Este sendero se realiza en parte a través de la pista forestal de acceso
a las rampas de despegue de parapentes. Se caracteriza por la subida
constante hasta llegar a la cima en un recorrido de cierta dificultad.
El sustrato es rocoso y arcilloso, con barro en épocas de lluvia.
La primera parte del recorrido discurre por una senda estrecha sin mucha
vegetación circundante. Posteriormente comienza a aparecer la
vegetación autóctona de la zona como quejigos, algarrobos o lentiscos.
La senda, a veces poco definida, continúa hasta llegar a una zona
rocosa, mucho más abrupta, que inicia el último tramo del ascenso a la
cima, desde donde se puede divisar toda la sierra de Cádiz.
Dejamos el coche en: 36º45.581'N - 5º30.055'W, junto a la valla del
cementero de El Bosque entrando por una angarilla justo enfrente, aunque
unos cien metros más abajo tenemos otra angarilla (que será la de
regreso en nuestro caso) que nos permite un primer tramo algo más
cómodo.
Distancia:11,66 kilómetros. (Existen caminos más cortos de hacer cumbre).
Tiempo incluídas paradas: 6 horas 30 minutos.
Dificultad; Media alta.
Dificultad; Media alta.
El coche lo dejamos junto a la valla del cementerio de El Bosque. Accedemos por la entrada marcada en negro, aunque unos cien metros hacia abajo existe otro acceso con una pendiente mucho más cómoda que será nuestro camino de vuelta.
Sin tiempo a calentar empezamos la contínua subida.
La vereda discurre paralela a un bosque de pinos.
Una primera mirada atrás nos deja la primera imagen lejana de El Bosque.
Finalizado el primer tramo nos adentrados en el bosque de pinos por una vereda aceptablemente marcada, aunque para quién conozca el terreno será mucho mejor ir alternando vereda con campo a través y ahorrar en tiempo y distancia.
Este camino nos lleva directamente a la conocida como "Casa del Guarda"-
Por aquí la vereda siguen bien marcada y no tendremos problemas en progresar. Si vamos atentos en un momento dado encontraremos a nuestra izquierda la Fuente de los Chozones, es pequeña y está semioculta por la vegetación por lo que es fácil pasarla por alto.
Rápidamente llegamos a un llano totalmente despejado, se trata del Llano de la Pólvora. En su parte alta encontraremos un camino de tierra blanca y pedregoso con bastante pendiente y muy deteriorado por la lluvia, a través de ella accederemos a la pista que nos llevará a la zona de despegue de parapentes y alas delta. Esta zona es frecuentada por aficionados a la bicicleta de montaña que al ir cuesta abajo suelen llevar una velocidad algo elevada lo que unido a lo arenoso del terreno aconseja un plus de prudencia para todos. Afortunadamente estos ciclistas suelen ser algo experimentados por lo que van con las suficientes precauciones para evitarse y evitarnos algún percance, aún así nosotros también pondremos algo de cuidado. Waypoint "Llano de la Pólvora".
Acceso directo a la pista forestal que en algunos tramos incluso tiene asfalto o cemento. En el suelo alguna marca de frenazos.
A partir de ya empezamos a disfrutar de vistas "largas".
Estamos en las zonas ¿acondicionadas? para el despegue de alas delta y parapentes, con un poco de suerte, además de verlos volar, podremos ver los preparativos y toda la parafernalia que acompaña a este deporte, algo que para los profanos resulta más que interesante.
La pista se acaba, esta puerta nos indica que a partir de ya se complica algo el terreno. Está marcada como waypoint "Valla 1".
A nuestra izqiuerda ya podemos observar el pico del Albarracín, objetivo de esta salida. Marco el camino a seguir en busca de la garganta que separa ambos cerros y por la que discurre la vereda de acceso al pico. En rojo señalo un abrevadero que nos puede servir de referencia. Pero antes de afrontar el último tramo del recorrido, nos desviaremos a la derecha para asomarnos a la caseta de vigilancia contraincendios.
Una camino franco nos lleva hacia ella.
Desde allí se tienen buenas vistas.
La sierra de La Silla a contraluz se muestra misteriosa.
En sus proximidades existe una charca estacional vallada, en ella podremos observar a pesar de su turbidez, diferentes tipos de ramas, salamandras y algún otro anfibio. A pesar de su acotamiento parece que también es utilizada como abrevadero por el ganado.
Volvemos sobre nuestros pasos y procedemos a iniciar el camino antes marcado a nuestra izquierda, tomando como referencia el abrevadero blanco que se distingue fácilmente en la lejanía.
La senda está aceptablemente marcada por lo que sólo tendremos que seguirla. Vamos subiendo por el llamado Cancho del Pozo. Una garganta pequeña pero no por eso menos atractiva.
Llegaremos a un llano en el que encontraremos dos aljibes, uno pequeño que ejerce funciones de depósito de decantación y el principal, recientemente restaurado. En el suelo podemos observar el sistema de conducción del agua que la lleva desde la ladera al pozo de decantación y posteriormente por rebose al aljibe principal. Se trata del aljibe del Cancho del Pozo (como no podía ser de otra manera).
Avanzamos por el llano siempre en subida, sabiendo que tendremos que ir cayendo a la izquierda en busca de la alambrada que llevamos casi paralelos desde la parte baja. Esta alambrada pasa justamente por la cima por lo que en caso de dudas siempre podremos andar cerca de ella, la subida no tiene pérdida.
Más horizonte. El Navazo Alto o Caillo cubierto de nubes. Benaocaz se divisa a media ladera. A la izquierda el Cerro del Ponce. Cuenta el historiador Mancheño y Olivares que siendo conocedor Pedro Ponce de León que Mohamed Aben Ozmin, rey de Granada, amenazaba la serranía "salió con los vecinos de Arcos contra el enemigo, cuya retaguardia alcanzó entre Cardela y Garciago, villas de los moros próximas a Ubrique y le causó grandes pérdidas, recuperando muchos cautivos y multitud de ganado. El sitio en que alcanzó y derrotó a los moros se llamó desde entonces Lomo de Don Pedro Ponce que aún conserva. Las Lomas de Cerro Ponce son hoy la falda sur del Monte Albarracín que miran hacia el río Tavizna, en las proximidades del que fue el enclave mulsumán de Aznalmara y no lejos de la fortaleza de Cardela. (Bibliografía: http://www.entornoajerez.com/2012/01/en-las-cumbres-del-albarracin-paisajes.html)
Aún no hemos llegado a la cima pero se divisan muchas cosas.
Con un poco de zoom.
A media altura y ya cercanos a la cumbre tenemos un afloramiento de piedra que no debemos pasar por alto, es un magnífico mirador natural del entorno.
Entramos en el tramo final, la pendiente se acentúa.
Ya lo tenemos a la vista, el vértice geodésico debe andar por allí. La subida no ofrece mayor dificultad pero la haremos extremando el cuidado, sobretodo cuándo el suelo esté húmedo.
Mi compañera de caminos toma un poco de aire antes de enfrentarse a sus mayores miedos.
La animo un poco, empiezan a llegar unas nubes de agua y no quiero que nos pille el chubasco demasiado lejos del coche.
Bueno, nuevamente y con la agilidad de una gacela se presenta a mi lado, suele pensarlo mucho pero cuándo dice que "parriba", pues es para arriba del tirón. Otra cosa será bajar, jejeje.
Alguien dejó su impronta allí, pese a haberlo buscado intensamente no he encontrado ninguna referencia sobre cuándo, y el porqué de la grabación.
Estas nubes empiezan a preocuparme, no demoraremos en demasía la bajada. En la imagen se ve la alambrada a la que os hacía referencia.
En el llano del Cancho del Pozo hacemos una breve parada para el refrigerio y como se ve en la imagen dejamos sólo los huesos pelados.
Un quejigo centenario totalmente tapizado de musgo nos habla de la humedad de la zona.
Para no repetir camino, ya en el Llano de la Pólvora pillamos el carril de la izquerda que nos llevará al punto de salida por un lugar diferente y más cómodo.
Como era previsible el agua hace su aparición, el intenso chubasco durará hasta que lleguemos al coche que lo tenemos a un kilómetro aproximadamente. Y como no hay mal que por bien no venga, el aguacero nos permitió llegar con las botas perfectamente limpias de barro que ya es de agradecer. Caperucita roja y el lobo detrás y colorín colorado este cuento.....
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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