sábado, 27 de julio de 2019

PINAR DE LAS CANTERAS-MOLINO DE GOYENA (PUERTO REAL) (25JUL2019)

Saliendo del Pinar de Las Canteras (Puerto Real), este sendero nos llevará a un molino harinero ubicado en las marismas de Las Aletas y conocido como Molino de Goyena, un molino de mareas construido a mediados del siglo XVIII y que se encuentra en un estado de abandono total por lo que su desaparición está más cerca que lejos, de su estructura solo se conserva una pared y su zona baja de canalizaciones del agua, aún así, es un elemento arquitectónico de alto nivel y exponente de la importancia y valor estratégico que en su momento tuvieron estas construcciones.

Por otra parte, el espacio que ocupa el Pinar de Las Canteras, fue lugar de asentamientos prehistóricos, y también de hornos romanos. Se sabe que en el siglo XVI se extraía piedra ostionera que se utilizó en la construcción de numerosas edificaciones de la zona y también en la Catedral de Sevilla y de ahí procede su nombre, antiguamente era una cantera. ​ Después de la explotación el lugar se abandona, para ser restaurado como jardín bosque, con tal perfección fue realizada la restauración  que cuesta distinguir que el ecosistema sea artificial.

Durante el recorrido veremos diferentes biotopos que van desde el bosque mediterráneo al de marisma, dónde abundan las plantas y animales típicos de estos ambientes salinos y zonas inundables y dónde por periodos largos, el agua estancada forma humedades que lo convierten en lugares de predilección para un sinfín de aves marinas.

Dejamos el coche en: 36º32.089'N - 6º10.825'W.
Distancia: 7,85 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 29 minutos.
Dificultad: Fácil.
 
El coche se queda en lo que otrora fue la Cañada Real del Camino de Paterna, hoy día Avenida de la Constitución, al lado del Hotel Las Canteras.

Justo enfrente tenemos el inicio del camino, allí existe un parque infantil.

El Parque de las Canteras, como también es conocido este pinar, ocupa un espacio de 25 hectáreas y situado al norte del centro urbano de la villa puertorrealeña. El parque destaca por ser la recuperación de una antigua cantera para la extracción de piedra, que se repobló con especies autóctonas hasta crear un bosque mediterráneo artificial

El bosque está formado por pinos piñoneros, acebuches y lenticos mientras que en el matorral descatan la retama y varias especies de orquídeas silvestres, en otros tiempos se llegaron a encontrar hasta 18 especies diferentes, aunque hoy día son algunas menos. Entre el abundante arbolado, existen zonas claras y despejadas de vegetación que son conocidas como patios, destacando el Patio del Pozo y el Patio Alto, o este que vemos, conocido como Patio de los Villate.

A pesar de ser un bosque pequeño, nunca ha dejado de ser agreste y cerrado, y siempre permanece la sensación de que podemos perdernos fácilmente por sus intricadas veredas.

Se tiene constancia que en 1882 el dueño, D. Pedro José de Paúl permitía su uso para aquel que quisiera visitarlos. En 1905 se recibe la noticia que el pinar quiere ser vendido y talado, y es cuando el ayuntamiento emprende una colecta entre los ciudadanos para comprar la finca. Finalmente en agosto de 1909​ el ayuntamiento compra la finca por 25.000​ pesetas y se la entrega a la población.

En el centro del parque hay un altar dedicado a la adoración de la Virgen de Lourdes, patrona de la localidad, a la que se le atribuyen haber realizado milagros en la zona. La construcción actual oculta la gruta en la que originalmente estaba la imagen.


La sonuosa vereda nos lleva hasta una pista a la que debemos incorporarnos. WP PASO.

Y que abandonaremos rápidamente.  Si no queréis saltar pues por la parte derecha hay un paso más cómodo.

Pasamos junto a un circuito para coches de radio control, construido por la Asociación Radio Control de Puerto Real. WP PISTA RC.

Salimos del pinar, y cruzamos una carretera que discurre bajo el viaducto por el que discurre la autovía A-4. WP CRUCE CARRETERA.



Poco después giramos a nuestra izquierda en busca de la carretera de Las Aletas.

Llegamos al abandonado Estadio Federativo Ramón Ortega. Estas instalaciones también eran utilizadas por deportistas de otras modalidades deportivas como baloncesto, balonmano o tiro con arco. El terreno fue expropiado por la Junta de Andalucía para incluir los terrenos en el Polígono de Las Aletas, un gran proyecto empresarial que hubiese servido como revulsivo socioeconómico para la zona y que por intereses populistas se certificó su defunción. Hoy día todo muere lentamente, el campo de deportes, el molino de mareas y la zona marismal y a nadie se le cae la cara por la vergüenza, para esto, hay que tenerla.


La carretera de Las Aletas, nos lleva directamente a la reseca marisma.

Gran parte de este tramo marismeño lo haremos por amplios y rectilíneos carriles.

Con sorpresa para ellas y para mí, un rebaño de ovejas pasta por el lugar, en busca de la exigua vegetación.

Me llama la atención una zona totalmente recubierta de cantos rodados, probablemente fue alguna actuación de preparación para lo que pudo ser el parque empresarial.

Un giro a la izquierda nos encamina hacia el molino.

Y nuevamente otra gran recta, en invierno y periodos de lluvias o grandes mareas, casi toda la zona es inundable, aunque en estas fechas podemos caminar en cualquier dirección sin temor a mancharnos las botas.

Esto hace que en vez de hacer dos tramos en ángulo recto, tiremos directamente hacia el molino, el cual ya vemos en la lejanía.

Como único obstáculo insalvable, unos caños con agua, son ramales del conocido como Caño del Molino.

Los molinos de mareas o mareales aprovechan la fuerza hidráulica de las mareas, como fuente de energía necesaria e inagotable para hacer girar las piedras y realizar la molienda del trigo. Los molinos más antiguos que se conocen datan del siglo X.  El auge de los mismos tuvo lugar durante los siglos XVII y XVIII, hasta que a finales del siglo XIX, con la llegada de la Revolución Industrial empezaron su declive, hasta cesar su actividad a comienzos del siglo XX.

El molino de mareas fue un ingenio tecnológico de una enorme importancia en la economía de la Bahía de Cádiz. Estos molinos aprovechaban la fuerza de las mareas, como fuente de energía inagotable, para hacer girar las piedras y realizar la molienda, normalmente de trigo, aunque tambien molían otros cereales.

Su mecánica era sencilla: contaban con una presa o depósito natural que era alimentado del agua que entraba en ellos por unos canales, durantes las pleamares.

Una vez finalizada la pleamar y lleno el estanque, las compuertas basculantes del canal se cerraban por la propia presión del agua embalsada y, pasadas dos horas desde la pleamar y cuando la diferencia de nivel entre el agua embalsada y la del estero era suficientemente apreciable, se dejaba salir el agua embalsada por el saetín accionando una compuerta desde el interior del molino. El agua salía con gran fuerza debido al desnivel existente, haciendo girar las ruedas motrices o “rodetes” que mediante un eje que las unía, hacían girar las piedras de molienda.

Vista del depósito dónde se acumulaba el agua que entraba por los canales, también a la vista, durante las pleamares.

El agua procedía del Río de San Pedro y llegaba al molino por este caño que vemos, conocido como Caño del Molino o Caño de la Marina.

Este molino, conocido como Molino de Goyena, recibió este nombre en recuerdo del promotor de su construcción, Juan Esteban de Goyena y Jijante, por entonces Director de las Reales Provisiones de Víveres de la ciudad de Cádiz y su Partido, siendo el máximo responsable de la intendencia de una ciudad que, con su cercana área de influencia, figuraba entre las más importantes del país.

Con el paso del tiempo, este molino tuvo diferentes nominaciones, a finales del siglo XIX era conocido por el nombre Molino de La Albina, topónimo que hace alusión a los esteros o lagunas que se forman con las aguas del mar en las tierras bajas, como las del paraje en el que se enclava esta construcción. Posteriormente, y en alusión a uno de sus arrendatarios, también fue conocido como Molino de Chozas. Otro de sus nombres fue el de Molino de Galacho, nombre con el que se designan las barranqueras excavadas por el agua al correr por las pendientes del terreno. Hoy día ha perdurado con el nombre de su promotor, Molino de Goyena.

Construido con piedra ostionera, el molino disponía de una sala de molienda de forma rectangular, una vivienda para el molinero y almacenes para el grano.
En la actualidad se conserva toda la estructura de los bajos del molino como cárcavos y canal de entrada custodiados de elegantes tajamares de forma de medias pirámides. El muro de cerramiento situado en su cara oeste todavía se sostiene en pie gracias a los tajamares que le sirven de contrafuertes, abriéndose en él tres vanos de ventanas, uno pequeño y dos de mayor tamaño. Este molino constaba de seis piedras molturadoras y un arco como canal de entrada de agua que se encuentra a la derecha de su cara oeste, construido como todo el edificio de piedra de cantería tallada.

A pesar de su aspecto rústico, no deja de sorprender la perfección y calidad de la talla, detalle que se aprecia perfectamente en esta ventana, dónde la rectitud de los cortes y la formación de ángulos rectos, rozan la perfección.

Extasiado con la contemplación de los detalles, casi paso por alto que a lo lejos, vemos las construcciones de Valdelagrana y algo a la derecha un paso elevado sobre la autovía.


Después de un buen rato cotilleando por el molino, más bien por lo queda de él, continuamos el sendero y nos alejamos del lugar.

Como todos sabemos, todo el sistema de las salinas y marismas, está basado en un intrincado laberinto de canales y caños que llevan al agua hasta los más recónditos lugares, siendo a veces difícil hallar el camino de salida correcto, aunque este no es el caso.

Sobre todo porque el camino, muy bien preparado, ha sido adaptado con los correspondientes pontones de paso que nos permiten cruzar en líneas rectas los intrincados canales.

Hemos llegado a lo que probablemente sea el tramo más tedioso de todo el recorrido, una gran recta reseca y pedregosa, de dos kilómetros de longitud.

Aprieta el calor y atajo por los lugares dónde parece posible, en invierno probablemente esta zona esté totalmente húmeda y embarrada, pero hoy no, así que como sabemos que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, y alli enfrente está la carretera por la que debemos pasar, pues eso.

Y llegamos al tramo asfaltado. Sin dudas esta parte, aunque corta de distancia supone el único peligro de todo el recorrido.

Por lo que debemos aprovechar todas las zonas que supuestamente nos pueden dar protección ante el gran número de vehículos que por aquí circulan.

De frente nos encontraremos tres carreteras, debemos pillar la del centro, que es un paso elevado sobre la autovía que debemos volver a cruzar, pero esta vez por encima. El paso elevado carece de arcén y es estrecho, así que aunque en un principio podemos hacer como antes y seguir por una pequeña veredita tras la valla de protección, a media altura es imposible seguir por ella y debemos caminar por la carretera. INSISTO, SON APENAS 25 METROS PERO REVISTEN UN PELIGRO QUE DEBEMOS VALORAR.

Pasamos una rotonda y entrando en la Avenida José Saramago, volverá la tranquilidad. Todo el tramo peliagudo son algo más de 400 metros aunque lo realmente peligroso solo es el paso elevado.

Tras pasar el número 91 de dicha avenida, encontraremos una explanada que nos introducirá en otro pequeño parque.

Se aprecia perfectamente la dirección a seguir.

Se trata del Parque del Coto.

Conectamos con la calle León Felipe.

Y rápidamente con la Avenida de la Constitución, sólo tenemos que seguir esta acera durante unos 700 metros para llegar al punto de salida.

 Podéis descargaros el track, clicando en la siguiente imagen:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pinar-de-las-canteras-molino-de-goyena-puerto-real25jul2019-39081187
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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