La Montera del Torero es una cresta de arenisca que debido a la erosión ha tomado una forma muy particular, desde algunos ángulos se percibe claramente la forma de una cabeza de torero con la montera puesta, tan peculiar y característica es esta formación que ha sido adoptada como símbolo de Los Barrios. Al ser un recorrido muy corto decidimos alargarlo un poco, también haremos el sendero de la Garganta del arroyo Valdeinfierno, bajada al Charco los Tajos y para rematar subiremos al Cerro del Laurel a ver el conjunto rupestre de La Bailaora.
Nuestro punto de salida es el Área Recreativa "Montera del Torero", situada en la Cañada Real San Roque a Medina Sidonia. Para llegar a ella debemos coger la A-381, salida 73 (viniendo de Cádiz) y acceder a la antigua carretera Jerez-Los Barrios.
Distancia: 11,22 kms.
Tiempo: 6 horas 19 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º13.019'N y 5º34.418'W.
Tiempo: 6 horas 19 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º13.019'N y 5º34.418'W.
Accederemos al área recreativa y seguiremos la vereda bien marcada que nos introduce en la misma y que discurre paralela a una cerca de alambre.
La vereda acaba confluyendo con la antigua carretera de Jerez-Los Barrios, la cual deberemos transitar durante algo menos de un kilómetro, ni que decir tiene que además de caminar por la izquierda hacerlo con mucha precaución ya que por aquí, además de automovilistas normales, circulan algunos descerebrados que piensan que están en un rally.
Rápidamente veremos este mogote pétreo que nos indicará que estamos llegando al lugar.
Desde la carretera ya podemos apreciar la oquedad interior que es visitable.
Aquí a la derecha se ve la entrada a este monumento natural. Existe aparcamiento para varios coches.
El siguiente escollo a salvar es la escalerilla que al carecer de algún asidero (bastaría que hubiesen dejado más largo alguno de los troncos de apoyo) y estar normalmente húmeda puede provocar algún resbalón, hay que tener cuidado al pasar.
A esta hora de la mañana el sol pega justo enfrente nuestra por lo que me impide tomar algunas fotos decentes, pero como estamos acostumbrados a convertir los inconvenientes en recursos, pues saco un contraluz. Dejando para la vuelta las fotos oficiales.
Sin más dilación atacamos la mole. Cuyo perfil también resulta evocador.
Un primer plano para disfrutar de la curiosa formación, parece un nido de golondrinas elaborado a porciones y pegadas una a una.
Ya a los pies de la Montera un rumor a agua llama nuestra atención. Ahí abajo corre el Arroyo del Chocolatero.
Ya que estamos aquí pues algunas fotos testimoniales. La parte delantera y visible desde la carretera.
Y ya con el sol en situación menos conflictiva algunas tomas archiconocidas.
Esta imagen permite ver la zona baja cuyo color diferente nos hace intuir que ha sido erosionada más recientemente tal vez las lluvias han limpiado de arena dicha zona dejando al aire la base del peñasco.
En una roca cercana podemos ver otra formación curiosa, parece el caparazón de una tortuga, así que ya la tengo bautizada como la "Piedra de la Tortuga".
Ahora volvemos a la carretera y sobre doscientos metros más adelante y a la izquierda encontramos la entrada al sendero de la Garganta de Valdeinfierno.
La primera parte de la ruta discurre por una pista de arena algo aburrida, pero bueno es lo que hay.
Esta portilla será la salida al finalizar este sendero, aunque también podemos entrar por ella y hacer la ruta al revés, incluso realizar idea y vuelta por la garganta. Es libre elección.
La parte de pista que nosotros haremos finaliza en la que fue casa del guarda forestal. No nos engañéis, no es tan bonita como aparece en la foto, pasa que soy un artista del procesado. ;)
Hacemos un giro de 90 grados hacia la derecha y ya entramos en materia.
El primer tramo está adaptado para que personas con movilidad física reducida puedan disfrutar también de parte del sendero. Existe un cartel incidativo en Braille pero lo han deteriorado.
Esto sí que es bonito. El rumor del agua es incesante. Estamos en invierno pero la ruta es realmente otoñal. Todo una amalgama de colores.
Finalizado el tramo adaptado esto ya empieza a parecer una garganta de verdad. El microclima habitual en estos biotopos permiten el desarrollo de numerosas plantas amantes de la humedad, fresnos, sauces, alisos, helechos o variados musgos y setas encuentran un hábitat ideal para su desarrollo.
Es hora de comer algo y nos desviamos un poco del sendero oficial para ir en busca del Charco de los Tajos, provocado por un pequeño embalse que podemos ver algo más adelante. Un rinconcito no fácil de llegar pero con indudable encanto.
Una vez repuestas las fuerzas nos encaminamos al Cerro del Laurel al objeto de ver el complejo rupestre de Las Bailaoras formado por dos pequeñas cuevas, un abrigo y una roca suelta en la que presumiblemente también existe alguna pintura. Viendo la sombra de mi compañera de caminos me hace dudar si el autor de las pinturas en vez de pintar una mujer bailando lo que representó fue su sombra mientras subía a su cueva, porque sin lugar a dudas este mismo acceso fue uno de los utilizados por nuestros ancestros. Las pinturas están datadas en la Edad Bronce.
Conforme nos acercamos nos vamos dando cuenta de lo bien elegido que estaba el lugar, de muy difícil acceso y totalmente ocultos a la vista.
Solo una atenta mirada desde el ángulo adecuado nos permite ubicarla, mucho más fácil en este caso al contar con el zoom del objetivo.
Esta es la piedra suelta que os comentaba, protegida al igual que el resto de forma tardía por una valla.
En ella podemos imaginarnos algunos trazos pero el color de la piedra nos puede inducir a engaños. La parte central de color rojizo más vivo es mucho más reciente y parece obra de alguno de los energúmenos que han frecuentado esta zona. Hombres modernos con mentalidad del cuaternario.
Además de bien protegido, el lugar posee unas extraordinarias vistas a todo el valle y al Peñón de Gibraltar, lo que hoy llamaríamos una casa con vistas.
Desde la zona de acceso no se ve absolutamente nada, pero sabemos que está en ese bloque de piedras, así que hacia allí vamos.
Las dos primeras cuevas, muy pequeñas están en un lugar de muy difícil acceso, lo que nos hace pensar que probablemente sus moradores dispusieron de algún tipo de escalera para acceder al mismo, tal vez el terreno se hundió posteriormente, incluso existe la posibilidad de que sólo sean parte de una cueva mayor ya desaparecida, en fin, lugares como estos permiten dar rienda suelta a la imaginación. Después de haber visitado varias cuevas con pinturas rupestres parece muy clara la pauta universal seguida por sus moradores en la elección de sus ubicaciones.
A continuación nos dirigimos al espacio mayor dónde sí podremos apreciar varias figuras que a pesar de los vándalos aún medio se conservan. Insisto que el lugar no es visible por el lugar de llegada, por lo que o conocemos el camino o buscamos señales. Una señal totalmente certera es una roca con un agujero a modo de ventana, la cueva está justo por la cara de atrás.
El único camino posible es rodear dicha piedra por su izquierda. No deja de sorprenderme lo bien elegido del lugar, un único paso y a pie de precipicio induce a pensar que su defensa sería más que sencilla, el posible atacante caso de encontrar el paso estaría expuesto a una caída mortal con un simple empujón.
La pared aunque muy deteriorada permite ver algunas cosillas, sólo tenemos que saber dónde mirar. Este complejo rupestre fue documentado por primera vez por Uwe Topper en 1975.
Haciendo un recorte y desaturando colores consigo ver al cuadrúpedo y una serie de lineas inconexas.
Pintarraqueando algunas dando rienda suelta a la imaginación. Para un profano como yo es prácticamente imposible distinguir la pintura de la propia textura y color de la piedra. Las mujeres bailando y que dan nombre a este conjunto están a la izquierda de esta imagen pero no he conseguido verlas.
La "ventana" supuestamente producida por la erosión nos permite seguir elucubrando, el refugio al estar tan bien escondido no permitía saber que pasaba justo en su parte de atrás, lo mismo el supuesto atacante estaba allí y no lo sabíamos, esta oquedad también podría haber sido utilizada para ver lo que se "cocía" detrás, lo que nos lleva a otra pregunta ¿Podría haber sido cavada por el primigenio morador también con fines defensivos y no ser producto exclusivo de la erosión?
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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