Genalguacil está situado en pleno corazón del Valle del Genal y se le
conoce como el pueblo museo, pero además de sus esculturas y otras
muestras artísticas que podemos encontrar por sus calles, ir a
Genalguacil en estas fechas es disfrutar de uno de sus mayores encantos: los castaños en otoño. Una sinfonía de colores amarillos, pardos,
dorados, y cobrizos, mezclados con el verde de los alcornoques y el azul
del cielo nos depararán uno de los mayores espectáculos que podamos ver.
Recorrido fácil dónde sólo un par de repechos, de no demasiada distancia, nos exigirán algo de esfuerzo.
Recorrido fácil dónde sólo un par de repechos, de no demasiada distancia, nos exigirán algo de esfuerzo.
Este sendero toma prestado tramos de tres senderos oficiales: Los Saucillos, Matagallar y Jubrique-Genalguacil.
Distancia: 4,6 kilómetros.
Tiempo: 2 horas 5 minutos.
Dificultad: Fácil.
Dejamos el coche en: 36º32.724'N - 5º13.918'N
El coche lo dejamos cerca de la Fuente La Huerta, a la salida de Genalguacil, justo al lado del comienzo del sendero. Aunque esta pista la dejaremos rápidamente para tomar una veredilla a nuestra izquierda en fuerte subida y que puede pasar desapercida fácilmente. WP OJO: VEREDILLA A IZQDA.
Casí sin tiempo a calentar hemos levantado varias decenas de metros. A la postre, esté será el único repecho del camino que nos hará sudar algo. Ya que todo lo demás serán caminos sin excesivos desniveles.
Sorprender ver lo desigual de la otoñada, castaños ya prácticamente sin hojas mientras otros permanecen aún verdes. Ojo, no todo lo que se ve en esta foto son castaños, algunos están mezclados con alcornoques.
Y son precisamente alcornoques lo que veremos en este primer cuarto de sendero, aunque la cantidad de zumaques (Rhus coriaria) existentes dan un color que, salvando las distancias por los tamaños, nada tienen que envidiar a los castaños.
Volvemos a mirar lejos, ya impacientes por caminar entre ellos.
Después de muchos alcornoques verdes oscuros, por fin llegamos al momento tan esperado durante todo el año. Ya se decidieron a otoñar.
Un antiguo castaño nos indica un cambio de caminos, giramos a la izquierda y nos incorporamos al tramo correspondiente al sendero de Matagallar. Dejamos Las Saucillas y entramos en la Loma de Benajarón.Cerca de aquí pero caminando hacia la derecha, encontraríamos el Puerto de la Encineta.
Estamos en la zona más alta del recorrido lo que nos permite bellas panorámicas. Mirando un poco a la izquierda vemos Benarrabá.
Aunque la mayoría de los castaños son relativamente jóvenes, de vez en cuándo nos encontramos tocones que deben tener centenares de años.
A nuestra derecha se nos aparece Jubrique y por debajo, la zona de Matagallar y en la línea de horizonte, algunas alturas de Sierra Bermeja, incluso muy a lo lejos la Sierra de las Nieves,
Excepto a la salida, todo el sendero discurre por un camino en buen estado, lo que no resta belleza al paisaje.
A nuestra derecha encontramos los restos de una edificación tipo chozo. WP CHOZO.
En esta zona más alta y por tanto más desprotegida de los vientes, los castaños ya se encuentran casi pelados, pierde interés el árbol y lo gana el suelo.
Y la juguetona, a lo suyo.
Hemos visto numerosas setas, casi ninguna comestible. ¿Amanita phalloides?
Otra vez Jubrique. Al fondo total la Sierra de las Nieves, incluso me atrevería a decir que la mayor que se aprecia es el Pico de la Torrecilla (1.919 mts).
Casi al frente nos encontramos con Algatocín a la izquierda, Benalauría al centro, apenas perceptible Benaladid y a la derecha Alpandeire (no estoy seguro).
Y nuevamente Benarrabá.
El camino sigue, afortunadamente cuesta abajo desde hace rato.
En este cruce entramos en la parte correspondiente al sendero Jubrique-Genalguacil. Perdón por la calidad de la foto, con la poca luz existente y mi mal pulso, salió trepidada. Se trata de la Vereda del Camino de Jubrique.
Un poste con indicadores nos marcan la encrucijada.
Esta vereda nos llevará hasta el pueblo, y nos permitirá unas últimas tomas para el recuerdo.
En la calle de Los Castañales nos detenemos para sacar una foto, mil veces sacada. Y que nos servirá de despedida.
Y ya sabéis, búscanos donde haya un sendero, una
montaña, un árbol,
donde un humilde musgo espere paciente el deshielo, búscanos donde el
buitre
leonado se siente invencible o donde la pequeña Langeii desparrame su
perfume, búscanos y si nos encuentras, será un placer saludaros.
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