martes, 18 de diciembre de 2018

PEÑA ARPADA-MESA DEL ESPARRAGAL (ALCALÁ DE LOS GAZULES) (16 DIC 2018)

Saliendo desde el kilómetro 10 de la CAP-5032, carretera que une Paterna de Rivera con Alcalá de los Gazules, este sendero nos llevará, a través de vías pecuarias y cañadas reales, hasta el cerro conocido como Mesa del Esparragal, lugar dónde se ubica la Torre Lascutana, Torre de Lascuta o Torre del Esparragal, única construcción romano-visigoda que se conserva de lo que otrora fue, la ciudad romana de Lascuta, acercándonos posteriormente al vértice geodésico del lugar. A la vuelta subiremos a la Peña Arpada, una elevación de roca caliza de poca altura que destaca sobremanera en el paisaje, al estar rodeada de terrenos de labor de relieves alomados y suaves, en ella encontraremos vestigios de antiguas ocupaciones humanas, que hoy día están prácticamente indocumentadas, torres, cuevas, restos líticos que evidencian un activo trabajo de cantera, pero de las que apenas se sabe nada, lo que unido al hecho extraño de tratarse de un promontorio calizo en una zona dominada por las areniscas, así como lo aislado del lugar y sus altas paredes, la han dotado de un halo misterioso y esotérico digno de cualquier novela de ficción. Si los celtas hubiesen habitado por aquí, seguro que la habrían convertido en un centro religioso de primera magnitud.
Por si fuese poco, por sus inmediaciones se encuentra una pequeña población de una planta incluida en el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España, como Especie en Peligro Crítico, la Silene gazulensis, que hoy por hoy, sólo puede contemplarse en un sólo lugar del mundo, y como ya habréis imaginado pues se trata de esta peña.

Distancia: 14,7 kilómetros.
Tiempo: 6 horas 52 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º30.153'N - 5º48.135'W

El coche se queda sobre el kilómetro 10 de la carretera CAP-5032 que une Paterna de Rivera a Alcalá de los Gazules. Se puede aparcar a ambos lados del lugar de salida. Desde allí mismo, la Peña Arpada nos dará los buenos días. Iniciamos el camino por la Cañada Real de Mantiagana, aunque rápidamente nos incorporamos al Cordel de los Espartales y Corredera.

Aunque la subida a la peña la realizaremos al regreso, aprovechamos este momento para visualizar el lugar por dónde pretendemos hacer "cumbre". Seguiremos la linea exterior de la masa arbórea y pasando por el manantial llegaremos a lo que sobre plano, parece una trazada cómoda de ascenso.

Dicho cordel nos introduce de lleno en una extensa y plástica planicie de campos de labor.

Y la sombra que siempre me persigue, pidiendo protagonismo.

Por las marcas en el suelo, se intuye que nos embarraremos a pesar de que lleva  una semana sin llover. Desde aquí ya tenemos una visual de lo que será nuestra primera meta volante: la Mesa del Esparragal, un cerro con una gran planicie en su parte alta y a la que debe su nombre.

Y lo que será la tónica del día, vadeos vadeos y más vadeos. Un primer cruce del cauce del Río del Álamo, afortunadamente la poca profundidad en este tramo hace que con unas piedras podamos pasarlo fácilmente.
El Río del Álamo nace en la Sierra del Valle (término de Jerez de la Frontera), tiene un recorrido de unos 18 Kilómetros, uniéndose al Río Barbate, es frontera natural entre los términos municipales de Alcalá de los Gazules y Medina Sidonia. WP VADEO ÁLAMO.

Tras el cruce del río, tomamos el carril de la izquierda, nos estamos incorporando al Cordel de los Espartales y Corredera, nuevamente. Si todo va según lo previsto, deberemos regresar a este punto por dónde señala la flecha roja. WP BIFURCACIÓN.

En las proximadades de pequeños arroyos y cauces estacionales encontraremos abundantes ejemplares de Tarajes (Tamarix africana), una especie de arbusto que en estas fechas adquieren un increible tono dorado. Es una especie a la que le gustan los suelos húmedos y salinos. Una particularidad de algunos de los arroyos afluentes del Río del Álamo es su alta salinidad, habiendo existido por las cercanías algunas salinas en producción, en tiempos pasados. De hecho, uno de los afluentes de dicho río se llama Arroyo Salado de la Granja.

Una arroyada estacional nos obliga a buscar un lugar adecuado de paso, apartándonos un poco del cordel que en el día de hoy, se encuentra totalmente cortado por el agua. WP ÁLAMOS2.

De nuevo el cordel es cortado por el cauce, en este caso, es el lugar dónde el Arroyo de los LLanos de la Higuera vierte sus aguas al Río del Álamo.WP VADEO HIGUERA.

Debemos llegar al lugar señalado con un círculo, podríamos hacerlo siguiendo el actual cordel y describir una especie de V invertida que nos costaría un kilómetro y medio de recorrido, en cambio si atajamos y nos vamos directamente hacia esos árboles de enfrente, acercándonos de nuevo al cauce del ya citado Río Álamo, por el que vamos caminando casi en paralelo, aunque en algunas ocasiones más cerca que en otras, como es este caso, sólo nos costará quinientos metros de distancia, así que ahorrando que llega la cuesta de enero. WP ATAJO ESPARTALES.

Justo a nuestra izquierda y antes del atajo, vemos la loma dónde su ubica el Cortijo de Lobatón.

Hemos conectado con el Cordel de los Espartales, otra vez y a lo lejos una silueta más que conocida, la Sierra del Aljibe en pleno.

Me salgo un poco de la trazada para tomar esta foto del pontón que acabamos de pasar. WP PONTÓN.

Recién pasado el pontón tomamos el carril de la izquierda, es un ramal del Cordel de los Espartales. WP IZQDA3.


Vemos unas edificaciones que parecen ser un embarcadero de ganado. Poco después, un cruce de veredas nos introduce en la Cañada de la Flor de Lis. WP EMBARCADERO.

El campo sembrado es muy bonito, pero la gama de marrones y ocres de estas fechas, es insuperable.

El último tramo de esta Cañada está en muy mal estado, totalmente embarrada y encima es cuesta arriba, lo que nos ralentiza el paso. Mejora conforme nos incorporamos a la Vereda del Esparragal. WP DCHA4.

A los pocos metros ya tendremos un primer contacto visual con la Torre del Esparragal o Torre Lascuta.

La Torre Lascutana es el único vestigio que queda del asentamiento de la ciudad romana de Lascuta, una importante fundación de origen fenicio y romano, que tuvo un notable desarrollo en la época visigoda. Se trata de una vieja atalaya de doce metros de altura, levantada en el siglo II a.C. sobre un primitivo asentamiento ocupado desde el Calcolítico.

Se trata del único vestigio de Lascuta, la ciudad de origen romano que tuvo continuación en la Alta Edad Media con el asentamiento visigodo.

La cúpula de la torre, más bien, techo de la planta baja, ya que por encima existe un segundo nivel, es de clara arquitectura árabe y que ya hemos visto en otros lugares, pero nadie hace referencia a este detalle cuándo se habla de Lascuta.

El hallazgo de monedas con iconografía púnica (palmas, elefantes mirando a ambos lados o espigas), leyendas bilingües y las piedras amontonadas con restos cerámicos diseminados por toda la explanada del Esparragal, demuestran que fue un asentamiento fenicio-púnico y romano.

Una empinada escalera en bastante buen estado (teniendo en cuenta las circunstancias de antigüedad y abandono), nos lleva a la primera planta.


Por allí encontrados varias saeteras y una especie de hornacina, también rematada con arco de medio punto. Tanto por esta zona como por las escaleras, encontramos un gran número de nidos de grajos (Corvus frugilegus), aves que salieron espantados conforme nos acercamos.

Desde una de las troneras podemos ver la extensa planicie "mesa" del Esparragal y allí arriba, su vértice geodésico que pronto visitaremos.

Volviendo al tema de los hallazgos arqueológicos, si por algo es nombrado este lugar, es que aquí fue hallado el famoso Bronce de Lascuta. Es la inscripción en latín más antigua hallada en España, uno de los más importantes documentos escritos que atestiguan la presencia romana en la provincia de Cádiz. Hoy día está expuesta en el Museo del Louvre.

El Bronce de Lascuta, una pequeña placa de 25 centímetros por 14, contiene un resumen de un decreto promulgado en el año 189 a.C. por el general romano Lucio Emilio Paulo. El decreto libera a los habitantes de la Torre Lascutana, ubicada en Alcalá de los Gazules, de la servidumbre a la que estaban sometidos por Asta Regia, ciudad situada muy cerca de Jerez, en la actual Mesas de Asta. Es un gesto de agradecimiento a los lascutanos por su ayuda para aplastar la rebelión de los astenses contra la dominación romana.
Imagen obtenida de Diario de Cádiz. Recomiendo la lectura del artículo completo dónde se cuenta,, además de la parte histórica, la versión no oficial sobre los posibles orígenes del hallazgo de este bronce.

Acabado el inciso histórico, volvemos a la visita. En algunos de sus sillares se pueden apreciar las marcas dejadas por los canteros y sus cinceles.

En el lateral derecho de la torre podemos ver los restos de un techado a dos aguas, de lo que pudo ser una edificación adosada a la misma, probablemente de época más reciente.

Poco a poco nos vamos alejando de la torre y vamos en dirección al vértice geodésico.

Pero es inevitable dar un vistazo atrás, de vez en cuándo. Tras la torre, la Era Labrada y la Ventosilla.

A medio camino nos encontramos los restos de lo que pudieron ser las murallas que rodeaban el recinto.

Y el vértice geodésico a nuestro frente.

Tras la foto de rigor, seguimos la ruta.

Rápidamente empezamos a tener vistas de lo que será el próximo destino, la Peña Arpada. Por delante, las zonas de La Esparraguera y Arenalejos.

Ensimismados por este colorido invernal, casi ni nos damos cuenta que sobre el verde, está Paterna de Rivera.

Estas piedras parecen estar tocadas por la mano humana, tal vez formen parte de la antigua urbe.

Una angarilla en las cercanías del Rancho de Morales, nos saca de la cómoda vereda. WP ANG115.

Una clara vereda corre paralela a la alambrada, deberíamos pillarla, pero por motivos desconocidos y poco inteligentes, preferimos recorrer este tramo a media altura, con la incomodidad que eso supone.

Con un poco de zoom vemos dos líneas blanquecinas que discurren camino de la peña, se trata de los arroyos de los Ballesteros y más a la izquierda el de Las Viñas de la Alquería.

Supuestamente por aquí discurre la Vereda del Esparragal a la que nuevamente nos incorporamos, pero no hay vereda, eso sí, el dueño de las tierras ha instalado una angarilla y varios pasos que nos permiten seguir el camino fácilmente. WP ANG210.

Estamos en las cercanías del Cortijo de La Miranda, y estos tres pasos consecutivos, nos permitirán la incorporación a la Vereda de la Miranda. WP PASO15.

WP PASO22.

Y el último paso con el que dejamos la Vereda del Esparragal y nos incorporamos a la de la Miranda. WP PASO31.

Probablemente este tramo sea el peor de todo el camino. Mucho barro y rodadas de vacas y vehículos lo tienen todo removido.
NOTA: Existen discrepancias entre el nombre asignado a algunas veredas en la cartografía de Topohispania comparada con los nombres que asigna Ráster. Confío más en Topohispania.

A pesar de este giro a la izquierda, continuamos por La Miranda. WP IZQDA11.

Y Peña Arpada cada vez más cerca, seguimos teniendo el sol de cara y no nos permite buenas tomas.

A pesar de lo llano de la zona, de vez en cuándo encontramos alguna elevación rocosa, aunque de poca entidad.

Nuevamente el camino se ve cortado por un arroyo más que considerable. Estamos cruzando la Garganta del Arroyo de las Viñas de la Alquería "cohone con el nombrecito" 😈.  Paso rápidamente y de puntillas, como queriendo caminar sobre las aguas. WP VADEO VIÑAS.

Mi compañera de caminos mucho más inteligente que yo, pierde unos segundos en ponerse nuestro sistema secreto para pequeños vadeos. El SIPEVA es un invento registrado por Andarines Gaditanos protegido por copyright pero puede ser copiado y usado libremente por quién lo desee y necesite. No pesa ni ocupa espacio en la mochila y te salvará en algún momento de apuro en los que no te apetezca lavarte los pies. 😆😆😆😆

Rápidamente otro vadeo, en este caso no es que el agua corte el camino, es que el camino es el cauce del arroyo y además bien profundo. Tenemos que buscar una alternativa. WP VADEO LABRADA.

Afortunadamente esta inundación debe ser frecuente, alguien y de forma muy acertada ha puesto unas angarillas para permitirnos entrar y salir por el lateral del cauce y buscar un paso. Son dos angarillas separadas por cuatro o cinco metros y que nos permite encontrar un lugar de poca profundidad. WP ANG 34 Y 35.

SIPEVA al canto.

El improvisado embalse que provoca la acumulación y estancamiento del agua que se come la vereda.

Y la tan ansiada Peña Arpada a tiro de piedra. ¿Será Peña Rapada su verdadero nombre? Por arriba está totalmente pelada y de ahí le vendría el nombre, porque eso de que derive de arpa, como que no lo veo tan claro.

Esta doble angarilla pondrá fin a la Vereda de la Miranda. WP DOBLE ANGARILLA.

Poco después de pasar el Cortijo de Peña Arpada, conectamos con el tramo común del sendero.

Tras vadear nuevamente el Río del Álamo y caminar unos ochocientos metros, a nuestra izquierda tenemos una angarilla por la que accederemos a la Loma de Peña Arpada. WP DESVÍO ARPADA.

Una vaca cariñosa custodia fríamente el paso, así que esperamos a que se mueva.

Mientras tanto aprovecho para fotografíar un grupo de lirios azules (Iris germánica), que en estas fechas suelen inundar de color nuestros caminos.

Liberados de la presión psicológica de la inofensiva vaca, inofensiva pero con grandes cuernos, pues rápidamente progresamos por la vereda que pasa por el manantial de agua. WP FUENTE.

A su lado, una bonita pileta de piedra de una sóla pieza.

Y llegamos a la pared por dónde supuestamente y desde lejos nos pareció ver un paso. Además de su faceta misteriosa incluso mística, en esta peña encontramos un amplio repertorio etnográfico, muestra de la importancia que tuvo antaño. En su base por la cara sur existe un pequeño taller de sílex, posiblemente del calcolítico a tenor de la cantidad de pequeñas piezas que se hallaban en superficie, eso es lo que cuentan, nosotros no vimos ninguna.

En las zonas aledañas hay una especie de solería hecha con ladrillos de barro que se piensa, pueda pertenecer a una antigua salina interior de hace pocos siglos.

Ya en el interior de las peñas abundan, más bien abundaban, restos cerámicos de diferentes épocas, aunque sin dudas, lo más importante es la base de una torre de vigilancia de datación incierta. Lo más seguro es que se trate de una construcción árabe. WP TORRE.

Hay quién relaciona esta torre con la de Lascuta con la que mantiene contacto visual y ubicada a menos de tres kilómetros de distancia en línea recta.

De la torre sólo se conserva hasta la altura protegida por la roca viva.


En esta peña al igual que en la Torre Lascuta, habita una gran colonia de grajos (Corvus frugilegus), que levantaron el vuelo con gran estruendo, conforme nos vieron llegar. También vimos algunos buitres leonados, aunque en este caso, no vimos ningún nido.

Sabemos que aquí existió una cantera de piedras de molino de tipo jabaluna (la jabaluna es piedra caliza de color oscuro, que toma el color del jabalí cuándo está mojada), y prueba de ello son algunos de los huecos que aún se conservan, y que quedaron tras la extracción. WP CUNA PIEDRA MOLINO.

También vimos una porción cilíndrica tallada que tiene todas las papeletas de ser un trozode columna, extraido y preparado para el transporte y que por motivos desconocidos nunca salió de allí.

Es posible subir a la parte superior de la roca más alta a través de una estrecha cornisa, pero este paso es muy peligroso, si te caes volarás más de cien metros antes de tocar alguna roca, y encima hay fuerte viento, así que hasta aquí llegué.

Entre estas rocas también podemos encontrar algunas plantas singulares, entre las que destacan: Anagyris foetida una planta medicinal de la familia de las fabáceas, caducifolia y tóxica que no suelen superar los dos metros de altura. Se trata de una especie relíctica de la flora subtropical del periodo terciario. En la antigüedad y debido a su alta toxicidad se utilizaba para emponzoñar flechas y lanzas, desprenden muy mal olor y cuándo paséis cerca de ella, lo notaréis, mi track pasa justo por lado de un grupo de ellas.

Pero el gran tesoro de esta peña, no son las ruedas de molino, ni la torre, ni el sílex, ni su carga espiritual, su verdadera joya se encuentra en una pequeña planta, se trata de Silene gazulensis, una planta incluida en el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España, como Especie en Peligro Crítico. A día de hoy, es el único lugar del mundo dónde podremos encontrarla. De forma genérica, gazul era la denominación andalusí de una extensa zona del bosque de Los Alcornocales, en la que se asentó un grupo tribal africano llamado Gazula, esta zona montañosa se localizaba en las cercanías de lo que hoy es Alcalá de los Gazules. En una de sus acepciones, Gazul nos remite a una zona montañosa, pedregal o peñascal, así que si queréis ver a Doña Silene, ya sabéis por dónde buscar.

La previsión del tiempo pronosticaba agua a partir de las 17 horas, y son las 16,15 horas, así que vamos bajando. Mi compañera de caminos, más precavida que una cebra cruzando el Río Mara, ya se ha puesto el traje de agua y acierta, llegando al coche se pone a llover, ella puede hacer los estiramientos habituales, yo lo único que estiro son los brazos para entrar en el coche rápidamente.

Y con un último vistazo a esta misteriosa isla rapada, surgida del verde mar, nos despedimos hasta la próxima.

Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pena-arpada-mesa-esparragal-16dic2018-31458113
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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