Este sendero discurre por el margen occidental del pantano de los Hurones en el término municipal de Arcos de la Frontera.
La ruta se inicia en la desembocadura del arroyo de Atrera en una de las colas del pantano y finaliza en el mismo lugar tras rodear el cerro Cabezo de Santa María, una mole pétrea que domina el lugar y dónde podremos visitar la antigua gravera y cantera dónde se extrajeron las piedras utilizadas en la construcción de la presa. Pasada la cantera nos desviaremos temporalmente del camino para disfrutar de las vistas de un mirador natural desde dónde podemos contemplar el islote del Cerro del Juncal y la Sierra de la Silla en toda su plenitud.
Aunque sobre plano el recorrido se presume fácil, nada de eso, especial dificultad tiene el paso de la desembocadura del Regajo de los Acebuchales, este paso lo podemos evitar subiendo hacia un camino parelelo que discurre unos veinte metros por encima, pero perderemos disfrutar del encanto de su entramado de piedras que cuándo lleva agua forma una magnífica cascada.
La ruta se inicia en la desembocadura del arroyo de Atrera en una de las colas del pantano y finaliza en el mismo lugar tras rodear el cerro Cabezo de Santa María, una mole pétrea que domina el lugar y dónde podremos visitar la antigua gravera y cantera dónde se extrajeron las piedras utilizadas en la construcción de la presa. Pasada la cantera nos desviaremos temporalmente del camino para disfrutar de las vistas de un mirador natural desde dónde podemos contemplar el islote del Cerro del Juncal y la Sierra de la Silla en toda su plenitud.
Aunque sobre plano el recorrido se presume fácil, nada de eso, especial dificultad tiene el paso de la desembocadura del Regajo de los Acebuchales, este paso lo podemos evitar subiendo hacia un camino parelelo que discurre unos veinte metros por encima, pero perderemos disfrutar del encanto de su entramado de piedras que cuándo lleva agua forma una magnífica cascada.
Distancia: 12,08 kilómetros.
Tiempo: 6 horas.
Tiempo: 6 horas.
Deficultad: Media baja.
Dejamos el coche en: 36º42.988'N - 5º.33.415'W
Dejamos el coche en: 36º42.988'N - 5º.33.415'W
El coche se queda aparcado frente a la valla de la imagen, en las estribaciones de la Sierra del Juncoso. El camino un tanto desangelado nos da una idea de lo que será la primera parte del recorrido, muy fangoso y el suelo removido por las pezuñas de los animales que por allí frecuentan.
Caminaremos dejando a nuestra izquierda el Arroyo de Atrera que en estas fechas lleva caudal de agua aceptable.
En breve tomaremos contacto con una de las colas del pantano de los Hurones, podemos ver si queremos, la desembocadura del Atrera. La Sierra de la Sierra nos acompará en todo nuestro recorrido así que podremos contemplarla desde 180 grados, el Higuerón de Tavizna es el primero en recibirnos.
En esta primera parte el camino está muy bien marcado, pero como digo antes, vehículos y animales lo tienen todo removido lo que unido a la humedad del terreno hace que caminemos metidos en barro durante gran parte del mismo.
Vamos paralelos a la línea de agua por lo que será imposible no acercarnos a su orilla en bastantes ocasiones.
Rápidamente tendremos a la vista las lomas de la Pandura, Jetona y Pajares, y tras ellas y fuera de imagen se ocultan Prado del Rey y Bornos. Esta zona se encuentra dominada por innumerables eucaliptos que tan cerca del agua han encontrado un biotopo ideal para su desarrollo.
La calmada mañana nos permitirá infinidad de reflejos, aunque la niebla existente nos impide tomas nítidas. Enfrente aparece el Cabezo de Santa María, cerro que pretendemos rodear en esta salida y que formará la segunda parte del recorrido.
Caminamos por una zona conocida como La Rejumbrosa. Por si no fuese bastante con el fango existente, algunas correntías temporales de agua cortan el camino y rompen la monotonía del llano terrero, las sorteamos como podemos.
Justo a los pies del Higuerón podremos ver unas casas blancas que destacan sobre el verde, se trata del cortijo de La Esparragosilla. El pantano sirve como límite natural entre el parque natural de Grazalema y el de Los Alcornocales, dónde nos encontramos.
Ya tenemos la primera valla, no se abre, hay que saltarla. Está marcada en el track como el WP "Cancela Saltada".
Su paso no reviste ninguna dificultad.
Seguimos caminando por la orilla del pantano, aunque el terreno empieza a inclinarse un poco lo que obliga a caminar más despacio de lo habitual, que ya es decir.
El Cabezo de Santa María se muestra más cercano, también veremos el Peñon Bermejo inconfundible gracias a la torre de vigilancia que lo corona.
El camino se dirige directamente a una cancela en la que luce un cartel de prohibido el paso, propiedad privada, observémosla bien ya que si todo va según lo previsto, será el lugar por dónde salgamos a la vuelta y tras rodear el Cabezo. Nosotros de momento giraremos a la izquierda continuando a orillas del pantano.
Una toma lejana de dicho paso y el camino aproximado por el que accederemos a él. Dicho paso está marcado como WP "Cancela paso pantano".
Aquí será dónde repongamos fuerzas por la que ya dejamos "marcadas" las piedras que nos servirán de sillas pero de momento, seguimos la línea de agua, el terreno sigue inclinándose y ya es un poco incómodo caminar, ¿dije que había barro?
Nos acercamos a una parte interesante del sendero, también puede que la más difícil aunque al ser un tramo pequeño pues no nos hará perder mucho tiempo. Se trata de la desembocadura del Regajo de los Acebuchales (regajo es igual a arroyo pequeño).
Si nos fijamos en la parte de enfrente y por la que deberemos seguir, la inclinación del terreno es considerable, no obstante un camino de cabras nos será de gran utilidad.
Este lugar está marcado con el WP "Acebuchales". Si no queremos hacer este paso, pocos metros a nuestra derecha veremos un camino ascendente y bastante tupido por el que llegaremos a la pista forestal que discurre paralela al camino que llevamos por abajo y todo será más fácil, pero a nosotros no nos gustan los caminos claros, este es mucho más bonito.
Se puede sortear este primer obstáculo tanto por la parte alta como cerca del agua, pillamos el más bajo, si nos caemos nos bañaremos directamente. Si resbalas en el alto, además de un golpe con las piedras, terminarás en el barro y tendrás que bañarte de todas formas ;).
Por entre esas piedras discurre algo de agua, con lluvias recientes se forma una pequeña cascada muy bonita, pero hoy no la veremos.
Este tramo hay que hacerlo con cuidado, la pendiente, las zarzas y los restos de alambres de espinos dan un plus de emoción. Iremos despacio. Afortunadamente a la vuelta no pasaremos por aquí.
Bueno, no fue tan difícil como imaginábamos y el terreno mejora un poco. Una vista atrás nos permite ver el camino que acabamos de pasar.
Una senda bien marcada nos guía. Los eucaliptos siguen proporcionando una profunda sombra.
Hemos intentado progresar todo lo posible por la vera del pantano, pero ya el paso se pone muy dificultoso y los tobillos piden un cambio en el ángulo de trabajo. Unos veinte metros por encima debemos encontrar la pista que os comentaba antes, hay que tener cuidado con la subida, matorrales y las siempre amenazantes zarzas nos esperan con las púas afiladas, subiremos con cuidado.
Pero antes volvemos a dar un vistazo atrás, el Cabezo de Hortales centra nuestra atención.
Pues como suele pasar, mucho avisar de que hay que tener cuidado con las zarzas y toma esto. La confianza mata al gato.
Rápidamente accedemos a la pista forestal. ¿Pista? Más bien fangal forestal, en esta parte más alta era previsible un suelo más seco. Este camino rodea totalmente el Cabezo de Santa María por lo que sería posible volver al mismo lugar sólo siguiéndolo, pero sería más aburrido.
Optamos por caminar un poco más elevados al camino, si véis el barro y los charcos de agua lo complican mucho, y además tenemos mejores vistas.
La Sierra del Albarracín se nos muestra enfrente. Desde el Cabezo de Santa María podemos ver el objetivo de la salida de aquel día.
Aquel día pudimos ver el objetivo de hoy. Así es la vida del caminante, hoy aquí mañana allí, pero siempre en movimiento.
La sierra de la Silla al completo: Higuerón, Cerrajón de la Silla, pico de la Silla, Adrión y el Cerro del Torero.
Ahora sí retomamos la pista, el terreno más seco invita a ello. Venimos de allí.
Estamos subiendo, animosas rampas hacen que empiece a sobrarnos ropa.
Arriba y abajo.
El día aclara algo, el sol se abre paso en el momento más oportuno. A la derecha Fátima con su castillo (no visible). A sus pies, Cardela. En la parte baja izquierda la Dehesa de la Esparragosilla y el cauce formado por la unión del arroyo de la Lagunilla y de Fuenfría.
Seguimos el camino en busca de la gravera, una construcción por dónde se canalizaban todos los áridos extraídos de la cantera y desde dónde obtendremos una vistas inigualables del pantano.
Al margen derecho del camino nos encontrabamos con esta ¿caseta? que en su momento fue el punto de control de acceso a los trabajadores y operarios de la cantera mientras duraron los trabajos de extracción del material para la construcción de la presa.
Justo llegando a la cantera debemos prestar atención a un pequeño desvío a la izquierda que nos conducirá a la gravera. Está marcado como WP "Entrada a gravera". Es fácil pasarlo inadvertido si no vamos atentos o usáis mi WP, claro.
Esta construcción a modo de tolva gigante canalizaba todos los áridos hacia un muro de contención más abajo y desde dónde se transportaban hasta el lugar del vertido. Cuidado al bajar, aunque por su anchura no existe peligro, mejor estar atentos que tampoco existe pasamanos ni barandal.
Este no era un lugar de residencia pero hoy día no tendría precio como tal, las vistas son impresionantes.
A modo de isla paradisíca podemos ver la cumbre de lo que un su día fue el Cerro del Juncal.
Muro de contención de los materiales que eran canalizados desde la parte alta.
Una vez retornados al camino principal continuamos en busca de otro desvío a la izquierda. WP marcado como "Camino al Mirador". Se trata de un mirador natural desde dónde tendremos vistas directas a la zona del Juncal y aledaños. Os recomiendo perder un poco de tiempo y de fuerzas y acercaros a él.
Ya desde el mirador.
Vemos la privilegiada situación de la gravera y su terraza.
El Cerro Pendones.
De nuevo a la pista.
Esto es zona de cazadores, aquí un aguardo típico para la espera de la entrada del zorzal, no sé si este está diseñado para lo mismo.
Una curiosa jaula, sin dudar de su utilidad creo que ningún jabalí entró nunca en ella, en cambio sí se observan pisadas de cabras. WP "Jaula"
Accedemos a una propiedad privada procurando que no se note nuestro paso. Este paso está marcado con el WP "Paso antiganado".
Esto se acaba, ya tenemos nuevamente vistas al Peñón Bermejo.
El camino lleva directamente a unas caballerizas, marcada como WP "Caballerizas".
Ya sólo hace falta seguir el camino. Desde aquí podríamos volver por la pista forestal que rodea el Cabezo de Santa María, pero optamos por hacer un recorrido diferente y de paso, evitar pasar nuevamente por el Regajo de los Acebuchales.
Ya que estamos cerca de una de las torres de vigilancia ¿quién no sube a sacar alguna fotillo?. Está marcado como WP "Torre de Vigilancia".
El resto es fácil, basta con seguir las marcas en el suelo.
En esa loma existen unos panales, da igual rodearlos por la izquierda como por la derecha, llegaremos al mismo lugar.
El Peñón Bermejo nuevamente.
Y nuevamente, vistas del pantano.
¿Recordáis la valla de paso que os comentaba al principio? Pues ahí está. WP "Cancela paso a pantano".
A partir de aquí sólo nos resta volver por el camino que ya conocemos de la venida no sin antes hacer una parada para dar buena cuenta de unos bocatas que después de este paseo, nos saben a gloria.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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