lunes, 26 de noviembre de 2018

TORRE DEL PUERCO-FARO, RIO Y PINARES DE ROCHE (CHICLANA-CONIL)(24NOV2018)

Saliendo desde la Torre del Puerco (Chiclana), este sendero nos llevará al Cabo de Roche a través de un recorrido costero desde dónde veremos las conocidas como Calas de Poniente de Roche y bajaremos al puerto pesquero de Conil, llegando hasta la Punta de la Espinaleta, desde allí caminaremos casi paralelos al Río de Roche, que en los últimos tiempos ha sido objeto de una actuación para preservar una lámina de agua permanente que antes fluctuaba con el régimen de mareas, nos internaremos en la Dehesa de Roche y su pinar, regresando al punto de partida por la Majada de la Paca y la Loma del Puerco.
 
 Esta ruta conforma la etapa 18 del periplo "La Costa de Cádiz".

Distancia: 17,01 kilómetros.
Tiempo: 5 horas 56 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º19.914'N - 6º09.576'W

El coche se queda en un amplio aparcamiento a final de la carretera que nos lleva a la Torre de la Loma del Puerco.

Desde allí mismo, ya tendremos buenas vistas, en este caso y en línea de horizonte podremos ver el Castillo de Sancti Petri (visitado en septiembre de 2015), una fortificación de carácter defensivo situada en la desembocadura del Caño de Sancti Petri. Formaba parte de la línea de fortificaciones que protegían la entrada del dicho caño, brazo de mar que desemboca frente al islote, y que junto a las baterías defensivas de la Punta del Boquerón (visitada en octubre de 2014), formaban un conjunto de gran importancia estratégica y militar para la zona. Existe constancia de asentamiento humano en este entorno en época muy anterior, por lo que también es conocido como el Templo del Hércules Gaditano o de Hércules-Melkart.

Algo más a la derecha, la inmensa Playa de la Barrosa. Por esta rampa podemos acceder a la orilla, por dónde pretendemos hacer parte del recorrido, aunque antes veremos la Torre del Puerco.

La Torre del Puerco también llamada 'Torre Cabeza del Puerco', es una torre vigía del siglo XVI y formaba parte del sistema de torres de vigilancia costera presentes en gran parte de las costas españolas. De planta redonda, tiene unos 2.5 metros de diámetro y 7 metros de altura, y está situada a unos 50 metros del mar. Para su edificación se utilizaron materiales romanos, como ladrillos, tégulas y desechos de cocción de alfares. Aunque su función era la vigilancia militar, también sirvió para controlar el paso de los atunes.

En 1811 fue testigo de la conocida como Batalla de Chiclana, entre las tropas españolas y angloportuguesas que lucharon contra las francesas durante la Guerra de la Independencia. Una placa conmemorativa recuerda el momento.

Cerca de este lugar, en la Loma del Puerco, se encuentra uno de los conocidos como 7 Puntos Mágicos de Chiclana, una ruta creada en el año del 7º Centenario de la Creación de la Ciudad de Chiclana y en el que se mezclan las mejores vistas de Chiclana con la historia del municipio.

A la izquierda de la torre, la inmensa playa del Puerco, que a estas horas se encuentra totalmente vacía, y sólo se escucha el rumor de las olas, toda un remanso de paz.

Nos hemos bajado a la orilla, vamos a caminar todo lo que podamos por la arena, aprovechando que la marea está vacía.

Pocas cosas me transmiten más sosiego que una playa vacía cuya arena aún no fue pisada.


Hay que recrearse con el momento.


Una toma más con la sombra que siempre me persigue.

La playa tiene poco desnivel por lo que las olas en pleamares grandes así como los temporales llegan perfectamente al cantil rocoso y la erosión queda patente.

Y esto nos permite disfrutar de unas imágenes mágicas.

Aunque parezca aburrida una gran playa vacía, no lo es en absoluto, sobran temas para fotografíar, cosas tan importantes como una simple piedrecilla y las marcas dejadas por el agua mientras vaciaba chocando contra ella. Toda una explicación natural de como se forma el delta de un río y los depósitos sedimentarios que dejan las corrientes de agua y la arena en suspensión.

Imbuídos de una paz espiritual total chocamos contra un muro de piedra que nos impide continuar por la arena, tras una ligera inspección decidimos salir de la arena y tomar una escalera que vemos justo en los laterales de un reconocido restaurante.

No sin antes percatarnos de la forma de una curiosa roca, un gran ojo que mira al mar, algún día vendré "ex-profeso", para intentar utilizarla de marco en la puesta del sol, aunque me temo que cuánto más tarde en hacerlo y el arco solar aumente, resultará más complicado ya que el sol termina ocultándose por las próximidades del castillo de Sancti Petri, no obstante, anotado queda.

Viéndolo de más cerca, compruebo que el ángulo no es bueno, pero ¿quién dijo miedo? Lo mismo si movemos entre todos la roca, tendríamos un mejor ángulo.

La escalera nos introduce de lleno en la Avenida de Inglaterra, pero la abandonamos rápidamente en busca de la línea de costa.

Desde un alto tenemos una vista del tramo que acabamos de recorrer y la escalera tomada. WP PUNTA.

Y a nuestra izquierda, una primera imagen de Cala Encendida.

Debe su nombre al color anaranjado que toman las rocas de los pequeños acantilados con el sol del atardecer. Pasaremos en trayecto de bajada y subida por las escaleras que vemos en la foto.

Otra vista de esta coqueta y espectacular cala, al fondo, la escalera por la que acabamos de bajar.

Nuevamente las rocas se adentran en el mar y nos obliga a dejar la orilla, esta vez salimos a la Avenida de Italia y giramos en la primera bocacalle a la derecha, tomando la Avenida de Mónaco. Vamos en busca de la Punta del Frailecillo que se encuentra justo al otro lado.

Desde esta punta tenemos una imagen privilegiada de la Cala del Áspero. Se encuentra  frente al hotel Ilunion Calas de Conil.

El camino se encuentra habilitado por lo que sortearemos los obstáculos sin ningún problema. WP PUENTE13.

En este tramo costero encontraremos infinidad de vegetación que dan un carácter especial al entorno. Abundan los enebros marítimos (Juníperus oxycedrus), una especie en peligro de extinción y que en Roche abunda con ejemplares antiquísimos.


En un pequeño macizo podemos ver todo un muestrario de las especies típicas: lentisco (Pistacia lentiscus), romero (Rosmarinus officinalis), jaguarzo (Cistus salviifolius), sabina (Juniperus phoenicea), camarina (Colema albun). palmito (Chamaerops humilis) y tomillo (Thymus sp).

Y una toma más general de toda la franja costera con sus especies vegetales autóctonas. En esta parte se ven muchos piornos, aunque no pude determinar cual de las variedades.

Llegamos a un segundo puente en las inmediaciones de la Cala del Áspero. WP PUENTE16.

Llegamos a una nueva cala, se trata de la Cala del Frailecillo, y como su nombre indica está en las proximidades de la punta de igual nombre.

Como es habitual en estas calas, está dotada de unas cómodas escaleras de bajada. Aún recuerdo hace años cuándo veníamos por aquí, no había carretera, sólo una pista de arena y para bajar a las calas había que arrastrar el culo por la bajada y dejarse caer por los lugares más seguros, entonces era posible estar un domingo en pleno agosto, sin ver absolutamente a nadie. Desde hace décadas esto es imposible y mucho menos desde que esto se llenó de edificaciones, asfaltaron la pista y acondicionaron los accesos.

La sigue la Cala del Pato, bastante más pequeña. Debe su nombre a que una de las rocas próximas, tiene la apariencia de un pato.

Y llegamos a la más grande, y curiosamente con nombre más desconocido, se trata de la Cala de la Princesa Alejandra. He intentado averiguar el porqué de ese nombre pero con vanos resultados.

Característico de todas estas calas es que quedan prácticamente inutilizables en los momentos de la pleamar, siendo habitual ver a sus usuarios intentando tomar el sol, subidos por las piedras, cuándo son muchos parecen focas.

Los fuertes temporales de principios de año, principalmente las secuelas del huracán Emma, llegadas a nuestras costas como tempestad, han  provocado numerosos daños en la línea litoral, con desprendimientos en varias zonas del acantilado.

La Cala Tío Juan de Medina es la última de las visitables. Es una cala bastante amplia y larga, y al igual que las anteriores de arena fina y dorada.  También se accede ella a través de unas escaleras construidas en los acantilados.


En las inmediaciones de la última de las calas, encontramos nuevos y recientes desprendimientos. Aquí se produjo un reciente y desgraciado accidente con la pérdida de una vida humana a causa de un desprendimiento. El filo sin erosionar del cantil nos habla de poco tiempo del derrubio.

Justo a su lado, el acceso a la Cala del Faro, actualmente cerrada por motivos de seguridad.

Sólo permanecen los dos primeros tramos de escaleras, los de la zona baja han desaparecido haciendo imposible su uso, además del peligro de nuevos derrumbes que conlleva. Aquí mejor ni acercarse.

Impresiona ver esos grandes bloques de piedra desprendidos.


Una nueva visual de la pequeña Cala del Faro, desde lejos. Se aprecia perfectamente la zona cóncava producida por el embate del mar, esa esquina tiene los días contados.

La Cala del Faro, es la primera o última, según como se mire, de las Calas de Poniente, y como su nombre indica, está muy cerca del Faro de Roche.

El actual faro se ubicó sobre una antigua torre vigía, también del siglo XVI, y formaba parte del sistema de vigilancia mandado construir por Felipe II para defender las costas españolas de los piratas berberiscos. Ya no queda nada de la torre original.

Se conservó relativamente en buen estado hasta 1986, cuando fue modificada por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo y convertida en faro para la navegación.

La antigua torre contaba con un cuerpo de guardia para dieceséis soldados, que aunque en mal estado, sigue conservándose.

Al lado de la torre existe un mirador-piscina desde dónde tendremos vistas privilegiadas del puerto deportivo y pesquero de Conil.


Continuamos nuestro paseo bajando por una carretera asfaltada que nos llevará hasta el Río de Roche. Imnumerables anclas de viejas almadrabas languidecen recordando aquellos viejos tiempos en los que fueron tan importantes para la subsistencia del ser humano.


Pasando el puente que cruza el río nos llama la atención una especie de dique que han levantado de forma perpendicular al cauce. La última vez que pasamos por aquí, no estaba. WP PUENTE.

Miramos atrás y nos ensimismamos con una bonita y plástica imagen de la barra con el puerto y el faro al fondo.

Y las embarcaciones del pequeño club náutico.

En esta zona existían unos restos fosilizados de una o varias ballenas, costillas y vértebras eran perfectamente visibles, la pared de vino abajo y ya no es posible contemplarlos, pero por allí abajo están. WP BALLENA FOSILIZADA.

Hemos llegado a la Punta de la Espinaleta, por allí enfrente están las conocidas como Calas de Levante, empezando por nuestra añorada y hoy masificada y sucia Cala del Aceite, y a continuación Cala Melchor, Pitones, Sudario y Camacho. WP PUNTA DE LA ESPINALETA.

En la entrada del puerto, varias dragas realizando su trabajo, por allí deben haberse acumulado toda la arena que perdieron las calas.

Cruzamos el puente y cerca de la margen del río, está la vereda que debemos seguir.

Y aquí tenemos el pequeño dique que vimos de lejos, se trata de un azud para equilibrar las entradas de caudal de agua que producen las mareas permitiendo la existencia de un caudal permanente en los primeros cientos de metros del rio, caudal que antes de esta acción fluctuaba por la acción de las mareas.

Estos arreglos contemplaban acondicionar y estabilizar las pozas naturales existentes y la creación de nuevas, con el objeto de recuperar el hábitat del Fartet (Aphanius iberus), en peligro de extinción.

Por esta zona venía yo de niño con mis padres, entonces existían varias pozas dónde fácilmente se veían galápagos leprosos (Mauremys leprosa) y el realmente en peligro de extinción Galápago europeo (Emys orbicularis), así como cangrejos de río y el citado Aphanius, comúnmente llamado “Salinete". La voluntad con el arreglo habrá sido buena, pero de "buenas intenciones está el cementerio lleno", por aquí ya no quedan pozas, ni cangrejos de río ni galápagos ni salinetes, lo que vemos son peces de agua salada como los albures (Liza Ramada) y cangrejos violinistas (Uca tangeri), vulgarmente conocidos como bocas. Eso sí, el agua acumulada queda muy bonita.

La senda continúa casi paralelos al cauce hasta llegar un pasillo de zarzas que no ha cambiado en los últimos 35 años, bueno ahora parece algo más abierto, pero se mantiene tal cual.

Y de repente nos introducimos en la Dehesa de Roche. El monte público de la Dehesa de Roche se sitúa al norte del término municipal de Conil de la Frontera en forma un gran triángulo irregular que tiene por vértices la loma del Puerco, el núcleo de El Colorado-Barrio Nuevo y el puerto pesquero de Conil, dejando fuera la urbanización de Roche.
La dehesa de Roche fue la única de las cinco dehesas de propios y/o baldíos de Conil de la Frontera que no se desamortizó (es decir, que no se vendió o privatizó) a mediados del siglo XIX, siendo por otra parte la de mayor extensión.

El Río Roche tiene dos afluentes: el arroyo de los Majales y de los Peñuelos. En esta zona veremos algunos ejemplares de acebuches y alcornoques que permanecen de forma casi testimonial en un escenario en el que el pino piñonero y el lentisco dan abrigo y refugio a la mayoría de pájaros y pequeños mamíferos que habitan en las proximidades del río.
No menos destacada es la presencia, frondosa, de las zarzamoras, helechos, ruscos, cañas, trepadoras, majuelos o jérguenes, vegetación que blinda el cauce.

A pesar del optimismo de la Administración por justificar el gasto de las "mejoras", lo cierto es que la poza principal y más grande todas, es la única que subsiste pero con una alarmante pérdida de agua, otrora, la vimos con tres metros de profundidad, hoy día apenas tiene 60 cms. en su parte más profunda, a pesar de las intensas lluvias que llevamos sufriendo, señal inequívoca que no recibe agua de los que antaño fueron sus afluentes, los arroyos de Los Majales y el de los Peñuelos. La urbanización cercana cortó los flujos naturales de agua y hoy día no llegan a dónde debieran. Y por supuesto, ni rastro de galápagos ni peces. WP POZA.

Desde la orilla de la poza la cubierta vegetal del suelo se funde con los pinos y el cielo.

Teníamos pensado caminar por todo el pinar pero un intenso aguacero nos cae encima, empezó a diluviar y a pesar de ir preparados para la lluvia, nos ponemos chorreando, y lo que es peor, en apenas 15 minutos de chubasco, se inundan todas las veredas del pinar, así que decidimos un cambio de planes y nos quitaremos del suelo encharcado por un rato.

Cruzamos por medio de la desierta urbanización Roche, a través de la Avenida de Europa.

Poco a poco escampa, incluso el sol se asoma de forma tímida, y podemos comprobar el acierto de nuestra decisión, este cortafuegos por dónde tendríamos que caminar es un fangal.

No obstante, nos resistimos a no hacer algún tramo por el pinar, y conectamos con la ruta prevista originalmente. Iremos evitando todos los charcos y caminaremos por la parte alta. Esto se traduce en un track zigzagueante pero llevadero.

El sol aparece un rato y el camino se ve bastante mejor.

Pero fue una vana ilusión, rápidamente volvemos a la ciénaga, aunque con menos dificultad de la prevista seguimos avanzando.


En las proximidades de la Majada de Paca nos incorporamos a una pista. WP INCPISTA.

En esta zona de pinar podemos ver numerosas brecinas (Calluna vulgaris) en plena floración.

A través de otro cortafuegos, llegamos a las inmediaciones de la urbanización Lomas de Sancti Petri y caminaremos paralelos a ella.

Nos encontramos una alambrada por la que pasaremos y entraremos en una nueva pista. WP PASO ALAMBRADA.

Pista que nos llevará a conectar con la carretera que nos lleva a la Torre del Puerco, inicio y fin de este sendero.

Una última foto nos la ofrece el Hotel Barceló Sancti Petri.

Podéis descargaros el track clicando en la siguiente imagen:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/torre-del-puerco-faro-rio-y-dehesa-de-roche-24nov2018-30815560
 
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una montaña, un árbol, donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el buitre leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.

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