Este sendero nos llevará desde el diseminado de El Lentiscal de Bolonia (Tarifa) a Punta Paloma a través de la Vereda de la Reginosa, volviendo por la playa o muy cerca de ella, al punto de salida. Haremos una parada obligada en los Baños de Claudia, un lugar dónde la disposición lineal de las rocas crea unos remansos de cristalinas aguas que nos invitarán a darnos un chapuzón, sí o sí.
Nos moveremos en un espacio delimitado por la Punta de Camarinal y la
Sierra de la Plata al noroeste, la Sierra de San Bartolomé al noreste y
Punta Paloma al este.
Para hacer este sendero interesa tener en cuenta el horario de la bajamar y hacerlo coincidir con nuestro paso por la playa, todo será mucho más fácil y podremos darnos el chapuzón reglamentario en los Baños de Claudia, si el lugar del chapuzón os da igual, la marea importa poco.
Para hacer este sendero interesa tener en cuenta el horario de la bajamar y hacerlo coincidir con nuestro paso por la playa, todo será mucho más fácil y podremos darnos el chapuzón reglamentario en los Baños de Claudia, si el lugar del chapuzón os da igual, la marea importa poco.
Esta ruta conforma la etapa 28 del periplo "La Costa de Cádiz".
Distancia recorrida: 9,26 kilómetros.
Tiemplo empleado: 4 horas 17 minutos.
Dificultad: Baja.
Dejamos el coche en: 36°04.881'N -5°45.660'W
Tras unos pocos metros por asfalto, rápidamente llegamos a un paso que nos introduce en la Vereda de la Reginosa, una vía pecuaria que conecta Bolonia con el diseminado de Punta Paloma y hoy convertida en ruta senderil.
Nos moveremos en un espacio delimitado por la Punta de Camarinal y la Sierra de la Plata al noroeste, la Sierra de San Bartolomé al noreste y Punta Paloma al este.
En la Sierra de la Plata se encuentra el pico conocido como Silla del Papa, y que ya visitamos en octubre de 2013, en una de nuestras primeras salidas como senderistas de pro.
Durante el primer tramo caminamos por una zona desprovista de árboles y aunque es temprano y estamos a mediados de octubre, el calor aprieta.
En las cercanías del Arroyo del Conejo encontramos una bifurcación, por la izquierda continuaríamos por la Vereda de la Reginosa, nosotros nos vamos a la derecha para aprovechar la sombra que nos brinda el pinar del Chaparral, reincorporándonos a la vereda más adelante.
Entramos de lleno en el pinar de El Chaparral en el que encontraremos en varios lugares, una especie de bancos para que quiera descansar al fresco.
Llevaremos poco más de kilómetro y medio de recorrido y encontramos un primer gunker, semioculto entre árboles y arbustos. WP BUNK11.
El camino se eleva un poco y podemos disfrutar de las vistas hacia Punta Camarinal (visitada en octubre de 2017), la duna de Bolonia y la calva dónde se ubica la Cueva del Moro en la Sierra de la Plata. WP VISTAS13.
Transitamos por el clásico pinar costero lo que implica que en bastantes tramos el camino es arena de playa y encima pisada por los caballos que por aquí hacen rutas ecuestres, pero por los laterales siempre será posible avanzar con el suelo más duro, es mucho más cómodo, aunque algunas prefieren cansarse más.
A nuestra izquierda un inmenso mar verde, las recientes lluvias han limpiado todos los árboles y con la luz tamizada del día presentan un aspecto espectacular.
Otro elemento interesante del sendero son los restos de columnas que bordean un tramo de la senda. Piedras talladas con forma cilíndricas y prácticamente iguales de diámetro. Parece como si hubiesen sido abandonadas a medio camino de su destino. ¿Qué pasaría para este abandono tan repentino? Lo mismo los porteadores se enteraron de que los romanos habían sido derrotados por las cercanías y huyeron por patas. 😅😅😅
Y más restos de columnas. WP COLUMNAS.
WP COLUMNAS2.
Y esta en medio del camino. WP COLUMNAS21.
Hemos llegado al lateral de una propiedad privada, la dejamos a nuestra derecha y seguimos la senda.
Después de rodear la finca, llegamos a su puerta principal dónde una inmensa boungavilla da la nota de color. Uno de los carteles indica "Fin de sendero Vereda de la Reginosa", este cartel deberíamos encontrarlo puesto al revés, según el sentido de nuestra marcha y más adelante.
Si a nuestra izquierda tenemos el "mar verde", a nuestra derecha tenemos el "mar azul". WP VISTA27.
Nos llama la atención una escarpada elevación del terreno, se trata de los Tajos del Catalino en el que parece existir una inmensa oquedad y bajo él, y protegido por un gran pino, un nuevo búnker.
Circulamos por las casas de Paloma Baja hasta llegar a una gran barrera que debemos cruzar y girar a la derecha, vamos en busca de la playa conocida como Isleta Grande. WP VALLA28.
Al final de la bajada encontramos otra bifurcación, ambas llegan a la playa, pero por la de la derecha lo haremos por unas escaleras, mucho mejor así.
Isleta Grande es un saliente costero en las inmediaciones de Punta Paloma. Estamos en plena bajamar lo que nos permitirá disfrutar de toda la zona rocosa inundable y nos facilitará el tránsito por gran parte del tramo de vuelta.
Muchos coches por la zona pero ¿dónde está la gente?
¿Qué erosión más rara? Es la provocada por algunos bañitas y su querencia por los baños.... de barro.
Miramos hacia atrás y no me resisto al contraluz.
La marea vacía nos permite andar por la arena húmeda, pero las puntas que separan algunas calas no nos quedará más remedio que buscar el camino más elevado que vamos dejando a nuestra derecha que siempre será más cómodo y seguro que ir de "piera en piera".
Más de lo mismo.
El ir algo más elevados nos permite mejores vistas.
A la vista Cala Picacho.
Y la juguetona a lo suyo, se nota que está acostumbrada a estar rodeada de bichos.
Algunas de las cornisas son una delicia.
Llevamos rato por la vereda superior y ya estamos deseando volver a la arena.
Los restos de una patera nos recuerda que no todos tenemos la misma suerte ni caminamos por la playa por los mismos motivos.
Impresiona ver la erosión causada por la fuerza del mar.
Queremos seguir por la arena húmeda pero la marea ya está subiendo con fuerza, así que cruzamos esta punta como un correlimos por la orilla, llega la ola y a buscar un lugar algo elevado dónde esperar que se retire y progresar lo que se pueda hasta la siguiente ola. ¡Divertido, oye!
¿Un hito? y un aviso: CLUB DE CAMINANTES! ¡POR AHÍ NO, QUE HAY VACAS! Juraría que un aviso parecido ya ví por algún otro lugar, tengo que repasar mis fotos. Ni que decir tiene, que ni es un hito ni hay ningún camino que seguir.
De nuevo el mar verde.
Pasada Cala Picacho, nuevamente nos vemos obligados a subir al camino montuno. Nos hace gracia la alineación pétrea.
Doblamos la esquina y llegamos a la última meta volante de la ruta: los Baños de Claudia. La marea sube con fuerza y venimos mentalizados a darnos un buen chapuzón aquí, esperamos tener suerte.
Y la tuvimos, pero por los pelos. El agua fresca nos sabe a gloria después del paseo. No he encontrado referencia sobre de dónde le viene el nombre al lugar, así que me monto mi hipótesis personal, y creo que tal vez este lugar fuera el preferido de alguna emperatriz romana que acompañada por su séquito se daba refrescantes baños, aunque por otra parte, lo mismo se trata de una alegoría a la cercana ciudad romana de Baelo Claudia.
Y digo por los pelos porque al poco de estar allí, el estado de la marea y la ola convierten aquello en un verdadero baño de espuma, que por supuesto no me perdí. Me gustan las aguas turbulentas. ¡Qué buenos recuerdos de aquellos tiempos de Simon & Garfunkel!:
Metiendo un poco/mucho de zoom, allí se me intuye.
Después del tan esperado baño y refrigerio, continuamos el camino que aún nos queda arena.
Nuevamente jugamos al correlimos y nos acercamos a la Punta de la Morena. Unos metros mar adentro de la punta, está una piedra muy conocida por los pescadores submarinos: la Piedra de la Morena, un lugar dónde los sargos alcanzan tamaños insospechados. Ainssss ¡qué tiempos aquellos!
Esta mañana la bruma deslucía San Bartolomé, pero ahora luce soberbio. Subir a ese peñasco es un sendero que os recomiendo personalmente, no tiene desperdicio, aquí os pongo la crónica de cuándo lo hicimos en marzo de 2015.
Desde aquí a la Ensenada de Bolonia, encontraremos varios búnkeres. WP BUNK3.
WP BUNK107.
En esta esquina de la Ensenada de Bolonia, también existen otros búnkeres de épocas más recientes. Y todos ocupados. Mejor no asomarse a ellos, por si las flys, eso puede ser una ruleta rusa.
Y un último búnker, antes de llegar al coche. WP BUNK110.
PD. Los búnkeres también tienen evidencias de ser residencias, al menos temporales, de algún que otro anacoreta sin excesivas convicciones religiosas.
Para terminar, un pequeño tour por el sendero:
El coche se queda en una explanada cerca del restaurante El Tucán. Si queréis ahorraros unos 300 metros, siguiendo la misma carretera que traíamos existe otra gran bolsa de aparcamiento, pero este es más tranquilo. A pesar de estar a mediados de octubre, hay montón de peña.
Tras unos pocos metros por asfalto, rápidamente llegamos a un paso que nos introduce en la Vereda de la Reginosa, una vía pecuaria que conecta Bolonia con el diseminado de Punta Paloma y hoy convertida en ruta senderil.
Nos moveremos en un espacio delimitado por la Punta de Camarinal y la Sierra de la Plata al noroeste, la Sierra de San Bartolomé al noreste y Punta Paloma al este.
En la Sierra de la Plata se encuentra el pico conocido como Silla del Papa, y que ya visitamos en octubre de 2013, en una de nuestras primeras salidas como senderistas de pro.
Durante el primer tramo caminamos por una zona desprovista de árboles y aunque es temprano y estamos a mediados de octubre, el calor aprieta.
En las cercanías del Arroyo del Conejo encontramos una bifurcación, por la izquierda continuaríamos por la Vereda de la Reginosa, nosotros nos vamos a la derecha para aprovechar la sombra que nos brinda el pinar del Chaparral, reincorporándonos a la vereda más adelante.
Entramos de lleno en el pinar de El Chaparral en el que encontraremos en varios lugares, una especie de bancos para que quiera descansar al fresco.
Llevaremos poco más de kilómetro y medio de recorrido y encontramos un primer gunker, semioculto entre árboles y arbustos. WP BUNK11.
El camino se eleva un poco y podemos disfrutar de las vistas hacia Punta Camarinal (visitada en octubre de 2017), la duna de Bolonia y la calva dónde se ubica la Cueva del Moro en la Sierra de la Plata. WP VISTAS13.
Transitamos por el clásico pinar costero lo que implica que en bastantes tramos el camino es arena de playa y encima pisada por los caballos que por aquí hacen rutas ecuestres, pero por los laterales siempre será posible avanzar con el suelo más duro, es mucho más cómodo, aunque algunas prefieren cansarse más.
A nuestra izquierda un inmenso mar verde, las recientes lluvias han limpiado todos los árboles y con la luz tamizada del día presentan un aspecto espectacular.
Otro elemento interesante del sendero son los restos de columnas que bordean un tramo de la senda. Piedras talladas con forma cilíndricas y prácticamente iguales de diámetro. Parece como si hubiesen sido abandonadas a medio camino de su destino. ¿Qué pasaría para este abandono tan repentino? Lo mismo los porteadores se enteraron de que los romanos habían sido derrotados por las cercanías y huyeron por patas. 😅😅😅
Y más restos de columnas. WP COLUMNAS.
WP COLUMNAS2.
Y esta en medio del camino. WP COLUMNAS21.
Hemos llegado al lateral de una propiedad privada, la dejamos a nuestra derecha y seguimos la senda.
Después de rodear la finca, llegamos a su puerta principal dónde una inmensa boungavilla da la nota de color. Uno de los carteles indica "Fin de sendero Vereda de la Reginosa", este cartel deberíamos encontrarlo puesto al revés, según el sentido de nuestra marcha y más adelante.
Si a nuestra izquierda tenemos el "mar verde", a nuestra derecha tenemos el "mar azul". WP VISTA27.
Nos llama la atención una escarpada elevación del terreno, se trata de los Tajos del Catalino en el que parece existir una inmensa oquedad y bajo él, y protegido por un gran pino, un nuevo búnker.
Circulamos por las casas de Paloma Baja hasta llegar a una gran barrera que debemos cruzar y girar a la derecha, vamos en busca de la playa conocida como Isleta Grande. WP VALLA28.
Al final de la bajada encontramos otra bifurcación, ambas llegan a la playa, pero por la de la derecha lo haremos por unas escaleras, mucho mejor así.
Isleta Grande es un saliente costero en las inmediaciones de Punta Paloma. Estamos en plena bajamar lo que nos permitirá disfrutar de toda la zona rocosa inundable y nos facilitará el tránsito por gran parte del tramo de vuelta.
Muchos coches por la zona pero ¿dónde está la gente?
¿Qué erosión más rara? Es la provocada por algunos bañitas y su querencia por los baños.... de barro.
Miramos hacia atrás y no me resisto al contraluz.
La marea vacía nos permite andar por la arena húmeda, pero las puntas que separan algunas calas no nos quedará más remedio que buscar el camino más elevado que vamos dejando a nuestra derecha que siempre será más cómodo y seguro que ir de "piera en piera".
Más de lo mismo.
El ir algo más elevados nos permite mejores vistas.
A la vista Cala Picacho.
Y la juguetona a lo suyo, se nota que está acostumbrada a estar rodeada de bichos.
Algunas de las cornisas son una delicia.
Llevamos rato por la vereda superior y ya estamos deseando volver a la arena.
Los restos de una patera nos recuerda que no todos tenemos la misma suerte ni caminamos por la playa por los mismos motivos.
Impresiona ver la erosión causada por la fuerza del mar.
Queremos seguir por la arena húmeda pero la marea ya está subiendo con fuerza, así que cruzamos esta punta como un correlimos por la orilla, llega la ola y a buscar un lugar algo elevado dónde esperar que se retire y progresar lo que se pueda hasta la siguiente ola. ¡Divertido, oye!
¿Un hito? y un aviso: CLUB DE CAMINANTES! ¡POR AHÍ NO, QUE HAY VACAS! Juraría que un aviso parecido ya ví por algún otro lugar, tengo que repasar mis fotos. Ni que decir tiene, que ni es un hito ni hay ningún camino que seguir.
De nuevo el mar verde.
Pasada Cala Picacho, nuevamente nos vemos obligados a subir al camino montuno. Nos hace gracia la alineación pétrea.
Doblamos la esquina y llegamos a la última meta volante de la ruta: los Baños de Claudia. La marea sube con fuerza y venimos mentalizados a darnos un buen chapuzón aquí, esperamos tener suerte.
Y la tuvimos, pero por los pelos. El agua fresca nos sabe a gloria después del paseo. No he encontrado referencia sobre de dónde le viene el nombre al lugar, así que me monto mi hipótesis personal, y creo que tal vez este lugar fuera el preferido de alguna emperatriz romana que acompañada por su séquito se daba refrescantes baños, aunque por otra parte, lo mismo se trata de una alegoría a la cercana ciudad romana de Baelo Claudia.
Y digo por los pelos porque al poco de estar allí, el estado de la marea y la ola convierten aquello en un verdadero baño de espuma, que por supuesto no me perdí. Me gustan las aguas turbulentas. ¡Qué buenos recuerdos de aquellos tiempos de Simon & Garfunkel!:
Cuando estés abrumado
y te sientas pequeño
Cuando haya lágrimas en tus ojos,
yo las secaré todas
Estoy a tu lado.
Cuando las circunstancias sean adversas
y te sientas pequeño
Cuando haya lágrimas en tus ojos,
yo las secaré todas
Estoy a tu lado.
Cuando las circunstancias sean adversas
Y simplemente no encuentres amigos
Como un puente sobre aguas turbulentas
Yo me desplegaré
Como un puente sobre aguas turbulentas
Yo me desplegaré
Metiendo un poco/mucho de zoom, allí se me intuye.
Después del tan esperado baño y refrigerio, continuamos el camino que aún nos queda arena.
Nuevamente jugamos al correlimos y nos acercamos a la Punta de la Morena. Unos metros mar adentro de la punta, está una piedra muy conocida por los pescadores submarinos: la Piedra de la Morena, un lugar dónde los sargos alcanzan tamaños insospechados. Ainssss ¡qué tiempos aquellos!
Esta mañana la bruma deslucía San Bartolomé, pero ahora luce soberbio. Subir a ese peñasco es un sendero que os recomiendo personalmente, no tiene desperdicio, aquí os pongo la crónica de cuándo lo hicimos en marzo de 2015.
Desde aquí a la Ensenada de Bolonia, encontraremos varios búnkeres. WP BUNK3.
WP BUNK107.
En esta esquina de la Ensenada de Bolonia, también existen otros búnkeres de épocas más recientes. Y todos ocupados. Mejor no asomarse a ellos, por si las flys, eso puede ser una ruleta rusa.
PD. Los búnkeres también tienen evidencias de ser residencias, al menos temporales, de algún que otro anacoreta sin excesivas convicciones religiosas.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Bonita y entretenida ruta me alegro que la hayáis podido realizar. Saludos
ResponderEliminarCiertamente, amigo Carlos. Un saludo.
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