Nos fuimos a Estepona a visitar el Orquidario y ya que estábamos allí pues fue inevitable montarnos una rutita para conocer el pueblo y nos encontramos uno de los lugares más bonitos y limpios de toda España, un pueblo cosmopolita donde se sigue respirando la tranquilidad rural a pesar de ser uno de los lugares emblemáticos del turismo mundial, hasta en las playas (ya repletitas) se respiraba paz.
Dejamos el coche en: 36°25.784'N - 5°08.837'W (Avenida de los Reales, junto al Orquidario).
Distancia: 7,42 kilómetros.
Tiempo: 3 horas 46 minutos ((incluida la parada para comer).
Dificultad: Fácil. Lo primero que nos sorprende es que no existen zonas de aparcamiento verdes, azules o naranjas en ninguna parte (al menos de las que nosotros vimos) del centro y encima inmurables posibilidades de aparcamiento y me dió envidia, mucha envidia. Eso de llegar a un lugar desconocido y no tener que preocuparte por mirar el suelo buscando posibles limitaciones de aparcamiento, enterarte de como funcionan o tener que pagar por aparcar en calle es todo un lujo.
Lo segundo que nos sorprende es la cantitad de arbolado y parques públicos que existen (nueva envidia de alguien que vive en un pueblo dónde no se paran de eliminar árboles). A Estepona se le conoce como “El Jardín de la Costa del Sol”, apelativo realmente acertado, sus diecisiete parques públicos dan buena muestra de ello, disponiendo de más de cien hectáreas de zonas verdes.
Jardines de Carmen Thyssen
Caminaremos por paseos, calles y plazas tranquilas, casas
blancas, y calles decoradas con macetas cargadas de flores a cual más bonita.

Aunque es un pueblo realmente tranquilo y a pesar de que hacer calor, veo las calles excesivamente desiertas ¿dónde estarán los esteponeros?
Mi pensamiento pronto tendrá respuesta, hoy están de fiesta, el 15 de mayo es San Isidro, Patrón de Estepona y en muchos de sus rincones miles de personas lo celebran.
Muchos de sus edificios modernos están pintados con grandes murales alegóricos que forman parte de la conocida como "Ruta de los murales", convirtiendo Estepona en un museo al aire libre que ofrece una nueva forma original de disfrutar del arte. Murales artísticos decoran las fachadas de edificios de diferentes barrios y zonas del municipio, dándoles vida y convirtiéndolos en un atractivo más y diferente para los turistas y visitantes. Es posible pasear por las diferentes calles y disfrutar de obras pictóricas de gran calidad, además de preciosas esculturas de importantes artistas de fama nacional e internacional y de poesías famosas en varios idiomas.
Muchos de sus edificios modernos están pintados con grandes murales alegóricos que forman parte de la conocida como "Ruta de los murales", convirtiendo Estepona en un museo al aire libre que ofrece una nueva forma original de disfrutar del arte. Murales artísticos decoran las fachadas de edificios de diferentes barrios y zonas del municipio, dándoles vida y convirtiéndolos en un atractivo más y diferente para los turistas y visitantes. Es posible pasear por las diferentes calles y disfrutar de obras pictóricas de gran calidad, además de preciosas esculturas de importantes artistas de fama nacional e internacional y de poesías famosas en varios idiomas.
A nuestro paso irán apareciendo numerosos espacios interesantes, entre los que destaco los siguientes:
Inaugurada en 1972, es la primera plaza de toros asimétrica del mundo.
De líneas Modernistas, es obra del arquitecto Juan Mora Urbano, está diseñada para asegurar el
máximo de sombra y comodidad para los espectadores. Su distribución asimétrica favorece la celebración de todo tipo de
competiciones deportivas, espectáculos culturales, conciertos, etc. En
sus amplias instalaciones acoge varios museos municipales.
Plaza de toros
Rápidamente llegamos al Paseo Marítimo que discurre desde el Puerto Pesquero hasta la Playa de la Rada. Desde él se puede disfrutar de espectaculares amaneceres, sobre todo en invierno, debido al precioso juego de luces y colores que hacen el sol y las nubes.
Puerto deportivo
El actual Faro de la Punta de la Doncella data del S.XX y junto con el de Punta Almina en Ceuta,
emiten las dos señales luminosas que ayudan a las embarcaciones a
atravesar el Estrecho de Gibraltar. El primer faro que se situó en la Punta
de la Doncella se proyectó en el año 1861. Para hacerla mas visible, en 1922
se sustituyó la antigua torre por la actual de 20 metros de altura y 31
sobre el nivel del mar, con una planta octogonal de piedra labrada.
La luz, el mar, el entorno y los jardines con su colección
de cactus, invitan a disfrutar del paseo marítimo junto a la orilla o a
hacer deporte a lo largo de sus tres kilómetros de recorrido.
Paralelo al paseo marítimo discurre el conocido como "Boulevard", paseo peatonal ajardinado que abre la ciudad al mar y genera uno de
los mejores paseos marítimos de España. Se extiende desde el faro de Punta Doncella hasta la calle
Terraza en pleno centro de Estepona.
Esta avenida es un lugar de transición entre la ciudad y el mar, un
espacio agradable para pasear, tranquilo, abierto al peatón y decorado
con zonas ajardinadas llenas de plantas y flores.

Tras dejar el paseo marítimo nos dirigimos a la Plaza de las Flores. Con el paso del tiempo fue variando su nombre, desde su nomenclatura popular originaria de Plaza Nueva, o Plaza de la Cárcel (por estar situada aquí, como parte de las dependencias de la antigua casa Consistorial), fue cambiando de denominación con los sucesivos vaivenes políticos llamándose: plaza de la Constitución (en homenaje a la aprobada en 1812), Plaza del Rey, (en reconocimiento a Fernando VII), de José Antonio (político falangista), hasta llegar al topónimo actual de Plaza de las Flores.
Hoy es una gran plaza peatonal, centro de la vida de Estepona, con varios edificios públicos, imponentes casas del siglo XIX, una gran fuente central y, sobre todo, un jardín repleto de las flores que le dan nombre.
Otro lugar interesante es la Plaza del Reloj. Durante
el siglo XVI, tras la conquista cristiana, los repobladores de la villa
construyen la Iglesia de los Remedios, con su torre de planta cuadrada y
aspecto muy sencillo, similar a las torres defensivas. En el lado sur
de la torre se coloca un reloj de sol, que, a partir de entonces, marca
el devenir del tiempo para los esteponeros. A principios del siglo XVIII
se le añade un campanario de estilo neoclásico, decorado con elementos
cerámicos. El terremoto de 1755 provoca la ruina y posterior derribo de
la iglesia, quedando a partir de entonces la torre exenta. A principios
del siglo XX se coloca en su interior un imponente reloj que, con sus
toques de campana, sigue marcando el ritmo del tiempo en las calles del
casco antiguo.
En el cruce de la plaza del Reloj con la calle Villa, nos encontramos con los restos de lo que se supone fue una Torre Romana. Según la cartelería existente, los restos arqueológicos que contemplamos son el
arranque de una torre octogonal de época romana, que pudo alcanzar al
menos 12 metros de altura.
Este monumento del siglo IV d. C., hace 1600 años, debió pertenecer a los mismos propietarios de la villa cercana, y fue abandonado doscientos años después. Posteriormente sus materiales de construcción fueron expoliados en varios momentos, siendo arrasado por la construcción de la muralla musulmana y, ya en el siglo XX, por una fuente decorativa.
En la plaza Cañada se ubica el Castillo de San Luis, fortaleza costera construida
en el último cuarto de siglo XVI, en el marco de la reorganización de la
defensa de la costa occidental malagueña tras la rebelión morisca de
1568. Su propósito original fue reforzar el frente sur de las murallas
de origen islámico, dominando el fondeadero natural de la playa de La
Rada. Sus elementos más destacados eran tres baluartes artilleros y una
gran plaza de armas porticada con varios cuarteles.
No quiero desvelaros todos los secretos de Estepona así que acabo con la foto del Pozo de Doña Francisca. Pasado por un pasadizo con arcos
todo cubierto por vegetación se accede a este rincón situado entre la
calle Sevilla y la calle Pozo de Los Palos. Un pozo en el centro, más
macetas con flores y un poema de Rocío Sánchez Naranjo y otro titulado
“Semanas” de Julia Uceda Valiente, embellecen este lugar.
Hay más cosas pero es la dejo para que vosotros las descubráis. Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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