martes, 19 de octubre de 2021

VISITA AL MONASTERIO DE SAN ISIDORO DEL CAMPO (SANTIPONCE-SEVILLA) (15 OCT 2021)

El Monasterio de San Isidoro del Campo está situado en la localidad de Santiponce, a 7 km de Sevilla y junto a la autovía de Extremadura, en una loma que domina la vega del río Guadalquivir en las cercanías de las ruinas de la ciudad romana de Itálica. Fue fundado en el año 1301 por Alonso Pérez de Guzmán (apodado Guzmán el Bueno ¿os suena?) en el lugar donde según la tradición, fue enterrado San Isidoro de Sevilla, y desde entonces ha estado bajo la administración espiritual y temporal de diferentes órdenes religiosas, cistercienses, ermitaños jerónimos y Orden de San Jerónimo, que han dejado su impronta tanto en la construcción como en la decoración del recinto.

Tras la desamortización del siglo XIX, tuvo varios usos siendo ocupado nuevamente por los Jerónimos entre 1956 y 1978, en que cerró definitivamente.

Restaurado y desacralizado en 2002, es denominado Enclave Monumental Monasterio de San Isidoro del Campo y pertenece a la Red de Espacios Culturales de Andalucía. 

Dejamos el coche en: 37º26.086'N 6º2.188'W (Avenida de San Isidoro).
Tiempo: 45 minutos.
Dificultad: Ninguna. 

Accedemos por la Avenida San Isidoro, a través del Patio de los Naranjos que está presidido por una columna romana con cruz de forjas, fue un antiguo cementerio.

El monasterio es de carácter fortificado, estilo gótico mudéjar con almenas contrafuertes, alta torre barroca y espadaña.

Se entra al monumento por la puerta de la iglesia parroquial que da acceso  a los pies de la nave,  una puerta de ladrillo y decoración gótica, siglo XV. En en el lado derecho hay otra pequeña puerta de acceso a la iglesia cegada.

Tras pasar el control de llegada nos atiende la perosna que en ese momento controla el acceso y nos hace una breve reseña histórica del lugar y de lo que podremos ver allí. y nos indica que lo primero que encontraremos serán dos iglesias gemelas. La primera de ellas fue ordenada construir por Alonso Pérez de Guzmán "Guzmán El Bueno" con la prebenda de que allí solo podrían ser enterrados él y su esposa, ante esta situación, su hijo Juan Alonso Pérez de Guzmán, mandó construir otra similar para usarla como panteón para él, su esposa y descendientes.

En su interior la sencillez de los Cistercienses con los estilos mudéjar, gótico, renacentista y barroco que se han sucedido en sus 500 años de existencia y un crucificado que fue el único exorno existente durante el tiempo que estuvo en manos de la Orden del Císter.

Las dos iglesias contíguas son góticas y están formada por dos naves, unidas por un arco: la antigua iglesia Parroquial y la primitiva  o conventual, restringida a los monjes, que está más alta.

La Iglesia parroquial es también capilla funeraria de la familia Guzmán. En ella se encuentran los sepulcros del hijo del fundador Juan Alonso Pérez de Guzmán, siglo XIV y su esposa en los laterales del presbiterio, sobre los que vemos figuras yacentes.
 
Su retablo mayor es barroco del siglo XVIII, presidido por el Crucificado de las Ánimas o Vera Cruz, imagen del siglo XVI, acompañado por la Virgen y San Juan. En los laterales: San Juan Nepomuceno y San José, sobre los que vemos los relieves de Santa Bárbara y Santa Catalina. En el ático están Santa Paula y San Jerónimo en el Portal de Belén, a sus lados San Geroncio y San Cornelio. A cada lado del retablo hay peanas con San Sebastián y San Joaquín.
 
Cercano al presbiterio tenemos los enterramientos góticos de los Álvarez de Toledo, casa de Medina Sidonia.
 
Pasamos el arco que nos introduce en la Iglesia Primitiva. El retablo mayor y sus imágenes son una de las obras cumbre de Martínez Montañés, del siglo XVII. Lo preside sobre el Sagrario que representa la Sagrada Cena. Sobre ella, la imagen de San Jerónimo Penitente, a su lado escenas en relieve de la epifanía de Jesús y en los laterales las imágenes de los Santos Juanes.
 
En el segundo cuerpo: San Isidoro, en los laterales relieve de su Resurrección y Ascensión, en el ático la Ascensión de la Virgen, sobre este conjunto las imágenes de las Virtudes, y sobre ella el Crucificado. 
 
Sirvió para panteón de los fundadores Don Alonso Pérez de Guzmán y Doña María Alonso, de los que podemos ver en los laterales del presbiterio sus estatuas, orantes, obras de Martínez Montañés.
 
En el lateral de la epístola está el retablo del Nazareno, imagen del siglo XVII, acompañado por las jerónimas Santa Paula, Santa Eustoquio, y en el ático San Miguel. 
 
Salimos al patio interior y vemos el Claustro de los Muertos ya que era un lugar de enterramiento. Es un patio de dos pisos,  el bajo con aljibe o pozo central y el superior con galería. Fue realizado en ladrillo al estilo mudéjar y decorado con murales, mal conservados, del siglo XV.
 
Está decorado con escudos nobiliarios, cenefas los nombres de los enterrados bajo el suelo, azulejos de arista de Niculoso Pisano, altares como el del Cristo con la Cruz, San Jerónimo penitente, Virgen de la Antigua, San Sebastián y San Roque.
 
Y el altar alacena barroco del Cristo de Torrijos, atado a la columna.
 
 Desde este claustro se divisa el reloj de sol, la torre pequeña y la espadaña de la iglesia conventual.
 
Llegamos al Refectorio, es del siglo XIV. Se sitúa en el ala oeste del claustro. Es de estilo gótico cubierto de bóvedas de crucería. Está presidido por el mural de la Sagrada Cena, obra del siglo XV. En los pies, un cuadro de los Azotes de Cristo, obra de Navarrete siglo XVII, en precario estado de conservación. 

En los muros, ocho cuadros del siglo XVII sobre la vida de San Isidoro: el milagro de las abejas, el Santo en el pozo, con sus maestros, vestido de obispo , presidiendo el concilio, el Tránsito,  sus restos ante el rey y el traslado de estos.
 
 Se completa con dos cuadros representando a los Evangelistas, copias de Navarrete El Mudo, del Escorial e imágenes de la Virgen, obra de Mercadante de Bretaña, siglo XVI , el Niño Jesús del siglo XVII y piezas de orfebrería, entre ellas varios relicarios.

La Sala Capitular está presidida por un retablo dedicado a San Pedro, pintura del siglo XV, con un calvario en el ático. A los lados pinturas de San Isidoro y San Jerónimo. En los muros laterales los cuadros de la Oración en el Huerto y el Cristo de la Humildad.
 
El fondo de la sala que se comunica con la capilla del Reservado, está decorado con pinturas de Jesús Resucitado y su encuentro con María Magdalena, nolli me tangere.
 
La Capilla del Reservado está muy decorada, especialmente la bóveda, del siglo XVII, con la Exaltación de la Eucaristía y el Espíritu Santo.
 
El retablo barroco está presidido por la Virgen con el Niño, Santa Ana y San Joaquín obras de Martínez Montañés, siglo XVII, con los cuadros de santos Jerónimos, Santa Paula, Santa Eustoquia presididos por San Jerónimo

Vista completa de frontal de la Capilla del Reservado.
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Justo al lado se halla la Sacristía, sala rectangular continuación de la Sala Capitular, que comunica también con el Claustro de los Muertos y la Iglesia Conventual. Con una mesa de mármol en el centro, en su decoración destacan la bóveda, los balcones y el magnífico altar de la Virgen de la Antigua de principios del siglo XVI.

En sus muros laterales hay dos retablos barrocos con los cuadros del siglo XVII, el Entierro de Cristo y Atado a la Columna (que vemos en la foto), obra de Gui Romano principios de siglo XVII.

El patrimonio documental del monasterio fue inmenso y se encuentra repartido por toda la geografía española, aunque en la actualidad solo se conservan en el monasterio algunos libros litúrgicos y de canto que con su calidad de impresión y encuadernación, dan muestra de lo que pudo ser el patrimonio bibliográfico de otras épocas.

El estudio sistemático de las Sagradas Escrituras siguiendo el ejemplo de San Jerónimo, fue una de las actividades impulsadas por los jerónimos ermitaños de Lope de Olmedo, reformador de la Orden y llegados al monasterio en 1568. Este interés explicaría en parte que en San Isidoro del Campo surgiera uno de los focos más activos de la Reforma Española, duramente reprimida por la Inquisición y que dió como fruto la primera traducción de la Biblia al Castellano, realizada por Casiodoro de Reina y editada en 1569 siendo uno de los monumentos literarios más desconocidos de nuestro Siglo de Oro, la Blblia del Oso que sería revisada por Cipriano Varela en 1602, la Biblia del Cántaro, que sigue siendo actualmente el texto usado por la Comunidad Evangélica de habla hispana. Así que terminamos esta visita con una pintura de San Jerónimo, que frecuentemente aparece junto a un león, cuenta la leyenda que estando el Santo junto al río Jordán vió venir hacie él un león cojeando por tener una espina clavada en una pata, San Jerónimo lo calmó, estrajo la espina y le curó la pata. El león se quedó tan a gusto y agradecido que nunca más le dejó, al morir San Jerónimo el león se dejó caer sobre su tumba y allí murió de hambre.

Con esto ponemos fin a la vista con la pena de no poder haber visitado otras partes importantes del monasterio que por su mal estado o estando en obras pues no están abiertas al público.

Bibliografía:    
Wikipedia.
https://www.visitarsevilla.com/
https://www.juntadeandalucia.es/cultura/enclaves/enclave-monumental-san-isidoro-del-campo
https://es.catholic.net/op/articulos/63445/cat/729/la-iconografia-de-san-jeronimo
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros. 

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