martes, 19 de enero de 2021

PLAYA DE CAMPOSOTO-PUNTA DEL BOQUERÓN (SAN FERNANDO) (18 ENE 2021)

La playa de Camposoto es una playa virgen de más de seis kilómetros de longitud de los que son utilizables algo más de cinco kilómetros y que se extiende desde Cádiz a la Punta del Boquerón, en una formación conocida como flecha litoral.y catalogada como Monumento Natural.

Caminaremos por una playa repleta de dunas vírgenes emergidas del Atlántico, frente a las Marismas de Sancti Petri y de un indudable valor paisajístico dominado por caños, islotes y el mar del estuario del Guadalete y también lo haremos por un lugar cargado de historia, por estas playas existieron varios baluartes que evitaron la entrada por mar en San Fernando de los invasores franceses a través del caño de Santi Petri, convirtiéndose en una barrera infranqueable que nunca consiguieron sobrepasar.
 
Esta ruta conforma la etapa 15 del periplo "La Costa de Cádiz".
 
Distancia recorrida: 12,3 kilómetros.
Tiemplo empleado:3 horas.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en:  36° 25.992'N - 6° 13.807'W
 
 El coche lo dejamos en la primera bolsa de aparcamiento de la playa de Camposoto.

Paralelo a la playa discurre un canal artificial que le da continuación al Caño de la Calavera.

Accedemos a la orilla a través de la única pasarela por la que se puede pasar.

Se llama flecha litoral, flecha de arena o barra litoral a la forma longitudinal de depósito de sedimentos, generalmente arena, en costas rectilíneas y eso es exactamente la Punta del Boquerón, destino final de nuestro paseo, una flecha litoral.

La disposición normal de las flechas es paralela a la costa, y frecuentemente se curvan mostrando la parte convexa en dirección al mar.
 
A filo de playa encontraremos dos búnkeres de los construidos en los prologómenos de la Segunda Guerra Mundial, para la defensa del litoral antes posibles desembarcos.

 Con un poco de zoom vemos los dos búnkeres y el castillo de Santi Petri en línea de horizonte.

Hasta las construcciones de guerra pueden ser bonitos elementos fotográficos.


 Y a lo lejos el castillo en honor a Melkart, hoy día Castillo de Santi Petri (visitado en septiembre de 2015).
 
 
 Me encanta ver las playas con la marea vacía, aunque también verlas vacía.
 
Y sobre todo, me encantan las marcas dejadas al escurrir el agua, sonará raro, pero me gustan un montón.



Hemos rodeado la Punta del Boquerón y ahora caminamos a orillas del Caño de Santi Petri.

 Las embarcaciones del club náutico lo inundnn todo, casi no hay canal para navegar, pero dan una bonita imagen.
 
Esta es una foto original.

Y esto una acuarela realizada por mi hija, basada en el mismo motivo. ¿A que es buena? 💓💓💓💓💓


 
El origen de las flechas litorales se encuentra en la dirección de las corrientes marinas y, en menor grado por las fluctuaciones de las mareas. Si, por ejemplo, la dirección de las aguas marinas va de norte a sur, la flecha litoral también crecerá de norte a sur. Este hecho se conoce desde muy antiguo y ha servido para construir los puertos en las costas con la misma dirección de los diques y escolleras que protegen sus aguas de las mareas y, sobre todo, de las corrientes marinas.  La permanencia de esta flecha se ve favorecida por la existencia de numerosas plantas que fijan la arena.
 
 A lado de este caño es donde podemos ver los restos de las baterías defensivas que jalonaban este tramo de costa. Un corredor de fuego que los invasores nunca consiguieron rebasar, obligándolos al ataque por tierra, ¡pero amigos! allí había un puente que también se convirtió en el único paso peninsular que los gabachos no pudieron conquistar. Estos restos que vemos son parte de los que podrían corresponder a la conocida como Batería de San Genís. Su construcción data del siglo XVIII y fue bautizada con el nombre de San Genís en honor al ingeniero Antonio Sangenís Torres; estuvo proyectada en un principio como una batería capaz de albergar 35 piezas de artillería, aunque sólo se terminó el primer tercio del recinto.
 
 A lo lejos vemos la Batería de Urrutia, que es la mejor conservada de todas.
 
La Batería de Urrutia fue construida a comienzos del siglo XIX tras la llegada del Duque de Alburquerque a la ciudad para defender la entrada a San Fernando desde el mar por el Caño de Sancti Petri, junto a la existente y desaparecida situada en el actual poblado de Sancti Petri. El nombre de la batería se debe al general José de Urrutia y de las Casas, que fue Ingeniero General del Ejército Español, cargo desde el que dio vida al Cuerpo de Ingenieros militares.

La Batería jugó un papel decisivo en el retorno de la monarquía absolutista a España tras el periodo conocido como Trienio Liberal. En 1823 la guarnición de la Batería, formada por el Regimiento San Marcial, a la sazón uno de los más potentes de la zona de la Bahía, se sublevó y entregó la posición apoyando al Duque de Angulema que, al mando de los Cien Mil Hijos de San Luis, trataba de volver a sentar en el trono al rey Fernando VII.

De planta rectangular y con unos de sus frentes hacia el río, esta construcción militar presentaba un potente lienzo de murallas en línea curva, sobre un terraplén elevado sostenido por un muro de cantería, que servía para proteger de los ataques enemigos.
Artillada con nueve piezas de 24 y dos de 16 sobre sus merlones, estaba cerrada por la parte posterior con una cerca de apertura central que daba acceso a un amplio patio de armas en el que se instalaban las diversas dependencias de la guardia, así como almacenes.
Aunque de construcción dieciochesca, en 1845 se levantó un plano de la fortificación para proceder a su reforma, tras la cual presenta el aspecto actual.


Por fuera se ven decentes pero dentro es otra cosa, basuras por doquier. Aún se conservan algunos enseres.
 
Incluso un nido con señales de uso reciente, poca gente entra aquí si un pájaro de marisma ha anidado.

Y los restos de una tercera batería, al menos supuestamente, solo algunos restos de muro y maleza. Podría tratarse del lugar donde se ubicaba la Batería de Aspiroz, también del siglo XVIII y para su construcción se utilizaron materiales de peor calidad que la piedra ostionera (material empleado en el resto de las fortificaciones), como son el lodo de las marismas que rodean a la batería, salchichones y sacos de arena. El empleo de esos materiales ha supuesto que apenas queden restos de esta construcción y a las pruebas me remito.

Estoy intentando perimetrar lo máximo posible pero hasta aquí llegamos, ya no es posible continuar por la orilla, entre otras cosas porque no hay orilla.

Así que nos incorporamos a la pasarela o lo que va quedando de ella.
 
En algunos tramos intermedios no existe.
 
Y el inmenso arenal a nuestra izquierda.

Y a la derecha el inmenso fangal de la marisma, solo roto por la coloración invernal de algunas de las especies vegetales que pueblan este biotopo.

Tras cinco años esto sigue en obras pero como no hay nadie trabajando pues haremos unos metros por el paseo que discurre paralelo a la prolongación del Caño de la Calavera.
 
En uno de los accesos a la playa abandonamos el paseo y terminamos tal como empezamos, caminando por la orilla.

 Podéis descargaros el track cliicando en la siguiente imagen:
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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