Sendero que saliendo desde el aparcamiento en el Puerto de las Viñas, el mismo que para la rutas que nos llevan a los Llanos del Republicano, nos llevará a disfrutar de uno de los saltos de agua más desconocidos de la provincia de Cádiz, se trata del conocido como "Chorrero de Villaluenga", unas cascadas provocadas por el arroyo de la Higuerela a su llegada al cerro de la Jara y Chorrero.
Este espectáculo sólo puede disfrutarse pocas veces en el año y requiere de la caída de fuertes lluvias en días anteriores. La parte negativa es que por dicho motivo más de la mitad del camino lo haremos por sendas enfangadas, situación que empeora por las pisadas de una infinidad de vacas que lo remueven todo por lo que si eres de los que le gusta llevar las botas limpias, este no es tu sendero.
Dejamos el coche en: 36º 41.446N - 5º 22.332W
Distancia: 9,93 kilómetros
Tiempo: 6 horas 19 minutos
Este espectáculo sólo puede disfrutarse pocas veces en el año y requiere de la caída de fuertes lluvias en días anteriores. La parte negativa es que por dicho motivo más de la mitad del camino lo haremos por sendas enfangadas, situación que empeora por las pisadas de una infinidad de vacas que lo remueven todo por lo que si eres de los que le gusta llevar las botas limpias, este no es tu sendero.
Dejamos el coche en: 36º 41.446N - 5º 22.332W
Distancia: 9,93 kilómetros
Tiempo: 6 horas 19 minutos
Dificultad: Moderada baja.
En las estribaciones del Puerto de las Viñas, existe una explanada utilizada habitualmente por senderistas cuyo destino son los Llanos del Republicano. Este será nuestro punto de partida. Como telón de fondo tendremos la vertiente sur de las Sierras del Caillo (visitada en mayo de 2014) y del Endrinal, Peralta y el Encinar y Pardeja.
A pocos metros de iniciado el camino, éste se bifurca, tomaremos el de la derecha, marcado con una flecha negra. Este primer tramo es conocido como la Colada de la Plaza de Toros por el Puerto de las Viñas. En la vuelta apareceremos por dónde la flecha roja.
Una nueva bifurcación a la derecha nos sacará de la cómoda pista.
Un cartel nos indica que caminamos por una vía pecuaria denominada: Colada de la Plaza de Toros por el Puerto de las Viñas, Pilar de la Venta y Cerrillo de las Encinas y la Cañada Real de los Bueyes de Ronda. Demasiado nombre para un camino tan malo.
Rápidamente entendemos porqué a este camino se la llama Colada de los Bueyes de Ronda, aquí tres ejemplares que se resistían a dejarnos pasar y nos fueron abriendo paso durante un rato. Señalar que toda la cañada y su continuación por la de los Bueyes de Ronda es un auténtico barrizal que darán un puntito de dificultad al tramo. Es aconsejable evitar el centro de la colada y caminar por sus márgenes, menos pisados y con más hierba, aunque por otra parte, al ir buscando los tramos más secos obtendremos un track más zigzagueante.
Encontramos una primera angarilla que debemos traspasar.
Pasaremos algunas zonas de bujeos, teniendo a nuestro frente las Mesas del Esparragal y de la Parra. Esta vereda también es conocida como Cañada de los Pinos al discurrir por un extenso pinar de repoblación.
Por si no fuese suficiente con las pisadas de las vacas, algunas rodaduras de vehículos terminan de remover el suelo haciendo muy lento el progreso, así que mejor buscar los márgenes.
Algunas de las correntías estacionales andan reforzadas con muros "anti-erosión" y nos permiten un paso más cómodo. WP PONTÓN.
Levantamos un poco la mirada y el día despejado nos permite divisar el Peñón del Berrueco a nuestra izquierda y más lejana, la Sierra del Aljibe (visitada en noviembre de 2015 y enero de 2014).
Y mirando atrás, la sierra del Caíllo y la del Endrinal (visitada en marzo de 2015).
Tras la alambrada que vamos dejando a nuestra izquierda se nos aparece los inicios de los Llanos del Republicano y Las Cañadillas, lugares por dónde volveremos.
Llegamos a una angarilla que NO atravesaremos. Giramos a la derecha e iremos en busca de otra angarilla existente unos centenares de metros más adelante. Empezamos a tener las primeras vistas del Rincón de Nieto y el Puntal de la Raya, por cuyos pies discurre el arroyo de la Higuerela. Por algunos lugares a este arroyo lo llaman Higuereta o Higueruela, nosotros preferimos usar el nombre con que figura en los mapas, o sea, Higuerela, pero no sé cual será el correcto.
Seguimos avanzando dejando la alambrada a la izquierda.
Aquí está la angarilla que buscábamos. WP ANGARILLA PASO.
Hemos entrado en el tramo de la Cañada Real de los Bueyes, pero seguimos caminando paralelos a la alambrada, aunque ahora la dejaremos a nuestra derecha. Si el camino anterior era malo, éste es peor, además del barro un firme irregular y pedregoso, aunque verdaderamente no se hace pesado, es bonito y fresquito.
Justo antes de este giro a la izquierda veremos una dehesilla/pocilga, llena de un montón de futuros jamones y chorizos, que al vernos, acudieron raudos, sin lugar a dudas tenían hambre y esperaban comida.
Llevamos rato por el conocido camino del Quejigal, empezamos a subir, la arboleda ya no es densa y el terreno seco,¡¡¡ menuda gloria!!!
Los cortados del Rincón de Nieto se nos muestran soberbios. Allí al fondo aparecen los restos de la Escuela de la Barrida, un colegio rural que permitía que la chavalería de los alrededores, que en tiempos pasados era abundante, recibiesen una educación sin excesivos desplazamientos.
Quién tenga interés de ampliar información de esta escuela, puede hacerlo en el blog Cuaderno de Campo Payoyo, más que interesante su lectura. Estamos en la zona del Quejigal.
Cada vez más cerca el Rincón de Nieto y a la vista el Puntal de la Raya (1262 mts), en las estribaciones de la Sierra de Líbar, por debajo las laderas del Jaralejo.
Vamos medio cresteando por los cerrillos de la zona, aunque ya se percibe claramente como nos estamos encajonando en la Garganta de la Barrida.
A media imagen se ver el cordón que forma el arroyo de la Higuerela, podemos coger por dónde queramos, basta seguir el arroyo para ir a parar directamente a la cascada.
Aunque en el track que pongo, cruzamos el arroyo, realmente no es necesario y podemos avanzar aún bastante dejándolo a nuestra izquierda. Sus aguas cristalinas y algunas pequeñas pozas nos invitan al baño, pero aún no son fechas. Este pensamiento quedará totalmente roto poco tiempo después, ya que al llegar a una buena poza bajo la cascada, el refrescante baño fue irremediable.
En este tramo aún quedan restos de muros que nos hablan de una antigua canalización que debió ser, además de bonita, un buen control contra la erosión de estos fértiles terrenos.
Lo que además nos indica que, al menos en determinados momentos, el volumen de agua debe ser considerable.
Bueno, la recompensa después de pagar el peaje del camino. Diversas pequeñas cascadas y saltos de agua nos harán parar continuamente.
Estamos al lado de una gran lapiaz con inmensos surcos labrados por el agua, en momentos determinados y con buenas lluvias parte del arroyo discurre entre sus cicatrices.
Nos asomamos a cotillear un poco entre las grietas, la mayoría de ellas con varios metros de profundidad, aunque en algunas no llegamos ni a ver el fondo.
Aunque parezca difícil, lo cierto es que la bajada no reviste mayor dificultad, con un poco de cuidado la haremos fácilmente.
OJO, aunque en las zonas secas las botas agarran perfectamente, no pasa lo mismo con las húmedas, resbalan cantidad, cuidado al pisarlas, o mejor aún, evitadlas. Tenemos que cruzar el arroyo así que buscamos la zona más estrecha.
Estamos al filo de la parte alta de la cascada, aún no nos imaginamos la belleza del salto, pero pronto la descubriremos.
Bajamos pegados al muro de piedra y en uno de los rincones nos encontramos esta especie de refugio, con mini puerta y todo.
Insisto, aunque la bajada parece difícil, apenas reviste problemas.
Al fin, el premio a nuestros esfuerzos. El sol en todo lo alto y de cara dificulta la toma de fotos, pero aún así, siempre hay imágenes aprovechables. El salto de agua tendrá al menos unos veinte metros, y aunque el volumen de agua después de una semana sin llover empieza a disminuir, esto es impresionante.
Seguimos bajando para buscar nuevos ángulos y desde más lejos, aún es más bonita.
Con más caudal aquí debe formarse otro buen salto.
El Rincón de Nieto desde un ángulo diferente, ¡pero qué bonito!.
Los Jaralejos. El regreso lo haremos por las Cañadillas y camino de las Merinas hasta los Llanos del Republicano.
Caminamos paralelos al arroyo, ahora por su otro margen, hasta que una alambrada que iremos dejando a nuestra derecha, nos obliga a vadearlo.
Por las Cañadillas, la sierra de Líbar se muestra majestuosa, el contraste en la piedra y el verde dan una imagen paradisíaca y salvaje del lugar.
Paramos para tomar aire, vamos subiendo de forma constante y apenas apreciamos el desnivel existente, pero lo hay, por allí arriba debe haber una angarilla que nos permitirá cruzar la alambrada.
A nuestros pies hay una era, pero con la vegetación cuesta trabajo visualizarla, allí abajo nuevamente la Escuela de la Barrida.
Llegamos a la angarilla. WP ANGARILLA DE LA BARRIDA.
Aunque esta zona no es tan tupida de árboles como la de venida, no es menos bonita. Se trata de la Garganta de la Barrida. WP GARGANTA DE LA BARRIDA.
A lo lejos ya vemos el inicio del camino de Las Merinas, intentaremos ir el mayor tiempo posible campo a través, incorporándonos al camino lo más tarde posible. A la vista la Casa de la Garganta de la Barrida.
Una zona de majanos con una visible vereda a su izquierda es nuestra ruta, aunque no se aprecia en la foto, una alambrada cruza todo el bujeo y debemos buscar el paso adecuado.
Llegados al camino vemos que es otro barrizal, así que cruzada la alambrada entramos nuevamente campo a través.
A pesar del sol, algún que otro charco traicionero y lo despejado del lugar, es un placer caminar por aquí.
Hemos evitado el camino todo lo posible, pero ya no queda más remedio. Al fondo los Llanos del Republicano, Cancha Bermeja y los Lajares cierran el plano, fijándonos un poco pueden apreciarse los cerros Tinajo, Zurraque y el Cancho de la Breña (visitados en diciembre de 2015). Al centro izquierda, la casa de las Merinas.
Tan hartos de ver estos llanos y no dejan de maravillarnos.
En el centro de la imagen el pasillo verde por dónde discurre el Puerto del Correo (visitado en octubre de 2014), por encima la Sierra del Palo, la mayor altitud de Líbar con sus 1401 metros y Mojón Alto (1295 mts) a la izquierda.
El ruido alegre del agua nos aparta la vista del horizonte, se trata del arroyo de los Pajares.
Desgraciadamente esto se acaba, ya vemos la cancela que abre paso a los llanos, en nuestro caso, que les pone fin.
El camino de las Merinas cambia su finonomía, hemos cambiado las pisadas de cabra por el triste cemento. Una larga y poco agraciada subida que acabará en el lugar de aparcamiento.
Resistiéndonos a lo inevitable, volvemos a parar y mirar atrás. Realmente paramos para coger aire, parece que no, pero la edad no perdona. En el centro, la pequeña elevación verde del Cerro del Galapagar.
Con esta última cancela, ponemos fin al sendero. Esto es todo, amigos. No nos gusta repetir senderos, pero éste lo repetiremos sin lugar a dudas. El sol me fastidió todos los videos y me tengo que resarcir. ¡Qué llueva, qué llueva, la Virgen de la Cueva!.......
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Otra ruta que habra que apuntarse. . . . pero en seco jajajaja. Un saludo Jose Luis
ResponderEliminarNo te dejes impresionar por el barro, cuánta más agua algo más incómodo pero más bonito. Un saludo.
ResponderEliminarPreciososo comentarios y ruta, gracias
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