El sendero se inicia en el puente del caño del Zaporito, a través de
caminos entre marismas y salinas accederemos al sendero oficial
denominado Puerta Verde de San Fernando que dejaremos a mitad para
incorporarnos a un tramo asfaltado que nos llevará al Meadero de la
Reina (Barrio Jarana), atravesaremos la autovía y las vías del tren por
sus correspondientes pasos elevados y nos incorporaremos al camino conocido como la Vía Verde de Puerto Real, tras pasar la Salina del Dulce Nombre y paralelos a las vías del tren
llegaremos hasta el puente de Hierro, a partir de aquí y en tramo urbano
llegaremos al punto de salida a través del puente del Gran Poder.
Pasaremos por lugares de gran relevancia histórica como pueden ser: El
puente de Zuazo y sus baterías defensivas, el Real Carenero o el más
moderno pero no por eso importante obra arquitectónica del puente de
Hierro, obra del probablemente más importante ingeniero en la historia
española, Eduardo Torroja.
Subtitulo la entrada "Ruta de los Puentes" ya que son nada más y nada menos que 13 los que pasaremos, dos de ellos por debajo, pero bueno, también cuentan. Entiéndase por puente cualquier superficie que nos permite sortear un canal de agua, incluyo también los viaductos.
Este es un sendero híbrido, dónde alternaremos una parte urbana, con caminos en marismas y salinas y asfalto, y dónde también podremos alternar partes importantes de nuestra historia con la observación de numerosas aves y la más moderna ingeniería, vamos, completito completito.
Este es un sendero híbrido, dónde alternaremos una parte urbana, con caminos en marismas y salinas y asfalto, y dónde también podremos alternar partes importantes de nuestra historia con la observación de numerosas aves y la más moderna ingeniería, vamos, completito completito.
Podemos dejar el coche en el aparcamiento de la feria de San Fernando en
36º27.687'N - 6º11.692'W
Distancia: 15,30 kilómetros.
Tiempo: 3 horas 30 minutos.
Dificultad: Moderada baja.
Para quién se desplace en coche señalar que puede dejarse justo al comienzo del sendero. Directamente cruzaremos el primer puente, se trata del puente del Zaporito. Aquí mismo podemos ver el tradicional Molino de Mareas, nosotros lo dejaremos para lo último.
Una vez pasado el puente nos incorporamos al paseo marítimo de La Magdalena que discurre paralelos al caño del Zaporito en un principio y luego al caño de Santi Petri.
Una vez pasado el puente nos incorporamos al paseo marítimo de La Magdalena que discurre paralelos al caño del Zaporito en un principio y luego al caño de Santi Petri.
Desde un primer momento podremos observar algunas aves de marisma alimentándose en la línea intermareal, entre las que destacan algunas especies limícolas como los correlimos, las cigueñuelas y las garcetas.
Aquí una aguja colinegra (Limosa limosa).
El correlimos tridáctilo (Calidris alba).
Otro correlimos.
Cigüeñuela (Himantopus himantopus)
Y la garceta (Egretta garzetta).
Rápidamente aparecerá a nuestro frente el Puente de Zuazo. Unos de los lugares más emblemáticos de la historia española y dónde ocurrieron algunos de los combates y episodios más heróicos en una época dónde los españoles luchábamos juntos por nuestra libertad. Alcanzó su momento álgido durante la Guerra de la Independencia, convirtiéndose en el único bastión que no pudo ser invadido por los franceses.
Está construido con piedra ostionera y su origen se remonta a la época romana cuándo sólo se trataba de un acueducto que traía agua desde los manantiales de El Tempul.
El puente actual fue obra del ingeniero Louis Gautier y debe su nombre al poseedor del señorío del "Logar de la puente" que fue otorgado por el rey Juan II de Castilla en el s.XV a Juan Sánchez de Zuazo.
Justo enfrente y casi paralelo al mismo, veremos el nuevo viaducto por el que transcurre la autovía CA-33. Ambos sobre el caño de Santi Petri.
Conforme pasamos el puente de Zuazo y a nuestra izquierda aparece otro edificio emblemático (también restaurado lo que le hace perder casi todo su encanto, pero bueno, para gustos los colores), se trata del Real Carenero, una de las primeras construcciones en la Real Isla de León, un antiguo astillero y fábrica de motonería, lanas y jarcias, y que dedicaba a abastecer a los navíos de la Armada.
Aunque físicamente pertenece al término municipal de Puerto Real, su historia está íntimamente ligada a la de San Fernando, constituyendo el germen fundamental de lo que con los años sería la ciudad. Fue construido en la época de los Reyes Católicos y parece ser que sobre unas construcciones romanas que se dedicaban a la construcción y reparación de las naves que por allí navegaban. Lo que no cabe dudas es que para nadie pasó desapercibida la importancia estratégica del lugar, segundo acceso a la bahía y ciudad de Cádiz.
Nos alejamos del puente y hacemos incursión en una de las baterías defensivas que daban protección al puente.
También están restauradas. Algunas de ellas fueron construidos en el siglo XVI y muestran la importancia que tenía el paso por el puente. Adquirieron su máxima importancia y valor durante la Batalla del Portazgo en 1810. Este de la foto se trata del Reducto de San Ignacio, la caseta en el centro era el polvorín.
Una pasarela de madera lo une directamente con el Baluarte de San Pedro.
Basta un ligero vistazo a la imagen siguiente para comprobar cuán importante se consideraba el lugar.
Así se defendía el puente de Zuazo:
1.- Real Carenero. 5.- Reducto de la Concepción.
2.- Reducto de San Ignacio. 6.- Reducto de Santiago.
3.- Batería de Angulo. 7.- Batería de San Pedro.
4.- Batería de Alburquerque. 8.- Baluarte de San Pedro.
Salta a la vista que quién quisiese acercarse al puente con "malas intenciones" tendría que pasar un corredor de artillería nada fácil de superar.
Vamos en dirección al viaducto sobre el caño Zurraque, pero esta vez lo cruzaremos por abajo. Este tramo marcado suele estar húmedo por lo que dependerá de nuestra habilidad el evitar llenarnos de barro.
Dependiendo de las mareas podremos pasar más cerca o más lejos de la orilla.
Es sobrepasar el viaducto y nos encontramos rápidamente con los restos de lo que en su momento fue la única vía de comunicación entre Chiclana y Cádiz, se trata del puente Duque de la Victoria, lugar de vital importancia ya que permitía la comunicación entre la capital y los campos de labor cercanos que suministraban a Cádiz los productos de alimentación primarios.
La primera construcción data de 1.842 cuándo se construyó un paso de madera conocido como el Puente de Barcas, pero no fue hasta 1909 cuándo los gobernantes gaditanos concienciados de la necesidad de asegurar los suministros procedentes de las huertas y ganaderías cercanas cuándo empezó a construirse un puente de hierro de mayor resistencia y seguridad que el anterior. El diseño fue encargado al ingeniero Francisco García de Sola y fue cuándo adquirió la denominación con la que lo conocemos hoy día, "Puente Duque de la Victoria".
Seguimos adelante no sin antes dar una mirada atrás al viaducto.
El camino de salida de este puente está un poco enmarañado pero sólo son unos diez metros, rápidamente encontramos una porción de asfalto que entra entre una pequeña arboleda a nuestra izquierda. Caminamos por el conocido como Cordel del Puerto de Santa María.
Llegamos directamente al tramo posiblemente más anodino del recorrido, son unos kilómetros por una carretera de servicio que nos llevará directamente a la barriada Meadero de la Reina, más conocido como Barrio Jarana. En el primer kilómetro no encontraremos circulación alguna, pero luego sí que podemos ver algún vehículo por lo que debemos extremar la precaución, no obstante lo ancho de la carretera y que actualmente casi en su totalidad es de un único sentido, nos dará mucha tranquilidad, aún así, ojito.
Lo aburrido de la carretera hace que vayamos más pendientes del caño Zurraque que lo llevamos a nuestra derecha y eso nos permite ver más pájaros, en esta imagen unos patos silvestres comen en perfecta armonía con las casi siempre malhumoradas gaviotas, poco amigas de compartir alimentos.
Señalar que paralelos a la carretera y a nuestra derecha existe un camino de tierra con mucha piedra suelta pero practicable, lo considero excesivamente incómodo así que por una vez me quedo en el asfalto.
En este tramo tenemos la suerte de fotografiar algunas bandadas de flamencos rosas (Phoenicopterus ruber) cada vez más abundantes en nuestras marismas.
Y distinguir en vuelo a una gaviota patiamarilla (Larus cachinnans).
A un gavión atlántico juvenil (Larus marinus).
O a la ruidosa gaviota reidora (larus ridibundus).
Y como somos buenos peatones circularemos por la parte izquierda por el carril bici.
Desde lo alto del paso elevado se ve por dónde debemos pasar. Un nuevo puente que esta vez cruza la vía del tren.
Una señal de dirección obligatoria para peatones nos indica la salida.
Por fin se acaba el asfalto y los coches, ya podemos caminar tranquilos.
El paso elevado sobre las vías del ferrocarril nos da buena vista de las mismas.
Y a nuestra derecha la salina abandonada de Polvera y Aurora.
Podríamos seguir el camino que gira a la derecha, pero preferimos acortar un poco.
Unos tubos de canalización dan continuidad al caño de San Fernando.
Un poco más adelante encontramos un observatorio de aves, aunque desafortunadamente colocado, el lugar con piezas transversales no deja ver el agua y por lo tanto, tampoco los pájaros.
Un nuevo puente, se trata del que cruza el caño de la Talanquera, entre los pescadores es conocido como el Tercer Puente. Este lugar me trae recuerdos de la niñez ya en este puente y en el que veremos a continuación me enseñó mi abuelo a pescar con la colaboración activa de mi padre.
La foto está tomada una vez pasado el mismo, cosas del sol y la fotografía.
Rápidamente llegados al puente del caño del Águila, o Segundo Puente de idéntica construcción al anterior.
Al fondo parte de las instalaciones de la salina San José de Horcajo, dónde se ubica una granja marina.
Ruinas de la casa de la salina del Carmen de San Miguel. El sol tamizado de la tarde empieza a permitir alguna foto menos constrastada, cosa que se agradece.
Llegamos al Puente de Hierro. Fue diseñado y construido en 1926 por el ingeniero Eduardo Torroja, se trata de un puente de celosía de hierro construido para el paso hacia el Arsenal de La Carraca. Para su construcción se utilizó un innovador sistema para esa época, llamado de cajón flotante. Os linkeo el magnifico blog de Jose Manuel Oneto para quién quiera ampliar conocimientos sobre el la construcción del puente.
Aquí conviven en armonía tres puentes paralelos, el ya citado, uno peatonal en el centro que discurre por la antigua vía del tren y el nuevo de uso ferroviario a la derecha. Recordad que vamos en sentido contrario a la foto, pero el sol no perdona.
Bajo el puente de Hierro podemos ver una colorida imagen de barquitas fondeadas.
Si seguimos el camino de arena llegaremos a la estación de San Fernando, pero nuestra intención es hacer la vuelta por el puente del Gran Poder por lo que justo pasado el puente nos salimos a la derecha hacia la barriada Bazán y pasamos bajo el otro puente que permite el paso del tren, iniciando el último tramo del sendero, nuevamente urbano. Pasamos por la afamada Salina San Vicente que se han especializado en celebraciones de bodas y bautizos.
El puente del Gran Poder de nulo interés arquitectónico es muy nombrado gracias a que durante la madrugada del Miércoles Santo pasa la Cofradía del mismo nombre en su regreso a su templo, contemplándose unas imágenes de lo más evocadora con el Cristo regresando a su barrio.
Una vez cruzado nos desviamos un poco a la derecha buscando la calle Albina del Puente, y girar una visita externa al Castillo de San Romualdo.
Este castillo estuvo en la antiguedad íntimamente ligado al Puente Zuazo, formando parte del ya nombrado "Logar de la Puente". Es un ribat islámico (una mezcla de fortaleza y lugar de culto) que en tiempos árabes era conocido como la Alquería de Rayhana.
No se tiene certeza de la fecha de su construcción pero parece que no existe dudas en que fue construido antes del siglo XIII y parece estar ligado al Real Carenero, sea como fuere, ambas constucciones originan el nacimiento de San Fernando como ciudad.
Probablemente sus últimos momentos de gloria los vivió en la defensa durante el asalto inglés comandando por el Conde de Essex a Cádiz en 1596, defendiendo el paso del puente Zuazo frente a las fuerzas anglo-holandesas muy superiores en número.
El castillo estuvo en manos privadas hasta su expropiación por parte del Ayuntamiento de San Fernando y tras varios años de incertidumbres que aún persisten, fue restaurado si bien y a mi modesto parecer lo realmente arreglado no se ajusta en demasía a como tuvo que ser antaño.
Fue declarado Monumento Arquitectural Artístico el día 3 de junio de 1931. En su interior destaca un amplio patio de armas que no podremos ver debido a que actualmente está cerrado a visitas.
En la torre principal existían tres relojes solares, el de la cara frontal es de tipo cuadrante solar vertical declinante y marcaba las horas diurnas y aunque en la foto no se aprecie tiene tres metros de largo por dos metros de alto.
En uno de los laterales quedan restos originales de lo que bien pudo ser un pozo.
El sol cae y nos dirigimos al lugar de salida a través de la Ronda del Estero, allí nos espera el Molino de Mareas del Zaporito, (de nuevo enlazo el interesantísimo blog "Sanfernandoyyo") que será lo último que veamos en este recorrido andarín-histórico que hemos realizado.
Su nombre le viene del caño donde se
encuentra ubicado. El molino de mareas fue un ingenio tecnológico de una
enorme importancia en la economía de la Bahía de Cádiz. Estos molinos
aprovechaban la fuerza de las mareas, como fuente de energía inagotable,
para hacer girar las piedras y realizar la molienda, normalmente de
trigo, aunque tambien molían otros cereales.
Y esto es todo amigos, salimos con el único objetivo de estirar un poco las piernas y al final resultó una ruta de lo más gratificante, espero os guste. Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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