Saliendo desde la Torre Nueva en la Playa del Palmar (Vejer de la Frontera) este recorrido nos llevará hasta el Tómbolo del Cabo de Trafalgar, a través de la Vereda de la Playa para posteriormente volver al punto de salida caminando por la orilla y recorriendo las playas del: Faro, Las Plumas, Las Calderas, Zahora, Mangueta y El Palmar.
Sin dudas, lo más interesante del recorrido es el paseo por el tómbolo del Cabo de Trafalgar, un accidente geográfico ocurrido hace unos 6.500 años, tan curioso como espectacular y sobre todo, cargado de historia y en el que encontraremos vestigios romanos y árabes y veremos unas playas en las que hace unos doscientos años los náufragos llegaron en tropel tras el hundimiento de sus barcos, huyendo del embravecido mar y del fuego enemigo.
Sin dudas, lo más interesante del recorrido es el paseo por el tómbolo del Cabo de Trafalgar, un accidente geográfico ocurrido hace unos 6.500 años, tan curioso como espectacular y sobre todo, cargado de historia y en el que encontraremos vestigios romanos y árabes y veremos unas playas en las que hace unos doscientos años los náufragos llegaron en tropel tras el hundimiento de sus barcos, huyendo del embravecido mar y del fuego enemigo.
Esta ruta conforma la etapa 20 del periplo "La Costa de Cádiz".
Dejamos el coche en: 36° 13.633'N - 6° 04.016'W
Distancia: 14,85 kilómetros.
Tiempo: 4 horas.
Dificultad: Moderado.
El coche se queda en uno de los pocos aparcamientos libres existentes en el Paseo Marítimo del Palmar y que a la hora de nuestra llegada, aún se encuentra casi vacío.
Como siempre, intentaremos no repetir tramos y para eso tendremos que hacer un par de kilómetros por asfalto, afortunadamente una amplia acera al principio y una zona acotada después, nos permitirá caminar con total tranquilidad.
Cuando se acaba la acera cambiamos de banda y accedemos al tramo acotado.
Al final del paseo marítimo la carretera gira a la izquierda y es el lugar donde la abandonaremos, accediendo a la conocida como Vereda de Zahora. Para eso, primero tenemos que pasar por el Arroyo de la Parrilla que afortunadamente en estos momentos, se encuentra seco. WP ARROYO DE LA PARRILLA.
Este sendero tiene algunos tramos que discurre por arena suelta, lo que dificulta en parte, un caminar fluido pero ofrece una interesante muestra de sistemas dunares con su vegetación característica y bellas panorámicas marinas en toda la línea de costa.
Al inicio de este tramo encontramos un cartel informativo que nos comunica que estamos en uno de los itinerarios de la Red de Rutas Costa Trafalgar, más concretamente en el RC-3 "Conil de la Frontera-Cabo de Trafalgar".
La Red de Rutas Verdes Costa de Trafalgar fue un proyecto del Instituto de Empleo y Desarrollo Socioeconómico y Tecnológico de la Diputación de Cádiz (IEDT), dentro del proyecto CulturCad, integrado en el Programa Operativo Integrado -POI- de Andalucía 2000-2006 y cofinanciado por los Fondos FEDER.
A lo lejos y a pesar del contraluz, podemos distinguir el Parque Natural de la Breña, y afinando la vista, la Torre Vigía de Meca en el cerro de igual nombre.
La ruta de la costa 3 recorre una distancia que va desde el Monumento Natural del Tómbolo de Trafalgar hasta el núcleo urbano de Conil de la Frontera, e incluye las playas y torres vigías del litoral de los términos municipales de Barbate, Vejer de la Frontera y Conil.
Encontramos un nuevo arroyo en el camino, en este caso se trata del Arroyo de San Ambrosio y nos sorprende la cantidad de agua que embalsa. WP ARROYO SAN AMBROSIO.
Afortunadamente su desembocadura queda bajo el nivel de la duna por lo que para pasarlo solo nos tenemos que desviar un poco. Este arroyo hace de límite entre el término municipal de Barbate y el de Vejer de la Frontera y es tristemente famoso por su recientes desbordamientos, sin dudas esta elevación del terreno que provoca la represa tiene parte de la culpa, aunque como parte positiva está el que podamos verlo con tal acumulación de agua.
Caminamos por la zona del Atunar, y el camino arenoso empieza a ponerse pesado, buscamos los lugares más compactados para pasar.
A nuestra derecha vemos un cercado que protege una plantación de aloes vera, una planta de amplios usos medicinales.
A la altura de la Playa de las Calderas, encontramos este curioso bar cuyo techo parece el casco de un barco boca abajo. WP BAR.
A continuación la Playa de Zahora y al fondo el Monumento Natural del Tómbolo de Trafalgar, allí se encuentra el faro y una antigua torre almenara. El enclave contiene interesantes yacimientos, como una factoría romana y un asentamiento hispano-musulmán.
Pasamos por un cachito del Caribe de Cádiz, la Vereda de la Playa ha sido pavimentada para mayor comodidad de los usuarios, sin dudas, la Ley de Costas no llegó hasta aquí. A partir de aquí, encontramos toda una secuencia de bares y chiringuitos que invitan a parar y tomarse una cerveza, pero aún nos queda mucho, así que hacemos de tripas corazón y seguimos pasando calor.
A pesar de que ya estamos cerca, el caminar por la arena suelta es cada vez más pesado, afortunadamente la vuelta la haremos por la arena húmeda de la playa cuyo paso ha sido calculado para hacerlo en la bajamar.
Llegamos a la zona más desértica de todo el recorrido, es conocida como El Baldío, y con todo merecimiento, máxime en verano dónde ya está todo seco, aquí no quedan ni las lagartijas, que huyen buscando lugares menos calurosos, que ya es decir.
Vemos una pequeña elevación del terreno y no nos resistirmos a dar un vistazo desde lo alto. WP ALTO.
Al sur vemos el Cabo de Trafalgar.
Al norte, el diseminado de Zahora.
Y al este, el Parque Natural de la Breña, donde destaca el Cerro de Meca y su torre vigía (visitados en febrero de 2017).
Con más esfuerzo del presupuestado vamos acercándonos al tómbolo y saliendo del Baldío. Esta zona que vemos ahora seca, se forma una laguna costera casi colmatada de arena, que con las lluvias se rellena de agua salobre, albergando una importante variedad de fauna y flora.
Antes de comenzar el rodeo del tómbolo, a nuestra izquierda vemos la Playa de la Marisucia, los Caños de Meca y la Punta del Tajo.
Toda la punta está rodeada de un gran plataforma rocosa, en la que existen algunos restos romanos, solo visibles con las bajamares. Pasear por este lugar me trae recuerdos memorables, fueron muchos años los que estuvimos viniendo casi a diario a esta solitaria playa, aquí pasamos infinitas horas y días, unas intentando pillar camarones y otros, llenando el cubo de escarabajos.
Un tómbolo es la formación natural resultante de la unión de una isla con la costa, las corrientes y los vientos dominantes acumula y depositan arena entre ellos que con el paso de tiempo, forman un brazo que los une. Y esto es lo que vemos aquí, una elevación del terreno y un gran brazo de arena que lo fija a la costa.
Esta imagen de archivo, nos ayuda a visualizarlo fácilmente. A la izquierda, la antigua isla, y al frente, el brazo de arena acumulada que la unió con la costa, gracias a los vientos y corrientes dominantes.
En este lugar donde las fuertes corrientes se canalizan y la orientación sur-sureste, en la que los vientos dominantes empujan hacia la costa, también es frecuente encontrar restos de animales marinos que son arrojados a la orilla, aquí hemos visto desde tortugas, atunes o ballenas a este ejemplar de calderón, muerto recientemente y digo recientemente, porque aún no había empezado su putrefacción y por tanto, aún no daba olor.
Esta es la conocida como Playa del Faro, y aunque muchos que se creen los inventores del nudismo y que llegó con la democracia, realmente en los años 70 ya lo era. Aunque por entonces, esto era una playa solitaria y limpia, donde podías pasarte domingos enteros en un mes de agosto, sin ver absolutamente a nadie. Hoy día, ya nada es igual aunque el lugar conserve el encanto de siempre.
Una rampa de madera nos permite subir a las inmediaciones del faro actual que data de 1860 aunque desde entonces ha sufrido varias reformas, siendo la más importante la de 1929, con la reestructuración de su aparato óptico. Es una torre troncocónica esbelta , blanca y de 34 metros de alto.
El faro se ubica en un lugar con mucha carga histórica, dicen que en la época romana existía un templo dedicado al dios Juno y que bajo sus aguas aún se convervan restos de antiguas edificaciones. Más tarde, ya en el siglo IX fueron los musulmanes los que construyeron una torre de vigilancia cuyos restos perduran junto al faro y que fueron espectadores de la histórica batalla de Trafalgar en 1805.
No fue hasta 1860 cuando se construyó el faro actual proyectado por Eduardo Saavedra en 1857. Construido sobre una torre troncónica con fisonomía de columna romana, de 34 metros de altura y a la que con posterioridad se le añadieron contrafuertes debido a su fragilidad y que le dan su peculiar estilo. Cuenta con edificación anexa utilizada para vivienda de los fareros.
En el patio exterior del faro podemos ver expuesta lo que parece un cabeza fósil de algún cetáceo, tal vez un cachalote.
Y a su lado, los restos de una antigua torre atalaya de origen árabe y datada en el siglo IX de nuestra era. Parte de sus sillares fueron utilizados en el siglo XIX para la construcción de lo que entonces sería el nuevo faro.
Decíamos que este era un lugar cargado de historia, además de la existencia de yacimientos arqueológicos, como el templo romano, una factoría de salazones y la torre vigía del S.IX, si por algo es famoso el Cabo de Trafalgar es porque en sus inmediaciones tuvo lugar la Batalla de Trafalgar, ocurrida en 1805, con la trágica muerte de casi 5.000 soldados y el hundimiento de innumerables barcos y que supuso un antes y un después en el poderío naval español en el mundo.
Podríamos pasarnos horas divisando el paisaje desde la zona alta, sin dudas un lugar estratégico que fue apreciado desde la antigüedad.
Rodeando el faro nos encontramos con este hueco tallado en la roca ¿una tumba antigua o algún tipo de depósito para salazones?, realmente no he encontrado ninguna información al respecto. En las cercanías del cabo se encuentra la Ermita de San Ambrosio, una ermita visigoda del siglo VII, tal vez incluso los visigodos pudieron pasar por aquí.
Nos dejamos de elucubraciones y miramos el camino que tenemos por delante, la vuelta la haremos por la orilla, y aunque estamos en la bajamar, la marea empieza a crecer rápidamente y ya hemos tenido bastante con lo andado por la arena seca y suelta.
Una nueva pasarela de madera nos permite bajar a la playa. WP RAMPA1.
Con un último vistazo al faro, iniciamos la vuelta, esta primera playa es conocida como la Playa de los Plumas.
Larguísima con arena fina, al igual que todas las de nuestras costas y de aguas cristalinas y frescas, pero con esporádicas corrientes que hay que tener en consideración.
Enlazamos con la Playa de Zahora.
Y su punta rocosa.
Y chiringuitos "caribeños".
El viento de levante empieza a arreciar y por la Playa de las Calderas levanta brazos de fina arena que nos pican las piernas.
Pasada la Punta de Morón, ingresamos en la Playa del Palmar.
Y allí enfrente, la Torre Nueva o Torre del Palmar, que pondrá fin al recorrido de hoy.
Se trata de una de las torres de vigilancia costera, típicas de la costa gaditana, que fueron construidas en el siglo XVI en zonas fronterizas o de singular peligro. Su función era la de transmitir señales que alertasen a la población de algún peligro, en particular, de la llegada de piratas berberiscos, usando fuego para la comunicación entre torres. La Torre Nueva, como indica su nombre, fue construida algo después que las otras torres de la zona. La puerta de acceso al interior de esta torre se encuentra a varios metros de altura y dispuesta en el lado opuesto al mar. De este modo aumentaba la defensa frente a un posible asedio.
En sus inmediaciones se encuentra un antiguo búnker, construido después de nuestra Guerra Civil al amparo del Plan Defensivo del Campo de Gibraltar. Y una vez vistos, ya solo nos queda volver al coche haciendo unos metros por el paseo marítimo.
Como siempre, intentaremos no repetir tramos y para eso tendremos que hacer un par de kilómetros por asfalto, afortunadamente una amplia acera al principio y una zona acotada después, nos permitirá caminar con total tranquilidad.
Cuando se acaba la acera cambiamos de banda y accedemos al tramo acotado.
Al final del paseo marítimo la carretera gira a la izquierda y es el lugar donde la abandonaremos, accediendo a la conocida como Vereda de Zahora. Para eso, primero tenemos que pasar por el Arroyo de la Parrilla que afortunadamente en estos momentos, se encuentra seco. WP ARROYO DE LA PARRILLA.
Este sendero tiene algunos tramos que discurre por arena suelta, lo que dificulta en parte, un caminar fluido pero ofrece una interesante muestra de sistemas dunares con su vegetación característica y bellas panorámicas marinas en toda la línea de costa.
Al inicio de este tramo encontramos un cartel informativo que nos comunica que estamos en uno de los itinerarios de la Red de Rutas Costa Trafalgar, más concretamente en el RC-3 "Conil de la Frontera-Cabo de Trafalgar".
La Red de Rutas Verdes Costa de Trafalgar fue un proyecto del Instituto de Empleo y Desarrollo Socioeconómico y Tecnológico de la Diputación de Cádiz (IEDT), dentro del proyecto CulturCad, integrado en el Programa Operativo Integrado -POI- de Andalucía 2000-2006 y cofinanciado por los Fondos FEDER.
El
proyecto comprende los municipios de Barbate, Conil de la Frontera y
Vejer de la Frontera, municipios de gran interés histórico y natural y
unos usos y aprovechamientos del territorio tradicionales que confieren
belleza a sus paisajes.
Desgraciadamente, gastado el dinero, olvidado el asunto, hoy día apenas existen señalizaciones y las que hay, están en mal estado, nadie se encargó de mantenerlo.
Desgraciadamente, gastado el dinero, olvidado el asunto, hoy día apenas existen señalizaciones y las que hay, están en mal estado, nadie se encargó de mantenerlo.
A lo lejos y a pesar del contraluz, podemos distinguir el Parque Natural de la Breña, y afinando la vista, la Torre Vigía de Meca en el cerro de igual nombre.
La ruta de la costa 3 recorre una distancia que va desde el Monumento Natural del Tómbolo de Trafalgar hasta el núcleo urbano de Conil de la Frontera, e incluye las playas y torres vigías del litoral de los términos municipales de Barbate, Vejer de la Frontera y Conil.
Encontramos un nuevo arroyo en el camino, en este caso se trata del Arroyo de San Ambrosio y nos sorprende la cantidad de agua que embalsa. WP ARROYO SAN AMBROSIO.
Afortunadamente su desembocadura queda bajo el nivel de la duna por lo que para pasarlo solo nos tenemos que desviar un poco. Este arroyo hace de límite entre el término municipal de Barbate y el de Vejer de la Frontera y es tristemente famoso por su recientes desbordamientos, sin dudas esta elevación del terreno que provoca la represa tiene parte de la culpa, aunque como parte positiva está el que podamos verlo con tal acumulación de agua.
Caminamos por la zona del Atunar, y el camino arenoso empieza a ponerse pesado, buscamos los lugares más compactados para pasar.
A nuestra derecha vemos un cercado que protege una plantación de aloes vera, una planta de amplios usos medicinales.
A la altura de la Playa de las Calderas, encontramos este curioso bar cuyo techo parece el casco de un barco boca abajo. WP BAR.
A continuación la Playa de Zahora y al fondo el Monumento Natural del Tómbolo de Trafalgar, allí se encuentra el faro y una antigua torre almenara. El enclave contiene interesantes yacimientos, como una factoría romana y un asentamiento hispano-musulmán.
Pasamos por un cachito del Caribe de Cádiz, la Vereda de la Playa ha sido pavimentada para mayor comodidad de los usuarios, sin dudas, la Ley de Costas no llegó hasta aquí. A partir de aquí, encontramos toda una secuencia de bares y chiringuitos que invitan a parar y tomarse una cerveza, pero aún nos queda mucho, así que hacemos de tripas corazón y seguimos pasando calor.
A pesar de que ya estamos cerca, el caminar por la arena suelta es cada vez más pesado, afortunadamente la vuelta la haremos por la arena húmeda de la playa cuyo paso ha sido calculado para hacerlo en la bajamar.
Llegamos a la zona más desértica de todo el recorrido, es conocida como El Baldío, y con todo merecimiento, máxime en verano dónde ya está todo seco, aquí no quedan ni las lagartijas, que huyen buscando lugares menos calurosos, que ya es decir.
Vemos una pequeña elevación del terreno y no nos resistirmos a dar un vistazo desde lo alto. WP ALTO.
Al sur vemos el Cabo de Trafalgar.
Al norte, el diseminado de Zahora.
Y al este, el Parque Natural de la Breña, donde destaca el Cerro de Meca y su torre vigía (visitados en febrero de 2017).
Con más esfuerzo del presupuestado vamos acercándonos al tómbolo y saliendo del Baldío. Esta zona que vemos ahora seca, se forma una laguna costera casi colmatada de arena, que con las lluvias se rellena de agua salobre, albergando una importante variedad de fauna y flora.
Antes de comenzar el rodeo del tómbolo, a nuestra izquierda vemos la Playa de la Marisucia, los Caños de Meca y la Punta del Tajo.
Toda la punta está rodeada de un gran plataforma rocosa, en la que existen algunos restos romanos, solo visibles con las bajamares. Pasear por este lugar me trae recuerdos memorables, fueron muchos años los que estuvimos viniendo casi a diario a esta solitaria playa, aquí pasamos infinitas horas y días, unas intentando pillar camarones y otros, llenando el cubo de escarabajos.
Un tómbolo es la formación natural resultante de la unión de una isla con la costa, las corrientes y los vientos dominantes acumula y depositan arena entre ellos que con el paso de tiempo, forman un brazo que los une. Y esto es lo que vemos aquí, una elevación del terreno y un gran brazo de arena que lo fija a la costa.
Esta imagen de archivo, nos ayuda a visualizarlo fácilmente. A la izquierda, la antigua isla, y al frente, el brazo de arena acumulada que la unió con la costa, gracias a los vientos y corrientes dominantes.
En este lugar donde las fuertes corrientes se canalizan y la orientación sur-sureste, en la que los vientos dominantes empujan hacia la costa, también es frecuente encontrar restos de animales marinos que son arrojados a la orilla, aquí hemos visto desde tortugas, atunes o ballenas a este ejemplar de calderón, muerto recientemente y digo recientemente, porque aún no había empezado su putrefacción y por tanto, aún no daba olor.
Esta es la conocida como Playa del Faro, y aunque muchos que se creen los inventores del nudismo y que llegó con la democracia, realmente en los años 70 ya lo era. Aunque por entonces, esto era una playa solitaria y limpia, donde podías pasarte domingos enteros en un mes de agosto, sin ver absolutamente a nadie. Hoy día, ya nada es igual aunque el lugar conserve el encanto de siempre.
Una rampa de madera nos permite subir a las inmediaciones del faro actual que data de 1860 aunque desde entonces ha sufrido varias reformas, siendo la más importante la de 1929, con la reestructuración de su aparato óptico. Es una torre troncocónica esbelta , blanca y de 34 metros de alto.
El faro se ubica en un lugar con mucha carga histórica, dicen que en la época romana existía un templo dedicado al dios Juno y que bajo sus aguas aún se convervan restos de antiguas edificaciones. Más tarde, ya en el siglo IX fueron los musulmanes los que construyeron una torre de vigilancia cuyos restos perduran junto al faro y que fueron espectadores de la histórica batalla de Trafalgar en 1805.
No fue hasta 1860 cuando se construyó el faro actual proyectado por Eduardo Saavedra en 1857. Construido sobre una torre troncónica con fisonomía de columna romana, de 34 metros de altura y a la que con posterioridad se le añadieron contrafuertes debido a su fragilidad y que le dan su peculiar estilo. Cuenta con edificación anexa utilizada para vivienda de los fareros.
Se iluminó por primera vez en 1862 con un alcance de luz
de 19 millas, utilizando como combustible aceite y petróleo. En 1923 se
hizo un nuevo proyecto de iluminación que elevó esta distancia a 29
millas. En 1973 se instaló un radio faro circular y con posterioridad se
electrificó.
En el patio exterior del faro podemos ver expuesta lo que parece un cabeza fósil de algún cetáceo, tal vez un cachalote.
Y a su lado, los restos de una antigua torre atalaya de origen árabe y datada en el siglo IX de nuestra era. Parte de sus sillares fueron utilizados en el siglo XIX para la construcción de lo que entonces sería el nuevo faro.
Decíamos que este era un lugar cargado de historia, además de la existencia de yacimientos arqueológicos, como el templo romano, una factoría de salazones y la torre vigía del S.IX, si por algo es famoso el Cabo de Trafalgar es porque en sus inmediaciones tuvo lugar la Batalla de Trafalgar, ocurrida en 1805, con la trágica muerte de casi 5.000 soldados y el hundimiento de innumerables barcos y que supuso un antes y un después en el poderío naval español en el mundo.
Podríamos pasarnos horas divisando el paisaje desde la zona alta, sin dudas un lugar estratégico que fue apreciado desde la antigüedad.
Rodeando el faro nos encontramos con este hueco tallado en la roca ¿una tumba antigua o algún tipo de depósito para salazones?, realmente no he encontrado ninguna información al respecto. En las cercanías del cabo se encuentra la Ermita de San Ambrosio, una ermita visigoda del siglo VII, tal vez incluso los visigodos pudieron pasar por aquí.
Nos dejamos de elucubraciones y miramos el camino que tenemos por delante, la vuelta la haremos por la orilla, y aunque estamos en la bajamar, la marea empieza a crecer rápidamente y ya hemos tenido bastante con lo andado por la arena seca y suelta.
Una nueva pasarela de madera nos permite bajar a la playa. WP RAMPA1.
Con un último vistazo al faro, iniciamos la vuelta, esta primera playa es conocida como la Playa de los Plumas.
Larguísima con arena fina, al igual que todas las de nuestras costas y de aguas cristalinas y frescas, pero con esporádicas corrientes que hay que tener en consideración.
Enlazamos con la Playa de Zahora.
Y su punta rocosa.
Y chiringuitos "caribeños".
El viento de levante empieza a arreciar y por la Playa de las Calderas levanta brazos de fina arena que nos pican las piernas.
Y allí enfrente, la Torre Nueva o Torre del Palmar, que pondrá fin al recorrido de hoy.
Se trata de una de las torres de vigilancia costera, típicas de la costa gaditana, que fueron construidas en el siglo XVI en zonas fronterizas o de singular peligro. Su función era la de transmitir señales que alertasen a la población de algún peligro, en particular, de la llegada de piratas berberiscos, usando fuego para la comunicación entre torres. La Torre Nueva, como indica su nombre, fue construida algo después que las otras torres de la zona. La puerta de acceso al interior de esta torre se encuentra a varios metros de altura y dispuesta en el lado opuesto al mar. De este modo aumentaba la defensa frente a un posible asedio.
En sus inmediaciones se encuentra un antiguo búnker, construido después de nuestra Guerra Civil al amparo del Plan Defensivo del Campo de Gibraltar. Y una vez vistos, ya solo nos queda volver al coche haciendo unos metros por el paseo marítimo.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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