La Garganta del Capitán pertenece al término municipal de Algeciras. Por
ella discurre el arroyo de Botafuegos o Capitán, paraje de increible
belleza dónde podemos destacar la cascada final del recorrido conocida
como cascada de la Chorrera. En el inicio del recorrido pasaremos por
varios molinos harineros o lo que quedan de ellos, muestras de un pasado
más próspero de la zona. En dicha garganta con vegetación típica de
ribera predominan los alisos, fresnos, laureles y quejigos.
Continuaremos visitando el Llano de las Tumbas, llamado así por ubicarse
en ella varias tumbas antropomórficas talladas en la roca para
continuar el camino ascendiendo hasta El Saladillo a través del Puerto del Viento. La vuelta se realiza por una parte
del Camino de la Trocha.
Distancia: 10,8 kilómetros.
Tiempo: 6 horas 45 minutos con generosas paradas incluídas.
Dificultad: Moderada.
Dificultad: Moderada.
Dejamos el coche en: 36º08.081'N - 5º29.061'W
Dejamos el coche justo en el inicio del sendero, hay mucho espacio.
Al principio una ancha pista bien señalizada será nuestra senda.
A nuestra izquierda dejaremos la Loma de Matapuercos, que será por dónde si todo va bien, deberíamos regresar.
Atravesaremos el primer arroyo, se trata del Arroyo de la Cava.
La pista se bifurca, un cartel nos indica varias direcciones, nosotros pillaremos el camino a nuestra derecha que lleva directamente al Molino de San José.
A lo lejos la Sierra de la Palma nos espera impaciente.
Nuevo vadeo, se trata del arroyo de la Fuente Santa o Fuensanta, como gustéis.
Rápidamente llegamos al Molino de San José. Estos molinos estaban destinados principalmente a la molienda de trigo, aunque uno de ellos, el del Papel era para la producción de papel (lógicamente) de estraza. Parece ser que sus instalaciones estaban unidas al de San José, aunque hay controversias sobre el asunto.
El sistema aunque ingenioso no dejaba de ser tremendamente sencillo. El agua del arroyo era conducida por una acequia (cao) hasta un cubo cilíndrico a modo de depósito con una abertura en su parte inferior.
Al llenarse dicho cubo y por la presión de la columna de agua, salía un chorro a presión por la abertura inferior que incidía sobre las palas del rodezno de madera con la suficiente fuerza como para hacerlas girar.
La piedra de moler que estaba unida al rodezno giraba sobre la solera dónde se depositaba el grano, provocando su molido.
Este molino presumiblemente tenía dos piedras de moler, en la imagen se aprecian dos caos y al final, dos cubos de varios metros de profundidad que eran los que provocaban la fuerza motriz del ingenio.
Continuamos paralelos al arroyo de Botafuegos, popularmente conocido como arroyo del Capitán cuya leyenda dejó marcada todos los lugares que visitaremos. Aunque no hemos tenido excesivas lluvias el nivel de agua es aceptable lo que sin dudas nos deparará una mejor imagen del arroyo y cascadas.
Por momentos la vereda, muy bien marcada, nos alejará del cauce del arroyo, en un zigzagueo contínuo.
Llegamos al Molino de Enmedio, habitualmente confundido con el Molino de las Cuevas que queda más alto (al menos la cartografía lo pinta por encima de éste y el gps no suele engañar con las coordenadas) y que no visitaremos en esta ruta. La maleza se lo come poco a poco.
Nos alejamos del arroyo en una pequeña subida, a medio camino nos encontramos un cartel que nos indica la situación de la Tumba del Capitán que no se trata sino de una lápida en recuerdo del enterramiento de un molinero muerto de cólera. Como suele ser habitual, la realidad siempre es mucho menos bonita que la leyenda, que nos habla de capitanes intrépidos reconvertidos a bandoleros y tesoros escondidos. La leyenda es archiconocida así que me ahorro escribirla.
El monolito es más grande de lo que en un principio cabría esperar.
Sin más dilación nos dirigimos a la Garganta del Capitán, allí enfrente la tenenos, escoltada por la Sierra de la Palma.
Hay que tener precaución por este lado, unos desprendimientos del terreno y algunos troncos caídos han dejado un exiguo camino.
En negro la dirección que llevamos, en rojo será la de la vuelta y nos llevará directamente al Llano de las Tumbas.
La cornisa, ahora en mejor estado nos llevará directamente a la presa punto de retorno en este tramo de la ruta.
Estamos cerca de la cascada de la Chorrera, este manantial conocido como Manantial del Capitán (como no podía ser de otra forma) nos lo indica.
Allí al fondo se acaba el camino, sólo nos quedará bajar al lecho del arroyo y disfrutar de la vista.
Con un poco de arreglo elimino la valla metálica de la parte alta y todo se ve mucho más natural.
Imagen original.
Realmente bella esta cascada, pena de las ramas que ensucian la imagen.
Desde la parte superior.
Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos al Llano de las Tumbas. Un sinfin de vacas pastan plácidamente, dotando al lugar un magnífico abono orgánico.
La mujer yace plácidamente.
Llegar a las tumbas es fácil, unos carteles nos dirigen.
Vimos tres tumbas, lo mismo hay más. Tumba 1.
Tumba 2.
Tumba 3.
Dejamos el Llano de las Tumbas y comenzamos a subir, vamos en busca del camino de la Trocha.
Unos ternerillos sorprendidos nos miran como pensando ¿dónde irán estos? Yo me los imagino churrascados y se me hace la boca agua, es un poco cruel mi pensamiento pero a estas horas del día ya tengo un hambre que me comería hasta las piedras.
Nos seguimos elevando y empezamos a tener buenas panorámicas del entorno. Al fondo del todo el Hacho de Gaucín y el propio Gaucin apenas perceptible.
La Sierra Carbonera protegiendo la Bahía de Algeciras.
Allí abajo queda el archiconocido Camino de las Corzas.
Un día de estos iremos a ese mirador, situado en el Cerro de Hoyo de Don Pedro, domina toda la zona.
Las afloraciones rocosas estimulan nuestra imaginación.
El hechicero.
El viejo hechicero en perpetua vigilancia.
En la imagen no se aprecia, pero hace un viento de espanto. Una parada para tomar aire y una miradita a los alrededores.
Estamos en las próximidades del Puerto del Viento. ¿Por qué lo llamarán así? Cagonlátoelaire.
Por ahí detrás quedan los Tajos de la Mujer y la Garganta del río de la Miel.
El Puerto del Viento es una zona desarbolada y dónde el monte bajo (herriza) son las únicas plantas que resisten en esta zona tan desprotegida. También vemos algunos ejemplares de Drosófilum lusitanicum, nuestra particular planta carnívora.
Aunque muy tupido, el camino se muestra claramente.
Caminamos por la zona conocida como El Saladillo. Allí abajo vemos una senda que debemos pillar hacia la derecha.
La vereda sigue clara, al fondo los naranjos de la Huerta de Los Mellizos nos indican que nos queda poco camino para terminar la jornada. No dejéis de probar alguna naranja, aunque pequeñas son exquisitas.
Nuevamente el arroyo de la Fuente Santa que debemos vadear un poco más adelante.
No sin antes acercarnos a su orilla y disfrutar nuevamente del mismo.
Rápidamente accedemos a una pista de arena que nos llevará a la parte alta de la Loma de Matapuercos, estamos cansados así que echamos campo a través y tiramos una línea recta en busca del camino del inicio que nos llevará al coche.
Con esto damos por finalizado este reportaje y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
Fantástico José Luis, una ruta que nunca nos cansamos de realizar y que siempre nos sorprende. Saludos
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