Conocido en tiempo de los romanos como Municipium Augusta Bilbilis, la ciudad romana de Bílbilis está
a unos cinco kilómetros de Calatayud y fue promocionada a municipio
por el emperador Augusto diseñándose como una ciudad escaparate que
transmitía a los indígenas el progreso que suponía la adopción de la
cultura romana. Por ello, su urbanismo y principales edificios eran
visibles desde toda la comarca.
Se extiende por las cimas y
laderas de los cerros de Bámbola (709 m), San Paterno (701 m) y Santa
Bárbara (629 m), abarcando una extensión aproximada de 30 hectáreas, con una
elevación media de unos 200 m sobre el nivel del río Jalón que discurre a
sus pies circundándola en su mayor parte. Desde su dura y abrupta
topografía se controlan los accesos a la Meseta, o lo que entonces era
lo mismo, a la Celtiberia, de ahí su incuestionable valor estratégico de
control territorial.
Distancia: 3,56 kilómetros.
Dificultad: Fácil.
Tiempo: 1 hora 30 minutos.
Dejamos el coche en: 41º22.882'N - 1º36.686'W
Dejamos el coche en el aparcamiento del Centro de Interpretación.
Es indudable la situación estratégica de la ciudad, desde aquí se domina el paso hacia el norte. Allí enfrente tenemos el Castillo de Ayub visitado hace un rato.
Es posible llegar hasta aquí en coche, así que si queréis andar un poco menos, sólo hay que seguir la pista hasta este lugar.
La ciudad se estructuró al modo romano convirtiéndose en el centro político, administrativo, económico y social de un amplio territorio, manteniendo el privilegio de acuñar moneda hasta el reinado del emperador Calígula. Para ello se dotó de costosos edificios públicos como el foro, el teatro o las termas para lo que fueron necesarias complejas obras de adaptación del terreno.
La ciudad romana se edificó sobre la Bílbilis indígena cuya fama en la fabricación de armas y en la cría de caballos ya fue mencionada por autores clásicos como Estragón en su Geographica y Plinio El Viejo en su Naturalis Historia. Su esplendor se produjo en el siglo I y primera mitad del siglo II, iniciándose a partir de entonces una progresiva decadencia hasta quedar abandonada en el siglo V.
En los siglos XII-XIII algunas zonas de la ciudad, principalmente el foro, fueron ocupados por un pequeño poblado medieval. Las ruinas de la ciudad muy pronto atrajeron la atención de viajeros y eruditos como Juan Bautista Labaña que en el Itinerario del Reyno de Aragón de 1611 describe las ruinas de la ciudad y especialmente su teatro.
La monumentabilidad de sus edificios hizo que durante la Edad Media y Moderna se convirtiese en una inagotable cantera de materiales de construcción empleados en numerosos edificios de Calatayud.
El foro se construyó al igual que el teatro dentro de un costoso programa de monumentalización de la ciudad, convirtiéndose en el elemento central de su vida cívica. Inaugurado hacia el año 28 d.C por el emperador Tiberio, sufrió modificaciones durante la época flavia y antonina. Comenzó su declive en el siglo III cuándo fue despojado de sus mármoles y transformado sus edificios en almacenes y viviendas.
En los siglos XII-XIII y con la reocupación medieval se aprovechó el criptopórtico para alojar una pequeña iglesia junto a la que se situaba una necrópolis. Posteriormente, templo, basílica, curia y pórticos fueron expoliados para emplear sus materiales en la construcción de Iglesias, conventos y palacios de Calatayud.
Fue situado sobre una gran terraza artificial entorno al cerro de Santa Bárbara, pensado para ser contemplado desde el valle. de ahí que no se ubicase en su lugar habitual que era la zona central de la ciudad, estando decorados con ricos y vistosos conjuntos escultóricos que fueron quemados en época bajoimperial y medieval para obtener cal.
Desde el foro podemos apreciar el teatro.
El Barrio Central, conocido desde antiguo como el "Campo de los Camafeos" se encuentra próxima al foro y al teatro, reuniendo las viviendas de las clases más acomodadas. Actualmente se pueden apreciar una superposición de estructuras correspondientes a las distintas fases de ocupación
De la más antigua se ha conservado el atrio o tal vez el peristilo de una vivienda de época augustea, aunque no existe confirmación de lo mismo debido a lo limitado de las excavaciones.
La vivienda fue modificada sobre el siglo I d.C. transformándose su estructura y añadiéndose una cisterna de gran tamaño.
Paralela a estas estructuras encontramos una calle de la que se ha conservado parte de la acera y de la calzada, realizada en losas de caliza. Corresponde a uno de los ejes principales de la ciudad, posiblemente el cardo maximus que uniría la zona de las termas con el foro.
Bílbilis contó con un proyecto de acueducto que nunca llegó a finalizarse y cuyos escasos restos conservados pueden observase hoy día en el lugar conocido como "Los Arcos", a tres kilómetros al oeste de la ciudad.
Esta carencia se subsanó con la construcción de una compleja red de cisternas realizadas en opus caementicium (hormigón) distribuidas por todo el yacimiento. Actualmente se conservan 68 pero los cálculos realizados permiten establecer que su número superó el centenar.
Están adaptadas a las cotas del terreno y en su momento estuvieron conectadas por tuberías de plomo y cerámica, hoy desaparecidas, encargándose cada una de ellas del suministro de agua a varias domus.
El agua era captada de manantiales subterráneos situados en las laderas superiores del cerro en dónde se ubica la denominada "Fuente del Maestro" o "Fuente del Pastor" así como del agua de lluvia.
El complejo termal estaba situado en la parte media alta de la ciudad en una de las laderas del cerro de Bámbola, siendo un claro ejemplo del nivel de vida alcanzado en la ciudad.
Las termas de Bílbilis corresponden al modelo denominado "provincial" o de recorrido único-lineal, conservando todas las estancias propias de un complejo termal. Se accede por una escalera que da paso al Apoditerim (vestuario), estas hornacinas estaban dispuestas para guardar la ropa de los usuarios mientras hacían uso de las termas, desde aquí se pasaba al Frigidarium (sala fría).
A continuación se accedía al Tepidarium (sala templada) y a continuación al Caldarium (sala caliente) que contaba con un pequeño Labrum o fuente.
Las termas contaban con un moderno sistema de calefacción dispuesto sobre un Hypocaustum del que se ha conservado sólo el horno.
El edificio restaurado en los años 80 del siglo XX corresponde a su fase II, fechada a mediados del siglo I d.C. durante los reinados de Claudio o Nerón, momento en el que se amplió el espacio de algunas estancias y se modificó el recorrido original, al tiempo que se modificaron parte de las instalaciones de calefacción y agua caliente vinculadas a la fase I de época Augustea cuyo recorrido era inverso, según se desprende de la aparición del hipocaustum bajo el apodyterium actual.
A finales del siglo II o principios del III sus instalaciones ya estaban en desuso, recuperándose los materiales para ser reutilizados en otras construcciones.
El Barrio de las Termas ubicado a pies del cerro de Bámbola es un claro ejemplo de urbanismo privado desarrollado en Bílbilis. Está constituido por tres viviendas edificadas en terrazas en cuya zona inferior se desarrolló un frente comercial de varias tabernae (tiendas) de entre las que destacó una popina (tienda de comidas). Su edificación aterrazada confería a la ciudad un peculiar aspecto escalonado al adaptarse sus viviendas a la orografía del terreno.
Nuevamente nos acercamos al teatro, pero esta vez desde el lado de enfrente. El teatro de Bílbilis, símbolo de romanidad, se edificó al igual que el foro, dentro de un costoso programa de embellecimiento de la ciudad .
Se convirtió en el elemento central de su vida social y de ocio, sin olvidad la función religiosa como lo demuestra el sacellum o templo dedicado al culto imperial que presidía todo el conjunto. Pensado para aproximadamente 4.500 espectadores, su carácter trasciende de lo local para convertirse en el principal edificio de reunión de la región y ejemplo de la política edilicia de Roma en los territorios conquistados.
El Teatro estaba comunicado con el Foro a través de pórticos y escaleras, no obstante, su construcción fue posterior, hacia mediados del siglo I en época del emperador Claudio, ya en desuso en el siglo III, además de la quema de objetos decorativos para la obtención de cal, a partir de la Edad Media los sillares de la escena fueron empleados en la construcción de numerosos edificios de Calatayud, especialmente en el denominado como Castillo de Doña Martina. En el Museo de Calatayud se conservan parte de los capiteles corintios que formaban parte del frente escénico que vemos en la imagen.
Para su construcción se aprovechó el barranco existente entre los cerros Bámbola y Santa Bárbara, siendo necesario construir un gran muro de cierre de 8 metros de altura y 5 de anchura sobre el que se edificó el scaena frons o escena teatral dispuesta en dos pisos con 22 columnas cada uno, decoradas con los citados capiteles corintios.
Tal importancia se le dió al Teatro que fue decorado con mármoles de las mejores canteras del imperio (Carrara, Túnez y Grecia).
Cae el sol y tenemos que dar fin a este intenso día así que volvemos al coche por el camino más corto sin resistirnos a dar un último vistazo a este yacimiento aún a medio excavar ¿quién sabe cuántos tesoros quedan aún por descubrir?
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Buenas, soy bilbilitano y haciendo un trabajo sobre diferentes edificios de Calatayud he llegado a tu pagina. Es de agradecer el trato reflejado en los comentarios ya que no haces mella sobre el lamentable estado de conservación de algunas joyas arquitectonicas, si que es verdad que últimamente se esta trabajando en restaurar y conservar el patrimonio, lo que pasa que en Calatayud hay mucho (y más que había pero se ha demolido) y cuesta. No elegiste buena fecha para visitar bilbilis puesto que en primavera la naturaleza reclama su parcela y las hiervas tapan todo y como dices....quien sabe los tesoros que aún quedan por descubrir. Un abrazo y realmente te felicito porque tienes unas fotos preciosas.
ResponderEliminarPues sí amigo bilbilitano, en España tenemos un mal endémico que se llaman "políticos", unos por desconocimiento, otros por desinterés, otros porque odian nuestra historia, el caso es que nuestro gran patrimonio nacional languidece y cae en el olvido porque nadie muestra interés en ello. Una auténtica pena.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y enhorabuena por vivir en esa ciudad tan llena de historia como de cultura.
Un abrazo.
Resulta que estoy interesado en la zona, soy Bilbilitano, y deberíais corregir el párrafo donde comentáis el sistema de obtención de agua que llegaba a la antigua ciudad romana, en el cerro de Bámbola no hay acuíferos que pudieran dar esa capacidad de consumo necesaria para esas termas y hay indicios de que desde el próximo cerro de la Peña de la Mora (665), se construyó una conducción de plomo para aportar el agua hasta la vaguada 658, sita entre las cotas 709 Cerro de Bámbola y 695, que se traía desde la Sierra de La Virgen, a unos 15 km al noroeste.
ResponderEliminarRecientemente subí a ese cerro de la Mora y pude observar cierta obra de piedra y entradas de cuevas que parecen dar cobijo y acceso a ese aljibe de distribución inicial.
Tengo pendiente confirmar esto ultimo acudiendo con una linterna.
Enhorabuena por ese buen reportaje.
Un atento saludo
Dicho queda lo de los indicios. Saludos.
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