Este sendero nos permitirá conocer todas las playas de Rota, dieciseis kilómetros de costa representan un auténtico placer para el caminante que no podemos perdernos. Pasaremos por las playas urbanas, símbolos de la ciudad, como pueden ser El Chorrillo o La Costilla, atravesaremos un hábitat dónde el camaleón reina, un pinar que contiene la mayor población de camaleones de España, visitaremos los Corrales de Rota, el primer Monumento Natural declarado en Andalucía bajo la protección de esta figura ambiental, continuaremos hasta la playa de la Ballena, desde dónde empezaremos el regreso hacia Rota, a través de la Vereda de La Laguneta y un camino asfaltado que discurre por el trazado del antiguo ferrocarril de Sanlúcar al Puerto de Santa María, hoy día convertido en carril ciclo-senderista y conocido como Vía Verde de Rota.
Distancia: 22,06 kilómetros (track limpio).
Tiempo: 6 horas 21 minutos.
Dificultad: Fácil, salvo la derivada de la distancia a recorrer.
Dejamos el coche en: 36º37.689'N - 6º21.371'W
El coche se queda en el aparcamiento de la Estación de Autobuses de Rota, sita en la Calle Zoilo Ruiz-Mateos. WP PARKING ROTA.
Tomaremos la Calle Carlos Cano y caminaremos paralelos al carril bici, para posteriormente acceder a la costa por la Calle Duque de Alba.
Rápidamente llegaremos a una pasarela de madera que inicia el paseo marítimo de Rota, en las inmediaciones del conocido como Pico de Barro. WP PASARELA.
Nuestro objetivo es visitar todas las playas de Rota, ubicadas en un espacio de 16 kilómetros de costa, aunque no lo andaremos todo, sí que nos permitirá una visión privilegiada de todas ellas. De forma aproximada aquí os sitúo esta parte del trayecto costero.
El primer contacto playero lo realizamos por el conocido como Pico de Barro, un saliente rocoso que separa la playa del Chorrillo de la playa de Los Galeones. En esta zona existe una plataforma de abrasión de tierra arcillosa compacta y debe ser regenerada de arena de forma periódica.
A nuestra izquierda y en línea de horizonte vemos la Base Naval de Rota, la conocida como playa del Almirante y más cercana, la playa de Los Galeones.
Vamos caminando por el Paseo Marítimo Cruz del Rompidillo y en el "skyline" roteño vemos el Faro, la Iglesia de Nuestra Señora de la O, el Castillo de Luna y la Torre de la Merced.
La Iglesia de Nuestra Señora de la O es un templo levantado en el siglo XVI en estilo gótico-renacentista y cuyo mobiliario es mayormente de época barroca. La iglesia se edificó bajo el patronazgo de D. Rodrigo Ponce de León y Ponce de León, Duque de Arcos y Señor de Rota. En el ábside consta que la obra se cerró en el año 1537. Merece la pena perder un rato y visitarla, su interior es extraordinario, lástima de la poca luz que posee en su altar mayor, que impide un mayor disfrute de su frontal.
Especial mención habría que hacer de la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de una belleza sin igual y una bóveda que "quita er sentío".
Justo al lado, encontramos el Castillo de Luna. De origen incierto, parece ser que data del siglo XIII y se construyó bajo mando de Guzmán el Bueno, sobre un convento fortificado de origen musulmán o ribat del siglo XI. Presenta planta rectangular y cinco torreones almenados, su interior se articula en torno a un patio central, el Patio de Armas.
El Patio de Armas del Castillo es uno de los elementos más interesantes del alcázar por su belleza artística y desde el punto de vista histórico, fruto, sin duda, de la gran obra de reedificación llevada a cabo por los Condes de Arcos en el s. XV. En él, se funden en sugestiva síntesis el arte musulmán y el cristiano.
De planta rectangular, se encuentra dispuesto en doble galería. Las galerías bajas están formadas por 16 arcos de medio punto e inscritos en recuadros con elementos decorativos de estilo mudéjar y gótico. Unos capiteles son claramente ojivales, mientras que otros se decoran con volutas jónicas, todos tallados en la misma clase de piedra. Las galerías altas se cubren con arquerías rebajadas, rematándose el conjunto con una cornisa y antepecho calado que lleva el escudo de los Ponce de León en guirnaldas circulares de flores y frutos, sus columnas son más esbeltas.
Y para terminar este inciso "senderil", comentar que la Torre de la Merced, se trata del antiguo campanario del desaparecido convento mercedario de la ciudad. Es de estilo barroco y fue edificada en 1622 y restaurada en 1722, después de que el huracán que azotó la ciudad, destrozara la original.
Desde la calle Gravina (fuera de ruta), podemos ver el pasado y el presente, la antigua luminaria de 1850 y el nuevo faro, proyectado en 1978 por Francisco Cebrián, su fuste de hormigón es cilíndrico y tiene un diámetro de tres metros por veintesiete metros de altura.
A la izquierda del faro se encuentra el Puerto de Rota y la Escuela de Vela Theresa Zabel, llamada así en honor a nuestra regatista bicampeona olímpica.
Finalizando el paseo marítimo nos escontramos el Monumento de homenaje al Carnaval de Rota, personalizado en la figura de Francisco Gutierrez "Guti", uno de los nombres más importantes en la historia carnavalesca de la villa.
Después del bullicio veraniego, la playa del Chorillo/Rompidillo, muestra un solitario y relajante aspecto.
También a nuestra derecha y ubicado sobre la puerta del recinto amurallado que daba salida al puerto, encontramos el antiguo faro de Rota, que vino a sustituir al antiguo farol que hasta 1850 iluminaba la zona de bajos adyacentes y facilitaba la entrada al Guadalquivir. Esta luminaria proyectaba su luz a una distancia de nueve millas. Fue sustituido por el actual faro en 1978.
Desde un altillo al principio de la escollera del Puerto de Rota, vemos un espigón de reciente construcción/remodelación. Nuesto camino continúa por el paseo de la playa de La Costilla.
Una inmensa playa de más de un kilómetro de longitud y probablemente la más concurrida en verano y que en estas fechas se muestra paradisíaca. WP PLAYA LA COSTILLA.
Desde el propio paseo nos topamos con esta original toma de la Iglesia de NªSª de la O., a través del arco de medio punto de la calle Carmen.
Todo este tramo lo haremos pisando "firme", el camino es largo y ya tendremos oportunidad de pisar la arena.
Un tramo de una extensa pasarela se inicia aquí, es la conocida como Ruta del Camaleón. Entre estos pinos y retamas habita la mayor población de camaleones (Chamaeleo chamaeleon) de España.
Son varios kilómetros de pasarelas en un intrincado recorrido, con numerosas desviaciones hacia miradores o hacia los accesos a la carretera y llega hasta Punta Cándor. Durante el trayecto existen algunas zonas de interés que merecen un alto en el camino. Una de ellas se encuentra al inicio del sendero y se corresponde con el Parque Atlántico.
Posteriormente, se encuentra un centro de visitantes donde se puede apreciar el valor cultural existente en la zona. En él, aparece información sobre los corrales de pesca, una forma de pesca tradicional asociada a una forma de vida que ha marcado de identidad a esta zona de la costa. La tercera parada de interés corresponde al Jardín Botánico Celestino Mutis, donde se pueden encontrar especies autóctonas del municipio
Incluso tendremos acceso a chiringuitos de honda inspiración tropical. Estamos en la playa del Puntalillo.
Nos asomaremos a algunos de sus miradores lo que nos obligará si no queremos retroceder sobre nuestros pasos a hacer algunos tramos por la arena. Al fondo vemos la zona conocida como Piedras Gordas.
Este placentero tramo discurre por un fresco pinar que nos dará un respiro del calor, que a pesar de lo nublado del día y las fechas del año, empieza a hacer. Allí, entre las ramas, vemos otro mirador, esta vez construído sobre un antiguo búnker.
Desde lo alto vemos los dos mares, el mar verde del pinar y el azul de la Bahía de Cádiz, al fondo Cádiz y el Puente de La Constitución.
Y otros miradores que nos llevan a la zona costera.
Hemos llegado a la playa de Piedras Gordas, el camino discurre por la zona alta, usurpada por algunas sombrillas del hotel existente. Esta maravillosa playa cuenta con una longitud de unos 2300 metros de largo y es una de las playas más tranquilas de la localidad con un índice muy bajo de ocupación. Es una de las playas más bonitas y salvajes de la localidad. Rodeada de un inmenso pinar, sin presencia de urbanizaciones, con preciosas dunas de arena dorada y aguas cristalinas.
Por uno de los accesos, retomamos el camino por la pasarela.
Que discurre por una zona más abierta del pinar. Es domingo pero apenas vemos gente, esto es la gloria.
Poco a poco, nos hemos ido acercando a Punta Cándor, dónde esperamos ver uno de los puntos estrella del día, los Corrales de Rota.
Los Corrales son unas construcciones artesanales ideadas por los romanos y que forman recintos cerrados por pequeños muros y que tienen por objeto la captura de especies marinas que quedan atrapados en ellos. Su funcionamiento es simple, cuándo sube la marea los muros quedan por debajo de la superficie facilitando la entrada de peces en los recintos pero al bajar la marea, los peces quedan atrapados en estas "piscinas" que al estar dotadas de de unos pequeños huecos enrejados que permiten la salida del agua pero no del pez que queda allí atrapado, facilitando su captura por parte del corralero, persona dedicada al despesque del corral.
Los muros tienen una anchura aproximada de un metro, y están dispuestos aprovechando el leve desnivel de la playa, de forma que los más cercanos a la orilla son más bajos que los más alejados, que pueden llegar al metro y medio de altura y de disponen por toda la zona rocosa intermareal.
Las piedras que forman los muros están unidas de forma natural, siendo diferentes moluscos como ostiones y lapas y diferente tipo de algas los que hacen un conglomerado resistente a los embates del mar, aún así, deben ser periódicamente restaurados.
Detalle de los sistemas usados para el desagüe del corral:
En este caso y rompiendo con el esquema de construcción, encontramos unos muros rectilíneos, dónde el desagüe se efectúa por la discontinuidad del muro, pero convenientemente cerrados con el enrejado correspondiente.
Aquí vemos el más pequeño de ellos y que nos permite ver su sencillo diseño. Los Corrales de Rota fueron declarados Monumento Natural de Andalucía en 2001.
Nos hemos entretenido mucho y la marea se ha venido arriba, aceleramos el paso ya que sabemos que en un par de lugares no podremos pasar con la pleamar, así que vamos a intentar llegar a tiempo. Recorremos la playa de Punta Cándor, que es la que discurre una vez pasado los Corrales.
Las recientes lluvias dan dotado al Arroyo de Alcántara de un pequeño caudal de agua y preferimos dejar la arena y volver a la pasarela.
Y cruzarlo por un puente que nos permitirá una mejor vista del cauce. WP CRUCECAUCE.
Desde u n nuevo mirador podemos ver que aún queda un buen tramo de playa con arena, aún así, seguimos progresando por la pasarela.
Pero dura poco, una duna móvil la tiene parcialmente cubierta y ha arrastrado un enorme pino que la cierra casi totalmente, por debajo del mismo vemos una especie de topera por la que vamos a pasar de rodillas, casi cuerpo a tierra como viles sabandijas.
Aunque conseguimos sortear el obstáculo, resultó ser un esfuerzo inútil, aquí se acaba el tramo de pasarela, un pequeño mirador sin continuidad dan fin al cómodo paso. Retrocedemos un poco en busca de la carretera, serán pocos metros pero hay que tener precaución con los coches. WP MIRADOR Y FIN PASARELA.
A lo lejos escuchamos unos cánticos. ¿Qué será?
Una pequeña construcción con pinta de granja y un cartel que dice: Bethel Baptist Church - Iglesia Baptista Bethel. Está claro que cuándo se tienen ganas de rezar, cualquier lugar vale.
Vueltos a un camino de tierra, pasamos entre varias casas y nos asomamos para tantear la posibilidad de seguir por la playa, vamos tarde y esta zona es muy pedregosa, así que seguirmos improvisando por los carriles que nos encontramos. Aunque una vez rodeado el tramo, llegamos a la conclusión que seguir por la orilla hubiese sido más inteligente.
Un nuevo acercamiento a la playa nos ofrece la oportunidad de variar y volver a la playa, es mucho más bonito.
Una mirada atrás nos muestra que Punta Cándor y su rádar, ya quedan lejos. El agua ya pega contra la escollera, estamos en pleamar y es precisamente por esta zona por dónde necesariamente debemos progresar por la orilla, así que volvemos a improvisar.
Hasta que llegamos a una granja avícola dónde el camino se acaba en este tramo, una artesanal y basta escalera nos facilita la bajada a la orilla. WP ESCALERA.
La franja de arena se ve cortada por las cristalinas aguas del Arroyo del Chacho, el cual vadeamos convenientemente. WP VADEO.
En la playa de Peginas un nuevo saliente rocoso, tan artificial como ilegal nos vuelve a cortar el paso, pero esta vez no rodearemos, la ola entra y sale, y entre ellas, tenemos unos segundos de franja de arena por la que vamos a pasar.
La táctica del correlimos vuelve a resultar eficaz.
en la Punta de Peginas y sobresaliendo entre las dunas, vemos una antigua torreta de esas que utilizaban/utilizan los marineros para hacer enfilaciones y determinar la situación del barco, técnicas que hoy con los gps pues está en desuso.
Y al fin llegamos al límite de la playa de Aguablanca con la playa de La Ballena, lugar dónde nos daremos un refrescante baño y repondremos fuerzas, finalizando el tramo costero. Ese acceso que vemos nos llevará directamente a la urbanización de Costa Ballena.
Pero antes de nada, el ansiado baño. Increible que desde que empezamos no hallamos visto a nadie bañándose, dieceséis kilómetros de playa para mi sólo.
Descansados y comidos, retomados el camino, podríamos hacerlo por fuera de la urbanización por un camino que discurre paralelo, pero optamos por la comodidad de la urbanización y algunas sombras que ofrecen sus árboles, el calor aprieta de lo lindo.
Siguiendo la tónica del día, por aquí tampoco se ve un alma.
Cruzamos un paso de peatones y OJO, la inercia nos lleva al carril que discurre paralelos al de bicis, pero no es así, debemos dejar la gasolinera a nuestra derecha y volver a cruzar una rotonda.
Desde antes de la rotonda ya podremos ver el camino que debemos seguir, se trata de la Vereda de la Laguneta.
La cual seguiremos hasta que un giro a la derecha, nos introduzca directamente al antiguo trazado de la vía férrea del tren de Sanlúcar al Puerto de Santa María, hoy día convertido en la Vía Verde de Rota.
Serán más de siete kilómetros casi rectilíneos y con una pequeña franja asfaltada, aún así, lo denominan Camino Natural de Rota.
Este camino sin apenas sombra nos llevará por la campiña roteña, por unos paisajes sin interés lo cual provocará un aburrimiento supino, pero bueno, es el precio a pagar por hacer un circular.
Nos encontramos una pequeña plantación de algodón, tan tipicas de nuestra tierra, probablemente sea de la variedad Gossypium hirsutum, un cultivo cuyo único fin es justificar subvenciones.
Este trazado es aburrido y no tiene pérdidas, generalmente en todos los cruces existen postes para impedir el paso de vehículos, ya que el único autorizado es la bicicleta.
Cruzaremos un paso elevado que nos permite salvar la A-491 que une Chipiona con El Puerto.
Bastante oxidada por cierto, incluso tiene agujeros por dónde podemos ver el asfalto.
Podemos comprobar que el camino a seguir no tiene pérdida. Entre la flora natural podremos ver palmitos (Chamaerops humilis), la retama blanca (Retama monosperma) y el transparente (Myopurum tenuifolium) muy usado para delimitar parcelas y plantaciones.
Y seguimos con los campos de labor, aquí uno armoniosamente preparado por la máquina.
Y una plantación de cebollas.
Este tramo finaliza en una rotonda con una explanada dónde veremos una estatua en recuerdo de Montano Arjona Lobato, veterano ciclista ciclista roteño que falleció en 2013, durante la celebración
del V Maratón Ciclista BTT "Villa de Rota" a causa de una parada
cardíaca.
A partir de aquí caminareros paralelos al carril bici que ya no dejaremos hasta el final de la ruta.
Pasaremos por la trasera de un polígono industrial para conectar con la calle Zoilo Ruiz Mateos y chimpún. Este tramo es de lo más feo que podáis imaginar, si alguien quiere repetir este track le aconsejaría que lo hiciera en sentido inverso y empezar por esta zona sin interés, dejando el tramo de costa para el regreso.
Tomaremos la Calle Carlos Cano y caminaremos paralelos al carril bici, para posteriormente acceder a la costa por la Calle Duque de Alba.
Rápidamente llegaremos a una pasarela de madera que inicia el paseo marítimo de Rota, en las inmediaciones del conocido como Pico de Barro. WP PASARELA.
Nuestro objetivo es visitar todas las playas de Rota, ubicadas en un espacio de 16 kilómetros de costa, aunque no lo andaremos todo, sí que nos permitirá una visión privilegiada de todas ellas. De forma aproximada aquí os sitúo esta parte del trayecto costero.
El primer contacto playero lo realizamos por el conocido como Pico de Barro, un saliente rocoso que separa la playa del Chorrillo de la playa de Los Galeones. En esta zona existe una plataforma de abrasión de tierra arcillosa compacta y debe ser regenerada de arena de forma periódica.
A nuestra izquierda y en línea de horizonte vemos la Base Naval de Rota, la conocida como playa del Almirante y más cercana, la playa de Los Galeones.
Y a nuestra derecha, la playa del Chorrillo continuada por la del Rompidillo.
Vamos caminando por el Paseo Marítimo Cruz del Rompidillo y en el "skyline" roteño vemos el Faro, la Iglesia de Nuestra Señora de la O, el Castillo de Luna y la Torre de la Merced.
La Iglesia de Nuestra Señora de la O es un templo levantado en el siglo XVI en estilo gótico-renacentista y cuyo mobiliario es mayormente de época barroca. La iglesia se edificó bajo el patronazgo de D. Rodrigo Ponce de León y Ponce de León, Duque de Arcos y Señor de Rota. En el ábside consta que la obra se cerró en el año 1537. Merece la pena perder un rato y visitarla, su interior es extraordinario, lástima de la poca luz que posee en su altar mayor, que impide un mayor disfrute de su frontal.
Especial mención habría que hacer de la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de una belleza sin igual y una bóveda que "quita er sentío".
Justo al lado, encontramos el Castillo de Luna. De origen incierto, parece ser que data del siglo XIII y se construyó bajo mando de Guzmán el Bueno, sobre un convento fortificado de origen musulmán o ribat del siglo XI. Presenta planta rectangular y cinco torreones almenados, su interior se articula en torno a un patio central, el Patio de Armas.
El Patio de Armas del Castillo es uno de los elementos más interesantes del alcázar por su belleza artística y desde el punto de vista histórico, fruto, sin duda, de la gran obra de reedificación llevada a cabo por los Condes de Arcos en el s. XV. En él, se funden en sugestiva síntesis el arte musulmán y el cristiano.
De planta rectangular, se encuentra dispuesto en doble galería. Las galerías bajas están formadas por 16 arcos de medio punto e inscritos en recuadros con elementos decorativos de estilo mudéjar y gótico. Unos capiteles son claramente ojivales, mientras que otros se decoran con volutas jónicas, todos tallados en la misma clase de piedra. Las galerías altas se cubren con arquerías rebajadas, rematándose el conjunto con una cornisa y antepecho calado que lleva el escudo de los Ponce de León en guirnaldas circulares de flores y frutos, sus columnas son más esbeltas.
Y para terminar este inciso "senderil", comentar que la Torre de la Merced, se trata del antiguo campanario del desaparecido convento mercedario de la ciudad. Es de estilo barroco y fue edificada en 1622 y restaurada en 1722, después de que el huracán que azotó la ciudad, destrozara la original.
Desde la calle Gravina (fuera de ruta), podemos ver el pasado y el presente, la antigua luminaria de 1850 y el nuevo faro, proyectado en 1978 por Francisco Cebrián, su fuste de hormigón es cilíndrico y tiene un diámetro de tres metros por veintesiete metros de altura.
A la izquierda del faro se encuentra el Puerto de Rota y la Escuela de Vela Theresa Zabel, llamada así en honor a nuestra regatista bicampeona olímpica.
Finalizando el paseo marítimo nos escontramos el Monumento de homenaje al Carnaval de Rota, personalizado en la figura de Francisco Gutierrez "Guti", uno de los nombres más importantes en la historia carnavalesca de la villa.
Después del bullicio veraniego, la playa del Chorillo/Rompidillo, muestra un solitario y relajante aspecto.
También a nuestra derecha y ubicado sobre la puerta del recinto amurallado que daba salida al puerto, encontramos el antiguo faro de Rota, que vino a sustituir al antiguo farol que hasta 1850 iluminaba la zona de bajos adyacentes y facilitaba la entrada al Guadalquivir. Esta luminaria proyectaba su luz a una distancia de nueve millas. Fue sustituido por el actual faro en 1978.
Desde un altillo al principio de la escollera del Puerto de Rota, vemos un espigón de reciente construcción/remodelación. Nuesto camino continúa por el paseo de la playa de La Costilla.
Una inmensa playa de más de un kilómetro de longitud y probablemente la más concurrida en verano y que en estas fechas se muestra paradisíaca. WP PLAYA LA COSTILLA.
Desde el propio paseo nos topamos con esta original toma de la Iglesia de NªSª de la O., a través del arco de medio punto de la calle Carmen.
Todo este tramo lo haremos pisando "firme", el camino es largo y ya tendremos oportunidad de pisar la arena.
Un tramo de una extensa pasarela se inicia aquí, es la conocida como Ruta del Camaleón. Entre estos pinos y retamas habita la mayor población de camaleones (Chamaeleo chamaeleon) de España.
Son varios kilómetros de pasarelas en un intrincado recorrido, con numerosas desviaciones hacia miradores o hacia los accesos a la carretera y llega hasta Punta Cándor. Durante el trayecto existen algunas zonas de interés que merecen un alto en el camino. Una de ellas se encuentra al inicio del sendero y se corresponde con el Parque Atlántico.
Posteriormente, se encuentra un centro de visitantes donde se puede apreciar el valor cultural existente en la zona. En él, aparece información sobre los corrales de pesca, una forma de pesca tradicional asociada a una forma de vida que ha marcado de identidad a esta zona de la costa. La tercera parada de interés corresponde al Jardín Botánico Celestino Mutis, donde se pueden encontrar especies autóctonas del municipio
Incluso tendremos acceso a chiringuitos de honda inspiración tropical. Estamos en la playa del Puntalillo.
Nos asomaremos a algunos de sus miradores lo que nos obligará si no queremos retroceder sobre nuestros pasos a hacer algunos tramos por la arena. Al fondo vemos la zona conocida como Piedras Gordas.
Este placentero tramo discurre por un fresco pinar que nos dará un respiro del calor, que a pesar de lo nublado del día y las fechas del año, empieza a hacer. Allí, entre las ramas, vemos otro mirador, esta vez construído sobre un antiguo búnker.
Desde lo alto vemos los dos mares, el mar verde del pinar y el azul de la Bahía de Cádiz, al fondo Cádiz y el Puente de La Constitución.
Y otros miradores que nos llevan a la zona costera.
Hemos llegado a la playa de Piedras Gordas, el camino discurre por la zona alta, usurpada por algunas sombrillas del hotel existente. Esta maravillosa playa cuenta con una longitud de unos 2300 metros de largo y es una de las playas más tranquilas de la localidad con un índice muy bajo de ocupación. Es una de las playas más bonitas y salvajes de la localidad. Rodeada de un inmenso pinar, sin presencia de urbanizaciones, con preciosas dunas de arena dorada y aguas cristalinas.
Por uno de los accesos, retomamos el camino por la pasarela.
Que discurre por una zona más abierta del pinar. Es domingo pero apenas vemos gente, esto es la gloria.
Los Corrales son unas construcciones artesanales ideadas por los romanos y que forman recintos cerrados por pequeños muros y que tienen por objeto la captura de especies marinas que quedan atrapados en ellos. Su funcionamiento es simple, cuándo sube la marea los muros quedan por debajo de la superficie facilitando la entrada de peces en los recintos pero al bajar la marea, los peces quedan atrapados en estas "piscinas" que al estar dotadas de de unos pequeños huecos enrejados que permiten la salida del agua pero no del pez que queda allí atrapado, facilitando su captura por parte del corralero, persona dedicada al despesque del corral.
Los muros tienen una anchura aproximada de un metro, y están dispuestos aprovechando el leve desnivel de la playa, de forma que los más cercanos a la orilla son más bajos que los más alejados, que pueden llegar al metro y medio de altura y de disponen por toda la zona rocosa intermareal.
Las piedras que forman los muros están unidas de forma natural, siendo diferentes moluscos como ostiones y lapas y diferente tipo de algas los que hacen un conglomerado resistente a los embates del mar, aún así, deben ser periódicamente restaurados.
Detalle de los sistemas usados para el desagüe del corral:
En este caso y rompiendo con el esquema de construcción, encontramos unos muros rectilíneos, dónde el desagüe se efectúa por la discontinuidad del muro, pero convenientemente cerrados con el enrejado correspondiente.
Aquí vemos el más pequeño de ellos y que nos permite ver su sencillo diseño. Los Corrales de Rota fueron declarados Monumento Natural de Andalucía en 2001.
Nos hemos entretenido mucho y la marea se ha venido arriba, aceleramos el paso ya que sabemos que en un par de lugares no podremos pasar con la pleamar, así que vamos a intentar llegar a tiempo. Recorremos la playa de Punta Cándor, que es la que discurre una vez pasado los Corrales.
Las recientes lluvias dan dotado al Arroyo de Alcántara de un pequeño caudal de agua y preferimos dejar la arena y volver a la pasarela.
Desde u n nuevo mirador podemos ver que aún queda un buen tramo de playa con arena, aún así, seguimos progresando por la pasarela.
Pero dura poco, una duna móvil la tiene parcialmente cubierta y ha arrastrado un enorme pino que la cierra casi totalmente, por debajo del mismo vemos una especie de topera por la que vamos a pasar de rodillas, casi cuerpo a tierra como viles sabandijas.
Aunque conseguimos sortear el obstáculo, resultó ser un esfuerzo inútil, aquí se acaba el tramo de pasarela, un pequeño mirador sin continuidad dan fin al cómodo paso. Retrocedemos un poco en busca de la carretera, serán pocos metros pero hay que tener precaución con los coches. WP MIRADOR Y FIN PASARELA.
A lo lejos escuchamos unos cánticos. ¿Qué será?
Una pequeña construcción con pinta de granja y un cartel que dice: Bethel Baptist Church - Iglesia Baptista Bethel. Está claro que cuándo se tienen ganas de rezar, cualquier lugar vale.
Vueltos a un camino de tierra, pasamos entre varias casas y nos asomamos para tantear la posibilidad de seguir por la playa, vamos tarde y esta zona es muy pedregosa, así que seguirmos improvisando por los carriles que nos encontramos. Aunque una vez rodeado el tramo, llegamos a la conclusión que seguir por la orilla hubiese sido más inteligente.
Un nuevo acercamiento a la playa nos ofrece la oportunidad de variar y volver a la playa, es mucho más bonito.
Una mirada atrás nos muestra que Punta Cándor y su rádar, ya quedan lejos. El agua ya pega contra la escollera, estamos en pleamar y es precisamente por esta zona por dónde necesariamente debemos progresar por la orilla, así que volvemos a improvisar.
Hasta que llegamos a una granja avícola dónde el camino se acaba en este tramo, una artesanal y basta escalera nos facilita la bajada a la orilla. WP ESCALERA.
La franja de arena se ve cortada por las cristalinas aguas del Arroyo del Chacho, el cual vadeamos convenientemente. WP VADEO.
En la playa de Peginas un nuevo saliente rocoso, tan artificial como ilegal nos vuelve a cortar el paso, pero esta vez no rodearemos, la ola entra y sale, y entre ellas, tenemos unos segundos de franja de arena por la que vamos a pasar.
La táctica del correlimos vuelve a resultar eficaz.
en la Punta de Peginas y sobresaliendo entre las dunas, vemos una antigua torreta de esas que utilizaban/utilizan los marineros para hacer enfilaciones y determinar la situación del barco, técnicas que hoy con los gps pues está en desuso.
Y al fin llegamos al límite de la playa de Aguablanca con la playa de La Ballena, lugar dónde nos daremos un refrescante baño y repondremos fuerzas, finalizando el tramo costero. Ese acceso que vemos nos llevará directamente a la urbanización de Costa Ballena.
Pero antes de nada, el ansiado baño. Increible que desde que empezamos no hallamos visto a nadie bañándose, dieceséis kilómetros de playa para mi sólo.
Descansados y comidos, retomados el camino, podríamos hacerlo por fuera de la urbanización por un camino que discurre paralelo, pero optamos por la comodidad de la urbanización y algunas sombras que ofrecen sus árboles, el calor aprieta de lo lindo.
Siguiendo la tónica del día, por aquí tampoco se ve un alma.
Cruzamos un paso de peatones y OJO, la inercia nos lleva al carril que discurre paralelos al de bicis, pero no es así, debemos dejar la gasolinera a nuestra derecha y volver a cruzar una rotonda.
Desde antes de la rotonda ya podremos ver el camino que debemos seguir, se trata de la Vereda de la Laguneta.
La cual seguiremos hasta que un giro a la derecha, nos introduzca directamente al antiguo trazado de la vía férrea del tren de Sanlúcar al Puerto de Santa María, hoy día convertido en la Vía Verde de Rota.
Serán más de siete kilómetros casi rectilíneos y con una pequeña franja asfaltada, aún así, lo denominan Camino Natural de Rota.
Este camino sin apenas sombra nos llevará por la campiña roteña, por unos paisajes sin interés lo cual provocará un aburrimiento supino, pero bueno, es el precio a pagar por hacer un circular.
Nos encontramos una pequeña plantación de algodón, tan tipicas de nuestra tierra, probablemente sea de la variedad Gossypium hirsutum, un cultivo cuyo único fin es justificar subvenciones.
Este trazado es aburrido y no tiene pérdidas, generalmente en todos los cruces existen postes para impedir el paso de vehículos, ya que el único autorizado es la bicicleta.
Cruzaremos un paso elevado que nos permite salvar la A-491 que une Chipiona con El Puerto.
Bastante oxidada por cierto, incluso tiene agujeros por dónde podemos ver el asfalto.
Podemos comprobar que el camino a seguir no tiene pérdida. Entre la flora natural podremos ver palmitos (Chamaerops humilis), la retama blanca (Retama monosperma) y el transparente (Myopurum tenuifolium) muy usado para delimitar parcelas y plantaciones.
Y seguimos con los campos de labor, aquí uno armoniosamente preparado por la máquina.
Y una plantación de cebollas.
Pasaremos por la trasera de un polígono industrial para conectar con la calle Zoilo Ruiz Mateos y chimpún. Este tramo es de lo más feo que podáis imaginar, si alguien quiere repetir este track le aconsejaría que lo hiciera en sentido inverso y empezar por esta zona sin interés, dejando el tramo de costa para el regreso.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Bonito reportaje y muy buena descripción, saludos
ResponderEliminarCarlos, gracias por tu visita.
ResponderEliminargracias por compartir tu aventura
ResponderEliminarFelipe, gracias por tu visita.
ResponderEliminarBonita ruta mañanera. Por cierto el paso elevado en el Camino Natural e Rota está cortado. Hay que pasar por debajo y cruzar con mucha precaución la carretera saltando las barreras.
ResponderEliminarPues mucho me temo que debe ser por el mal estado de las planchas de hierro, cuando nosotros pasamos presentaban muchos agujeros debido a la oxidaciòn del hierro. Pasar cruzando la carretera conlleva mucho peligro, sobre todo si se va con niños. Habrá que extremar la precaución. Gracias por la info.
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