Situadas en el término municipal de Prado del Rey dentro del Parque Natural de Grazalema, estas salinas datan de la Edad de Bronce y actualmente, son las últimas salinas de interior que se mantienen en funcionamiento en la provincia de Cádiz.
La existencia de manantiales de agua constante y elevada salinidad, dió lugar a la explotación de estas salinas por los fenicios hace tres mil años pero tuvieron su máximo esplendor en la época romana, coincidiendo con la fundación en el siglo II de la ciudad de Iptuci, en el monte Cabezo de Hortales muy cercano a las salinas, quién sabe si el nacimiento de la ciudad estuvo influenciada por la existencia del manantial, ya sabemos lo importante que ha sido la sal durante toda la historia de la Humanidad.
Dejamos el coche en: 36º44.986'N - 5º32.798'W.
Distancia: 1 kilómetro.
Tiempo: 45 minutos.
Dificultad: Fácil.
Un pequeño almacén ejerce de centro de recepción, centro de interpretación y tienda, allí nos espera José Antonio, que es el responsable tanto de la salina como de la visita guiada.
Allí dentro encontramos todo un muestrario de herramientas y aperos antiguos con los que se realizaban y realizan las labores salineras.
Al igual que antaño, hoy día todo el proceso para la obtención de sal se realiza de forma artesanal, siendo el rastrillo o legón (que vemos en el centro de la imagen) la herramienta principal, además de otros como azadas, mazos, palas o cepillos. También vemos algunos aperos tradicionales para el uso de burros como única ayuda al esfuerzo humano.
También vemos un muestrario de minerales y diversos tipos de cristalización de la sal, que conjunto con yesos, hierros y otros minerales, forman curiosas y coloridas formas.
Nos llama la atención un trozo cilíndrico de barro cocido dónde figura la siguiente inscripción: Salina de Raimundo. José Antonio nos cuenta que él forma parte de la cuarta generación de salineros y que desde hace más de un siglo, su primer propietario era conocido como Raimundo, aunque en realidad su nombre verdadero era otro y de ahí que estas salinas hayan sido conocidas como las Salinas de Raimundo.
Tras una amena e interesante introducción pasamos a ver las instalaciones.
La primera pregunta que nos podemos hacer es ¿porqué hay manantiales de agua salada en la sierra? La respuesta es fácil, pues por la existencia en el subsuelo de grandes depósitos salinos que son atravesados por corrientes del agua procedente de la lluvia y que terminan aflorando a la superficie en cotas más bajas.
Lo que ya no es tan fácil de explicar, al menos con pocas palabras, porqué existen esos depósitos, pero intentaré abreviarlo todo lo posible:
Hace millones de años toda esta zona era el fondo de lo que conocemos como Mar de Thetis y por otra parte, la zona está formada mayoritariamente por roca caliza, una roca semi porosa y que se disuelve en contacto con el agua y en su interior se formaron grandes cuevas que se encontraban sumergidas en agua salada. El terreno se elevó y el Mar de Thetis fue dando paso a tierra emergida quedando atrapadas en sus oquedades grandes cantidades de agua salada que con el paso del tiempo y la presión orogénica se fueron compactando y fosilizando.
Hace millones de años toda esta zona era el fondo de lo que conocemos como Mar de Thetis y por otra parte, la zona está formada mayoritariamente por roca caliza, una roca semi porosa y que se disuelve en contacto con el agua y en su interior se formaron grandes cuevas que se encontraban sumergidas en agua salada. El terreno se elevó y el Mar de Thetis fue dando paso a tierra emergida quedando atrapadas en sus oquedades grandes cantidades de agua salada que con el paso del tiempo y la presión orogénica se fueron compactando y fosilizando.
Por estas mismas cualidades de la roca caliza y ser Grazalema un lugar con altas precipitaciones, pues el fenómeno de la disolución de la caliza continuó realizándose y por los huecos formados por el conocido como fenómenos kársticos se han ido filtrando a su interior ingentes cantidades de agua que, a su vez, han continuado horadando la piedra. En este caso que nos ocupa, esta filtración de agua atraviesa esos depósitos salinos de los que hablaba al principio y en determinados casos en los que el agua subterránea emana a la superficie pues se forman los manantiales salinos. Y este fenómeno es el que desde los orígenes del hombre fueron aprovechados para la obtención de sal en lugares alejados del mar.
Todo el proceso de la elaboración de la sal se basa en el fenómeno de la gravedad. En zonas altas el agua dulce se filtra y por presión, van buscando un lugar que salida que alivie esa presión provocada por el peso del agua acumulada, hasta llegar a un lugar donde salen a la superficie. Si en este proceso de flujo del agua, ésta atraviesa un material soluble, como son estos depósitos salinos, pues los disuelven y emana agua salada.
Así que para verlo mejor, seguiremos el curso del agua. Todo empieza en el lugar por donde este agua con alto índice de salinidad brota al exterior y que es conocido de forma genérica como manantial.
Y aquí nace el agua que es aprovechada para la elaboracíon de la sal. Si vemos en la foto podemos ver unos borboteos y las líneas concéntricas que provocan.
Basta ver los alrededores del manantial y todos los depósitos salinos acumulados para hacernos una idea del alto porcentaje de sal que contiene. El agua brotada se canaliza en busca de unas "piscinas" dónde se acumularán como primer paso del proceso.
Al mismo tiempo que para conducir el agua, estos canales hacen una primera función decantadora fijándose a sus bordes parte de los sulfatos de hierro que contiene el agua por lo que adquieren una tonalidad rojiza inconfundible.
A parte del canalizo practicado en el suelo, existe otra conducción elevada y realizada con tejas.
En uno de los tramos existe un mini acueducto restaurado y que probablemente también tenga origen romano y que salva el desnivel provocado por una arrollada estacional.
La primera acumulación del agua se efectúa en los conocidos como calentadores o evaporadores. Estos depósitos hacen la misma función que en las salinas tradicionales gaditanas conocemos como las "Vueltas de Periquillo". En línea de horizonte tenemos el Cerro de Cabezo de Hortales dónde se ubica la ciudad romana de Iptuci, pero eso es otra historia de la que algún día hablaremos.
Con este segundo paso se consigue una triple función: almacenar buenas cantidades de agua con alto contenido salino, que el agua vaya adquiriendo temperatura y por último, se consigue la decantación de sales no deseadas, tales como sulfatos de hierro, calcio y yesos. El agua obtenida se denomina salmuera.
Desde los calentadores el agua pasa a otras balsas de menor profundidad llamadas Cristalizadores. Aquí es donde tiene lugar la precipitación de la sal gracias a la evaporación del agua.
Los cristalizadores están perfectamente reconstruidos siguiendo la estructura de la antigua instalación romana. Sus fondos son también de piedra de calcarenita que favorece y retiene el calor necesario para la correcta evaporación del agua.
Desde la parte alta y en un lugar cercano al manantial, tenemos un mirador desde el que podremos ver toda la salina y su estructuración. En la parte alta izquierda de la foto podemos ver parte de la Sierra de la Silla.
Son necesarios varios ciclos de aporte de salmuera y evaporación para conseguir una cantidad óptima de sal que rentabilice el esfuerzo de su recolección.
La sal ya extraída del cristalizador se acumula en los pasillos salineros, donde se produce el secado final. Y ya está todo listo para su envasado.
Además de la sal en bruto, se obtienen otros derivados de gran aceptación culinaria y de gran calidad, nos referimos a las escamas de sal y en mayor medida a la flor de sal, para la que es necesaria una labor más cuidadosa en relación a su tratamiento, lugar y horas óptimas de recolección. Aquí vemos un secadero con una rejilla de drenaje especialmente diseñado para el secado de este tipo de sal.
Para terminar, quiero agradecer a José Antonio su extraordinaria amabilidad y la pasión que pone en su trabajo, siendo todo un placer escuchar sus amenas explicaciones, por lo que, a pesar de poder ver las salinas de forma independiente, yo recomiendo optar por la visita guiada.
Sin lugar a dudas, el visitar estas salinas es un evento lúdico-cultural imprescindible para entender parte de nuestro pasado y por ende, entender la historia del hombre y su esfuerzo por la supervivencia.
A pesar de la más que "agradecible" flexibilidad de José Antonio, es recomendable seguir unas normas en relación a horarios y visitas para que "todos terminemos contentos".
Podéis descargaros el track, clicando en la siguiente imagen:
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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