El sendero discurre a todo lo largo de la vuelta de afuera de la antigua salina Nuestra Señora de los Dolores, coloquialmente conocida como Salina Dolores, bordeando parte del rio Arillo y la orilla del saco interno de la Bahía de Cádiz. En las planicies fangosas que lo conforman podremos divisar miles de aves de marisma y otras migratorias que han encontrado en las zonas intermareales un hábitat ideal para su desarrollo.
Este sendero tiene dos entradas, utilizando la primera de ellas con lugar de aparcamiento, aunque no será ni el lugar de acceso al sendero ni el de finalización.
Distancia: 7,4 kilómetros. Recorrido fácil y apto para todas las edades.
Tiempo: 2 horas y 30 minutos, incluidas paradas.
Dejamos el coche en: 36º27.628'N - 6º14.730'W
El coche se queda en esta entrada. Pero queremos hacer un circular por lo que no nos queda más remedio que hacer un primer tramo por un anodido camino paralelo a las vías del tren.
AVISO: Este acceso ha sido recientemente cerrado, toda la zona está afectada por una concesión de explotación acuícola a una empresa privada por lo que parte de este recorrido no puede hacerse, o al menos no tal como lo presento en esta entrada. Gracias Susanita.
Vamos camino del puente del río Arillo.
Se conservan aún en bastante buen estado todo el sistema de canales que formaban el circuito cerrado de una salina. Las recientes lluvias han provocado el nacimiento de los nutritivos espárragos cuya recolecta atrae a más de un aficionado, generalmente de elevada edad que aprovechan para dar su paseo y de paso llevarse una buena maceta para consumo propio.
Vueltas de periquillo, retenida y compuertas nos remontan a tiempos pasados aunque no por eso, mejores. Por contra, estas instalaciones abandonadas han sido colonizadas por infinidad de aves que encuentra en ellas un biotopo inmejorable para su desarrollo.
Casi sin darnos cuenta llegaremos al conocido como Ventorrillo Los Dolores, una antigua construcción salinera en vías de desaparición, carteles nos avisan de la posibilidad de desprendimientos así que no nos acercaremos demasiado.
Una vez visitado el ventorrillo volvemos al camino en busca del rio Arillo.
Un ancho carril paralelo al rio nos llevará directamente a la vuelta de afuera. La Vuelta de Afuera es un camino público que perimetra todo el contorno de una salina. Y en las cuales se encontraban las compuertas que permitían la entrada de agua al sistema de la salina.
Justo en la embocadura del rio Arillo encontramos un primer mirador, así como una compuerta de paso de agua.
La vuelta de afuera es un camino cuyos muros (laterales) estaban reforzados con piedra ostionera que daban consistencia al entramado evitando o al menos retrasando los efectos de la erosión del dique.
Miirando al frente divisamos Cádiz, el puente de Carranza y el nuevo puente actualmente en construcción.
Continuamos el camino, la marea está bajando y empieza a dejar visible la zona intermareal, dónde plantas como la sapina, la lechugueta, la espartina o el pelillo reinan de forma indiscutible.
Llegamos a un segundo mirador, esta vez de dos plantas, que nos permitirá una vista elevada de toda la Bahía de Cádiz y poblaciones cercanas. Y como no, de la abundante fauna que por allí deambulan. Zarapitos, correlimos, gaviotas, charranes y varias clases de anátidas son fácilmente visibles en cualquier época del año, siendo el otoño la más propicia para aquellas que emigran.
El camino se nos hace muy corto, sin darnos cuenta llegamos a otra antigua construcción que alberga otro molino de mareas, se trata de la casa del Arrierillo.
Restos de una construcción cuadrangular que bien podría ser un embarcadero.
A pesar de ser un suelo eminentemente fangoso, en algunos tramos se han formado playas de fina arena.
Aunque lo habitual es encontrarnos con lodos, piedras y vegetación. Y como en este caso, restos de construcciones.
Llegamos al área recreativa de Santibañez, un rincón bastante desconocido por los gaditanos a pesar de tenerlo justo al lado. La zona bien acondicionada con mesas se convierten en un lugar ideal para pasar el día, tanto en verano como en invierno permitiendo una transición rápida entre mar y zona de arbolado.
Un pozo de agua en bastante buen estado suministraba a las antiguas construcciones de la zona, casa de salineros y pescadores que aún hoy día pueden contemplarse.
La marea sigue bajando y descubriendo esa zona intermareal tan rica y llena de vida.
Una asociación de pescadores lucha por mantener en pie y dar uso a dichas construcciones.
En este punto accederemos de nuevo al camino que nos llevará al coche.
Podéis descargaros la ruta clicando en la siguiente imagen:
Con esta última imagen damos por finalizado este agradable paseo matinal a este rincón mágico del Parque Natural de la Bahía de Cádiz y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Ya cantó la gallina, resulta que a orillas del mar e incumpliendo la Ley de Costas se han construido varias edificaciones, una de ellas destinada a restaurante por lo que el trasiego de coches y ruidos será contínuo, se ha ocupado un espacio público declarado como espacio natural y protegido por la Red Natura 2000 y declarado espacio RAMSAR por ser uno de los humedales más importantes de Europa y lugar de anidamiento y cría de numerosas aves acuáticas protegidas por la Ley y se ha impedido la libre circulación por un camino con servidumbre de paso como es la "vuelta de afuera" de la Salina Nuestra Señora de los Dolores. A más de uno se le tendría que caer la cara de vergüenza, empezando por el ayuntamiento socialista de San Fernando que es quién ha autorizado semejando barbarie.
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