las principales vías
pecuarias y baldíos del término, para que pudiese abrevar gratuitamente
el ganado caballar, vacuno, lanar y cabrío a los que se les llamó "pozos concejiles". En total son catorce pozos con sus correspondientes descansaderos.
El Pozo del Gallo es uno de los pozos concejiles
(municipales) que unen a su funcionalidad una sobria estética. Son un
elemento destacado de la vida, el paisaje y el patrimonio rural. El pozo responde a la tipología genérica de pozo ganadero: un brocal con
apertura en el mismo, a modo de balconcillo volado, una plataforma de
extracción (con el objeto de facilitar la elevación de las cubetas de
agua), y un abrevadero de gran longitud a dos niveles alturas para
adaptarse a los distintos tamaños de animales.
Estamos en una zona de depresión y esto facilita, además de la existencia de microclimas, la aparición de las lagunas estacionales que conforman el Complejo Endorréico del Puerto de Santa María, tales como La Juncosa, Salada y Laguna Chica o la más cercana Laguna del Gallo. Pero eso no impide que podamos divisar algunas de las sierras cercanas que nos rodean.
Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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