Este sendero discurre dentro del Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, entre pinares de suelos arenosos y pista. Saliendo del Área Recreativa del Jarillo atravesaremos el Cerro del Pinar y nos dirigiremos a una de las gargantas más abruptas de todo el parque natural, la Garganta del Arroyo de Mondragón, la cual atravesaremos no sin bastante dificultad por lo cerrado del terreno, continuaremos en busca del Camino de la Oscuridad para dirigirnos a continuación al Arroyo de Barranco Hondo, para finalizar en el Cerro de la Porquera visitando el Palomar de la Breña, una antigua hacienda del siglo XVIII ubicada en la pedanía de San Ambrosio (Barbate), hoy día reconvertido en hotel rural y dónde se sitúa un antiguo palomar de más de 400 metros cuadrados y 7700 nidos que es considerado como uno de los tres palomares más grandes de Europa. Una construcción que nos sorprenderá por su peculiaridad y original diseño.
Dificultad técnica: Fácil, salvo dos tramos a partir del paso por el arroyo de Mondragón que los considero Moderados, en total será algo más de un kilómetro pero que se hacen largos, debido a que la vereda está casi oculta por culpa de una verde y puntiaguda maleza, entre la que destacan zarzas, aulagas o espinos.
Tiempo: 4 horas 12 minutos.
Distancia: 10,37 kilómetros.
Dejamos el coche en: 36° 11.802'N - 5° 58.914'W
Distancia: 10,37 kilómetros.
Dejamos el coche en: 36° 11.802'N - 5° 58.914'W
El coche se queda en uno de los aparcamientos de la amplia Área Recreativa del Jarillo. Un magnífico lugar de esparcimiento tan grande y limpio, como desconocido.
En el centro de la explanada una gran construcción, se trata de la Casa Forestal del Jarillo.
Este primer tramo está asfaltado pero es aconsejable alejarse todo lo posible, algunos coches pasan más rápido de lo aconsejable, así que conforme tenemos oportunidad nos vamos a pisar suelo húmedo.
A pesar de eso, caminaremos paralelos a ella. Posiblemente sea el Pinar de la Breña la formación más
sobresaliente que veremos. Se trata de un impresionante bosque donde el pino
piñonero alterna con el carrasco, conviviendo con bosquetes de sabina y
enebros y un matorral que variará según la exposición a los vientos y humedad del suelo. Sorprpende la vejez de los ejemplares y sobre todo, la extrema limpieza de los suelos. Desde aquí felicitar al personal encargado del mantenimiento de lugar, su trabajo es impecable, haciendo de este entorno un magnífico sitio para pasear o pasar el día.
La limpieza del suelo sólo es alterada por algunas formaciones de setas que rompen el monótono color verde, dando fé de lo ideal del suelo para su desarrollo. Aquí tenemos una impresionante colonia de lo que creo se trata de Armillaria mellea. No entiendo de setas así que si alguien me apunta o certifica su nombre, lo agradecería.
A nuestra izquierda dejamos un cruce que nos llevaría a San Ambrosio y siguiendo la carretera, pues directamente al palomar, nosotros seguimos por nuestra vereda en busca del arroyo de Mondragón.
Llegaremos a un cruce con un cortafuegos, podemos tirar directamente por él, o dejarlo un poco a nuestra derecha y pillar bajo pinos que el terreno está más compactado. WP CORTAFUEGOS.
Un inmenso pino de tronco múltiple llama nuestra atención, su base es increible, lástima que los matorrales y el sol nos impidan buscar un ángulo adecuado para fotografiarlo.
Hemos venido un rato caminando siguiendo la línea de torretas de alta tensión y ahora toca una brusca bajada en busca del cauce del arroyo.
Empieza el primer tramo dificultoso, poco a poco la vereda se pierde y el monte bajo se espesa.
Tras sortear mil y una zarzas conseguimos encontrar nuevamente una veredilla y un paso en la alambrada. WP PASO 21.
Por momentos el paso se aclara pero dura poco, nuevas zarzas, acebuches, coscojas y los temidos espinos (aladiernos y espinos negros) nos cobrarán el peaje de paso.
Vadeamos el arroyo, pero la cosa no mejora. WP VADEO.
Incluso empeora por momentos, por aquí pasa poca gente, ¡qué digo yo! ¡Por aquí hace tiempo que no pasa nadie!
Una nueva alambrada nos corta el paso, afortunadamente sabemos reptar como sabandijas. WP PASO 26.
Y otro paso más, en este caso puede pasarse por arriba, pero nosotros que ya estamos llenos de barro, pues para no variar, cuerpo a tierra. WP PASO 27.
A lo lejos vemos un campo de labor, por fin se acaba el suplicio del asesino matorral.
Por fin terreno abierto. Nos toca ir rodeando el campo de labor, al menos no nos pinchamos más. WP CAMPO DE LABOR.
A lo lejos, unas antenas llama nuestra atención, se trata del Tajo de las Escobas o de las Corzas en la Sierra de Luna (visitado en febrero de 2014). A su izquierda parece que asoma el Peñón de Gibraltar, aunque no lo tengo nada claro.
Y al frente, la Sierra del Aljibe (visitada en enero de 2014 ), y el Picacho (subido en enero de 2014).
Al centro de la imagen, parte de la La Janda y las Marismas de Barbate. Increible que no hace tanto, menos de 4.000 años, lo que geológicamente no es nada, esa zona estuviese cubierta por el mar.
Cuándo nos las prometíamos muy felices, tenemos que salirnos de la cómoda pista. WP BIFURCACIÓN.
Y nuevamente nos sumergimos en un intrincado camino, pero esta vez mucho más húmedo, los pantalones empiezan a mojarse. Otros seiscientos metros de atajo que nos ralentizarán el paso.
Algún claro nos dará un respiro.
Ahora sí, esta valla metálica nos indica que se acabó lo malo, a partir de aquí todo será pista despejada.
Vamos en busca del conocido como Camino de la Oscuridad.
Nuevamente la Sierra de Luna y el Tajo de las Escobas y asomando tímidamente, lo que creo es el Peñón de Gibraltar.
Las Marismas de Barbate mucho más cerca. WP VISTAS MARISMAS.
Nuevamente estamos perimetrando el campo de labor.
Entre el arbolado podemos ver una primera imagen de lo que será nuestro próximo destino, la Hacienda de la Porquera.
Casi todo el Camino de la Oscuridad está empedrado con una minuciosidad pocas veces vista.
Un brusco giro a la izquierda nos señala que ya vamos en busca del Cortijo del Barranco Hondo.
En esta zona abunda una planta en clara desaparición, cada vez se ven menos ejemplares, se trata Erophaca baetica, también denominada como Astragalus lusitanicus, y más vulgarmente como Garbancillo del Diablo, Habas del Diablo o Chochos Locos. Mejor no tocar, tan bonita como venenosa.
Continuamos por la cómoda vereda, a nuestro frente el Parque Eólico de Buenavista.
Hemos llegado al cortijo abandonado de Barranco Hondo, pasaremos a cotillear un poco.
Una escalera de bajada nos conduce directamente al Arroyo del Barranco Hondo, aunque no se aprecia en la foto, es una garganta muy profunda, al menos tendrá cuatro metros de honda. Esta foto está tomada desde una pequeña pasarela de cemento que lo cruza. WP PUENTE.
De vuelta al camino procedemos al cruce del arroyo, los restos de cañas esparcidas y troncos nos indican claramente la virulencia con que por aquí pasa el agua en ocasiones.
Rápidamente llegamos al Palomar de la Breña, hoy día reconvertido en hotel rural. Está dentro de una antigua hacienda del siglo XVIII y es uno de los tres palomares más grandes de Europa, dispone de 7.700 nidos y casi 400 metros cuadrados. Aunque la construcción tuvo en principio un uso militar, con el paso del tiempo acabó como palomar, impulsado principalmente por el comercio establecido con América, las palomas fueron un bien muy aprovechado, además de mensajeras, servían de comida a las dotaciones de los barcos y producción de salitre para fabricar pólvora y por supuesto, para la producción de abono, la valorada palomina, un producto fundamental en unos tiempos que no existían los abonos químicos.
Para poder visitar el palomar hay que dirigirse al bar de la instalación (curioso, pero es así), esa pequeña puerta que indico es el bar, aunque un letrero dice: Recepción palomar. Entramos por ella y preguntamos, el señor que atiende el bar nos indica el lugar muy amablemente y pasamos a verlo.
Está conformado por una serie de calles paralelas en torno a un patio central, con muros de once metros de alto.
En el citado patio central existía un canal cubierto con lonas y ofrecía a las aves un
lugar dónde beber y bañarse, protegidas de las inclemencias del tiempo.
No es difícil imaginar el bullicio que habría aquí con tantos nidos llenos de colleras criando.
Sin dudas, es un lugar que sorprende sobre todo a los que nunca habíamos visto una arquitectura tan peculiar y con tan escasos ejemplos en el mundo.
A pesar de que el paso del arroyo de Mondragón nos ralentizó la velocidad, el resto ha sido muy fácil y rápido, y ya estamos casi a punto de finalizar el sendero, nos alejamos del palomar no sin antes dar una última visual a la instalación.
Poco despues vemos a nuestra derecha el mar, y los Caños de Meca, ese lugar en el que tantos veranos de nuestras vidas hemos pasado sin que nunca tuviésemos idea de que muy cerca, existían construcciones tan peculiares como este palomar recién visitado.
La relajación del final del camino y ser muy buena hora, me ayuda a fijarme en otros detalles más terrenales y nos fijamos en este bello Narcisus papyraceus, una herbácea bulbosa que florece en invierno y llena de un blanco radiante los lugares que coloniza.
En lo alto del Cerro de la Porquera encontramos uno de los característicos molinos de Vejer, aunque en este caso parece que la construcción se efectuó sobre una torre vigía existente. Ya vimos los Molinos de Agua (visitados en enero de 2014) y tenemos pendiente la ruta de los Molinos de Viento, algún día será.
Como último regalo del día, pudimos fotografiar una especie de seta que es relativamente difícil de observar en este estado, se trata de Geastrum minimum, popularmente conocidas como "estrellas de tierra". Ya sólo nos queda buscar un lugar del área recreativa y zamparnos la rica tortilla.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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